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🍁Capítulo diez🍁

—No creo que ellos estén de acuerdo, Namjoon —dijo Jimin luego de escuchar la idea de formar un verdadero harem.

—Pues a mí tampoco me gusta tanto la idea de compartirte, pero es la única opción viable... —Suspiró—. Nosotros no te reclamaremos como nuestro omega, tú tienes que reclamarnos como tus alfas. Es un práctica bastante interesante porque la marca en tu cuello va a existir, cada uno de nosotros deberemos marcarte, pero hay riesgos...

—La muerte —dijo Jimin asustado—. Puedo morir por sus feromonas, eso lo sabe cualquier omega. Además si mi vínculo con alguno de ustedes se fortalece más que con el otro se romperán los otros y ustedes se verán afectados. No quiero.

—Entonces decide por uno. —Namjoon apretó la quijada—. Porque nos podemos cansar de esperarte.

—¿Te cansarías de esperarme, Namjoon? —La voz de Jimin se quebró.

—Tal vez yo estoy a tiempo de dejarte. —Sonrió mirando al suelo—. Después de todo, soy el único con el que no te has acostado.

—¿Es eso? —Jimin estiró la mano para tocar el brazo de Namjoon—. ¿Estás así porque no hemos tenido relaciones? Yo estoy aquí, tómame y...

—Estás débil. ¿No entiendes? —Namjoon se puso de pie—. El exceso de feromonas te hizo desmayar, tu trasero está prácticamente reventado, tu cuerpo ya no soporta. —Namjoon respiro con cansancio—. Me voy, yo declino a ser tu alfa, no es que no quiera, es que es lo mejor para ti. Supongo que algún día el resto de los alfas también deberán tomar esta decisión.

Jimin se arrancó la vía de canalización de la muñeca, después se puso de pie tambaleante, caminando con pasos torpes hacia Namjoon para abrazarlo por la espalda.

—No te vayas, no me dejes —susurró y Namjoon tragó saliva sintiendo un nudo en la garganta.

—Lo siento, es que el médico dijo que el exceso de feromonas te hace daño y...

—Márcame —dijo con voz firme apartándose de Namjoon y este se giró sobre sus talones para ver a Jimin directo a los ojos—. Marca mi cuello, Namjoon.

—Estás diciendo...

—¡Hazlo! —gritó con todas sus fuerzas, señalándose el cuello.

Namjoon pudo ver el cuello desnudo de Jimin y su vena palpitar, veía el lugar exacto en donde debía ir la marca, se imaginó a si mismo perforándole la piel y creando el lazo irrompible, pero. ¿Lo haría?

—Si lo hago los otros alfas van a matarme.

—No lo harán, yo me aseguro de eso. —Las lágrimas en los ojos de Jimin se estaban acumulando.

—Jimin... —susurró Namjoon.

—Tienes dos opciones, Kim Namjoon. Te vas, me dejas y te olvidas de mí para siempre, o me marcas aquí y ahora, atándote a mí para siempre. Elige con sabidu...

Jimin no terminó la frase, su voz se cortó repentinamente cuando Namjoon se acercó peligrosamente a él, tomándolo con una mano de la cintura y con la otra de la mejilla para ladearlo y poder morderlo. La intensidad de su mirada hizo que Jimin  sintiera que se derretía entre sus brazos. El alfa empujó al omega en contra de la pared y entonces lo hizo; clavó sus dientes en su piel, depositando su ADN en el omega, marcándolo.

La saliva de Namjoon, llena de feromonas, comenzó a inyectarse en la piel de Jimin, aumentando su efecto con cada segundo que pasaba. Jimin se sintió drogado, su mente nublada por la emoción y la conexión química que se estaba creando entre ellos. Se aferró a la camisa de su alfa con fuerza, sus dedos temblando mientras se ponía de puntillas, buscando más de la boca de Namjoon. La sensación de ser poseído por él, de ser suyo, era abrumadora, única, encantadora, embriagante. Mientras disfrutaba de las feromonas que eran proporcionadas por el lazo que se estaba creando entre alfa y omega, Jimin sintió que su corazón ardía como fuego, era una experiencia que nunca antes había vivido, pudo sentir las emociones de Namjoon, su necesidad por tenerlo a su lado durante toda su vida y lo mucho que lo quería, que lo amaba...

Namjoon seguía mordiendo suavemente la piel de Jimin, su respiración entrecortada por la adrenalina. Su mirada ardiente reflejaba la pasión y el deseo que sentía por su omega. La unión química y emocional entre ellos crecía con cada segundo, fortaleciendo su lazo y preparando su cuerpo para la unión final. La conexión entre alfa y omega era indescriptible, una sensación que iba más allá de la razón y la lógica. Era una unión profunda, intensa y apasionada, que los unía para siempre.

Cuando Namjoon se apartó de Jimin observó la marca en su cuello y el surcor de la sangre carmesí escurrir levemente hacia abajo de la herida. Jimin estaba llorando, lágrimas escurriendo en sus mejillas como cascadas a causa de la emoción del momento único, a causa del placer, pero también a causa de la culpa porque ahora tenía que darle explicaciones a los otros cinco alfas y no había vuelta atrás ante el acto que acababan de cometer.

—Quédate aquí —le dijo Jimin a Namjoon tomándolo de ambas mejillas y poniéndose de puntillas para darle un beso en los labios.

Ese beso se sintió tan candente, ardiente, cálido, un beso a su alfa, a su dueño, a su todo.

—¿A dónde vas?

—Hablaré con los otros alfas —susurró—. Les diré que planeo hacer un harem.

—¿Lo harás? —preguntó Namjoon apretando los labios.

—Sí, los quiero a los cinco para mí. Tu idea fue lo mejor.

—¿Y si te pasa algo? Ya eres mío, la marca en tu cuello lo confirma. No podemos alejarnos.

—Lo sé, no planeo alejarme de ti. —Jimin sonrió—. No planeo alejarme de ninguno, ustedes son míos.

Al decir eso tomó unos pantalones del clóset y una camisa sencilla, vistiéndose rápidamente y caminando descalzo por los pasillos de la mansión para buscar a los alfas. Cuando entró al cuarto de juegos todos ellos percibieron su aroma, pero también percibieron las feromonas de Namjoon, se enteraron de la marca de inmediato.

Jimin cerró la puerta del salón de juegos, bloqueándola con su cuerpo delgado. Mirando a los alfas que estaban dejando de jugar y de reír, conteniendo la respiración y tratando de mantener la calma.

—Elegiste a Namjoon para que sea tu alfa —dijo Jungkook al ponerse de pie, su sonrisa de lado trataba de demostrar que no le afectaba, pero le afectaba mucho.

—No lo elegí... —confesó.

—¡¿Te mordió por la fuerza?! —cuestionó Hoseok poniéndose de pie abruptamente.

—Yo le pedí que lo hiciera...

—Entonces lo elegiste. —Yoongi suspiró—. Me largo de aquí. —Se puso de pie.

—¡Nadie va a abandonar este lugar! —gritó Jimin—. ¡Siéntense!

—Un omega con dueño no va a darme órdenes —dijo Taehyung,

—Vete de mi casa —añadió Seokjin—. Si ya elegiste, no tiene sentido que sigas con nosotros. ¿Y dónde está Namjoon? ¿Por qué no da la cara?

—Le pedí que me esperara en la habitación. —Los ojos de Jimin se invadieron de lágrimas.

—Pues ve por tu alfa y lárgate de aquí —dijo Seokjin cruzando los brazos.

—Tú también eres mi alfa. ¿Lo olvidas? —preguntó en un hilo de voz—. No me traten así...

—¿Tratarte así? —cuestionó Jungkook—. ¿Sabes que tu aroma está cambiando? Se fusionó con el de Namjoon, con el de tu alfa.

—Hagamos un harem, mi harem de alfas. Ustedes márquenme el cuello aquí y ahora. Todos estaremos unidos, no quiero perderlos, yo quiero que estemos juntos y que disfrutemos de nuestra unión todos...

—¿Qué tontería es esa? —cuestionó Yoongi mirándose las uñas—. Me nie...

Jungkook avanzó hacia Jimin con una brusquedad que lo tomó por sorpresa, marcándolo en el cuello con un mordisco profundo. La saliva de Jungkook, llena de ADN, se infiltró en la piel de Jimin, marcándolo como su omega. En ese momento, Jimin, aceptó ser marcado por un segundo alfa, abriéndose a la conexión química y emocional.

Desde el otro lado de la habitación, Namjoon sintió la presencia de otro alfa, detectando el ADN de Jungkook en la piel de Jimin. Aceptó la marca, y su cuerpo respondió de inmediato. La unión química entre ellos creció, fortaleciendo el lazo que se estaba creando.

Los otros cuatro alfas también se acercaron a Jimin, mordiéndole el cuello con suavidad o brusquedad, pero cada uno aceptó la marca. La conexión entre ellos se intensificó, creando un lazo indescriptible. Jimin, llorando en silencio, sintió la presencia de cada uno de ellos, aceptando su marca y su conexión.

En ese momento, Namjoon ingresó al salón, uniéndose a los otros alfas, sus nuevos compañeros de vida. La unión de todos ellos significaba que ya no había vuelta atrás. La marca de Jimin los unía para siempre.

Cuando el último alfa terminó de morder el cuello de Jimin, este se quedó tambaleante, recargándose en la pared, sosteniéndose con sus brazos débiles y sus piernas temblorosas. Jadeaba a causa del impacto y la sobredosis de feromonas, pero sonreía. Sabía que permanecería con todos ellos hasta el final, unido por la marca que los había unido.

La escena era intensa, llena de pasión y conexión. La unión de Jimin con los cinco alfas había creado un lazo indescriptible, un vínculo que los uniría para siempre. La marca en su cuello era un recordatorio constante de su conexión, un símbolo de su amor y lealtad mutua.

—Ahora sí... —dijo Jimin jadeando—. Bienvenidos a mi harem de alfas...

Su vista se comenzó a nublar, en lugar de ver seis alfas veía doce, sus rostros distorsionados por la intensidad de sus emociones. En lugar de ver un salón iluminado, estaba viendo sombras oscuras que parecían cerrarse sobre él. El aire estaba cargado de feromonas, una tormenta química que amenazaba con consumirlo, con destruirlo.

Jimin se desplomó en el suelo, sin fuerzas para resistir la avalancha de hormonas que invadía su cuerpo. Los seis alfas corrieron para ayudarlo, sus rostros preocupados reflejando su angustia.

Pero Jimin no reaccionaba.

La carga de feromonas en el lugar era demasiado grande. Los supresores que llevaban puestos los alfas ya no surtían efecto, ya que la marca compartida había creado un lazo químico indescriptible.

Jimin entró en un colapso hormonal, su cuerpo sobrepasado por la intensidad de las feromonas. Su corazón latía con fuerza, su respiración se volvió agitada. La oscuridad se cerraba sobre él, y no podía resistir.

Los alfas lo rodearon, sus voces susurrando palabras de consuelo y amor. Pero Jimin ya no podía escuchar. La sobredosis de feromonas había consumido su conciencia, y su cuerpo se relajó, cediendo a la muerte.

La habitación se quedó en silencio, solo se escuchaba el lamento de los alfas, sus gritos de dolor y desesperación. La marca que habían compartido con Jimin, su amor poliamoroso había terminado en desastre, un desastre que se dio muy pronto, más rápido de lo que cualquiera hubiera imaginado.

La ambulancia llegó a la mansión, también llegaron los peritos, pero no había nada más qué hacer.

—Murió por sobredosis —dijo el médico mientras cubrían el rostro de Jimin y lo subían a una camilla para transportarlo a la morgue—. Los harems de alfas nunca funcionan, son un mito...

—¡¿Por qué cojones le hicimos caso?! —gritó Jungkook pateando un mueble en medio de lágrimas.

Namjoon estaba pálido, sus manos temblaban, se sentía culpable porque él le había comentado acerca del harem. Había escuchado que funcionaban, había muchas historias de eso... Incluso había llegado a ver harems de omegas.

—Es diferente a los harems de omegas, el alfa puede cuidarlos a todos, pero en realidad no hay ninguna marca, el alfa solamente marca a su destinado —dijo el médico.

—Ni siquiera intentaron reanimarlo —dijo Hoseok apretando los puños.

—Es que ya no tiene signos vitales, señor —dijo otro médico.

—¡Pues intenten hacer algo, con un demonio! —gritó Yoongi sosteniendo al médico del cuello, su cuerpo también estaba temblando.

Todos los alfas estaban temblando porque sus cuerpos sentían el desvanecimiento de la marca que los unía a Jimin hasta hace unos momentos, marca que duró en su sistema por tan solo unos minutos.

—C-c-creo que voy a desmayarme —dijo Seokjin dejándose caer de senton en el piso—. Llamen a mis hombres, llamen a... un médico.

—Es la marca... —susurró Taehyung con la vista nublada—. Siento que muero...

La pérdida era inmensa, y los seis alfas sentían el hueco de su ausencia, todos ellos estaban mareados y los médicos comenzaron a llamar refuerzos para que se llevaran a los alfas con ruptura de marca al hospital. Todos ellos necesitaban atención urgente.

Los seis alfas se habían quedado sin su precioso omega...

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