08
La decisión
-Changbin, despierta -abrí los ojos con lentitud, como si la poca luz que había en mi habitación me hiciera daño. Yeji estaba a mi lado apartando algunos mechones de cabello de mi rostro, se veía preocupada. Recordé la emoción con la que me despertó ayer de inmediato sentí una punzada en mi pecho. Ahora estaba comprometido. Aún no me colocaba el anillo de compromiso, pero podía sentir un peso más en el dedo en el que estaría. Me senté y le dediqué una mirada tranquilizadora a Yeji, ella no debía saber sobre esto, tenía que creer que me casaría con Felix por amor.
-¿Qué pasa, enana? -le pregunté sonriendo. Esto me estaba destrozando.
-Son las dos de la tarde... -me dijo, mordiéndose el labio.. Había olvidado que hoy saldría con los demás al parque de diversiones. Me puse de pie y me di cuenta de que Yeji ya estaba vestida. Me dejó solo para que pudiera cambiarme, aunque su presencia no me molestaba ni me avergonzaba. Cuando acabé de abrocharme el último botón de mi abrigo, miré con odio la cajita donde dormía el anillo. Estaba sobre mi escritorio y parecía iluminado por el cielo. Lo abrí y sin pensarlo dos veces para no arrepentirme, me coloque el anillo. Lo contemplé unos minutos hasta que Yeji tocó la puerta para avisarme que mis amigos me esperaban abajo listos para irse. Mis amigos. ¿Cómo reaccionarían antes la noticia? ¿Qué pensarían de Felix si conocieran la verdad? Comencé a sentir lástima de mi mismo, me había rendido ante el matrimonio incluso antes de luchar. ¿Tan débil me consideraba Felix? Una nueva oleada de ira me arrancó un gruñido de la garganta. No. No le haría las cosas tan fáciles. Si quería casarse conmigo no opondría resistencia, pero no por eso me convertiría en el esposo perfecto.
-Ya voy -le grité a Yeji. Yo no estaba acostumbrabo a llevar maquillaje, aunque tenía algunas cosas que me regalaban. Me arreglé lo más que pude y peiné mi cabello hasta que quedó completamente liso. Era desagradable ver mi reflejo en el espejo y no recordarme, pero si Felix deseaba guerra, eso obtendría.
-¡Ya estoy aquí! -exclamé con falsa alegría cuando bajé las escaleras. Minho y BangChan me abrazaron al mismo tiempo para saludar y me regañaron por quedarme dormido.
-Eres un holgazan -me dijo BangChan. Los tres reímos y entonces, los vi.
Salían de la cocina, cada uno con un trozo del pastel de cumpleaños de anoche en las manos. Seungmin tenía la mitad del rostro cubierto de chocolate e intentaba manchar a Jisung, quien se alejaba y estiraba lo más que podía de las manos sucias de Seungmin.
-¡Chiquitín! -gritó Seungmin en cuanto me vio y corrió a darme un gran abrazo. Esta vez la felicidad fue verdadera, mis mejores amigos estaban a mi lado en ese momento y eso era justo lo que necesitaba para reunir la fuerza para enfrentarme a Felix.
-Mira que bonito estás, seguro a que ya tienes novio -dijo Seungmin.
-No lo acoses tanto -me defendió Jisung. Me abrazó de la cintura y me dedicó una ancha sonrisa que me calmó, al menos mis amigos me apoyaban. Noté la mirada de Minho sobre nosotros e intenté despegarme de Jisung, yo sabía que a mi amigo le gustaba y no quería problemas con él también.
-Aparta tus manos de Changbin -escuché de pronto. Los cinco miramos a la misma dirección y vimos que Felix venía hacia nosotros. Se me heló la sangre cuando cruzamos miradas y él me sonrió.
Jisung me soltó y murmuró algo como "Celos". Él no sabía a que grado seguramente tenía la razón.
-¡Felix, mi amado pollito, he vuelto! -Seungmin saltó a los brazos de Felix e hizo que ambos cayeran al suelo por el impulso. Me reí junto con los demás, por un segundo las cosas habían vuelto a ser lo de antes: relajadas y llenas de bromas. Pero muy en el fondo sabía que no volvería a serlo jamás, ni siquiera había empezado a procesar las palabras de Felix todavía.
"Yo te amo". Con sólo recordarlas un millón de emociones se acumulaban en mi pecho y subían hasta atorarse en mi garganta, que no les cede el paso para evitar que me pusiera a gritar allí mismo.
-Adivina.. He comprado ropa nueva que quiero modelar para ti... en la noche... solos -fui el primer en reírme de la insinuación de Seungmin -. Había que aliviar el ambiente ¿no?.
-¿Dónde esta Wooyoung, Lia y Yeonjun?
-les pregunté cuando se pusieron de pie.
-Lia viene en camino, Yeonjun dijo que nos esperaría en el parque. Y Wooyoung también viene, pero lo recogeremos cuando nos pongamos en marcha -me informó BangChan. Asentí con la cabeza y esperé a que agregara algo más, pero como no lo hizo, de la nada surgió cierta tensión sobre mis hombros.
-Qué lindo anillo, Bin -me dijo Minho. No quería que lo supieran, aún no. Entré en pánico y no se me ocurrió otra cosa mas que ocultar mi mano en el bolsillo de mi abrigo-. ¿Dónde lo compraste?.
-Es... un regalo... de la abuela -le respondí. Felix me miró decepcionado, ¿qué se supone que tenía que decir? "Es un anillo de compromiso, anoche Felix me obligó a casarme con él, ¿no es genial?". Ni todo el sarcasmo del mundo me alcanzaría para pronunciar esas palabras.
Lia llegó a los cinco minutos y nos fuimos en seguida. Nos iríamos en el auto de Felix pero yo conduciría. Sin embargo, en cuanto me puse al volante las manos me comenzaron a temblar. No podía concentrarme en encender el motor, olvidé los cambios que había que hacer con la palanca y cuando finalmente logré echar a andar el auto, di con el freno y todos nos fuimos hacia adelante.
-Será mejor que yo conduzca -sugirió Jisung. Salí del asiento del conductor y me senté atrás con los demás. Para mi mala suerte, quedé al medio de Seungmin y Felix. Intenté poner atención a la conversación que tenían Minho y BangChan, pero me distraía con facilidad. Podía oír la respiración de Felix a mi lado y la noche anterior se me venía a la cabeza. desde el asiento de adelante. El auto de Felix era muy espacioso, con tres corridas de asientos nosotros íbamos cómodos. Pero Felix estaba pegado a mi, como si tuviera miedo a que abriera la puerta y me tirará en cualquier momento. Si seguía acercándose más de lo necesario esta opción no estaría muy lejos de la realidad.
-¿Qué opinas, chiquitín? -escuché que me preguntaba Jisung.
-¿Opinar de qué? -entre todas las cosas que pensaba no tenía ni la menor idea de lo que hablaba Sung.
-Sobre que Felix te ama...
-¡¿Que?! -exclamé. Acaso lo habían descubierto mientras yo ¿no los escuchaba?
-Sobre que Felix no llama -aclaró. Suspiré aliviado, había oído mal. Antes me llamaba para saber cómo estaba, pero ahora con suerte me saluda como antes.
-Es que está enamorado.
-¡¿Cómo?! -grité ante las palabras de Minho. Él me miró extrañado, seguro parecía un loco alterándome con cada frase que decían.
-Que está concentrado, pronto rendirá el examen para entrar a la universidad -bajé la mirada avergonzado, sería mejor desconectar por el resto del camino si no quería estar paranoico por el resto del día.
Después de recoger a Wooyoung, nos fuimos directo al parque de diversiones. Era más una feria que un parque de diversiones, pero a mi me gustaba.
El ambiente alegre era contagioso, a pesar de que toda la diversión era de noche, prefería ir de día porque así aprovechamos el tiempo al máximo.
Mientras los chicos compraban las entradas y se ponen de acuerdo a qué atracción subir primero, Minho me miró suspicaz y me agarró de la mano que tenía el anillo.
-¿De tu abuela, eh? -aparté la mano y la volví a esconder en mi bolsillo.
-Si, ha pasado de generación en generación en nuestra familia.
-Ya, y el que reconozca entre un anillo normal y uno de compromiso, más las intensas miradas de Felix y tu distracción del día de hoy no tiene ninguna relación.
-No -normalmente era un excelente mentiroso, pero esta vez me delaté solo al dirigir mi vista hacia Felix.
-Seo...
Y no lo soporte
Se los conté todo, desde la confesión hasta lo que se proponía Felix.
Lia me dijo que eso no estaba bien, que un matrimonio era un lazo de amor mutuo, BangChan no dijo nada pero me consoló en silencio, en cambio Minho... pegó el grito en el cielo.
-¿Me dejaras ser el padrino? -los tres miramos sorprendidos a Minho.
-¿No escuchas, Min? ¡No quiero casarme con Felix! -dije exasperado.
- ¡¿Tú qué?! -me di media vuelta y me encontré con el rostro distorsionado de Jisung-. Explícame de que demonios estás hablando.
Nuevamente le relaté lo sucedido y a medida que avanzaba Jisung iba cambiando de colores.
-No puede hacer eso... -dijo cuando acabé de contarle.
-No te preocupes, chiquitin. Yo te ayudaré.
-Y yo -dijo Minho.
-Cuenta conmigo -se unió Lia. BangChan se quedó callado, pero Minho le dió un codazo en las costillas.
-Está bien. También te ayudaré. Pero en caso de que esto no funcione y tengas que casarte con Felix, el puesto de padrino, ya está reservado -puse los ojos en blanco y le tiré el cabello como regaño.
-¿Qué tienes pensado hacer? -me preguntó Jisung.
-Bueno... casarme con Lee y ser el peor esposo -me encogí de hombros y sonreí con inocencia. Jisung bufó y me golpeó en la frente.
-Eso déjalo como plan B. Lo que tienes que hacer ahora es lo siguiente...
Los chicos regresaron con ocho entradas que incluye comida y una vuelta a cada atracción. Lo primero que hicimos fue comprar comida, hasta que vi un puesto de hamburguesas.
Recordé que no había desayunado y mí estómago comenzó a rugir en cuanto el aroma llegó a mi nariz...
Después iniciamos la búsqueda de Yeonjun. Dijo que nos esperaría al lado de la casa embrujada, no demoramos en distinguir su castaño cabello entre la multitud.
-Al fin llegan, ¿por qué tardaron tanto?
-Por culpa de Changbin dormilón -me acusó Felix. En un caso normal lo habría insultado y los demás se hubiesen reído de para encontrarle la gracia al chiste de Felix. Pero estaba todo demasiado tenso para bromear.
-Bueno, será mejor que entremos a la casa embrujada de una vez, dicen que es tan aterradora que hasta a los mismos trabajadores del parque les asusta.
Terminé mi hamburguesa y nos pusimos en la fila para entrar. Yeonjun no se se equivocaba, el lugar era espantoso. Debíamos seguir un camino recto, pero todo estaba a oscuras y se escuchaban gritos cada vez que dábamos un paso. Me trague el orgullo y la dignidad cuando nos cruzamos con la habitación del exorcista, como Felix no se había separado de mi lado salvo para comprar las entradas, me aferré a su brazo lo que quedaba de recorrido.
Cuando salimos de la casa embrujada, tenía los ojos cerrados y Felix casi me llevaba en su espalda.
-Binnie, ya salimos, no hay nada aterrador aquí -me decía con un susurro en mí oído. Pero sí que lo había, me aterraba el sólo hecho de que mi corazón salta y latiera más rápido al oír su voz.
-No, hay monstruos que quieren comerme, nunca más en mi vida abriré los ojos -le dije. Estaba abrazado a él con la cara escondida en el espacio que se formaba entre su cuello y su hombro aun que tuviéramos unos centímetros de diferencia.
-¿En serio? Porque por ahí veo una montaña rusa -abri los ojos de golpe y divisé los rieles y las extravagantes curvas de la que sería la montaña rusa más grande que haya visto en mi vida. Solté a Felix y fui corriendo a colocarme en la fila. Mis amigos llegaron entre carcajadas, nunca antes había logrado resistirme a este juego, era mi favorito.
Jisung se me acercó y disimuladamente me dijo:- ¿De verdad no te quieres casar con Felix? Hace unos minutos me pareció que estabas muy bien a su lado.
-Estaba asustado, no molestes.
-Sólo te quiero ayudar a que tomes la decisión correcta.
Pensé en lo que me dijo Jisung durante mucho tiempo, no me di cuenta cuando la fila avanzó y llegó mi turno de subir. La decisión correcta ¿Cuál era? Casarme con Felix y ser el hombre más insoportable del planeta o romperle el corazón. Si hacía la primera, Felix me odiaría. Si hacia la segunda, que sería efectuar el plan de Jisung: fingir que estoy enamorado de otro chico, Felix también me odiaría. Sin mencionar el daño que le causaría.
En ambos casos el perjudicado sería Felix. Me sentí horrible, como si yo fuera el monstruo. Sólo pensaba en mí y en lo que me sucedería, y sin embargo, a Felix no parecía importarle.
¿Por qué era tan bueno? "Yo te amo". Parecía que esa era la respuesta a todas las preguntas.
-Hey chico chiquito, ¿vas a subir? -miré al hombre que estaba en la entrada de la montaña rusa. A mi alrededor las personas se quejaban porque no me subía de una vez.
-Claro -me senté en el segundo de los carritos y espere a que alguien se sentara a mi lado-. ¿Quién se va a sentar conmigo? -todos giran a ver a Felix, que movía los brazos impaciente y parecía no estar alli.
-Felix... -pero él no escuchó a Wooyoung.
Entonces lo recordé. Felix le tenía miedo a las alturas y en especial a las montañas rusas. Me mordí el labio, pensando en que hacer. Me bajé del carrito y caminé hasta tomar de la mano a Felix. No me agrada para nada todo esto que nos ocurría con respecto al matrimonio, pero el sigue siendo mi platinado. Y si a él no le molesta cargar conmigo en la casa embrujada, a mi no me molestaría hacerle compañía mientras los demás disfrutaban de la montaña.
-Yo acompaño a Lix, no se preocupen -les dije. Antes de que el juego empezara, Jisung me miró fijamente y sonrió. Me dolía aceptarlo, pero ya había tomado la decisión correcta.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro