Sin nada mas
Los besos jamás faltaron su relación, boca, cuello, muslos e incluso en sus zonas íntimas. Besos con lengua y sobre todo mordida. Era un fetiche extraño compartido por ambos. Morder la piel del contrario, ver como una marca rosa nacía en su pareja y se volvía de color rojo, luego morado y al final de ella brotaba sangre, sus lenguas recorrían los manantiales de Sangre que salían del otro como si un manjar exquisito fuese. Pronto las mordidas no fueron suficientes y comenzaron a experimentar con objetos externos Empezaron con arrasados, sobre todo por parte de ella, el sentir como la piel de su espalda era desgarrada fue una sorpresa para él, pero pronto sintió una gran satisfacción cuando ella pasó su lengua limpiando todo rastro de sangre o dolor, él usaba navajas, varias veces marco sus muslos internos, sus pechos e incluso su culo, ella soltaba gemidos de placer más fuertes que cuando le daba con su mayor fuerza. Una vez a petición de la mujer, utilizaron cera depilatoria y el resultado fue bueno, pero no lo suficiente, así que en una noche sin luz en la que aprovecharon para demostrarse amor, él sintió como la será caliente, se la vela caía en su parte trasera y un sentimiento de éxtasis corrió en el cuándo sintió la vela en su entrada, derretirse dentro de él haciendo una especie de tapón que quemaba su sensibles paredes internas. Más juguetes de cuestionable utilizo en lo sexual fueron usados por la curiosa pareja, mecheros con los que se quemaron las huellas dactilares, peladores de papas con los que se arrancaban trozos de piel y luego comían en una escena románticamente bizarra, incluso armas como pintó las cargadas con una sola bala, eran metidas por turnos en los estrechos agujeros de ambos, en una extraña y muy sensual ruleta rusa en la que ganaba el que se corriera primero y no muriera, incluso llegaron a bañarse en ácido caliente, nada satisfacía su sed de pasión, el deseo de devorarse el uno al otro hasta que non quedara nada del otro, para que nadie más lo tuviera y fue así como terminaron aquí. En un perfecto 69 cada uno con cuchillo y tenedor en su manso, listos para devorarse por completo
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