Capítulo 30
Hoy, el último día de finalizar el tercer año de universidad. Estuvimos en la institución hoy en la mañana y al terminar la ceremonia principal decidimos salir a tomarnos unos tragos antes de caer nuevamente en vacaciones. Lo más notable que hemos tenido hoy fue que hemos conocido al nuevo novio de Rayan, quien ha sido uno de mis favoritos (después de muchas relaciones fallidas). Se llama Will, y se le ha ocurrido la genial idea de ir todos a un bar. Felicia nos manda un mensaje a todos advirtiendo que nos está esperando en uno de los bares más conocidos junto a su propietario.
Sonreímos al ver de quién se trata y sin pensarlo comenzamos a caminar en dirección hacia allá. Llegamos y subimos un poco la mirada hacia la planta de arriba donde se encontraban Felicia y Claudio (propietario del bar y hermano de Kevin. Estuvo estudiando un tiempo en Alemania hasta hace un año que regresó junto a su hermano), agitando las manos de un lado a otro para llamar nuestra atención. Subimos las escaleras y nos apuramos a sentarnos en la mesa que teníamos guardada.
— Hola, Claudio. ¿Cómo va todo? — saludo con una sonrisa en los labios y este antes de levantarse para volver al trabajo me corresponde con una.
—Todo está tranquilo. —dirige su mirada hacia nuestra chica de la gafas sentada a mi lado, mientras le dedica una sonrisa socarrona—. Hola, Vicky.
—Victoria. Me llamo Victoria —acata cortante y vuelve a fijarse en su móvil como estaba haciendo antes.
Me alzo de hombros hacia el chico y este suelta una risa antes de aclarar que volverá pronto con nuestros pedidos. Niego con la cabeza porque a estos dos no hay quien los entienda y me fijo nuevamente a todo el trabajo que está haciendo Claudio para mantener este lugar en pie. Dirijo mi mirada hacia las mesas que están bajo nosotros y me congelo al ver quienes están aquí. Kevin y Alejandro ríen sin parar mientras brindan una y otra vez con las latas de cerveza en las manos. El estómago se me encierra y me fijo en Rayan que no sé en qué momento se ha parado a mi lado.
—Quiero ir a hablar con él... No te importa, ¿verdad?
—Claro que no, ve. Han pasado unos años.
Este sonríe y se apresura en bajar para saludar. Han pasado cuatro años desde la última vez que nos vimos y todos lo extrañamos mucho, pero, aunque suene egoísta, yo fui la que más lo hizo. No pude nunca decirle adiós y todos estos años los recuerdos han invadido mi mente golpeando una y otra vez la posibilidad de que yo haya jodido todo.
Rayan se le acerca y le da un abrazo mientras Alejandro le sonríe sorprendido. Veo como Ale mira hacia arriba mientras Rayan nos señala seguramente diciéndole que estamos aquí, y se me queda observando fijamente con una sonrisa de medio lado. Una corriente eléctrica me sube por toda la espina dorsal hasta la cabeza. Tengo la sensación de que me erizo y él no hace nada para que esta situación tan incómoda acabe. Retiro la mirada avergonzada. Si aún no lo conociera bien dijera que seguimos teniendo esa conexión que tenemos nosotros dos y que solamente sentimos nosotros.
—Amy, ¿nos podrías atender? —pregunta Felicia sacándome de mis pensamientos, creo que he estado muy alejada de la conversación que ya nos podemos imaginar de qué se trata. Hace ya un tiempo mi cumpleaños se ha convertido en el tema principal de todos.
—Perdón chicas, estaba en...
—Sí, sí, lo sabemos, ahora concéntrate. Estábamos hablando sobre cuál será el tema de tu fiesta —interrumpe Vicky emocionada y pongo los ojos en blanco
—La fiesta tiene que tener un tema como tal, ¿o solamente vamos a ir a mi casa a bailar y a comer cake? —salta Felicia y antes de que pueda decir algo más continúa—. Tiene que ser una de las mejores fiestas jamás vistas. No quisiste hacer nada en los últimos cuatro años. Los veinte tienen que ser inolvidables.
—Perdón, no pude evitar escucharlas —interrumpe Claudio mientras se acerca a nuestras mesas a dejar las bebidas—, pero creo que tengo una idea para su fiesta.
—Gracias, pero no necesitamos tu ayuda —señala Vicky indiferente—. Ya pensaremos en algo.
—¡Victoria!— salta Lily y todos comenzamos a reír ante eso. Es que esos dos son un show en su mayor esplendor.
—¿Cuál es la gran idea? —pregunta Felicia emocionada y sin saber de dónde saca una pequeña agenda para ir apuntando todo lo que nos digan.
—Baile de máscaras. —Claudio nos sonríe contento y se sienta en la punta de la mesa junto a nosotros.
—¿Baile de máscaras? ¡¿Por qué no sé me había ocurrido antes?! ¡Es genial! —dice Felicia desbordando alegría.
—En realidad, es una idea muy buena —admito asintiendo con la cabeza fijándome en Alejandro—. Gracias, Claudio.
—¿Cuál idea? —pregunta Rayan llegando ahora a la conversación mientras se sienta al lado de Will y lo abraza por los hombros.
—Baile de máscaras —señala Victoria con una alegría fingida haciendo que Rayan frunza el ceño extrañado.
—Suena genial.
—Brindemos por eso —comenta Lily alzando su cerveza.— ¡Salud!
—¡Salud! —gritamos todos llamando nuevamente la atención de Kevin y Alejandro.
Seguimos pensando en los planes para la fiesta y nos ponemos a pensar en los invitados luego de salir del bar.
—Tiene que ir Will —afirma Rayan.
—¿Quién yo? Pero si me acaban de conocer —admite entre risas penosas y bufo quitándole importancia.
—Eres el novio de mi hermano, así que tienes que ir.
—Gracias. Estoy en disposición de ayudar para cualquier cosa
—¡Qué tierno! Gracias. Creo que es buena idea invitar también a Brenda, Ana Laura y Jean —recuerda Lily antes de darle otro sorbo a su jugo.
—Sí, ellos no pueden faltar. Al igual que Matías.
—¡Cierto, Matías! —recuerda Vicky.
—¿Saben quiénes no podemos olvidar? —le arranco la libreta con los nombres a Fel mientras comienzo a garabatear los nombres.
—¿Quiénes? —curiosea Rayan mientras alarga el cuello para fijarse en lo que escribo.
—A los hermanos, Kevin y Claudio.
—¡¿Qué?! —protesta Vicky acompañada por Felicia y les doy una sonrisa de oreja a oreja.
—Es mi fiesta e invito al que me dé la gana.
—Pues entonces voy a invitar a Ale —desafía Fel y trago en seco.
—¿A-a Ale? ¿Para qué? No me hagas eso.
—Porque el hermano mayor no viene si no viene Alejandro. Deberías saberlo o por lo menos recordar que siempre fue así —apoya Lily y suspiro derrotada.
—Está bien. Invitemos a Ale — doy mi brazo a torcer y pido otra ronda de cerveza (para aliviar el golpe).
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E
stoy loca porque esto se acabe y todavía no ha empezado. Cumplo veinte años y solamente pensar en el número el estómago se me oprime. No soy muy fan de ir a fiestas de cumpleaños, ni mucho menos que me la realicen a mí y más cuando mi ex irá a esta.
¿Le dará igual todo lo que pasó? ¿Se acordará siquiera de mí?
Intento no pensar más en eso y comienzo a prepararme para mi "noche especial". Me pongo una blusa roja corta y un pantalón holgado estampado con flores rojas y amarillas. Me suelto el pelo y no me maquillo mucho ya que la máscara me va a tapar toda mi cara, aunque todos van a saber que soy yo porque voy a hacer la única con una máscara roja. Me coloco la máscara llena de brillantina, me doy un último reparo en el espejo, cojo la llave de mi auto y arranco hacia casa de Felicia.
Aparco una calle más abajo y desde aquí se logra escuchar la música de la fiesta. Camino un poco hasta encontrarme con la casa sumamente decorada y con luces por todas partes. Toco por última vez dentro de mis bolsillos notando si traigo todo encima abro la puerta notando como la música se detiene y una voz sale por los parlantes.
—¡Señoras y señores me complace decirles que acaba de entrar la reina de la noche! —grita Felicia haciendo que ría al ver todas las personas que han venido.
Hacen un alboroto por mi llegada y se acercan a abrazarme sin pensárselo mucho. Empieza la música nuevamente y me dispongo a caminar toda la sala saludando a todo el que me encuentre. Las caras tapadas por las máscaras dan una sensación de intriga a todo dificultándome a veces ver quién es cada quién. Llego hasta las chicas que están cerca del medio de todo y me uno a ellas bailando al ritmo de la música.
—Voy a ir a tomar algo —le digo a Lily después de casi media hora mientras me acerco a ella.
—¿Te acompaño?
—No, ya voy yo.
Me voy de la pista de baile y me dirijo hacia el mini bar que nos hemos inventado para la ocasión. Me siento en uno de los bancos altos que se pegan a la meseta mientras llamo la atención del barman, que para mi sorpresa es Claudio.
—¿Te trajeron aquí para trabajar? —bromeo mientras se alza la máscara mostrando todo su rostro.
—No tenían personal y yo me ofrecí. Por cierto, te ves muy linda.
—Gracias —sonrío y le guiño un ojo entre risas.
—Dime, ¿qué vas a tomar?
—¿Qué te parece un daiquirí de fresa?
—A sus órdenes. —y sin más desaparece detrás del mostrador.
Me quedo de espaldas hacia la pista esperando que Claudio me traiga el daiquirí mientras me fijo en toda la decoración que han puesto. Luces de colores que le dan la vuelta a toda la casa, globos por todas partes de color rojo y las franjas amarillas que delimitan el paso hacia arriba.
La respiración de alguien en el cuello me desconcierta y me llega el olor de un perfume conocido...
—Esa ropa te queda muy bien —susurra una voz ronca por detrás en el oído mientras siento mi corazón latir rápido haciéndome tragar en seco.
Oh, Dios...
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