Capítulo 4
-En dos días me iré. - sonrió, acariciando sus mejillas. - No te preocupes no será por mucho, tal vez dos semanas, extrañaré tocarte o besarte.
A Hueningkai se le erizó la piel por lo dicho.
-Te extrañaré más. Sin quien me haga compañía. - Y sin nadie quien me controle.
-No te preocupes, le pedí a Yeonjun que te cuidara por lo lejos. - dijo un poco amargo Choi.
Le parecía raro, le pidió a Yeonjun que se quedara con él, un chico cercano a él, y no se puso celoso. Aparte, ¿Por qué debía de cuidarlo? No era un niño de cinco años que necesitaba de cuidados cuando sus padres no estaban.
-¿Binnie? - canturreó el rubio.
-¿Mmm? - sonrió el mayor.
-Te amo.
Soobin solo se acercó y comenzó a besarlo lentamente, sus besos lo llenaban de amor, eran pocos los besos de amor de verdad que podían darse, que ya era raro sentir los labios del mayor en sus labios, dedicando sus sentimientos en él.
Poco a poco, ambos se encontraban en su cuarto, los besos se profundizaban, las prendas que llevaban puesta eran deshechas, la intensidad aumentaba cada vez más. Hace tres años que no hacían el amor, las veces que tuvieron intimidad fue por obligación por parte del mayor, haciendo que Kai se sintiera sucio e inservible. Los dos entraban a su atmósfera romántica, donde sus besos y sus cuerpos transmitían el amor que se tenían.
Es la última vez, Soobin.
A la mañana, con casi veinticuatro horas faltantes para que el mayor se vaya a su viaje, dos cuerpos reposaban sobre la cama. Soobin despertó apenas, giró su cabeza en dirección a Kai, quien tenía un brazo bajo la almohada y todos los pelos en su cara, su delicado cuerpo era cubierto por las sábanas. Choi sonrió, tomó su teléfono y le sacó una foto para llevarse de recuerdo una foto de su pareja por la mañana mientras dormía, en parte le ayudaría esa foto de él si tenía algún deseo un poco fuera de lugar.
Mientras sacaba la foto, no se percató del flash de la cámara, por lo que la repentina luz hizo que el menor se despertara un poco asustado.
-No me saques fotos. - dijo, en voz baja, escondiéndose bajo las sábanas.
Choi solo rio.
-Necesito esta foto. - sonrió tiernamente, comenzando a molestar al menor.
Fue un día bastante tranquilo, ambos se encontraban juntos disfrutando como una pareja normal, que para el gusto de Huening, era bastante raro. No se quejaba, al contrario, amaba que su pareja lo tratara como cuando tenían diecisiete años, pero temía que Choi jugara con su corazón de esa forma, tenía algo más grande que el miedo, tenía una fobia a que su pareja lo tratara bien y normal para luego herirlo de la peor forma.
-¿Irás así vestido? - dijo, enarcando una ceja.
-¿Qué hay de malo? - dijo con un puchero.
Soobin solo se acercó al menor.
-Están rotos. - señaló sus jeans rotos. - Estás mostrando piel extra.
-L-lo siento amor, yo... - su voz sonaba nerviosa. La fría mirada del castaño lo hacía temblar.
-Ponte algo más decente. - dijo un poco enojado.
Kai vio a su novio con jeans ajustados y una camiseta que dejaba notar su figura esculpida, ¿Por qué el no podía usar jeans rotos? Solo mostraba las rodillas, hacía mucho calor, no tenía mucha ropa para el verano, solo tenía camisas largas o que llegaban hasta el codo y pantalones de algodón.
Tuvo que aguantar el calor chocar contra su cuerpo. Con 29° de calor, Hueningkai vestía un pantalón negro de doble algodón, con una camiseta negra. Soobin ni siquiera lo había dejado vestirse con otro color, ya que pensaba que su ropa iba a ser traslúcida y cualquiera iba a verlo.
-¿Quieres un helado? - preguntó el vendedor. Los ojitos de Kamal brillaron, hace dos años que no comía un maldito helado.
-¡Si! - su sonrisa fue borrada cuando siguieron de largo. Kai quedó desilusionado, realmente quería un helado y recordaba el mismo sermón de siempre si comes helado, engordarás y serás horrible. Así que para no tener que gastar en cosméticos y en comida dietética, evitaba los azúcares. Entre ellos su postre favorito: helado.
Soobin apretaba la mano de Hueningkai mientras caminaban, unas chicas que estaban sentadas en una banca del parque miraron tanto a Soobin como a Kai y le echaron un ojo. mientras que Hueningkai sonreía y saludaba de forma amable, Choi solo las miraba con odio y repulsión, sacando el dedo del medio.
El día del parque fue una mezcla, por un lado estuvo bien, disfrutaron de un lindo día respirando aire fresco y saliendo por última vez antes que el mayor se fuera. Por otro lado fue un ahogo, pensar que en las cuatro horas que salieron Choi se dedicó a apretar su mano y ver a cualquier persona que mirara a su novio. En parte, lo había ilusionado. No solo con el helado, sino con la salida. Pensaba que esa salida era porque quería realmente hacerla, pero lo que Soobin realmente quería era vigilar que nadie le arrebate a su pareja.
El camino en el auto fue de lo más silencioso. Kai solo miraba hacia afuera, con sus manos jugando con los botones de su camiseta. Soobin manejaba sin siquiera verlo. Fue muy tedioso, aparte de incómodo.
El sudor recorría su cuerpo, el color negro más ropa de algodón y larga para no mostrar piel de más hizo que Lee terminara asándose en si mismo. Soobin paró en un semáforo, se acercó para besarlo, pero el olor a transpiración lo alejó.
Soy un sucio.
Cuando llegaron a la casa, Kai solo se fue a bañar. Soobin vio como disparaba el menor, al verlo correr de esa forma quería tomarlo del brazo y decirle que se calmara, odiaba cuando tomaba esas actitudes de niño malcriado.
Kai en la ducha, soltó su llanto que aguantó por un largo rato. Soy un sucio, soy un gordo, soy un asco, soy una desgracia. Esas cuatro frases se las repetía por si mismo, se sentía tan asqueroso y sucio que no quería ni verse o tocarse.
Salió de la ducha pasados unos quince minutos, se vio al espejo. Se veía hinchado, recordaba que su cuerpo estaba sucio, por lo que se echó spray corporal, pero la sensación lo consumía.
-Basta Kai, deja de ser un sucio de mierda. - susurraba con sus ojitos llorosos, rasguñando su piel hasta el punto de crear líneas de sangre.
Estaba odiándose a si mismo, era sucio, asqueroso y feo. Estaba gordo, se odiaba a si mismo. No sabía que hacer consigo mismo una vez Yeonjun se fuera.
-Ning Ning. - llamó el mayor.
El rubio secó sus lágrimas, se vistió lo más rápido que pudo y salió del baño.
-¿Qué tienes? No me digas que lloraste. Sabes que no debes llorar. - dijo con un tono demandante.
-No amor, no. Por accidente me eché spray en la cara. - mintió.
Soobin no estaba muy convencido.
-La cena está lista. - dijo, con un tono seco.
Kai hizo una mueca de dolor y odio a si mismo, pero se contuvo y caminó en dirección a la cocina para comer lo que su novio había preparado.
No estaba mal, había verduras que le gustaban y un poco de carne. Según Soobin, si comía carne iba a engordar, pero no era problema para el menor, él se hizo vegetariano por amor a los animales. De ahí su fascinación por estudiar veterinaria.
Se sentaron a comer, el ambiente era tenso, ninguno hablaba. Mientras Kai tragaba su arroz, Soobin lo miraba fijamente.
-¿Qué? - sonrió el menor.
-¿Te vas a portar bien? - dijo frío pero con una sonrisa, sin separar sus labios.
Kai solo asintió. ¿Por qué iba a portarse mal? Y más sabiendo como llegaba a ser de temperamental su novio.
Luego de comer, Soobin en su cuarto guardaba las últimas cosas para su viaje de dos semanas. Sus trajes, sus medias, su ropa interior, cepillo de dientes, cepillo de cabello, pasta dental, ropa para estar y salir, lentes, computadora y su teléfono. Kai miraba atentamente las acciones del mayor, estaba perfumando sus prendas a medida que las guardaba.
El mayor terminó de guardar sus cosas y cerró la maleta. La bajó de la cama y se sentó frente al rubio.
-Prométeme que me llamarás cuando sea necesario. Por lo general, yo te llamaré, si me llegas a interrumpir en una reunión, las pagarás. - aclaró demandante.
-Si amor, lo prometo. - dijo un poco nervioso.
Soobin tomó su cara, le sonrió y comenzó a acariciarlo.
-Ese es mi chico. - le dio un casto beso en sus labios.
Ambos se acostaron para dormir, el mayor tenía que levantarse a las 4 am para viajar al aeropuerto y a las 6 am irse rumbo a Australia. Kai se recostó a su lado, siendo abrazado por el mayor. No podía conciliar el sueño, pensaba en miles de cosas a la vez, estaba tan enojado con todos, pero en especial con él mismo, ¿Por qué seguía amando a Soobin cuando lo hacía sentirse débil? Sin darse cuenta, una lágrima bajó por su mejilla.
Esa noche no logró dormir tranquilo.
♡
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro