Siempre fui una presa, siempre seré la mascota de un amo y siempre estaré por debajo de alguien. Yo siempre fui una chica obediente, la chica que nunca reclama o hace quejas y siempre obedece cada regla al pie de la letra, siempre seré la presa a la cual devoran.
la presa indefensa, frágil y delicada, la cual los depredadores degollan y saborean su interior, llenándose de adrenalina con cada mordida. Siempre obedecere a las órdenes de un amo, Si mi amo me ordena que haga algo, lo obedezco, sea prohibición o no.
Por más que yo intente no podré salir de mi papel, el de una dulce presa y mascota para un amo, quien es un depredador despiadado. muerde mi delicada piel, deja sus colmillos perforar y comienza a arrancar mi débil tez, dando paso a mi jugosa carne la cual comienza a engullir sin frenesí y después se adentra en mis intestinos. Comienza a masticarlos sin piedad, dejando una agonizante sensación con cada mordida.
Al ser una mascota, vuelvo a obedecer a cada orden de mi amo y me entusiasmo con cada compensación por mi buen comportamiento, al igual que me estremezco si escucho que necesito una corrección. Soy adicta a su presencia, leal a sus caricias en mi cabeza y dependiente de sus escasas muestras de afecto.

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