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☀️ Capítulo VIII


→ONU←

El amor, ese sentimiento por el que tantas personas han luchado. Amor correspondido, o no, amor prohibido por la distancia, por la familia, por la sociedad... ¿Habéis escuchado esa frase de "Para el amor no hay edad"? En cierto modo es curioso como, aun que tiene de significado que cualquier persona puede sentir amor independientemente de su propia edad (por ejemplo, un niño que ama a sus padres), hay gente que suele usarla para actos como el que hizo ese hombre, hombre que me marcó, de muchas formas.

Estudié psicología y aun así me resulta increíble como no logro recordar nada de esa época, como no recuerdo mi aspecto, los años que eran, que comía o, incluso, a veces olvidaba (y olvido) mi propio nombre, pero aun así sigo recordando todo lo que de verdad quiero olvidar, sigo recordando su voz, como sonaba serena y masculina cuando hablaba con los demás por teléfono o ensañaba algún discurso y la facilidad que tenía de poner un tono melodioso cuando quería conseguir mi atención; recuerdo perfectamente el olor de aquella colonia Eau De Toilette Dior Homme Sport que venía todas las mañanas y todas las noches sobre la cómoda del dormitorio y que inundaba, no solo al mayor, si no también las sabanas de la cama y el ambiente del salón donde normalmente él pasaba; recuerdo con exactitud el patrón del suelo que venía y por el que contaba cada baldosa como entretenimiento hasta que mi mente decidía olvidarse de como se contaba... Recuerdo cada detalle de su cuerpo, cada detalle que me hace querer vomitar de nuevo.

El policía que seguía el caso era amable, no me forzaba a hablar de nada y me daba todo el tiempo que necesitara, pero la última semana fue un caos. En menos de 5 días es el juicio oficial contra aquel hombre, y hasta el momento tenía esperanzas, sabía que esta vez iba a ganar, tenía pruebas de todo tipo, cintas de seguridad, testimonios, fotos, mensajes... Todo eso que me arruinó mi vida en un pasado ahora me iban a dar algo bueno, a mi y a los demás, por decirlo de alguna forma... Pues meses viviendo con aquel hombre, lo descubrí, y eso fue lo que me dio el empujón para huir.

— Entonces, ONU, ¿de donde sacaste estas... fotos y videos? — Preguntó aquel señor, el policía amable cuyo nombre me había olvidado y rostro nunca me había molestado a ver más de escasos segundos.

— . . . — Pensé unos segundos, viendo aquel sobre de cartón sobre la mesa. — Era de noche... él estaba tardando en regresar...

→ONU←

— Ya han pasado las 12... 

El reloj de la pared marcaba las 1:23, Normalmente FBI no tardaba tanto en llegar, la cena podría estar hecha y yo ya he comido, pero algo me impedía dormirme antes de que él llegara, quizás el miedo a algún castigo o similar.

Hoy hace más calor que de costumbre... me acerqué al ordenador portátil que tenía y lo encendí, en la pantalla de bloqueo salía la temperatura junto a la hora, superaba los 30º, odio el verano por cosas así...

Él nunca me dio la contraseña, por que no podía usar el ordenador, a veces solo lo abría para ver como pasaba el fondo con paisajes de sitios que parecen sacados de cuentos.

— Contraseña... — Leí en voz alta, viendo hacía la pantalla, bajo la "foto de perfil" del usuario, por llamarlo de alguna forma al circulo con la personita gris, salió un rectángulo que me llamaba la atención, ¿se podía bloquear un ordenador por poner mal la contraseña? lo dudo realmente y... aunque normalmente no haría esto... era solo poner palabras en un rectángulo, como un juego de adivinanza.

Empecé a pensar en las contraseñas más básicas: el cumpleaños, "2607", Denegado, ¿el año quizás? Denegado. Todo junto, denegado.

Me quedé quieto un segundo, pensando, quizás era una palabra... Probé con nombres: El suyo, el del perro, los apellidos... hubo un momento de egocentrismo que puse mi nombre, me sentí aliviado al ver que daba la contraseña como incorrecta, quizás estaba escrita en algún sitio...

Me levanté y empecé a abrir cajones y armarios en busca de cuadernos o papeles con contraseña, no había nada, ¿Quién no tiene ni una libreta en su casa? Ya era raro... Volví hacía el ordenador, miré fijamente este, todavía incitándome a desbloquearlo, tardé unos minutos simplemente viendo este, giré mi vista hacía Conway quien estaba tumbado a mi lado en el suelo.

— ¿Te sebes la contraseña? — Conway se levantó y se acercó a mi, levantando la cabeza y mostrándome su collar. — No es tu nombre.

Como si me entendiera, ladró, en modo de queja supongo, agarré la plaquita de su collar donde ponía su nombre, acariciando el grabado. A saber en que momento se me alinearon los astros por primera vez en tantos meses, note un segundo relieve el la parte trasera de la placa.

— ¿Qué es esto?

Le saqué el collar a Conway y giré la placa, había un número que parecía un código policial 10-96*, me giré a ver la pantalla, el recuadro de la contraseña, tecleé cada número con cuidado, enter... Y la pantalla se inicio se mostró, llena de carpetas y aplicaciones que a saber que contenían. Lo había logrado.

En un principio era desbloquearla y volver a apagarla, pero tras el tiempo de búsqueda me merecía un premio, ¿no...?

Empecé a ver carpetas, click tras click, solo había documentos de texto o cuentas, cosas del trabajo del policía, por lo que solo abría y cerraba las carpetas al ver puros iconos de texto... hasta que encontré otro archivo, un MP4 cuyo nombre eran números y una fecha que marcaba hace 4 años...

Le di click, acción que me arrepentiría toda mi vida, como todo lo que hice esos años...

→...←

— Yo realmente solo encontré ese video... lo demás lo encontraron los agentes al registrar la casa y el ordenador... — Aclaró aquel joven chico.

— ¿Puedes decirme que viste en el video? — Pregunté, viendo hacía los ojos sin vida de ONU. — ¿Cómo te sentiste al verlo? 

Él se quedó callado, a veces le costaba hablar, solo movía sus labios como si estuviera mentalizándose ante sus palabras, esperé pacientemente hasta que volvió a hablarme.

— Fue... desconcertante... al principio solo sabía aquel niño en una sala de interrogación... pensaba que sería algo de la policía y seguí viéndolo, cuando me di cuenta que... que no era eso... ya no pude apartar los ojos... me sentí fatal por todo aquello... ¡P-Pero no era porque quisiera ver por morbo! ¡Era shock! ¡Acabé...! Acabé vomitando tanto esa noche... a veces la simple idea de esas imágenes... me atormentan... y era solo uno de los videos...

— Bien... hemos terminado, puedes volver a tu casa si así lo prefieres... — Aclaré, él solo asintió y se levantó, me miró unos segundos, como buscando una última aprobación. — ¿Quieres que te lleve? — Pregunté, él asintió y agarró su chaqueta. — Espérame fuera, voy en poco.

ONU salió de la sala al mismo tiempo que Bill, uno de mis compañeros en el mismo caso, entraba, sentándose en aquella silla antes ocupada por el joven.

— Ese chico lo pasó fatal... no entiendo como capullos como FBI existen... — Escupió con todo el asco posible, le miré de forma cansada, fue un día duro. — Da gracias que la siguiente vez que le veamos va a ser en juicio, ese cabrón arruinó mi puta familia, como le pille un segundo a solas voy a agarrarle de la nuca y voy a estampar su cara contra el suelo de la celda hasta que se marque.

Bill golpeó la mesa, haciendo temblar mi vaso con café y derramando un poco.

— Bill... respira, joder... — Agarré el vaso antes de que se volcase del todo. — Es lógico tu odio, pero tu hijo no fue el único... En poco tiempo él estará entre rejas pudriéndose del asco... Somos policías, nos dieron las placas para impartir justicia, no venganza.

El joven de pelo rubio canoso soltó una de sus jocosas sonrisas, Bill fue una de las victimas indirectas de FBI, su hijo desapareció hace años y hace escasos meses descubrimos que fue el "protagonista" de una de las cintas... y no fue el único. Más de 20 cintas snuff con menores que se dieron por desaparecidos... supongo que cuando lideras a todo el departamento de policía es fácil ocultar tus pruebas...

— Me voy, voy a llevar a ONU a su casa... — Aclaré, levantándome de mi silla y agarrando la carpeta con fotos.

— El chico confía en ti... ¿no? — Preguntó Bill, solo caminé hacía la puerta viendo al suelo antes de contestar.

— Bueno... yo le logré sacar de ese infierno en el que el pobre vivía y le di su tiempo para "recuperarse" ... Sí puedes recuperarte de algo así... — Suspiré de cansancio, luego miré a Bill. — Su padre era mi amigo... No podía dejarlo caer a él también...

Bill se levantó, agarrando la taza de café que me dejé en la mesa y estirándola, como un brindis, antes de beber de ella.

— Que en paz descanse.

— Que en paz descanse... — Repetí.

*10-96 es un código policial que significa "En estado de locura".

1607 palabras.


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