Capítulo 23
Alejandro
No me lo puedo creer. ¿Qué es lo que acaba de pasar? Es que... no entiendo. ¡No me merezco esto!
—¡Espera, Ale! —Escucho el grito de Amy notando que se acerca cada vez más a mí.
No le respondo y sigo caminando dirigiéndome a mi cabaña. Entro en esta y le agradezco a lo que sea que Kevin no esté aquí ahora. Siento como toca a la puerta desesperadamente, pero no le voy a abrir. Eso que acaba de pasar no se lo voy a perdonar, no se lo quiero perdonar... no puedo. Todo está volviendo a pasar. ¡Joder, qué suerte tengo!
—Alejandro, por favor abre la puerta. No tengo nada que ver con eso. —resoplo indignado y me acerco a abrirla rápidamente fijándome en su cara. Tiene la nariz roja y la cara hinchada, se ha pasado todo el camino llorando.
—¿Ah , no? Pues yo te he visto muy a gusto. — escupo con enojo haciendo que frunza el ceño.
—¿Pero qué dices? Se me ha venido arriba sin más. —veo en su cara la tristeza y la decepción consigo misma, pero es que puede ser mentira lo que me está contando.
—¿Cómo puedo estar seguro? Ese imbécil estaba besando a mi chica y ella no hizo nada. Si yo no hubiera estado allí, si no me hubieras visto ¿Qué hubiera pasado?
—No lo sé… —responde entre sollozos.
Respuesta equivocada...
—¡¿No sabes?!¿Entonces te hubieras ido con él por ahí? Yo preocupado por ti y tú engañándome con ese rubio estúpido, ¿no? —le grito todo lo que puedo. Nunca le había gritado a ninguna mujer, y me estoy sintiendo como la mierda al ser ella la que lo provoque.
—¡¿Qué?! ¡No! Todo pasó muy rápido y no lo vi venir. Él se estaba insinuando e intentó acercarse más pero no lo dejé. Es un tonto de mierda. — las lágrimas que resbalan por sus mejillas hacen que se me oprima el pecho. Siempre dijimos que no nos íbamos a engañar, que nos queríamos. ¿Por qué esto ahora ?
—No es la primera vez que pasa eso con Lucas. Me estoy cansando. ¿Te gusta Lucas? —Amy baja la cabeza y veo las lágrimas rodando por sus mejillas. No me responde y le vuelvo a preguntar con más fuerza mientras aprieto los puños—. Dime, Amy. ¿Te gusta Lucas?
—No confías en mí… —me intenta decir, pero las lágrimas no se lo permiten.
—Sal de aquí. —Me sorprendo al escucharme con la voz quebrada. Hace tanto tiempo que no siento este dolor tan grande, con esas ganas de llorar tan intensas.
—¿Qué? —se sorprende acercándose más a mí.
—¡Sal de aquí que no te quiero ver más! —grito. Ya he perdido el control de la situación.
—No digas eso, por favor — aumenta su llanto cada vez más e intento hacerme el fuerte. Ya ahora no me puedo echar hacia atrás, ni tampoco sé qué tanto aguante mí mandíbula de tanto apretarla para que las lágrimas no salgan.
—Amy, sal de aquí — me sale como un susurro casi inaudible mientras siento mi cuerpo temblar advirtiéndome que no aguantaré el llanto mucho más.
Me giro de espaldas a ella y escucho cerrarse la puerta. Me siento en mi cama y empiezo a llorar como si no hubiera un mañana. Fui tan estúpido al creer que por una vez alguien me iba a querer de verdad. No debí engañarme de esa manera. Luego de una hora entra Kevin. Me ve tan tenso que me pregunta que pasó y le cuento todo el problema. No me dice nada, no se burla, no me aconseja, nada; solo me abraza y me comenta: "Suerte para la próxima".
No va a haber una próxima...
~~°~~
Estamos todos en el aeropuerto esperando para partir de una vez. Todas las chicas están sentadas, alejadas de nosotros. Estoy hablando con Kevin, pero al mismo tiempo mirándola a ella. Tiene unas ojeras terribles, se nota que no durmió nada. Me destroza verla así, pero lo que no puedo dejarlo pasar. Tocó un tema que para mí no tiene reparación. Desde pequeño las cosas con las chicas no han sido fáciles y solamente quería que me quisieran de verdad. Y ahora que pensaba que lo tenía tan cerca… Todo es un fastidio.
Cuando llega el avión no tardamos en montarnos. Llegamos a la ciudad al otro día en la mañana, nos despedimos de "todas" y nos alejamos de ellas para irnos. Llego a mi casa y duermo unas horas hasta que el sonido del móvil me despierta.
Frank:
Ya me enteré, ¿cómo estás?
Me siento en la cama para intentar despejarme un poco, me toco los ojos una y otra vez, y cuando me siento más dispuesto le respondo a Frank.
Yo:
Me siento muy mal, siento que me voy a morir.
Frank:
No digas tonterías, de amor nadie se ha muerto. Recomponte y ponte bonito que nos vamos de fiesta.
Yo:
No tengo ganas de eso Frank, por favor.
Frank:
Okey, te paso a buscar a las cinco de la tarde.
No tiene remedio.
Me demoro un poco en levantarme por completo, pero pienso ir a la fiesta para así despejar un poco y quizás llenarme de alcohol hasta los dientes. Al llegar a la fiesta me doy cuenta de que la mayoría son amigos de mi año. Miro a Frank, quien me devuelve una mirada llena de culpa y al final me deja solo en la barra.
Gran error...
Después de unos minutos y unas cuantas cervezas me pongo a bailar un rato. Cuando me canso me vuelvo a sentar en la barra, hasta que alguien llega a hacerme compañía. Se sienta a mi lado, pero no me reconoce hasta que la luz me ilumina la cara por un momento. Al darse cuenta de que era yo se asombra y empieza a hablar.
—Lamento mucho lo de Amy. Quiero decirte que no lo sabía —reacciona Lucas mientras pide una bebida.
—¿Sabes? No importa. Si la quieres para ti es toda tuya, yo no me interpondré, pero no me mientas —acato cortante y tomo un sorbo de la cerveza que había pedido otra vez.
—¿De qué hablas?
—Sabías perfectamente que ella estaba conmigo. Es más, sabías perfectamente que yo estaba allí en ese momento y por eso lo hiciste.
—No sé de lo que hablas, pero aunque hubiera sido así, ¿por qué te separaste de ella si sabes que no tuvo nada que ver? —Me mantengo callado por un instante y él sigue—. ¿No sabes? Te lo diré. Porque eres un estúpido y no pudiste con ella. Es demasiado para ti, ella necesita a alguien como yo.
Eso es lo que colma el vaso o en este caso, mi paciencia. De un momento a otro por impulso lo cojo por la camisa y lo levanto unos centímetros del piso intentando intimidarlo.
—Tú no tienes derecho de tratarme así. Ni mucho menos de hablar así de ella —expulso enojado mientras siento las miradas sorprendidas de los demás atrás de mí.
—Ella es otra con la que nunca se sabe. ¿No te das cuenta? Le gustó el beso.
A partir de ahí todo se convierte en una locura. Él me devuelve el golpe y todos empiezan a ponerse nerviosos hasta que la seguridad de allí nos saca a los dos. Frank sale disparado por la puerta junto con Paula, la cual estaba en la fiesta. Siento que el labio me late y un dolor muy fuerte en la cabeza, la cual me pesa tanto que me duermo. Cuando despierto me encuentro en el hospital y la primera persona que veo a mi lado es a Paula. Me mira esperanzada y le sonrío para que sepa que estoy bien.
—Nos diste un buen susto, tonto —dice pasándome el paño con alcohol por la herida de la boca.
—¡Ay! —respondo al ardor que me causa la herida mientras cierro los ojos por el dolor.
—Lo siento. —apenada vuelve a mojar el algodón y me lo muestra, haciéndome saber que tiene que volver a hacerlo.
—No te preocupes. —Me siento sobre la camilla intentando orientarme un poco—. ¿Qué hacemos aquí?
—Te desmayaste y te trajimos al hospital. Frank fue a llamar a tu mamá, ya debe de estar en camino. ¿Quieres que llame a Amy?
—No —reacciono rápido y esta asiente despacio dejando el paño sobre la pequeña mesa junto a nosotros—. No te preocupes.
—Está bien. —Un tono rosado cubre sus mejillas y le doy una sonrisa de medio lado un poco incómoda—. Ya supe que se dejaron por Lucas. Lo siento.
—Yo también, pero las cosas son más complicadas de lo que parecen. — coloca su mano sobre la mía y frunzo el ceño.
—Quizás ahora podamos darnos una oportunidad.
Saco su mano de encima y niego con la cabeza sin necesidad de hablar. Ella capta el mensaje de inmediato y en el momento que mi madre llega se marcha sin decir nada más.
Al llegar a mi casa siento la cabeza como un bombo. Me recuesto sobre mi cama para intentar descansar y mis ojos se van a la carta que me ha llegado a la casa luego de aquella llamada estando en Las Bahamas. La tomo con precaución y sin esperar más la abro y leo la primera oración que muestra.
“Nos alegramos de anunciarle que ha sido aprobada su beca de cuatro años para estudiar en nuestra Universidad de Arte, aquí en Nueva York. Esperamos su confirmación…”
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro