03
Minho y BangChan no dejaban de fastidiarme. De un día para otro les habría entrado en la cabeza la odiosa idea del primer beso. Era repugnante, yo seguía creyendo de que eso solo era un método para traspasarse baba.
BangChan nos había confesado que un chico de la escuela le pidió un beso y que él se lo había dado independiente que ambos fueran hombres. A la semana llegó Minho diciendo que consiguió que una niña lo besara, pero también dijo, que no le agradó en lo absoluto. Y ahora esperaban mi turno. Mis labios estaban sellados, no besaría a nadie. No estaba dispuesto a correr ese riesgo, podría contagiarme de alguna enfermedad, besarse era muy peligroso.
—Vamos, no tiene nada de malo. Es la mejor sensación del mundo, son miles de mariposas en tu estómago... — argumentó BangChan mientras comíamos helado en la terraza de mi casa.
—Además te tiemblan las rodillas — argumentó nuevamente BangChan, a lo que Minho y yo pusimos cara de asco.
—No, gracias. Paso. Y aunque quisiera, jamás lograría que alguien me besara, soy Changbin el descerebrado, Changbin el torpe, Changbin el inútil... — Podría seguir nombrado los apodos que me ponían mis compañeros, pero no quería amargarme la tarde recordando lo cruel que podían ser los niños y niñas. Hyunjin me decía que no les prestará atención, que nuestro padre era el jefe de ellos y que si me apetecía podía hacer lo que quisiera.
Hyunjin se estaba transformando en un chico malvado con el correr de los años.
—Bueno, entonces con una niña que no vaya a nuestra escuela — me dijo BangChan y algo se encendió en su mirada. Noté que Minho estaba con el mismo rostro cómplice, se miraron y sonrieron.
—Y que esté cerca, que no te conozca y que se muera por ti. ¿Se te ocurre alguien Channie? — preguntó Minho. Me estaba asustando, sonreían de una manera amenazadora.
—Sea quién sea, no lo haré. Solo tengo doce años, quiero vivir mi infancia sin enredos amorosos.
—¡Seo! Es normal — exclamó BangChan. Que insistentes eran mis amigos.
—¡No lo haré! — les grité — No besaré a nadie.
—Bien, si esa es tu decisión — Minho se cruzó de brazos y miró de soslayo a BangChan, quien hizo lo mismo y se pusieron de pie — No beses a una chica, no te podemos obligar. Pero... nunca mencionaste algo sobre si un niño te besara...
—¡No, no, no, no! — les espeté. Los corrí de mi casa y les dije con seriedad que me hablaran cuando pensaran racionalmente.
A la mañana siguiente, me encontré en el desayuno con Felix. Desde que se cambió de escuela se había vuelto más esquivo. Intenté hablarle y decirle que haría sufrir a Lisa, pero él parecía estar en otro mundo, así que desistí y en semanas las cosas quedaron como antes.
Saludé a Tzuyu, que me preparaba un tazón con cereales y un pancito, y le dediqué una fría mirada a Felix como buenos días. Sin embargo, a diferencia de otros días, él no se levantó de la silla y dejó su comida a medio terminar, sino que se quedó allí con la mirada perdida observando su cuchara.
—Changbin, quiero hablar contigo — me dijo de repente. Tzuyu nos miró y sonrió.
—Le llevaré el desayuno a tu madre, Changbin — tomó una bandeja con una taza de café y unos pastelitos de fresas y salió, dejándonos solos.
—¿Qué quieres?
Él se acomodó en su silla y presencié algo que nunca esperé por parte de él: inseguridad.
Abrí la boca como tonto, Felix, el niño listo de todos los tiempos, estaba nervioso. No pude evitar reírme.
—¿De qué te ríes? — me preguntó.
—De nada — respondí, pero no pareció muy convencido. Jugó unos minutos más con la cuchara y se puso de pie con la cabeza gacha.
Incliné mi cabeza para mirarlo a los ojos y me fijé que sus mejillas estaban encendidas.
—Felix,¿Qué te ocurre? — pero antes de responderme, se abalanzó sobre mí y chocó su boca con mi ojo— ¿¡Me quieres dejar ciego!?
¿Qué había intentado hacer? Casi asesina mi pobre ojo.
Me tapé el ojo herido con la mano y lo observé. Estaba de pie frente a mí e incluso más colorado que antes.
En eso, volvió Tzuyu. Tenía una sonrisa en el rostro y tarareaba una canción alegre, pero quedó en silencio al vernos a nosotros.
—¿Qué te pasó en el ojo, Bin? — preguntó al darse cuenta que cubrí mi ojo.
— Felix me golpeó — le contesté.
—¡No, yo solo trataba de...! — guardó silencio, no terminó de decir la frase.
—De asesinarme, eso querías — le dije, exagerando la situación.
—Changbin, cariño. No creo que Lix haya querido asesinarte, ¿Verdad Felix?
—Por supuesto que no, yo jamás te haría daño — me calmé unos segundos y en ese preciso instante, apareció Chaeryeong en la puerta de la cocina.
—Chicos, ¿no me oyen?. El auto está esperándote, Changbin y Felix, tu hermano se irá si no te apresuras — Lo fulminé con el ojo bueno y me encaminé hasta el auto. Afuera se escuchaban los bocinazos que daba Hyunjin porque no me apuraba.
—¿Tienes los pies de lana, Changbin? ¡Debo dar un examen muy importante y necesito llegar temprano! — gritaba a todo pulmón por la ventana. Me subí e ignoré las quejas de mi hermano. Las hormonas lo estaban volviendo loco, era lo más seguro.
Cuando llegamos, Hyunjin se escapó a su clase para estudiar antes de su examen y yo tuve que ir a dejar a Yeji a su salón. Este era su primer año y el castillo la aterraba.
Después de soportar el llanto de Yeji, el berrinche que armó para que no la dejara, me fui finalmente a la primera clase del día: Literatura.
—Changbin, ¿ya pensaste lo del beso? — me preguntó BangChan cuando llegué. Yo le había advertido que no me hablara hasta que dejara de molestar con eso. Hice oídos sordos y me senté al lado de Lia como si nada hubiera pasado.
—¿Qué pasó ahora? — inquirió mi prima.
—Nada — le respondí.
—¿Qué tienes en el ojo? Está hinchado — me dijo Lia, con cierto terror en la voz. Yo me toqué el ojo, y en efecto, estaba hinchado.
—Y morado — agregó BangChan.
Mataría a Felix cuando volviera a casa.
En mi "mundo" era normal que la gente se relacionara como quisiera, ya fuera; hombres con hombres, mujeres con mujeres aunque no fuera común, lo más normal era ver a hombres y mujeres siendo pareja. Aunque si no era así, también era considerado normal. Tampoco habían distinciones ni estereotipos de género, y eso era lo que más agradecía.
Desde la torre más alta sonó la campana anunciando que las clases comenzarían. Minho llegó atrasado y la maestra le quitó una estrella. Pasé toda la mañana ideando formas para torturar a Felix y quitarme a mis amigos de encima.
Cuando la clase terminó, estaba guardando mis cosas hasta que la maestra me llamó.
—Changbin, Wooyoung ¿podrían venir un momento? — miré a Wooyoung de reojo. Seguía sentado con Lisa, pero ya no comía pegamento.
Incluso, se comportaba como un niño normal, como nosotros. Caminamos hasta el escritorio de la maestra y le hice señas a Lia para que supiera que me esperara en el mismo sitio de siempre.
—Necesito que le entreguen esto a sus padres — nos dijo. Nos entregó un sobre blanco a cada uno y nos dedicó una mirada severa. Ambos asentimos y yo guardé el sobre en mi mochila.
—Changbin, hoy vamos a tu casa — me dijeron BangChan y Minho. Con el asunto del sobre, olvidé que estaba haciéndoles la ley del hielo y dejé que se subieran al auto que me iba a recoger.
Lia se nos unió y junto con mis hermanos, nos marchamos.
Apenas pusieron un pie dentro de mi Casa, Minho y BangChan comenzaron a preguntar por Felix. No le di importancia y los dejé que los buscarán. Yo tenía otros asuntos que tratar.
—¡Tzuyu! — grité. Pero ella no respondió. Mis padres nunca asistían a las reuniones de la academia, así que la carta estaba dirigida a ella.
Como no lo resistía más, saqué el sobre de mi mochila y lo abrí.
—¿Qué es eso? — preguntó Lia. Le dije que se acercara para que la leyera conmigo. Pero fue un error porque en seguida la vergüenza hizo que soltara el papel y me dieran ganas de llorar.
—Eso no es posible, Binnie — exclamó Lia. Pero si que lo era. Ya no prestaba atención en clases, no hacía las tareas, ni los proyectos. Era obvio que en algún momento esto ocurriría.
Había reprobado el año y tendría que repetirlo el que seguía.
Seguro Wooyoung también había repetido el año. Tzuyu iba a matarme cuando se enterara.
—¿Qué vas a hacer, Changbin? — me preguntó Lia, después de que la sorpresa se nos pasará.
—Convertirme en el mejor amigo de Wooyoung, no pienso estar solo el próximo año.
Ella puso los ojos en blanco y supo que ya lo había superado.
¿De qué me serviría el colegio? De nada, solo despreciaba años de mi vida encerrado en una habitación con niños estúpidos, cuando podría estar viendo televisión en mi casa.
—Ni una palabra a nadie, Lia. Si no se los cuento, no se enterarán — Lia asintió e hicimos el juramento del dedito.
Fuimos hasta la terraza para encontrarnos con BangChan y Minho, pero ellos no estaban allí.
—¿Dónde se metieron ahora? — los buscamos por todas partes. Hasta que recordé que estaban tras la puerta de Felix.
Con Lia, fui hasta la habitación de Felix a ver si estaban allí.
—Para la próxima, no seas tan precipitado... — escuché. La voz era de BangChan y venía dentro del cuarto. La puerta estaba entreabierta y alcanzaba a escuchar la conversación.
—No habrá próxima vez, él cree que intenté asesinarlo... — decía Felix.
—Ese niño cada día está más loco — dijo Minho.
—¿De qué están hablando? — me susurró Lia. Le hice una seña para que guardara silencio.
—Tienes que besarlo, Hyung. Ahora, ya — exclamó BangChan.
Me tapé la boca para no gritar y agarré a Lia del brazo para llevármela hasta mi habitación.
—Ese... Ahhhh...y ellos...todo era un plan...por eso en la mañana...Debí sospecharlo — comencé a gritar en cuanto me tiré encima de mi cama.
—No se de qué estás hablando — Me dijo Lia.
Le expliqué todo y ella estuvo de acuerdo conmigo. Además, cuando yo besara a alguien, la siguiente víctima sería Lia, así que se unió a mi lucha.
—¿Y qué harás?
—No lo sé.
Había pasado una semana desde que descubrí que mis amigos le habían dicho a Felix que me besara. Aún pensaba en lo que ellos le dijeron para que él aceptara su propuesta.
Comencé a hacerme amigo de Wooyoung, él me había dicho que sus padres le dieron una paliza cuando se enteraron que reprobó el año. Era un niño muy agradable y su cabello parecía encenderse cada vez que se ponía bajo el sol.
—Woo, ¿Quieres venir a mi casa a jugar? — le pregunté cuando estábamos en Arte. Él aceptó encantado, me dijo que era la única persona de la escuela que le hablaba.
Ese día solo Wooyoung fué a mi casa, y fué un alivio para mí.
Felix no lo saludó cuando lo vio. Estaba seguro que lo recordaba, pero por alguna razón lo ignoraba.
Pasamos la tarde viendo películas y jugando videojuegos, mientras Felix nos miraba desde una mesa con cinco libros abiertos para su escuela.
Entonces se me ocurrió una idea.
Conocía a la perfección a BangChan y Minho, y sabía de antemano que harían lo posible para que besara a Felix. Pero ellos querían que besara a alguien, al fin y al cabo.
—Wooyoung...
—Dime... — y antes de que dijera algo más, lo besé.
Fue simple, corto y preciso. Me separé antes de que me diera arcadas y le sonreí para no quedar en evidencia de que no me agradaba la idea de haberlo besado.
El tenía los ojos como platos y comenzó a sonrojarse.
Miré disimuladamente a Felix, tenía la misma expresión que Wooyoung, a diferencia de que sabía que su rostro no estaba rojo de vergüenza.
Hola!! Se que tardé en actualizar pero ya regresé, ya vendrán los otros capítulos. Bye ♥.
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