«...I...»
Desde mi derrota con el portador de Chainsaw Man, que sinceramente fue muy humillante, he estado aquí como por un par de semanas... Y desde el momento en que estaba aquí, supe que no era en donde yo ya estaba, se suponía que tenía que reencarnar.
Pero eso jamás pasó, desperté en este mundo con una apariencia más joven de la que tenía naturalmente, y vi una clase de criaturas raras que parece que solo yo veía y no los humanos...
No eran demonios, si lo fueran; los humanos correrían despavoridos como las ratas cuando ven a un gato.
Y parece ser que hay cierta similitudes con mi mundo, hay hechiceros que "exorcisan" a estas cosas que llaman "maldiciones". Parece que son como los Devil Hunters.
—Huh... Este mundo es interesante.—
—Señorita Makima, ya la encontramos.—Me avisó un hechicero de los que había domado cuando lo encontré, sean hechiceros o no, siguen siendo humanos fáciles de manipular.
—Gracias, voy en un momento.—Contesté con tranquilidad.
Aunque haya llegado aquí con una apariencia más joven, sigo teniendo mis habilidades, aunque ya no tengo mi contrato con el Primer Ministro de Japón y tampoco tengo a los híbridos, demonios, poseidos y humanos que tenía bajo mi control, pude manejarlo.
Caminé por las calles junto al hechicero que parecía ser más como un guardaespaldas, también era seguida por algunas maldiciones que había domesticado.
—¿Quien dijiste que era el hechicero más fuerte?—Pregunté al hechicero de mi lado, no recuerdo su nombre, pero no importa.
—Satoru Gojo, miembro del clan Gojo, como le dije antes, hay tres clanes con reconocimiento y prestigio, el clan Gojo, el clan Zenin y el clan Kamo, cada uno tienen sus propias habilidades heredadas de generación en generación, pero en este caso, Gojo tiene la fama de tener los "seis ojos".—Explicó pacientemente, es un hechicero de semi segundo grado, no es fuerte pero al menos me tiene información útil.
—Gracias, puedes volver a hacer tus misiones, o pensarán que estás muerto.—Le dije con una sonrisa, este obedeció y se fué.
Seguí caminando por las calles, estaba pensando en ese tal hechicero... Sería de gran ventaja que también estuviera bajo mi control.
—Con que el tal "Satoru" es el hechicero más fuerte... ¿Debería entrar a su escuela?—Hablé al aire sin importarme si un humano me escuchaba, me daba igual.
Si quería ganarme su confianza, lo mejor sería inscribirme en su escuela, pero... Tardaría mucho, ese hechicero me dijo que normalmente todos los hechiceros están ocupados por falta de personal, por lo que para cuando me inscriba puede que estén ocupados la mayoría del tiempo.
Creo que lo mejor sería meterme cuando estén en una situación en la que estén aprietos y poder ganarme su confianza.
Caminé hasta un edificio, entrando y tomando el ascensor como para el último piso, caminé por el pasillo hasta llegar a una puerta de un apartamento, toqué el timbre y esperé.
Pronto me abrió la puerta una mujer que parecía ser una sirvienta que tenía un trapeador pareciendo estar en guardia... Cuando me miró bajó la guardia y me vio con confusión.
—¿Desea algo señorita?—Dijo la sirvienta con un poco de desconfianza pero también con amabilidad, seguro al ver que solo soy una joven.
—Déjame pasar, es una orden.—Ordené con tranquilidad, y la sirvienta se puso en un modo neutral y se hizo a un lado dejándome pasar al apartamento.
—Kuroi, ¿está todo bien? ¿quién tocó el timbre?—Se escuchó la voz de una chica, la cual pronto llegó a donde estaba yo y la sirvienta.—¿Quién eres?—Me miró con cierta desconfianza, pero eso se puede arreglar.
Yo no contesté, y miré a la que pronto vendrían a por su cabeza, la apunté con mi dedo índice, y se disparó mi cadena de dominación hacia su frente, lo que la dejó en un estado de shock sin moverse.
—Soy Makima, tu mejor amiga y guardaespaldas asignada para tu protección.—Dije tranquilamente, estaba modificando sus recuerdos, para acercarme a los hechiceros más fuertes, debo de ir a lo que sería la raíz de su futura misión.—¿Lo entiendes, Riko Amanai?—Dije para luego retirar mi cadena de dominación, dejando caer a Riko de rodillas contra el suelo.
—Lo entiendo...—Dijo la ojiazul, ella me recuerda a alguien...
—Buena chica...—
—Satoru, desde hace tiempo quise decirte esto.—Dije por el teléfono mientras caminaba hacia donde se suponía que estaría la chica recipiente del plasma estelar.—Pero deberías de hablar de manera más respetuosa, sobre todo frente a tus superiores.
—¡¿𝙷𝚞𝚑?!—Contestó, no parecía muy contento con lo que le dije.
—Y puede que te encuentres con el señor Tengen, así que haz lo posible de ser más educado.—Dije casi llegando a la puerta.—Y que no te de miedo hacerlo también con los menores.
—𝙳𝚎́𝚓𝚊𝚖𝚎 𝚎𝚗 𝚙𝚊𝚣 𝚌𝚘𝚗 𝚎𝚜𝚘.—Contestó sin mucha gracia.
—Por favor hazme caso, Satoru.—Dije con algo de cansancio de su personalidad engreída.—Como sea, luego hablamos sobre eso.—Dije cuando llegué a la puerta, toqué el timbre y esperé.
—¿Si...?—Escuché una voz femenina, pero de pronto explotó algo, me protegí rápidamente con una maldición.
—¿𝚂𝚒𝚐𝚞𝚎𝚜 𝚟𝚒𝚟𝚘?—Dijo Satoru, parece que se percató de la notoria explosión.
—Si, o a lo que sé yo al menos.—Contesté con el teléfono en mano, mirando por la ventana viendo como la chica parecía caer.
—𝚂𝚒 𝚕𝚊 𝚌𝚑𝚒𝚌𝚊 𝚜𝚎 𝚖𝚞𝚎𝚛𝚎 𝚊𝚚𝚞𝚒́, ¿𝚜𝚎𝚛𝚒́𝚊 𝚗𝚞𝚎𝚜𝚝𝚛𝚊 𝚌𝚞𝚕𝚙𝚊?—Dijo Satoru de manera desinteresada, yo solo colgué la llamada para ir rápido a por la recipiente del plasma estelar.
Rompí la ventana con ayuda de algunas maldiciones que lancé, y fui a por la chica, sacando también una maldición voladora, tomé a la chica en mis brazos evitando que cayera a su muerte.
A la distancia, vi que en el edificio estaba un hombre que parecía ser de los soldados de Q, parecía que esperaba que la chica cayera a su muerte.
—Oye, no hagas tanto escándalo, ya hemos sido regañados desde la mañana.—Dije con tranquilidad viendo a ese soldado.
—Ese uniforme... ¿Eres un estudiante de la escuela de hechiceros?—Dijo al reconocer mi uniforme.—No importa, ¡entrégame a la chica o te mataré!—Dijo en un tono amenazante, por supuesto, eso no me afectaba.
—No te escucho, acércate y dimelo a la cara.—Dije con una mano cerca de mi oreja, fingiendo que no había escuchado, quería burlarme un poco.
—Ya comenzó... Todo está yendo como lo planeé.—Murmuré para mi misma, viendo el humo de la explosión en aquel edificio donde se hospedaba aquella chica.
Será sencillo... Ya tengo oídos por todos lados y veré si hay una amenaza mayor a esas organizaciones.
Caminaba con tranquilidad a una cafetería, cuando los hechiceros la tengan, no la llevarán a su escuela, seguro le darán sus "últimos deseos" antes de que se fusione con el tal Tengen.
Entré a la cafetería, sentándome en un asiento y mesa libre, la camarera se acercó a tomar mi orden.
—Café negro, por favor.—Dije con tranquilidad viendo la ventana, la camarera solo tomó apuntes y se fué a la cocina.
Por el momento no haré mucho, solo esperaré con paciencia, y veré el momento indicado para actuar.
La camarera trajo mi café, junto a una tajada de pastel que no había pedido.
—Disculpe, yo no pedí el pastel.—Dije con tranquilidad.
—Cortesía del dueño, disfrute.—Dijo la camarera con una sonrisa levemente forzada y se retiró.
Yo solo tomé la taza de café y la tomé sin importarme si estaba caliente o tibio, llevaré la tajada de pastel para llevar, será un buen regalo para un buen comienzo cuando me encuentre con esos hechiceros...
Aunque...
...𝐸𝑠𝑒 𝑡𝑎𝑙 𝑇𝑜𝑗𝑖 𝑠𝑒𝑟𝑎́ 𝑢𝑛 𝑝𝑟𝑜𝑏𝑙𝑒𝑚𝑎 𝑞𝑢𝑒 𝑑𝑒𝑏𝑜 𝑙𝑖𝑑𝑖𝑎𝑟...
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