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18 años después...
Los años pasaron, y con ello, la hija de Ben y Mal fue creciendo.
Siempre sintió curiosidad por como era su padre, así que su madre, sus abuelos y tíos le respondían sus dudas sin problema.
A pesar de no haberlo conocido, lo amaba inmensamente. Él y su mamá eran sus ejemplos a seguir. Admiraba la determinación de ambos a la hora de ocuparse de su reinado y su pueblo.
Mal jamás dejó de lado todos los proyectos que ella y Ben tenían pendientes, de modo que la castaña vio los sueños de su padre hacerse realidad gracias a la pelimorada.
Decir a quien se parecía más era algo difícil. De bebé tenía un parecido físico con el rey y ciertos detalles de la reina. Pero conforme fue creciendo se volvió la perfecta mezcla de ambos tanto físicamente como en personalidad.
Y para Mal, ese era el mejor regalo que pudo darle la vida luego de perder a Ben. Era exactamente como su esposo siempre contaba que se la imaginaba desde bebé hasta adolescente cuando soñaba que sería una niña.
A veces tenían sus roces, como cualquier par de madre e hija, y eso se debía a sus aspectos en común. Pero al tener también un lado del ojiverde-miel, tenía lo necesario como para enfrantarla sin herirla. Para reconfortarla cada vez que sentía como el mundo se le venía encima.
Ella se sentía honrada de que Mal fuera su madre, porque a pesar de haberla criado sola había dedicado todo el tiempo posible en ella. Asistía a todos sus recitales de ballet desde que tenía cuatro años, a sus obras escolares y de preparatoria, le enseñó a pintar y dibujar desde que tenía memoria, salía a pasear con ella cada vez que podía y la aconsejaba mejor que ninguna otra persona.
El simple hecho de pensar en lo destrozada que estuvo su madre por un periodo de tiempo le rompía el corazón. Porque para ella, Mal era la mujer más fuerte y decidida que conocía y podría conocer. Superó muchas adversidades para estar con ella.
Por eso decidió responsabilizarse por su reino y su legado. La coronarían como reina en tan solo medio año. Y ya teniendo la mayoría de edad, estaba segura de que quería continuar con todo lo bueno que hicieron sus padres.
Entrenó duro en todos los deportes que le llamaban la atención, como la esgrima, la arquería y el baile. Aprendió a tocar el piano como Ben lo hacía. Sabía defenderse sola en la cocina en caso de emergencia. Y ni hablar de su inteligencia y madurez para su edad. Siempre se encontraba entre los primeros cinco puestos del cuadro de honor de la escuela.
Pero Mal y su familia le recordaban que también debía tener una vida normal, no solo responsabilidades y estudio. Por eso dedicaba su tiempo libre a estar con ellos y sus amigos.
Aún no tenía una pareja oficial, había salido con un par de chicos y chicas en diversas ocasiones, pero todavía no encontraba a la persona que sentía que sería la indicada. Esperaba que cuando la encontrara fuera un amor tan puro y duradero como el de su mamá y su papá.
Porque con tan solo oír las historias que contaban los reportajes, sus tíos, sus abuelos y hasta su mamá, estaba convencida de que ellos tenían un amor verdadero.
Pensaba en todo eso mientras que se alistaba para su última presentación de ballet antes de graduarse en Auradon Prep. La danza le apasionaba desde antes de saber caminar, así que sabía que seguiría practicando a pesar de no dedicarse a ello de manera profesional en el futuro.
Sonrió cuando Chloe, su mejor amiga e hija de Jane y Carlos, llegaba a su camerino con un inmenso ramo de flores. Ella se encargaba del maquillaje de los bailarines.
-Te las envían la tía Mal y tus abuelos- le dijo la pelinegra de ojos azules y pecas.
-Gracias, Chlo.
La chica sonrió y le dio un abrazo.
-Suerte con tu solo. Lo harás genial.
Ambas cruzaron los dedos y rieron antes de que la chica DeVil saliera. La princesa olió las flores y sonrió. Eran sus favoritas, rosas y girasoles. Tomó la pequeña nota en sus manos y la leyó.
"Princesa,
No tienes idea de lo orgullosos que estamos de ti. Por eso queremos darte esto y enviarte toda la suerte posible para tu presentación estelar. Sabemos que te lucirás como siempre.
Estaremos en la cuarta fila junto a tus tíos y primos, así tendremos la mejor vista.
Te quieren mucho. Mamá, la abuela y los abuelos.
Psd: Te dejamos dos pequeños detalles entre las flores. "
La castaña soltó una carcajada al encontrarlos. Uno era un pequeño peluche de un dragón morado con un corazón. Lo otro era una caja de bombones y fresas con chocolate.
-Las guardaré para después- dijo para sí misma.
Le dio un beso al dragón, colocándolo junto a su teléfono. Se miró en el espejo, asegurándose de que todo estuviera en orden.
Ya había bailado dos piezas junto con sus compañeros, pero el momento final sería su solo. Miró la hora en su celular y sonrió al ver la foto de sus padres.
-Espero que disfrutes esto, papá.
Llevó dos dedos a sus labios y los dejó sobre la imagen de Ben. Tomó aire cuando la llamaron al escenario.
Mientras tanto, Mal esperaba en el público, emocionada por ver a su hija. Desde que era una niña, la miraba bailar con tanta pasión y talento que no dudó en inscribirla en clases cuando se lo pidió.
Ver a su hija crecer había sido una de las cosas más difíciles pero a la vez más hermosas de su vida. Su pequeña niña ya era una adulta joven.
-Ahora presentamos el solo de la Princesa de Auradon, Roseanne Irina Beast Underworld.
Aplaudió con entusiasmo cuando su hija reapareció en el escenario. Hades silbaba con fuerza a su lado, al igual que Adam, Carlos y Jay. Bella y ella rieron. Evie estaba a su otro lado, sonriendo mientras que aplaudía con su mano libre, la otra soportaba la cabeza de su bebé de apenas cuatro meses.
Las luces se apagaron, y unos segundos después, un reflector púrpura iluminó a su hija. Sus ojos se cristalizaron al oír la melodía. Esa canción tenía un gran significado para ella desde la muerte de Ben.
Sonrió entre las lágrimas al ver las emociones que su hija le ponía a cada paso que daba.
𝑰 𝒄𝒐𝒖𝒍𝒅 𝒎𝒂𝒌𝒆 𝒚𝒐𝒖 𝒉𝒂𝒑𝒑𝒚, 𝒎𝒂𝒌𝒆 𝒚𝒐𝒖𝒓 𝒅𝒓𝒆𝒂𝒎𝒔 𝒄𝒐𝒎𝒆 𝒕𝒓𝒖𝒆.
Rose deslizó su pie con la zapatilla por el escenario, alzando sus brazos para tomar impulso antes de dar un salto.
Más de uno estaba conmovido al ver lo delicado y preciso que era cada movimiento.
Terminó de bailar, con sus piernas estiradas en el suelo y sus manos haciendo movimientos como pose final.
Al culminar la melodía, el teatro se llenó de aplausos y ovaciones. Rose se levantó con cuidado, sonriéndole al público mientras que se inclinaba hacia delante con una pierna detrás como reverencia.
Dio unos pasos hacia atrás y extendió sus brazos, dando la señal para que los demás bailarines volvieran para la despedida. Todos hicieron una reverencia bajo las ovaciones del público.
𝑵𝒐𝒕𝒉𝒊𝒏𝒈 𝒕𝒉𝒂𝒕 𝑰 𝒘𝒐𝒖𝒍𝒅𝒏'𝒕 𝒅𝒐,
𝑮𝒐 𝒕𝒐 𝒕𝒉𝒆 𝒆𝒏𝒅𝒔 𝒐𝒇 𝒕𝒉𝒆 𝑬𝒂𝒓𝒕𝒉 𝒇𝒐𝒓 𝒚𝒐𝒖.
Cuando salió del teatro, Mal la estrechó contra sus brazos con fuerza. Rose rió y aceptó el abrazo. Al separarse, su madre tomó su mano y la otra la puso sobre su mejilla.
-¿Por eso no querías decirme que canción escogiste? - preguntó con suavidad.
-Quería darte una sorpresa, mami.
-Oh, pues claro que me la diste- acarició su cachete, la castaña con puntas moradas apoyó su mano ante el tacto de su madre - Estoy tan orgullosa de ti.
-¿Crees que papá también lo esté? - le preguntó.
𝑻𝒐 𝒎𝒂𝒌𝒆 𝒚𝒐𝒖 𝒇𝒆𝒆𝒍 𝒎𝒚 𝒍𝒐𝒗𝒆,...
Mal sonrió, percibiendo la suave brisa que en otras ocasiones había sentido.
-Creo que está orgulloso de ambas.
Roseanne sonrió también. Volvió a abrazar a su mamá antes de que el resto de la familia se acercara a felicitarla.
Aunque a veces no lo percibieran, Ben siempre las acompañaba a su manera. Estaba feliz de que su amada y su hija hubieran salido adelante. Haría lo posible por seguirles transmitiendo su amor a la distancia.
𝑻𝒐 𝒎𝒂𝒌𝒆 𝒚𝒐𝒖 𝒇𝒆𝒆𝒍 𝒎𝒚 𝒍𝒐𝒗𝒆.
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Fue tan bonito y a la vez tan triste escribir esta historia. Pero estoy contenta de como quedó.
Es muy diferente a lo que estoy acostumbrada a escribir. Pero bueno, entraré en más detalles de todo en los Agradecimientos.
¡Nos leemos pronto!
~Con amor, su escritora💕.
Publicado el 12/09/2021.
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