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🐱 Chapter fifty-six

La brisa marina les acariciaba el rostro y el sol se estaba poniendo en el horizonte, pintando el cielo de colores cálidos.

Yoongi y Jimin se sentaron en la cubierta del yate, tomados de la mano, mirando hacia el horizonte. No necesitaban hablar, solo disfrutar del momento, del amor que compartían, y de la libertad de estar juntos, sin preocupaciones ni distracciones.

La isla  se alejaban poco a poco llevándolos a un paseo vespertino. Yoongi pensó que Jimin querria descansar en cuanto llegaran pero él al ver la isla no dudó en querer salir a dar un  paseo y explorar. No iba a perder ni un segundo al  disfrutar de su luna de miel en un paraíso tropical, rodeados de palmeras, playas de arena blanca y un mar cristalino.

El yate en el que viajaban se detuvo en la orilla de una playa  y Yoongi y Jimin se bajaron, tomados de la mano.

La playa era de arena blanca y fina, y el mar era tan cristalino que los invitaba a nadar en sus aguas  cálidas. La brisa refrescaba y el sol no estaba tan fuerte ya que poco a poco iba rayando el ocaso para dar paso una bella y cálida noche veraniega.

Se sentaron en la playa, mirando hacia el horizonte, y disfrutaron del atardecer. La oscuridad se acercaba, y pronto la luna y las estrellas iluminarían el cielo. Yoongi ya tenía un plan perfecto para la noche.

Se acercó a Jimin, y lo abrazó, estrechandolo entre sus brazos.

      —¿Te gusta? —Indagó observando como Jimin enterraba  sus pies en la arena aún caliente por el sol  y jugaba con ella.

Jimin sonrió y se acercó a Yoongi.

      —Es hermoso,  jamás me dijiste que tenían una isla para ustedes solos.

      —Bueno, no solemos hablar de estas cosas. Aqui vacacionabamos seguido cuando era niño, recuerdo que Hobi y yo amábamos aventurarnos adentro de la isla convertidos en Gatos y jugábamos a que eramos enormes leones y cazabamos a nuestras presas enmedio de la selva, mientras que Woozi aprendía a dar sus pasos en la playa. —Contó divertido con una nota leve de nostalgia en la voz—. Conforme crecimos cada uno tomó su rumbo y se enfocó en sus obligaciones y  eran pocas  las veces que venimos aquí después que cumplimos  los 18 años.

Jimin se mordió el labio inferior con una duda hirviendo en su boca. Yoongi lo notó, Jimin no era muy bueno para aparentar.

      —Vamos bebé, se que quieres preguntar algo.

      —¿Alguna vez trajiste aquí a Daehyun? —Soltó mirando con profundidad a Yoongi.

Éste nego rápidamente.

     —¿Y al doctor ese?

Yoongi esta vez soltó una risita pero volvió a negar.

      —¿Por qué te ríes? —Dijo el pelirrojo mostrando algo de molestia pero su puchero se veí muy adorable.

      —Porque me causa mucha gracia que preguntes eso cuando bien sabes que en muchos aspectos de mi vida tu has sido el primero.  No, jamás me hubiera atrevido a traer aquí a Daehyun, si no también habría querido quitarnos este lugar. A Yang Yi Jeon tampoco lo traje porque nuestra relación fue fugaz y nada seria así que ¿Para qué? De todos, eres tú el primero que ha venido y el último.  Éste lugar será solo para nosotros  incluso no sería mío si tu no estas aquí compartiéndolo conmigo. 

Los ojitos brillosos del zorrito destellaban más que los últimos rayos del sol, orgulloso y envidioso de ser él quien  compartiera y viviera todos los aspectos de la vida de su esposo.

Sonrió un poquito ocultado lo satisfecho que se encontraba, su vista jamás se alejaba de aquel pelinegro que lo veía con adoración.
El sol se puso finalmente dando paso a la hermosa luz de la luna, y  en ese momento, bajo la luz de  las estrellas, Yoongi y Jimin se besaron, acto  único de todo aquello que no querían decirse  con palabras.

De camino de regreso hasta  la Ilsa el reflejo del agua se veía brillante mientras el yate avanzaba lento hasta su destino. Cuando llegaron, el capitán les dijo que podían descender en el muelle de la orilla, Yoongi ayudó a Jimin a bajar tomandolo por la cintura.

Pero no lo bajó, lo sostuvo firme mientras caminaba de regreso a la casa por aquel puente de madera hasta llegar a la construcción. 

Lo primero que se veía al llegar al lugar era una casa de madera lo suficientemente grande y elegante con el gusto inigualable de Young Ae. 

Esta constaba de varias habitaciones una para casa miembro de la familia, una cocina equipada, una piscina, chalet, jacuzzi, baños de aguas termales, espacio suficiente al aire libre para tomar el sol, palmeras al rededor. Detrás de ella un camino de piedra que dirigía al centro de la isla donde se hallaba un pequeño pero espeso bosque de altos árboles y palmeras. Una segunda casa más grande que la primera en el centro del lugar, se trataba de la casa principal que podía contener los lujos de una Mansión en la ciudad. Al lado de la casa se podía ver una tercera construcción, ésta se trataba del restaurante familiar. El lugar prácticamente era un resort privado. Cuando se informaba que algún miembro de la familia llegaría de vacaciones los ocupantes de la isla que se dedicaban  a cuidarla debían tener todo listo.

El capitán del Yate era Lee Seok-woon, un hombre mayor y la encargada de todo lo demás era la  esposa de él,  La señora Lee Nora, ella tenia a su cargo que el lugar se mantuviera limpio, los hijos de la pareja, uno era el jardinero, otro el de mantenimiento y las dos gemelas las cocineras. Una familia completa que toda su vida había vivido en esa isla cuidándola afanosamente como si fuera propia y recibiendo su sueldo sin falta cada uno.

Jimin se asombró cuando Yoongi se los presento y le contó sobre ellos.

No vivían en la casa principal, ellos vivían del otro lado de la isla en una casa muy bonita y paradisíaca que el abuelo Min había enviado a construir cuando el padre del señor Lee fue contratado muchos años atrás junto a su esposa. Ya fallecidos por cierto. 

La historia le pareció fascinante a Jimin.

      —¿A donde me llevas Daddy? —Preguntó el zorrito mirando sobre su hombro.  No se dirigían hacia el chalet, si no pasaron de largo por otro camino bordeado de flores y palmeras.

      —Es una sorpresa amor —Fue lo único que respondió siguiendo su camino sin bajar a Jimin.

Cuando se detuvo finalmente y bajó a su preciada carga éste se quedó de piedra con la boca abierta.

Estaban en la dirección  contraria a donde habían ido a pasear con el Yate, un pequeño espacio de playa bellamente decorado.

Sobre la blanca y fina arena había una mesa servida con exquisiteces tropicales, estaba decorado con luces de noche  y un bello camino de flores nativas de la isla los guiaba hasta ahí, una manta  blanca sobre la arena con almohadones dorados  y en el centro un bello arreglo de chocolate para el postre. Jimin sonrió.

      —Wow es hermoso Daddy, es como en las películas, muy romántico —Sus mejillas brillaban de la emoción.

La escena si parecía digna de una película de romance.

     —Bueno no lo preparé yo porque obviamente no tuve el tiempo pero si cada una de las especificaciones las di yo.

     —Eso es lo de menos Daddy,  sé que lo has hecho con la más linda intención. ¡Everything is amazing!

Yoongi asintió satisfecho tomando de la mano a Jimin para ayudarlo a caminar por los pétalos de flores hasta llegar a la mesa.

      —Buon appetito, amore mio —Dijo haciendo un exagerado acento italiano que causó mucha risa en Jimin.

     —Gracias Yoonie, se ve exquisito.

Y claro, el pelinegro se encargó de que preparasen la comida más sabrosa para Jimin.

Después de la cena y una  noche de pasión y amor en la playa, donde  Yoongi  le hizo el amor apasionadamente  a Jimin, comiendo chocolates colocados a propósito sobre todo su cuerpo, el primer  amanecer en la isla les dio la bienvenida.

Una imagen de ver simplemente sublime, más que los amaneceres que Jimin veía desde el balcón del penthouse cada mañana.

Un brazo al rededor de su cintura le hizo saber que Yoongi no tenía intención de soltarlo, contrario a sentirse enfadado por ello, su corazón brincó de regocijo y se acurrucó más hacia el fornido cuerpo del mayor.

Durmió por unas dos horas más hasta que sus estómagos les exigieron levantarse e ir por comida.

Ese día decidieron explorar la isla, aunque Yoongi ya la conocía tenía años de no estar ahí. Querían hacer algo emocionante y aventurero juntos, algo que les permitiera sentir la adrenalina y la emoción de estar vivos.

Afortunadamente la isla familiar contaba con todo ello sin ir más allá. Podían hacer senderismo, canopi, buceo, navegar y más cosas.

Así que, después de un desayuno ligero, se dirigieron al puerto de la isla, donde les esperaba un barco de vela listo para llevarlos a una aventura en el mar.

El viento soplaba fuerte y el sol brillaba en el cielo mientras navegaban por las aguas cristalinas del océano. Yoongi y Jimin se sentaron en la proa del barco, con los brazos alrededor del otro, sintiendo la emoción de la aventura y la libertad de estar juntos.

De repente, Lee Seok-woon  gritó alertandolos.

      — ¡Ballenas! ¡Están justo delante de nosotros!.

Yoongi y Jimin se levantaron de un salto y miraron hacia el horizonte. Allí, en el agua, había una familia de ballenas jugando y nadando en las olas siguiendo el mismo rumbo que el barco.

La emoción fue intensa, Jimin jamás había visto ballenas así de cerca. 

      —A donde vamos, en el arrecife azul hay delfines. Recuerdo que Hobi y yo nos metíamos a bucear hasta el fondo y podíamos nadar con ellos —Contó emocionado Yoongi.

     —Omg ¿really Daddy?  Yo quiero —Hizo un bello puchero que encandiló al mayor quien asintió.

De hecho,  Yoongi sabía que cumpliría cualquier capricho a  su zorrito consentido.

Cuando llegaron al arrecife del que Yoongi habló, pudieron bucear Yoongi le explicó pacientemente a Jimin como debía hacerlo. Así que después de una hora Jimin ya nadaba con los delfines.

La experiencia fue increíble. Nadaron con los peces de colores y delfines, pudieron oír el canto de las ballenas  sintiendo su poder y su belleza. Se sintieron conectados con la naturaleza y con ellos mismos.

Después de un rato, regresaron al barco, exhaustos pero felices. Se sentaron en la cubierta, abrazados y sonriendo. Sin duda,  todo fue muy increíble.

      —Esto ha sido lo más emocionante de mi vida —Admitió  Jimin, con los ojos brillantes de emoción.

      —La mía también, me refiero a que es la primera vez que me divierto con alguien muy especial en mi vida —Respondió Yoongi, sonriendo.

Y así, con el sol poniéndose en el horizonte, Yoongi y Jimin se besaron, sintiendo que su amor era el más fuerte del mundo.

Después de su aventura con los delfines regresaron al muelle de la isla, exhaustos pero felices. Se dirigieron al centro de esta donde se encontraba el restaurante, donde les esperaba una comida deliciosa.

La comida fue increíble. Comieron langostas y caviar, y bebieron champagne mientras miraban el sol volverse a poner.

...

La luna estaba llena y su luz iluminaba la playa, creando un ambiente mágico.

Ahora se encontraban en la playa de la Luna, la llamaban asi  por sus aguas color plata  ya que ahí se reflejaba perfectamente la luna y el agua se volvía plateada al anochecer y su arena extrañamente rojiza. 

      —Es un buen lugar para venir a vacacionar con niños ¿No crees? —Yoongi estaba embelesado observando como Jimin caminaba por la orilla de la playa y su cabello se mecía al viento, las olas rompían suavemente a la orilla.

      —Oh yo creo que... ¿Niños? ¿Te refieres a nuestros hijos? —Indagó Jimin moviendo graciosamente sus orejitas, señal rotunda de que estaba curioso y atento a la vez.

Yoongi asintió.

      —Pensaba que, en un futuro nuestros hijos disfruten también de este lugar.

Jimin asintió pero sin poder evitar el leve sonrojo en sus mejillas. Imaginarse con dos o tres pequeños idénticos a Yoongi era algo muy bonito.

En cambio Yoongi se imaginaba a los niños idénticos a Jimin, pelirrojos con sus orejitas peludas corriendo por todo el lugar, intrépidos como su papi Minnie.

El pelirrojo terminó su caminata y se dejó caer sobre la arena donde Yoongi permanecia sentado observando la luna reflejarse en aquellas aguas plateadas.

Los pantalones cortos de Jimin estaban mojados por el tiempo que se pasó jugando a chapotear a la orilla de la playa.

El peso del pequeño zorrito le hizo caer hacia atrás y la mirada profunda de Yoongi se clavó en él, en sus ojos, en su lindo cuello, en su delicada figura.

      —¿Quieres bebés Daddy? —Preguntó con coquetería el pelirrojo, colocándose bien sobre Yoongi,  una pierna a cada lado de las caderas del mayor.

      —Quiero bebés claro que sí, pero primero quiero seguir practicando como hacerlos hasta que nos salga uno bien hermoso como tú —Ronroneo el pelinegro llevando sus manos directamente a la cintura del menor.

Caricias de abajo hacia arriba por la cintura y la espalda del menor, besos húmedos que no se hicieron esperar.

      —Please Daddy  —Arrulló con una voz de seda y sus ojos brillosos de pasión ahogándose en los besos que el otro le proporcionaba.

Aquello fue suficiente para quebrar la cordura de Yoongi quien de inmediato se desprendió de su camisa y quitó la del zorrito para tenderlas sobre la arena y después tumbar ahí a Jimin. 

Todo a partir de ahí fue besos y caricias acaloradas llamando al fuego  apasionado dentro de ellos, las manos de Yoongi no dejaban de tocar por donde encontraban paso. Poco tiempo después era él quien yacía tumbaso con la espalda pegada a la arena mientras Jimin lo montaba a él besando todo a su paso y enterrando sus uñas en la piel pálida. 

Movía sus caderas de manera lenta muy muy lenta, trazando círculos perezosos y sensuales. Para Yoongi era como  ver a Jimin bailando elegantemente pero sexy sobre su polla.

Sólo él tenía ese privilegio de presenciar esa danza.

Los labios de Jimin se apretaban entre sus diente para evitar gemir sin control mientras era tocado duramente hasta el fondo de su canal, sentía aquellas caricias electrificantes dar justo en su próstata y eso era muy bueno Yoongi podía notarlo al ver las uñas del zorrito clavarse sobre sus hombros y su torso lo cual no podía importarle menos. Sus manos tomaron duro a Jimin por la cintura y él elevó su pelvis hacia arriba dando  justo donde hacia al zorrito delirar.

      —Oh my God Daddy ¡Yes! Like that... More more please.

Joder eso como le gustaba a Yoongi. Cuando Jimin le rogaba por más en inglés. Se escuchaba muy sensual y caliente.

Repitió la misma acción varias veces seguidas provocando que Jimin se corriera fuerte sobre ambos. Pero él no estaba listo aún. Se salió rápido de su interior y lo tumbó en cuatro sobre la ropa humeda, separó un poco las piernas del pelirrojo y se colocó bien detrás suyo buscando la entrada de nuevo, lo logró en segundos que no perdió para volver a arremeter con fuerza.

Jimin estaba sobreexcitado, sobreestimulado y muy muy caliente, así que su pene volvía a estar tan duro como al principio, su cuerpo humedo vibraba con cada embestida dada por su hombre quien sólo podía repetir su nombre sin sesar una y otra vez observando desde atrás lo perfecto y hermoso que era Jimin.  Sus caderas formando aquella curva, como su polla entraba y salía sin parar de su interior.

      —Oh Mierda bebé, te amo —Dijo a duras penas tratando de contener en  su garganta los sonidos guturales animales que deseaban salir.

      —T-te a-amo Y-yoongi —Escuchó de vuelta.

Jimin volvió a correrse con fuerza después de breves minutos apretandose tanto que a Yoongi se le dificultó moverse, momento en el cual aquello explotó en su abdomen provocando que largos chorros de semen salieran disparados en el interior de Jimin.  Con un fuerte gruñido Yoongi también se acababa de correr.

Jimin se volvió hacia Yoongi aún con su respiración muy agitada por su doble orgasmo,  sonrió.

      —Me encanta estar aquí contigo Daddy.

      —A mí también —respondió Yoongi acomodándose sobre la ropa y trayendose a Jimin consigo—. Me siento como si estuviera en el paraíso. Pero no sería igual si no estuvieras aquí.

Se besaron de aquella manera apasionada,  la noche se volvió tan corta las estrellas  no se hastiaron iluminando su amor, la pasión con la que se entregaban.

Volvieron a hacerlo ahora más lento, saboreandose despacio, meciéndose al compás de las tranquilas aguas.

Yoongi perdió la cuenta de las veces que Jimin gimió su nombre dolorosamente delicioso mientras lo hacía suyo.

El amanecer los encontró ahí mismo en aquella playa solitaria, la brisa fresca y las olas calmas.

Sin duda un paraíso que ellos amarán de ahora en adelante. 

El primero en abrir sus ojos fue el pelinegro, vio como su cuerpo y el de Jimin se enredaban en una maraña única. La cabeza de Jimin descansaba sobre su pecho. Sus mechones rojizos tenían arena encima. Sonrió feliz y dichoso.

     —Mi pequeño zorrito —Ronroneó Yoongi sonriendo.

Recordando cuando lo conoció y todo lo que vivió desde el momento en que Jimin decidió que Yoongi sería suyo.

     —Sin duda un pequeño zorro travieso que le robó toda su voluntad. 

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𝑀𝓎 𝐿𝒾𝓉𝓉𝓁𝑒 𝐹𝑜𝓍

𝐹𝒾𝓃
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*La playa solitaria...

*Lee Seok-woon y su familia:
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Bien Mandarinas, oficialmente hemos concluido con esta historia.  Sólo esperen en epílogo. Gracias a todas las que esperaron pacientemente hasta el final valen mucho para mi. Las amo.

Att: Yunki

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