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Capítulo 4

- No tenías que levantarte solo para prepararme el desayuno. – El alfa apoyó su rostro sobre la palma de su mano, bufo viendo como el omega pálido se movía de un lado a otro.

- Nuestro trato fue que yo te cocinaría, además yo me encontraba levantado, no me costaba nada hacerlo – Le sonrió y caminó hasta él con un plato de Naengmyeon junto con té, una pequeña porción de arroz y los palillos de plata del alfa.

- Gracias. – Correspondió el gesto para después tomar los palillos y empezó a comer. – Hmm está muy rico.

- Me alegra que te guste. – Kai se sentó frente a Soobin sin dejar de sonreír.

Huening jugaba con sus piernas mientras esperaba a que el alfa terminara de comer, recostó su rostro sobre el mármol de la mesa y cerró los ojos, se sentía tanta paz al sentir el aroma del contrario muy cerca suyo, no le había mentido a Soobin, su aroma era muy parecido al de Yeonjun para no decir que eran casi idénticos, pero siempre había algo en el aroma de Soobin, que llamaba mucho más su atención.

- Oye Hyuka. – El omega hizo un sonido de afirmación y levantó su rostro un poco para poder ver al pelinegro. - ¿No vas a comer? - Kai negó de forma lenta.

- No tengo hambre. – Hablo de forma tranquila.

- ¿Cómo que no tienes hambre?, Estás levantado desde las cinco de la mañana y son las siete, tienes que comer algo. – Acusó, pero el omega solo rio. – No te rías, solo me preocupo por tu cachorro. – Se limpió el resto de comida de su labio para después ver la hora en su reloj de muñeca. – Bueno, yo ya me voy, se me hace tarde, nos vemos a la hora de la comida. – Se levantó, tomó su saco y maletín para después irse de la cocina.

- Adiós Soobin Hyung. – Después de escuchar la puerta principal ser cerrada, tomó los platos y los palillos para dejarlos en el fregadero, en un momento los lavaría, pero primero comería algo ya que parecía que su cachorro estaba de acuerdo con Choi. – Creo que alguien si tiene hambre – Hablo acariciando su vientre plano, se sirvió un poco de la comida, para volver a sentarse donde estaba antes.

・・・

Soobin abrió la puerta con lentitud, giró y vio a la tierna omega que venía detrás de él, caminaban de puntillas para hacer el menor ruido posible. Pero por andar tan entretenido con su pareja no se dio cuenta que chocó con uno de los tantos adornos de su casa, la omega tomo el objeto antes de que cayera sonriendo por la torpeza del alfa, Soobin dejó salir el aire que no sabía qué contenía y el castaño coloco el jarrón de nuevo en su lugar.

Siguieron caminando hasta llegar a las escaleras, Soobin ánimo a la omega de subir primero a la habitación y este le hizo caso, corriendo por estas hasta el segundo piso.

- ¿Soobin? – El alfa se tensó al escuchar la voz de Kai a sus espaldas. - ¿Ya llegaste? – Giro y vio como el omega caminaba de forma lenta, sus castañas hebras estaban todas revueltas, traía un ojo cerrado y uno semi abierto, en el fondo esa imagen le causó mucha ternura.

- Kai, ¿Qué haces despierta a esta hora? – Sonrió de forma nerviosa mientras se acercaba al pálido.

- Creo que me quede dormido esperándote. – Bostezo. – No viniste a comer... - Soobin se sintió realmente mal al escuchar eso.

- Lo siento... - Sin saber porque, rodeo el adormilado cuerpo del omega con sus brazos. – El trabajo se me acumulo y me impidió llegar, pero ven, vamos para que descanses bien. – Kai asintió y se dejó guiar hasta su habitación.

Soobin se encargó de que Kai se quedara profundamente dormido entre las cálidas cobijas de la cama individual, al comprobar que el mayor ya se encontraba en el mundo de los sueños, se fue casi corriendo a su cuarto, para poder atender a su omega.

- Ya llegué corazón. – La castaña lo veía con clara molestia. - ¿Qué tienes bebé?

- ¿Quién es ese omega?, ¿Y qué hace en tu casa? – Soobin mordió su labio y se acercó a su pareja. - ¡Habla!, ¿¡Acaso es tu amante o qué!?

- Tú no tienes el derecho de reclamarme algo así, Yuna. – Shin desvió la mirada, Soobin tenía razón, al fin de cuentas el que tenía un amante, era ella y no Soobin. – De todos modos, entre Kai y yo, no hay nada, solo le estoy ayudando.

(¿Kai? Ese no es el nombre del...)

- Amor, perdón por no poder ir a verte hoy... - Yuna escuchaba todo detrás de la puerta, había descubierto que todos los rumores que escuchó, todos aquellos de los que tanto miedo tenía, terminaron siendo verídicos. – Kai te prometo que nos veremos la próxima semana, lo juró... Te amo.

- Yeonjun me es infiel. – Su omega chillo dolida, mientras una pequeña lágrima bajaba lentamente por su mejilla. – Pero no eres el único que puede jugar a esto Choi.

Yuna suspiro ante el recuerdo, nunca pensó escuchar ese nombre otra vez. – Perdón... Pero olvidémonos de eso, que ese pequeño incidente no arruine nuestra noche, amor. – Hablo de forma coqueta sentándose sobre la cama.

- Sabes, creo que no será lo mejor. – Yuna se puso seria al escuchar aquello.

- ¿Qué?, ¿Por qué? – Pronunció de forma seria.

- No creo que sea apropiado, hay alguien durmiendo en el piso de abajo. – La de hebras cafés, se levantó de la cama de mala gana, tomó sus cosas y se fue de la habitación, bastante molesto y ofendido.

- Maldito, pero a él no me lo quitaras. – Se colocó su saco y salió de la casa, tirando humo por las orejas y con el rostro rojo por la cólera.

Soobin en cambio suspiro mientras masajeaba su cuello, tal vez no había sido buena idea decirle así a Yuna que se fuera, pero no soportaba sus celos, ella no tenía ningún derecho a celarlo de ninguna forma.

- Lo mejor será que me olvide de esto y me duerma de una vez. – Se aventó a su cama dispuesto a dormir, reviso su celular para poner la alarma y gruño al ver la hora, solo tenía cuatro horas antes de que amaneciera y tuviera que marcharse al trabajo. – Maldita Yuna y sus estúpidas fiestas hasta la madrugada – Dejó su celular en la cómoda y cedió al cansancio de su cuerpo.

・・・

La puerta de aquella casa fue cerrada con fuerza, sin importar despertar a los demás habitantes de esta, estaba furiosa y no se preocuparía en esconderlo en lo más mínimo, por más que eso le costara un castigo.

- Al fin te dignas en venir - Yuna giro a ver de mala forma a su padre, rodando los ojos poco después al ver el rostro molesto de este, el señor Shin vestía una cara pijama de seda y a pesar de tener su cabello de forma despeinado, se veía excelente. - ¿Dónde estabas? 

- Como si eso te importara. – Ignoró al alfa y siguió caminando hasta su cuarto.

- Estabas con ese alfa, ¿¡Verdad!? – Regaño usando su voz de mando.

- Solo salí de fiesta, no exageres padre. – Paso a su lado, pero su muñeca fue sujetada con fuerza. – Suéltame. – Ahogó un chillido de dolor al sentir como el alfa apretaba el agarre.

- Apestas a alcohol y a varios alfas, eres una fácil, yo no te eduque así.

- ¡Tu ni siquiera me educaste! – El cuerpo de Yuna casi cae por las escaleras, por la fuerte cachetada que su progenitora le había dado, para suerte de la omega, su padre no la había soltado en ningún momento, evitando así su caída.

- ¡Lárgate a tu cuarto y no quiero verte hasta la hora de la cena con los Choi! – Yuna solo salió corriendo a su habitación, tratando de contener las lágrimas que amenazaban con salir.

(¿Nuestro alfa vendrá a vernos?)

- ¡No es nuestro alfa! – Grito al entrar a su habitación y cerró la puerta con seguro. - ¡Ese alfa nunca nos perteneció!, Él ya ama a alguien más... - Se sentó sobre su colchón y abrazo una de sus almohadas mientras oía a su omega gemir de tristeza, como cada noche, volvió a sentir el dolor del rechazo instalarse en lo profundo de su pecho, ahogándolo.

- Hola, soy Yeonjun, Choi Yeonjun – El alfa hizo una reverencia al igual que la omega, para después sonreírle coqueto.

- Shin Yuna. – Se sonrojo levemente. – Mucho gusto.

- Hermoso nombre, igual de hermoso que la chica que lo porta. – Yuna rio ante eso y el pelirrojo sonrió al conseguir su objetivo, alegrarle la noche a esa bonita omega castaña.

- Él no nos amaba, ni siquiera el día que nos conoció. – Giro sobre su cama para poder ver la luna que se mostraba tan hermosa como siempre, sobre el obscuro cielo, siendo rodeada por las brillantes estrellas. - ¿Por qué? ¿Por qué darme un alfa que ya tiene el corazón ocupado por alguien más? – Rio al recordar que hablaba con un cuerpo que estaba a miles de kilómetros de su posición, un tonto satélite que solo estaba ahí para reflejar la luz del sol y que ni siquiera la podía escuchar o aconsejar, simplemente se veía ridícula.

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