2. En una noche.
Kevin
Estoy junto a Alejandro esperando a Amy, su novia, que me han convencido de ir con ellos para ayudar en la preparación de una boda y creo que ya llevo media hora aquí.
Debo decir que nunca antes he ido a una y esto posiblemente sea lo más interesante que he vivido desde hace semanas; sin contar que no conozco a ninguno de los que se casan.
Escuchamos sus pasos por las escalera y Ale comienza a tomar una postura más tensa; pobre enamorado.
— Hola, tú debes de ser Kevin, es un placer. —saluda alegre antes de besar a Ale entre risas.
— Igualmente —Le paso mi brazo sobre los hombros de mi amigo haciendo que este se acerque más a mí—. Alejandro, ¿por qué no me dijiste que era tan hermosa? —su codo impactacontra mi costilla y en respuesta me retuerzo hacienda que Amy se ría.
— Gracias —Asiento y ella toma a Ale de la mano —. ¿Nos vamos ya? Felicia nos está esperando.
"Felicia, es un nombre bonito."
Siento como la emoción comienza a llegar y sonrío casi que inconsciente. Estuvimos un buen rato caminando para llegar al lugar de la boda y en ese trayecto me di cuenta de que Amy no para de hablar.
En serio, es incansable.
Entrando por la puerta de entrada en la iglesia mi mirada se clava en una chica pellirroja sentada en una silla de ruedas, llena de pecas y unos ojos verdes claros que hasta los gatos deberían tenerle envidia . La observo por unos segundos hasta que se da cuenta de que hemos llegado. Posa su mirada en nosotros y se apresura en saludar a Amy y Alejandro con efusividad, a mí me dedica una sonrisa y, después de unas cuántas preguntas de cortesía, nos pone a cargar cajas.
La chica se detiene a mi lado y observa desde lejos al que parece ser el novio, un tipo de hombre feo en realidad y se nota desde lejos que es un imbécil. ¡Está coqueteando con otra justo al frente de todos!
—Por lo menos ya sabes que no vale la pena.
Siento su perfume en el aire e intento todo lo posible porque no me afecte los sentidos o acabaremos en un verdadero escándalo.
—Nunca pensé que llegaría a esto. No es perfecto, pero tampoco creí que sería tan fácil para él —admite ella sin mirarme todavía, observando fijamente la escena.
—¿Seguirás adelante con todo esto?
—No debería, ¿verdad? —asiento y ella suspira antes de girarse hacia mí —. Pero todo esto lo han hecho mi familia para mí, ha sido mucho dinero gastado y me dolería muchísimo que todo quede arruinado.
—¿O sea que prefieres casarte con un imbécil con el que seguramente no serás feliz? —bufo al instante—. No seas necia.
Frunce el entrecejo con molestia y percibo que mi corazón late más rápido.
"¿Kevin qué estás haciendo con tu vida?"
—Nos vemos después.
Gira cuidadosamente y se aleja de mí hacia Amy que está revisando varias de las cajas que cargamos.
Alejandro clava su mirada en mí y frunce el seño como reprochándome. Me alzo de hombros sin saber a qué se refiere y me encamino hacia ellos.
—Es hora de irnos.
Felicia abraza a Amy al escucharla y se despide de Alejandro también lanzándole un beso. Nos da las gracias y seguidamente caminamos hacia la puerta.
— ¿Quieres ir a mi casa?
—No, gracias. —Le respondo a Ale y me acerco a Amy para despedirme—. Tengo algunas cosas de la computadora que arreglar y creo que me van a llevar un buen tiempo; ustedes váyanse, nos vemos mañana.
— Está bien. Nos vemos entonces reservar los trajes de la boda.
Asiento nuevamente con una sonrisa en la cara y me quedo esperando hasta que se alejen lo suficiente. La noche se está acercando y decido regresar caminando a casa. Entro en ella y soltando las llaves sobre la mesa me encamino hacia mi cuarto donde antes de comenzar a desvestirme escucho mi móvil sonar.
—Kevin, ¿dónde estabas? Te estuvimos esperando toda la noche. —su voz repugnante hace que arrugue la nariz con desagrado y respire pesadamente antes de contestar.
—Estaba ocupado, ¿qué sucedió?
—Las redes se cayeron y necesitamos saber cuándo llega el cargamento de esta semana.
—Esperen hasta mañana.
— Al jefe no le va a gustar.
—Después me las arreglaré yo. Ahora déjenme dormir.
Cuelgo sin pensarlo y me recuesto en la cama intentando que el sueño me venza y no me haga pensar en nada más.
— Hola, Ojos Claros. Me encantan las chicas que me hacen caso.
Pone los ojos en blanco asomando solamente su cabeza por detrás de la puerta. Tiene las mejillas rojas y el pelo en una coleta despeinada haciéndola parecer inocente.
"¡Ja!, qué chiste."
—Tenías a todos preocupados hoy. Pensaban que ibas a ir a verme al hospital. —espeta con tono serio y una sonrisa se me asoma en el rostro.
—Tú sabías que no lo haría, te lo dije ayer. Espero que no me hayas extrañado.
Me proximo más hacia la entrada haciendo que entrecierre la puerta un poco más.
—Iba a salir así que te puedes ir. — Hace el intento de cerrar aún más sin perder mis ojos de vista—. Gracias por venir a visitarme. Hasta luego.
Doy un empujón desde fuera haciendo que se eche hacia atrás chocando contra la pared.
—¿Me vas a decir que no te da curiosidad dónde he estado? ¿Ni siquiera has estado preocupada por mí? —Cierro la puerta tras de mí a lo que ella comienza a reír con esa risa que tanto odio.
Me coloco frente a ella con los brazos a los lados teniéndola atrapada evitando que se escape y que me moleste en serio.—. No creo que sea conveniente que me provoques, Felicia. Estoy cansado de trabajar y no quiero hacerte pasar un mal rato.
Noto como se inclina hacia delante como si quisiese decirme algo. Se pega a mí y ríe al sentir lo que ha provocado. Vuelve a inclinarse hacia atrás, baja la mirada y regresa a subirla con una sonrisa maliciosa en los labios.
—Atrévete, idiota.
🌻<3
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