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—¿Estás segura?
El tono cargado de seguridad en la voz de Rosé me hizo replantearmelo una vez más.
Tomar la decisión de abortar era muy apresurada, si soy sincera, mas no tengo todo el tiempo del mundo para tomar una decisión.
No sé ser madre, no sé cómo serlo y no sé cómo imaginarme ser madre. Es simplemente una idea que jamás se pasó por mi cabeza.
Aún así, y tomando en cuenta la parte más lejana de mi conciencia, había cierta chispa de poder dar y crear una vida.
También si pienso mucho en qué conlleva abortar, tal vez me retracte más de lo que debería.
—No. —Confesé en un susurro.
—¿Por qué no dormimos un poco y tal vez en unas horas hagamos algo para liberar tu mente y que puedas pensar con más claridad? Así tomarás una decisión un poco menos desesperada.
Mi mejor amiga, como siempre, siendo práctica e inteligente.
Asentí lentamente y entonces ella me dio otro beso en la frente. Me condujo a mi habitación y allí, en la cama, nos recostamos ambas, yo abrazada a su torso y escondiendo mi rostro en su pecho. Sus suaves caricias en mi espalda y cabello hizo que poco a poco mis ojos pesaras y cayera dormida.
Solté un quejido al intenso dolor de cabeza. Sostuve el hueso de mi nariz con estrés y traté de cubrir mi rostro del sold con la almohada.
Entonces me di cuenta que Rosé no estaba conmigo y recordé todo. Mis ganas de seguir durmiendo se esfumaron instantáneamente y levanté mi torso para ver el reloj en la mesita de noche.
Dormí seis horas.
Mi estómago rugió y no tuve de otra que dirigirme a la cocina donde provenía el rico olor a comida. Allí se encontraba mi amiga, moviéndose libremente y sacando condimentos, cortando vegetales y usando los utensilios.
—Toma asiento, ya casi termino. —Le hice caso y me senté, viéndola moverse con agilidad en silencio. —¿Qué tal dormiste? ¿Descansaste?
—Sí, un poco.
—Me alegro de ello, Chaeng.
Usó su típico tono de voz tierno y cariñoso. Una ola de sentimientos de hermandad me atravesaron e instintivamente corrí a abrazarla por la espalda.
—Gracias... —Musité en voz baja.
Me escondí en su cuello y la escuché soltar una risita agradable para luego enredar sus dedos mojados en mi cabello.
—No hay de qué, Chaeng. —Giró su cabeza y me dio un pequeño beso en la frente. —Ahora siéntate y espera al almuerzo.
Le hice caso y volví a mi asiento. Contemplé la deliciosa comida cuando ella la sirvió frente a mí y no dudé en empezar a comer. Ella, frente a mí, rió y también empezó a comer.
—Está todo delicioso, Ros. Gracias por todo.
—Sabes que no hace falta que me agradezcas, eres como mi hermana.
Asiento y le doy una pequeña sonrisa. Fijo mi mirada en el plato ya casi vacío y me sumerjo en mis pensamientos:
¿En serio quiero abortar?
No paraba de preguntarmelo y siempre obtenía una respuesta ambigua de mi parte.
Pero, en el fondo, sé la realidad es que no quiero. Al final de cuentas, el ser que estaba creciendo en mi vientre no tenía la culpa de mi irresponsabilidad como adulta.
Pero, si decido tenerlo, tendré que hacerme cargo de sus gastos demasiados caros para mí..., por lo que tendría que casarme con Zion.
Si Zion se entera de que estoy embarazada y le fui infiel me dejará y entonces arruinará mi carrera por su rencor.
"No quiero abortar" afirmó mi subconsciente.
—Me casaré con Zion. —Suelto de repente.
Rosé deja de comer y me mira duramente con un destello de incredulidad.
—¿Bromeas? —Entonces su tono se volvió firme y serio. Negué y ella dejó los palillos en la mesa. —¿Acaso enloqueciste? Viste con tus propios ojos que él-
—Sí, Roseanne, sé que me fue infiel. —La interrumpí y completé. Su mirada endureció. —Y créeme que lo detesto.
Entonces ella se vio graciosamente perdida y parpadeó para veces.
—¿Entonces?..
—No quiero abortar, de hecho. —Confesé. —Jamás he tenido gran curiosidad por los niños y lo sabes, pero esta vez se siente diferente.
—Un niño es una gran responsabilidad, Chaeyoung, no es un perro.
—Lo sé, y es por eso que he decidido casarme con Zion.
Sostuvo su frente y mordió la uña de su pulgar. Era una de sus manías cuando estaba estresada.
—No, no lo harás.
—Es mi decisión.
—¡Si piensas por el dinero yo te ayudaré! —Golpeó la mesa.
—No es así de fácil, Rosé. No puedo depender de ti. —Trato de calmarla un poco hablando de manera suave. —También es culpa de Zion, ¿sabes? Si él no me hubiese sido infiel yo jamás habría ido a ese bar. También es su responsabilidad.
—¿Y qué le dirás? ¿Que estás embarazada sin él haberte tocado?
El silencio abrumador que siguió después de sus palabras fue como una respuesta definitiva para ambas. Había algo que tenía que hacer para que el plan funcionara.
—No. —Ella negó. —Olvídalo, Chaeyoung. Buscaremos otra forma, pero esa no.
—No hay otra forma, Roseanne. Los niños se crean sólo de una forma.
—Será como si te estuvieras vendiendo, Son Chaeyoung. Debe haber otra forma que no incluya a Zion.
—No hay otra, Rosé. Él está obsesionado conmigo y es un cantante famoso que le sobra dinero, no nos hará falta el dinero.
—Es la peor decisión que vas a tomar en toda tu vida, Son Chaeyoung. Créeme.
—Soy consciente de ello, Park.
Ella suspiró y cerró los ojos para tratar de calmarse. —Aún quedan varios días para que decidas qué hacer. Estás tomando decisiones apresuradas.
—Dudo que cambie de decisión.
—¿Y qué harás con la madre de este bebé? ¿La buscarás?
—No. —Respondí de inmediato. —Ni siquiera recuerdo su cara. No quiero nada de ella.
—Date unos días para reconsiderar todo, ese es mi consejo. —Tomó los palillos de nuevo. —Mientras tanto, comamos.
—Independientemente de cuál sea mi decisión... ¿te quedarás conmigo, verdad?
—Independientemente de cuál sea tu decisión, Son Chaeyoung, seguiré contigo. —Aseguró.
Un peso de encima se liberó. Contar con el apoyo de mi mejor amiga era una carga menos a mi lista.
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