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«...XV...»

Habían pasado como poco más de una semana después del incidente de la maldición de segundo grado, y Makima tomaba una taza de café con tranquilidad mientras que delante de ella estaba Satoru Gojo quien miraba sin muchas ganas el pastelillo que tenía en frente.


Ambos estaban en la cafetería en la que Satoru había descubierto que Makima estaba viva, solo que en esta ocasión Makima solicitó la presencia del hechicero.

Pero no han hablado desde que ambos se saludaron y se preguntaron el cómo estaban...

De hecho, Satoru no había comido el pastelillo que Makima había pedido para él; ya que este solía pedirlo mucho cuando tenían este tipo de encuentros.

Y Makima iba por su cuarta taza de café...

-¿Ya lo sabías...?

-¿A qué te refieres, Gojo-san?-Pregunta Makima con calma, tomando un sorbo de su café, el décimo tercer sorbo.

-Sobre Suguru... El ya es un...-Le costó un poco terminar la oración que quería decir.

Mai inclinó ligeramente la cabeza, como si lo pensara.

-Ah si... Un brujo, ¿no?-Responde con tranquilidad.- Ya lo sabía, hace como dos semanas.-Añade mientras toma una de las galletas de la mesa y le da una suave mordida, ya tomó mucho líquido.

Satoru frunce ligeramente el ceño al escuchar eso.-¿Qué...?

-Si... Se ha encontrado un poco desequilibrado, el siguió su propio camino, incluso quiso que me una a su plan de matar a los no hechiceros.-Agrega con calma.

Hubo silencio después de eso, Satoru procesando ligeramente las palabras que Makima dijo.

-¿Y no hiciste... nada?-Murmura el albino con el flequillo tapando sus ojos, pero la forma de sus labios demostraba que estaba molesto.

-¿Mm? ¿No 'hice nada' en qué?-Makima alza ligeramente la ceja.

-¡¿No hiciste nada para evitar que Suguru se vaya?!-Exclama en voz alta mientras golpea la mesa, la cual se destruyó, haciendo que las cosas que tenía se cayeran y desparramaran en el suelo.

Eso captó la mirada de todas las personas presentes, incluso del personal de trabajo.

Lo único que pudo salvarse fue la taza de café que Makima tenía en su mano junto con el platillo pequeño que estaba en su otra mano, a pesar del impulso de ira de Satoru ella no reacciona a la defensiva y solo tiene su expresión calmada.

Y tomó un último sorbo de café.

-Gojo-san... No hagas un alboroto.

El albino solo soltó un gruñido y se fue de la cafetería, Makima se levantó de su asiento y dejó la taza en la bandeja que llevaba una de las camareras que estaba un poco desconcertada al presenciar lo que vio.

-Lamento las molestias de mi colega, él está un poco alterado.-Se disculpa la de ojos dorados con una suave sonrisa a los presentes que la miraban, para luego voltear a la camarera y sacar su billetera.- Supongo que esto cubrirá los gastos de la mesa rota y también cubrirá los pedidos, me disculpo nuevamente.-Deja los yenes en la bandeja de la camarera para luego irse.

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Satoru caminaba con el ceño fruncido y las manos dentro de los bolsillos de su uniforme de hechiceros caminando de forma moderadamente rápida.

-Gojo-san...-Makima lo llama estando detrás de él, siguiendo su paso.

Él sigue caminando sin detenerse.

-Gojo-san...

No piensa detenerse...

-Satoru...

Y el albino se detiene al escuchar su nombre y voltea, solo para ver qué Makima no estaba detrás de él.

¿Fue parte de su imaginación que ella lo llamara por su nombre?

Gruñe nuevamente para luego darse vuelta y seguir su camino, pero Makima estaba frente a él.

-Satoru...-Dijo Makima con suavidad, mirándolo directamente a los ojos ligeramente sorprendidos del albino que se escondían detrás de esas gafas de sol.

Ella toma las manos del hechicero, las manos de él eran más grandes que de las de ella, de él eran ligeramente gruesas y de ella eran delgadas, las manos de ella eran suaves y los de él eran de la misma manera a pesar de su labor como hechicero.

-¿Ya no estás tan enojado?-Pregunta con una sonrisa inquisitiva, aún mirándolo directamente.

Satoru solo hace una mueca aún con el ceño fruncido, mirando hacia otro lado, su infinito se activa, evitando que las manos de Makima lo toquen directamente.

La sonrisa calmada de Makima se tensa un poco, sus manos se apartan de Satoru y caen a los costados, la demonio del control siente ligeramente una amenaza hacia el control que trata de poner al hechicero de los seis ojos.

-Bien... Si no vas a hablar, entonces solo escucha.-Dice ella mientras se da la vuelta y comienza a caminar.

El albino la acompaña pero como a dos pasos atrás, está molesto, se nota por su ceño fruncido.

-Geto-san se encontraba en un... Mal estado por así decirlo.-Dice Makima caminando con calma.- Después de lo que pasó con Riko Amanai, se volvió más apagado, o mejor dicho: Deprimido, supongo que lo notaste.

Satoru la miró al escucharla. Sí... Él lo había notado, pero pensó que simplemente tuvo un mal día después de las misiones y se encontraba cansado, pensó que darle espacio era la mejor opción.

Él simplemente respondió con un "Mm" en señal de afirmación, pero aún con los brazos cruzados y volvió a mirar hacia otro lado mientras seguía su paso.

-Créeme que traté de ayudarle... Probablemente estaba funcionando mi ayuda, pero después de su última misión como hechicero ya decidió su propio camino.-Explica ella mientras se detiene en una plaza, la misma en la que ella se había encontrado con Suguru.- Él...-Fue interrumpida.

-Exterminó a un pueblo entero y mató a sus padres.-El de ojos color azul cielo completa la oración que Makima diría, y ella asiente en confirmación.

La de ojos dorados se sienta en la banca de la plaza, a diferencia de esa noche en la que estaba solitaria y fría, habían personas y era un ambiente cálido con el cielo anaranjado por el atardecer.

El albino sin mucha opción, se sienta en la misma banca, pero un poco alejado de Makima.

-Fue aquí... Aquí fue nuestro punto de encuentro, me contó lo que pasó en su misión y como ya no soportaba que sus compañeros mueran.-Cuenta mientras mira el atardacer.- Odiando la sensación de vómito cada vez que absorbía una maldición, odiando a los no hechiceros; creyendo que los hechiceros son superiores y queriendo su mundo perfecto sin los "monos" como él les dice.

Satoru escuchaba atentamente, mirando el atardecer, ¿cómo no pudo ver eso en su mejor amigo?

Parecía que Makima conocía más de Suguru que él, y él que era el más cercano no pudo ver nada de lo que Makima vio.

Aunque también... Suguru tampoco le contó su mal estar, eran amigos y ya no hay siquiera eso... ¿Ya no había esa confianza después de tanto?

¿Por qué...?

Sin darse cuenta su infinito se desactivó... Pero sí sintió la yema del dedo índice de Makima, que quitó una lágrima que había salido inconscientemente de él y ni siquiera se dió cuenta.

-Sé que es difícil para tí... Geto-san y tú eran buenos amigos, y que él se haya ido por un mal camino debe ser doloros.-Dice ella con suavidad, siendo como un consuelo.

Vuelve a tomar las manos de Satoru y el infinito se activó de nuevo. Makima solo sonrió pero no lo soltó.

-Pero no es el fin de tu propio camino, tu amigo se fué y tú sigues aquí, si caes no preservarás lo moralidad de lo que fue Geto-san.-Dice con la misma calma, pero acercándose hacia él.- Ya suéltalo...-Dice por último con una sonrisa.

Ya no hay infinito...

De un momento a otro, Makima consolaba a Satoru con un abrazo, este escondía su rostro en el hombro de la demonio del control, sus lentes de sol cayeron al suelo cuando hizo ese movimiento.

Que momento tan lindo y vulnerable del hechicero de los seis ojos.

Fue perfecto.

Ahora la demonio del control no sentía esa pequeña amenaza.

Solo una falsa alarma.

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Estuve inspirada, disfruten el capítulo, vuelvo en dos semanas.

Espero les guste y llamen en serio hacerlos esperar, tengo problemas, ya que me estoy llevando mal con las notas del trimestre.

Realmente espero les haya gustado y no olviden darle su voto.

Muah~

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