🌼 Capítulo III
Este capítulo contiene escenas levemente subidas de tono con temas de abuso sexual a menores sin llegar a entrar en algo muy explícito.
A partir de ahora cada vez que el libro contenga escenas de este tipo o que podrían necesitar un TW tendrán un aviso al principio del capítulo y este símbolo, "⁂", marcando el comienzo y el final de la escena TW.
→...←
Aquel joven que hace poco estaba en aquella sala de interrogatorios salió del edificio de ladrillo blanco donde tantos casos se trataban a diario.
Desde hace pocos meses el llegar a la comisaría de policía para testificar era parte de su rutina, incluso algunos días le llamaban varias veces, pero aún así el caso apenas avanzaba. Si no fuera porque el que ordenó la propia investigación fue USA nadie se estaría moviendo a día de hoy, ya que aunque no lo parecía FBI, como actual ex-policía, sabía cómo callarlos... Pero el dinero esta vez no funcionó por fortuna del menor.
El joven de 25 años se acercó a aquél coche aparcado frente a la entrada principal y que matrícula y modelo reconocía, abrió la puerta del copiloto y sin mas entro al auto, cerrando las puertas.
— ¿Cómo fue? — Preguntó aquel otro joven cual aparecía se parecía al teñido.
— Como siempre — Se limitó a decir mientras el coche se ponía en marcha y él agarraba su cinturón. — No tengo ganas de ir a clases de chino... — Comentó tras unas pocas calles recorridas.
— Lo suponíamos... ¿Te llevo a casa?
— Sí...
Aparte de ONU, en el auto se encontraba aquel otro chico de la misma sangre, OMS, el hermano del propio protagonista. A contrarío de su hermano él pasó toda su vida estudiando fuera y centrándose en sus propios objetivos, por lo cual cuando le llamaron contando todo lo sucedido fue como un balde de agua fría sobre él. Aunque la distancia era constante OMS no podía evitar querer a su hermano y preocuparse por él, y por eso se ofreció voluntario para ayudarle con todo lo que le permitieran.
— ¿Padre está en casa? — Preguntó el peliazul de vuelta, fijando su vista en el cielo a través de la ventana.
— Está todavía en una reunión de comercio, dijo que volvería para cenar. — Respondió el menor. — Por cierto, me han dado una carta para ti, está en la guantera.
— Ya... Para cenar... — Cuestionaba el joven mientas abría aquel pequeño espacio y posaba entre sus manos un sobre totalmente blanco.
— Volveré para cenar — Anunció aquel hombre con gafas mientras se despedía de su pequeño niño. — FBI, asegúrate de que ONU haga su tarea.
— ¡Papá! ¡Ya tengo 10 años! — Comentó aquel jovencito casi en tono burlón, logrando sacarle una risa a ambos adultos.
Era casi las 19:00 cuando USA se fue, en cuanto la puerta se cerró y se pudo escuchar el coche alejarse el ambiente semi familiar cambio por completo.
3 años llevaban así, 3 años en los que aquel niño no podía justificar que pasaba, por poder, no podía ni saber con certidumbre si lo que ocurría con FBI era correcto. Según aquel joven de pelo oscuro era un simple juego de mayores, pero ante los ojos y mente de ONU para él los juegos de mayores eran el bingo, la petanca o el ajedrez, aunque no cuestionaba nada.
— Bueno ONU, papá de fue ~ — Y tras esas palabras el nombrado supo que todo eso volvería a empezar.
Hasta ese momento todo se trataba de puros tocamientos y caricias mal intencionadas por parte del mayor, era lo único que aliviaba a aquel pequeño, que aquél "juego de mayores" lo dejaba con marcas de manos y pequeñas mordidas, pero nada más.
Nada más, hasta aquella noche.
"(...)Una noche en la que pude probar tu boca por primera vez con mi lengua y con mi miembro, me acuerdo de tus lágrimas cayendo y tú pequeña mandíbula tan inexperta... No sabes las ganas que me dieron de arrancarte aquel pijama ahí mismo, esa noche no pude, pero ten por seguro que está sí (...) "
La carta seguía, carta la cual ONU estaba leyendo y tuvo que parar, las náuseas le podían, tanto por las palabras que el adulto usaba, como por los recuerdos o el pánico que le generaba.
Nada más el coche se aparco frente a la puerta de la casa el joven salió disparado hacia el interior, tirando la cara hacia el auto e ignorando la voz de su hermano sorprendido. Abrió la puerta principal de forma temblorosa y seguido la del primer baño que encontró, acercándose al lavabo, puesto que no le dio tiempo a más, y tanto vomitando lo poco que le quedaba tras meses sin apenas comer por el tres como escupiendo. Lágrimas brotaban por sus ojos y deslizaban por sus mejillas, se suponía que FBI estaba bajo vigilancia, ¿acaso era una broma de mal gusto? Porque si era así no tenía gracia.
— ONU... — Aquel acompañante le llamo desde la puerta del baño con la carta reciente en su mano, arrugada y estrujada por sí mismo.
— Me doy asco... — Soltó, abriendo el grifo y dejando todo esos fluidos irse por el desagüe.
— No es tu culpa, eras solo un ni- — no pudo continuar, sus frases fueron cortadas por el mayor.
— Lo sé... Pero es inevitable dejar de sentirse así... — Suspiro pesadamente, girándose y viendo al contrario. — OMS...
— Dime...
— ¿Puedes darme un abrazo?
El menor asintió, acercándose a su hermano y abrazando con fuerza, dejando al teñido con su cabeza apoyada en aquel hombro, soltando las ultimas lagrimas que le quedaba y siendo acariciando por el gemelo.
— Aquí estoy... Llora todo lo que quieras.
— OMS... — Dijo la débil voz del estadounidense. — Tengo miedo... — Finalizó con un leve hilo de voz post llanto el cual aumentó el contacto de ambos hermanos en aquel abrazo que tanto necesitaba.
Los días iban siguiendo para aquel pequeño niño, días que cada vez eran más interminables, más dolorosos, días que por mucho que brillará el sol para el se veían como si cada milímetro del cielo estuviera opacado por nubes.
— ONU a vuelto a mojar la cama... Tal vez tenga que pedir cita con el doctor... — Escuchaba a su padre comentar aquellos accidentes.
Hacia un par de meses todo lo que FBI le hacía iba a peor, se notaba, y lo sabían, pero solo ellos dos. Su cuerpo daba señales: dolores, fallos de vejiga, falta de energía. ¿Por qué no decía nada?
Por aquellas palabras.
—⁂—
— ONU, cielo... — Comentó el adulto, acariciando el desnudo y tembloroso pecho del menor. — Recuerda que esto lo hago porque te amo... Y ... El amor es bueno, ¿Sí? Aparte, papá te empezará a odiar si le comentas lo que hacemos juntos, porque tú eres el que quieres esto y esto lo hago por ti...
Cada día el miedo se apoderaba de el por la simple idea de decírselo a su padre, en parte sabía que él le escucharía, pero... ¿Y sí no? ¿Y si FBI tenía razón? Tenía miedo, más miedo que nunca.
— ¿Pasa algo, príncipe? — Preguntó FBI, acariciando la espalda del joven.
Aquella voz le saco de sus pensamientos, era su cumpleaños, ya cumpliría 13 años, ingenuo de él cuando pensó que FBI me daría un regalo normal, claro que no, ahí lo tenía, en cuatro, con la cara contra el frío cuero que tapizada el coche, recibiendo aquellos movimientos mientas lágrimas salían de sus ojos.
— Du-Duele... — Sollozaba, pero sabía que no le importaba, al contrario, eso le excitaba, el dolor y el sufrimiento del pequeño excitaban a aquel hombre, más bien, a aquel monstruo.
Las piernas de ONU temblaron levemente nada más sintió que todo eso terminaba, le daba asco, se sentía sucio por dentro y por fuera, cayó sobre el tapiz mojado de sudor, sangre y lágrimas, está vez sin pronunciar ningún sonido.
— Estás entrando a la pubertad... — Comentó el adulto, viendo el cuerpo del menor mientras se masturbaba frente a la cara de este. — Joder~, más te vale no hacerle caso a otros chicos~.
—⁂—
Eso estaba claro, ¿Después de las experiencias que estaba teniendo como él? ONU tenía claro que su interés sexual y amoroso serían aplazados por un largo tiempo ... Un muy largo tiempo.
El día al que ayer llamaban mañana llego, como de costumbre ONU se encontraba en la hora del patio con su amigo, Interpol, a veces se le olvidaba lo que era divertirse.
— ¿Todavía te duele? — Preguntó Interpol, viendo cómo su amigo no se levantaba del banco.
— Me caí de las escaleras, ¿Qué esperas?
Y ahí su rutina, mentir, mentir de porque no podía sentarse, mentir de porque no podía cambiarse en los vestuarios, mentir de porque no hizo las tareas o no estudio para el examen... Mentir para que la gente no le odie.
Nadie podía saber lo que pasaba en esas cuatro paredes, nadie lo iba a saber nunca, no por su palabra, no por él, el miedo era más fuerte a cualquier deseo.
¿Y si lo conseguía? ¿Y si FBI le hacía algo después? Se acuerda haber leído un libro, iba de un señor que se casaba con la madre de una niña con la que se obsesionó, y luego de que le descubriese los trapos sucios la mata, ¿Y si había lo mismo con su papá?
Siempre dicen que hables, pero el miedo te es más fuerte... Siempre temes.
— ONU, oye, ¿Te puedo hacer una pregunta? — Comentó Interpol, acercándose a su amigo.
— Sí claro, dime.
— ¿Estas bien? Te noto distinto...
Hubo un silencio, uno donde ONU pudo pensar, tenía una oportunidad de decirlo y... Y vio los ojos de Interpol, unos ojos de un niño que no había vivido eso, que no lo entendería... Unos ojos de alguien con infancia.
— ¡Supongo que estoy cansado por los exámenes, luego en mi casa dormiré y ya verás que mañana estoy mejor! — Mintió... Odiaba hacerlo... Pero era mentir o ser juzgado... Y sabía que de alguna u otra forma esta era la mejor idea.
— Okey, confío en ti... — Sonrió el joven Atlético, agitando aquel balón de fútbol.
— Y yo en ti, Inter...
Confiaba en él, pero no para eso... No para confesarle todo lo que pasaba, no podía, sabía que él diría algo, y se lo agradecería, pero no ahora. Y no con estas condiciones, lo sentía en lo más profundo de su alma. Pero su mente y su corazón estaban en una lucha constante por culpa de aquel policía.
— Te lo contaré cuando seamos mayores.
1857 palabras.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro