🔥
❝mi corazón. Aquel que ella ha suavizado. Creí que los demonios eran seres despreciables... Pero el que le ha herido. Merece el fuego ardiente de mi ira❞
Decidió mantener su distancia, aun así, sus visitas al pueblo eran recurrentes; poco a poco se fue acercando.
Daba saludos cálidos, sonrisas amenas y cada vez que podía. Nigiris que dejaba en la banca donde ella solía descansar un momento la espalda, poco a poco se fue acercando a ella, hasta que un día, había vuelto a comer a su lado, mientras miraban la lluvia caer sobre el arrozal. Comiendo en silencio, sin embargo, el corazón de Kyoujuro latía tan fuerte, le coloraba el rostro y le estaba haciendo imposible el seguir mirando hacia en frente. Quería mirarla a ella, era lo único que quería y por el cual regresaba cuando no tenia misiones.
Realmente la quiere con locura.
ㅡMuchas gracias por la comida, Rengoku Sanㅡla vio levantarse, inclinarse por su amabilidad y disponerse a irse pero él le detuvo tomando su mano y también poniéndose de pie ante ella. Noto la diferencia de altura, era tan pequeña y a pesar de verse cansada. Se veía realmente bonita.
ㅡPequeña dama ㅡdijo aprovechando que podía verla a la cara al finㅡ. Aun no se vaya. Por favor...
Ella también le sostuvo el contacto visual y después miro la lluvia caer con fuerza.
Suspiro derrotada. No pasaría nada si se queda un rato más.
Él sonrió cuando ella se sentó de nueva cuenta, tocando su vientre redondito y suspiro haciendo crujir los huesos de su espalda.
ㅡ¿Puedo preguntar algo? ㅡsolto el pilar, igual tomando asiento a su lado. Ella asintioㅡ. ¿Cuándo nacerá su bebé?
Ella levantó un poco el rostro pensando, movió los ojos cada vez que intentaba hacer memoria pero solo dio un suspiro de resignación.
Y Kyojuro guardo esos encantadores gestos en su memoria.
ㅡNo tengo idea ㅡdijo con vergüenza. Acaricio su vientre como dándole disculpas a ese no nacido por su ineptitud y Kyoujuro se sintió mal por ver la precariedad de ellaㅡ. Las abuelas del pueblo creen que he pasado los cinco meses, pero no estoy segura.
ㅡ¿Cada cuando va al doctor? ㅡ volvió a preguntar. Pero su silencio le preocupo.ㅡ.¿Que edad tiene?
ㅡdiecinueve ㅡsu respuesta le hizo sonreir con devoción y ella lo noto mirándolo.
ㅡ¡Tenemos la misma edad! ㅡvocifero con júbilo, se levantó y al fin noto que había mantenido unida sus manos. Se avergonzo pero, no fue capaz de soltarla, se hinco y su arrebol apareció, acuno su pequeña y herida mano, la miro directamente a los ojos y...
ㅡ¡Caw nueva misión! ㅡaviso su cuervo, sorprendiendo a la pequeña dama, quien asombrada por el acto del cuervo se levanto de golpe y solto las cálidas manos del cazador dejándolo aun en el suelo con su declaración en la gargantaㅡ. ¡El patrón pide tu visita después de terminar la misión, caw!
ㅡ¡Habla! ㅡ solto ella intentando tomar al ave sin mucho exitoㅡ. ¿Cómo puedes hacer eso?
Kyoujuro la miro maravillado por tan adorable acción de ella por tomar el cuervo. Río fuerte, se puso de pie y coloco a su lado tomando de forma tímida su espalda, y dejando que el ave se posara en su ante brazo permitiendo que la joven al fin pudiera -con algo de miedo- admirar más a su mensajero.
ㅡEs mi ciervo Kasugai ㅡle respondióㅡ. El me dice en donde será mi próxima misión, si debo ir a una reunión con el patrón o enviar y llevar cartas a mi hermano.
ㅡEs un ave extraordinaria ㅡañadió ella maravillada. Sonrió cuando le miro de nueva cuenta.
ㅡLo es... ㅡla calidez de su mano en su espalda, esa sonrisa con arrebol... Se dio cuenta que estaba siendo demasiado atrevida por lo que se alejo con miedo en su alrededor, dando a entender al cazador que teme ser vista por su marido. Eso le hizo enojar pero...ㅡ¡¿Pequeña dama le gustaría que le envié cartas?! ㅡliteralmente grito emocionado ante su idea, asustandola pero aun así continuó hablandoㅡ: Mi cuervo le hará llegar mis cartas y puede llevarme de regreso su respuestas... Claro... Si quisiera.
¿Por que no podía negarse?
Era tan cálido.
No debería haber problema con que hable con él ¿o si?
ㅡLe diré a la señora de la finca que le dejaré mis cartas aquí, para que no tenga problemas ¿Le parece bien? ㅡdudo un poco pero después solo asintió con la cabeza sacando una sonrisa radiante de parte del cazadorㅡ. ¡Muy bien entonces! ㅡtomo por última vez la mano de la joven y con un arrebato rápido, beso su mejilla y se marchó tan rápidamente que no hubo tiempo de decir nada.
Sólo un corazón latente y calidez.
Sólo había pasado un día.
Y él ya le había dejado una carta.
Una pequeña flor de pétalos blancos se quedo pegada en el papel doblado y con una letra legible. Sus esperanzas plasmo:
|La flor me ha recordado a usted. Pequeña y frágil.
Sea menos dura con usted misma, pequeña dama. Descanse y disfrute su embarazo, le he dicho a la abuela de la finca que le de unos cuantos nigiris y un doctor le vera. Por favor, acepte mi ayuda al menos.
Kyoujuro Rengoku.|
Oh, estaba siendo demasiado amable con ella. No merecía tal acto de bondad.
ㅡEl doctor no tardará en llegar ㅡla abuela de la finca de glicinias se le acerco. Dejando una bandeja con comida caliente, tratándola como si fuera una invitada más. Sus mejillas cálidas y sus ojos cristalinos hicieron suspirar a la ancianaㅡ. Acepte las buenas intenciones de el joven cazador. Soy muy chapada a la antigua pero, usted no merece esta vida, no cuando es tan fina.
Ella se sorprendió por sus palabras.
ㅡ¿Cómo...
ㅡCuando llegaste a pedir trabajo, tus manos eran tan delicadas, tan finas para haber sido utilizadas en el campo ㅡla abuela sonrióㅡ. Ni se diga de tu torpeza, eres ágil y aprendes rápido pero no esta clase de tareas. No era difícil saber que eras alguien noble ¿Me equivoco?
Ella nego.
ㅡAme demasiado y equivocadamente ㅡ susurro mirando sus ya ahora manos dañadasㅡ. Merezco esta vida, por tonta.
ㅡ¿Y ese bebé? ㅡle hizo levantar el rostro para que le mirara de nueva cuenta a la caraㅡ. ¿Ese bebé merece también esta vida?
La abuela le dejo sola, cuando comenzó a negar sollozando. Eran palabras duras, pero más el hecho de que ella se tratara de esa forma. Tuvo un error, si, todos lo cometen alguna vez, pero aún esta a tiempo, aun puede tener algo mejor.
Pero no quería aprovecharse del joven espadachín.
No lo merecía.
La visita del doctor, fue más que un toque de esperanza. Aun esta a tiempo de mejorar su peso, de que tenga un buen parto y que tiene una fecha próxima y lo que debería tener presente cuando ello suceda.
Comió con esperanza.
Y escribió con sinceridad.
「Jamás voy a poder pagarle lo que ha hecho por mi.
Muchas gracias por abrirme los ojos señor Rengoku, en verdad muchas gracias.
(Nombre)」
Sus ojos ambar brillaron, una sonrisa apareció en su boca y un suspiro largo dio.
ㅡAl contrario pequeña dama... ㅡse dijo a si mismoㅡ. Gracias por aparecer en mi vida.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro