🦋III🦋
Edite este capítulo, ya que no me convenció del todo el resultado. Espero que les guste.
Tic..., tac..., tic..., tac...
Aquel sonido del reloj lo volvía loco desde niño, la compañía de aquel sonido y el de su madre lo acompañaban en aquella habitación de color gris.
-Escúchame bien, Tomioka debes de leer la partitura repetidamente. Quiero que leas cada una, no quiero equivocaciones de tu parte. Un buen pianista nunca se equivoca, nunca comete errores a la hora de tocar su partitura- Otra de las frases de su madre entró a su mente.
El pequeño Tomioka leyó por horas la partitura, detalladamente pues no quería ganarse otro golpe de su madre.
-Toca el piano, a la primera equivocación el golpe será más fuerte. Cada vez que te equivoques te agregará una hora más de ensayo, así que quiero que comiences de una buena vez- Aquella mujer de cabellos negros sostenía un palo de madrea de color negro.
El pequeño Tomioka tenía miedo, su pequeño cuerpo estaba temblando y sus dedos sólo estaban encima de las teclas del piano.
-¡TE ESTOY DICIENDO QUE EMPIECES!- Un fuerte golpe se dirigió a la espalda del pequeño provocando su llanto, era silencioso, si se le escapaba un sollozo su madre le daría un golpe más. El pequeño niño empezó a tocar, su corazón estaba roto por completo, su querida madre no lo quería.
"El piano era su maldición"
Si tan sólo no hubiera tocado el piano de Tamayo, él seria un niño feliz. Un niño que tendría tiempo para salir a jugar con Makomo y Sabito.
"El niño pianista prodigio"
-Debes de tocar la partitura una y otra vez. Así es como la haces perfecta, la tocas tal y como viene en la partitura, como la pensó su compositor. "Perfectamente", "Correctamente".
El niño estaba dando lo mejor de sí mismo, lo estaba dando todo, él pensaba que estaba todo bien. Hasta que un grito de su madre le quitó ese pensamiento.
-¡Volviste a equivocarte!, ¡¿Cuántas veces tengo que decírtelo?!- Otro golpe se dirigió a la espalda del niño- ¡No dormirás hasta que domines esa maldita partitura!, ¡mira bien niño estúpido!- El pequeño Tomioka no miraba bien las partituras por las lágrimas en sus ojos- ¡Todo está en la partitura, lee esa maldita partitura!- Esos últimos gritos de su madre fueron los más fuertes.
El pequeño corazón de Tomioka estaba roto, aquel inocente niño pequeño estaba roto por dentro. Ese día se fue a su habitación a llorar, eran las 5 de la mañana.
Él quería que alguien lo salvara de su infierno en el que él vivía, pero su hermana mayor estaba en el hospital desde hace unas semanas y él no sabía nada de la ella.
Después de unos días el pequeño Tomioka había ido a otro concurso más al que su madre lo inscribía.
"Tomioka volvió a quedar primero"
Era algo que el pequeño niño ya acostumbraba y sabía que siempre quedaba en primer lugar.
Nuevamente se encontraba de camino a su casa, solitario y silencioso. Su madre siempre se quedaba para conversar con músicos de altos estándares sobre el futuro de él, el gran niño prodigio.
Él por primera vez no fue a su casa después de los concursos, se dirigió al hospital donde su hermana se encontraba. Quería saber qué había pasado de ella las últimas semanas, su madre lo mantenía ocupado ensayando todo el tiempo. Nunca cumplió la promesa de llevarlo para ver a su hermana.
Calle tras calle, su mejilla dolía por el golpe que le había dado su madre hace unos minutos atrás. Para ella el mejor esfuerzo de su pequeño hijo fue tan inservible y mediocre, no lo felicitó. la decepcionó como siempre...
Derramaba unas cuantas lágrimas al recordar las palabras de su progenitora, ya había llegado al hospital en donde su mamá le dijo que se encontraba su hermana, su espera no se hizo más y entró con prisa hasta llegar a recepción.
-Señorita, señorita- El pequeño de 8 años llamó la atención a la encargada de atender en recepción- Puede decirme en dónde se encuentra Tomioka Tsutako, por favor señorita quiero ver a mi hermana- Respiraba de manera agitada y lloraba a la vez.
-Claro pequeño, pero necesito que te calmes- Dijo amablemente la recepcionista, la cual salió de su pequeña oficina- Vamos, te acompañaré- Tomó su mano y se dirigieron a la habitación de la hermana de Tomioka- Nunca te he visto por aquí, muchos de los amigos de Tsutako vienen a visitarla, ¿Qué es para ti?.
-Es mi hermana mayor, mi madre no me trajo desde que llegó aquí para verla- Confesó- Por favor señorita, quiero verla de nuevo- La enfermera notó el hematoma de gran tamaño en su mejilla.
-Pequeñín, ¿Qué le paso a tu mejilla?- Preguntó preocupada.
-Me caí de los escalones de mi escuela- Mintió, no quería que nadie supiera lo de su madre, las agresiones que le daba diariamente además que estaba amenazado por ella y le quitaba cosas que a él le encantaban.
-Ya veo...- Ella no le creía del todo, pero la desesperación del niño era demasiada, realmente quería ver a su hermana. Ambos subieron al elevador y el teléfono de la mayor sonó.
-Mónica, ¿Dónde estás?, Te estaba buscando para los reportes de hoy- Mencionó la otra recepcionista.
-Acompañé a un pequeño que viene a visitar a su hermana, ¿Puedes cubrirme en lo que regreso?-La mayor miró a Tomioka y le dedicó una sonrisa.
-Mónica sabes que los niños no pueden ingresar sin un adulto, volverán a regañarte si no te ven en recepción.
-Por favor Aiko, cúbreme unos minutos, diles que tuve que ir al baño. Sabes que me encanta ayudar, además me debes un favor- Ella le suplicó a su compañera.
-¡Ahg! lo haré, sólo por el favor que me hiciste pero no vuelvas a escaparte de esa manera, Kyo va a regañarnos.
-Gracias Aiko, eres un amor ¡hasta luego!- Se despidió la mayor.
-Señorita, ¿Cuándo va a parar el elevador?- Preguntó el pequeño.
-Tu hermana se encuentra en el piso número 12, faltan 1 piso más así que espera- La mayor cargó al pequeño- Bien, vamos a la habitación de tu hermana- Las puertas del elevador se abrieron y ella salió.
Tomioka sólo se le quedaba mirando al número de las habitaciones un poco confundido, todas las habitaciones eran iguales. La recepcionista bajó al pequeño y tocó la puerta.
-Pase- Aviso la joven que se encontraba dentro.
Esa voz...
La voz de la joven hizo llorar a su pequeño hermano, la mayor abrió la puerta de la habitación.
Ahí se encontraba su hermosa y bella hermana mirando a la señora Mónica. Tomioka estaba escondido detrás de ella.
-¿Señorita Mónica?, ¿Qué hace aquí?- Preguntó confundida, aquella recepcionista la visitaba siempre unas horas después.
-Tienes una visita especial- Dijo con una gran sonrisa- Ve, puedes ir con ella- Tomioka salió con un poco de miedo de que ella viera su gran golpe en la mejilla- Tengo que regresar, me quieren en recepción, nos vemos- Le dijo a Tomioka y la mayor se retiró deprisa.
- Gi-Giyuu- Dijo con una voz quebradiza, el niño corrió hacia ella y se le lanzó llorándole.
-Her-Hermana- Dijo entre sollozos.
-Lo siento Giyuu, debí ir a tu concurso pero no pude- Tsutako abrazó con más fuerza a Tomioka- Perdóname, perdóname, yo llamé a casa pero mamá decía que estabas ocupado.
Los dos integrantes de la familia Tomioka lloraban por su reencuentro, para Tomioka habían pasado semanas pero en realidad habían pasado más de 5 meses desde que la habían ingresado. El pequeño Tomioka aún no tenía la noción del tiempo.
Habían pasado ya varios minutos desde que ambos hermanos se habían reunido nuevamente.
-Mamá te sigue golpeando Giyuu...- Dijo preocupada al ver su mejilla morada- Por qué no viniste antes, hubiera hablado nuevamente con ella- La mayor limpió sus lágrimas- Mañana saldré del hospital Giyuu, hablaré las cosas con papá y nos iremos lejos- Dijo feliz mientras le hacía cosquillas a su pequeño hermano- Todo saldrá bien Giyuu, lo prometo.
Todo el peso recaía en los hombros de la hermana mayor de los Tomioka. Su padre trabajaba en el extranjero y les daba dinero. Su padre no sabía nada sobre lo que había pasado con Giyuu y su madre, ella no tenía disponible ningún tipo de comunicación con él.
Su madre le quitaba los teléfonos y había dejado de pagar el teléfono de casa, perdiendo comunicación con todos. Además que era totalmente vigilada por su madre y no la dejaba salir a ningún lado después de la escuela, ya tenía tiempo sin hablar con Tamayo.
Desde la última discusión que tuvo con su madre cortaron todo tipo de comunicación, gracias a la señora Mónica había encontrado a Tamayo y el número de su padre.
Le debía tanto a la señora Mónica, no sabía cómo agradecerle. Todo se debía a esa amable señora de cabellos negros y ojos verdes.
Hoy era el día en el que ella había planeado todo, se irían a vivir con Tamayo después llamaría a su padre y pondrían la denuncia hacía su madre. Ella quería que su hermano pequeño fuera feliz, estaba cansada de verlo sufrir y ella no hacía nada para solucionarlo.
-Giyuu quédate conmigo hoy- Le sonrió.
-Pero mamá me golpeará de nuevo hermana, hoy de verdad que di todo mi esfuerzo en mi presentación. Mamá me golpeó delante de todos- Dijo triste- Le pidió disculpas a los músicos que vinieron a verme, pero ellos dijeron que ha sido la mejor presentación que han visto.
-Nunca le hagas caso a esa señora- Dijo muy molesta- Ellos dijeron que ha sido la mejor que han visto, les encantó, nunca le hagas caso a ella- Abrazó a su pequeño hermano- Tú tocas el piano excelente, miré hasta noticias en la televisión de ti Giyuu, tus presentaciones inspiran a mucha gente- Ella empezó a dar caricias en su cabello.
-¿Lo dices enserio hermana?- Los ojos del niño empezaron a derramar lágrimas nuevamente, necesitaba volver a escuchar las hermosas palabras de su hermana, siempre escuchaba aquellas dolorosas palabras por parte de su madre.
-Claro Giyuu, tienes a la gente loca por ti- Le sonrió- Me sorprende que no haya gente persiguiéndote por todos lados.
-Quizá no me reconozcan por mi coleta- Supuso el menor.
'-No cambias casi nada Giyuu...
Tsutako Tomioka, una joven que casi cumplía la mayoría de edad en unos meses, ella le daría la vida que su hermano pequeño merecía. El amor y aprecio que los dos merecían, lejos de los golpes y maltratos de su madre.
Ella realizaría la llamada telefónica cuando la señora Mónica regresara después del turno del día, ella estaba nerviosa. Hace mucho que no hablaba con Tamayo y con su padre, no sabría del cómo ellos reaccionarían ante sus palabras, lo que más le importaba era hablar con Tamayo.
Tamayo era una muy reconocida y famosa pianista al nivel internacional, siendo una prodigio desde niña y amiga de su madre desde la preparatoria. El egoísmo de su madre hizo que ella se alejara de esa amable y hermosa mujer.
Tamayo había cambiado de gustos en la universidad, estudiando medicina y graduándose a una edad temprana de lo esperado.
Sus conocimientos médicos eran extremadamente altos y reconocidos al igual que su habilidad con el piano. Era toda una celebridad, hasta la fecha tiene toda su agenda llena.
Tenía miedo de que ella no le contestara a su llamada pensando que era una fanática loca más.
Había llegado la hora en que la señora Mónica había salido, ya estaba en la habitación junto a los dos jóvenes.
Tsutako tenía el teléfono en sus manos algo temblorosas, ella dudaba si llamar o no a Tamayo.
Ella miró a la señora Mónica la cual estaba jugando con su hermano menor, la risa de aquel niño no era fácil de escuchar. Pero adoraba verlo tan feliz, tan protegido, ella quería proteger esa dulce sonrisa que su hermano menor poseía.
Llamó al número que la señora Mónica le había dado, el sonido de la llamada se hizo presente.
1...2...3...4...5...6...7
Al ver que nadie respondía perdió total esperanza, su rostro se miraba completamente depresivo.
La contestadora respondió y ella colgó.
Volvió a llamar, ella insistiría para volver hablar con su segunda madre.
Con el corazón casi hecho añicos escucho la voz de una mujer, una voz tan tranquila y madura.
Ella explotó en un silencioso llanto.
-¿Hola?, soy Tamayo- Ella esperaba una respuesta- No quiero ser grosera, pero no tengo mucho tiempo para una llamada.
-Soy Tomioka Tsutako, señora Tamayo no sé si me crea. Pero si tiene tiempo nos vemos en el hospital Itō, mañana a las 2 de la tarde- Soltó rápidamente- La espero en la habitación 8-A del piso 12- Ella temblaba mucho, del otro lado se escuchaban los sollozos de una mujer.
-¿Realmente eres tú Tsutako?- La voz de Tamayo le rompió el corazón.
-Soy yo, soy yo señora Tamayo- Sus lágrimas se habían convertido en unas llenas de felicidad.
"Esa voz, esa voz es de mi pequeña niña"
-Hace tiempo que no sabía de ti... ¡Y Giyuu!, ¡¿Cómo están los dos?!- La mayor estaba desesperada por respuestas.
-Está conmigo, está jugando con la enfermera.
-¿Enfermera?, Tsutako ¿Qué pasó?- Cuestiono preocupada.
-No lo puedo contar, Giyuu está presente.
-Entiendo... Tsutako no tengo más tiempo. Una reunión importante me espera, mañana iré a primera hora- Aseguró la mujer- Guardaré este número, iré a visitarte lo más pronto posible, nos vemos mis niños. Los quiero.
-Y yo a ti Tamayo- Dijo feliz.
Ella colgó y se puso a jugar con Tomioka.
Mientras tanto una mujer adulta de cabellos oscuros y de ojos azules se encontraba buscando al pequeño pianista.
Su casa estaba hecha trizas, la maldita desesperación de mierda la había consumido por completo. La avaricia de tener toda la fama y la gran cantidad de dinero que le estaba proporcionaba su hijo no la saciaba lo suficiente. Ella quería más, aún más.
Ella quería vivir entre lujos, el hecho de maltratar y despreciar a su hijo no le importaba con tal de cumplir su objetivo.
Además vivía sus sueños a través de él, lo que la vida no pudo darle se lo compensaría a ella con su hijo.
Salió a la casa de la pequeña Makomo la cual se encontraba jugando con Sabito. Ella se miraba con una mirada seria.
-¿Saben en dónde está Giyuu?- Preguntó la madre del niño.
-No lo hemos visto desde que se fue al concurso- Dijo el pequeño Sabito.
-Si lo ven, díganle que regrese de inmediato a casa. Claro si no quiere que le vaya peor de lo usual- Dijo entre dientes.
Los niños sintieron del como se les helaba la sangre.
La madre de Tomioka daba mucho miedo.
Volvió a su hogar, quebrando nuevamente todo a su paso, sin duda mataría a ese niño si no regresaba. Él sabía que tenía ese importante concurso de música que lo llevaría al extranjero el día de mañana.
-¡MALDITO NIÑO DE MIERDA, MIERDA, MIERDAAA!- La mujer golpeaba el espejo con ira, haciendo que sus nudillos sangren en el acto.
Esa mujer necesitaba terapia urgentemente.
Ella no llamó a la policía, ni hizo el esfuerzo de buscarlo. Sabía que si llamaba a la policía cuestionarían a los vecinos y saldría presa.
Los vecinos eran testigos de lo que esa maldita mujer le hacía a su hijo, pero nadie hacía nada ante ello.
Al día siguiente Tomioka se despertó tranquilo en los brazos de su hermana, ya no estaban los jalones repentinos de su madre para despertarlo. Era todo lo contrario, unas lindas y suaves caricias en su cabello era la razón de despertarlo.
Lloró en silencio, no quería que lo vieran llorar. Pero el hecho de no ser despertado de manera violenta curaba su herida en el corazón.
El cálido abrazo de su hermana se hizo más fuerte, se sentía tan pequeño y protegido.
¿Esto era el verdadero amor?
¿El amor no hacía daño?
¿No siempre tenía que ser solamente golpes?
Él no quería alejarse de su hermana, el no irse de regreso a su casa le aliviaba pero a la vez no lo dejaba tranquilo.
Su madre podría descubrir en donde estaba y no volver a dejarlo ver a su hermana.
Miró que su hermana estaba hablando con una mujer de vestimenta elegante, a su lado había un chico de cabellos verdes y ojos morados.
-Bien, haré todo lo que pueda. Las maletas ya están hechas- Dijo amablemente la mujer- Podremos irnos- Dos hombres tenían maletas en sus manos.
-Giyuu ya despertaste- La chica de ojos azules le dedicó una sonrisa- Nos iremos ahora.
Ella miró los brazos de su hermana, ya no tenía esos cables conectados al cuerpo.
-Giyuu- La voz de esa mujer se le hacía tan conocida- ¿Mer recuerdas?, Soy Tamayo.
Él se dirigió con prisa hacia la mujer abrazándola en el acto.
Habían pasado unos días desde que se habían ido a vivir a la gran casa de Tamayo, era muy lujosa y grande.
Tsutako no esperaba menos la celebridad que era Tamayo.
La denuncia hacia su madre estaba en proceso, lograron contactar con su padre y volvería al país para poder hacerse cargo de ellos dos.
Todo había salido bien para ambos, Tamayo les pagó la mejor ayuda psicológica que pudo conseguir.
Habían pasado unos cinco años desde que se habían separado de su madre.
La felicidad decayó cuando el cáncer de Tsutako regreso y la señora Mónica falleció.
Esta vez el cáncer era más fuerte y con terapias más dolorosas.
Era una decisión que Tamayo y el señor Tomioka debían discutir.
Dormirla para siempre o continuar con una cirugía peligrosa.
La cirugía tan sólo le daría vida unos cuantos meses más.
-Padre, señora Tamayo no me atrevo hacer esa cirugía. No sé si salga viva del procedimiento- Dijo con serenidad- Quiero pasar mis últimos días con ustedes y Giyuu, quiero descansar con recuerdos felices- Ella no pudo evitar llorar- Estaré junto a la señora Mónica, le haré compañía en el otro lado.
Las palabras de aquella joven les quebraban el corazón, pero si ella quería que las cosas fueran así, respetarían su decisión. La señora Mónica había fallecido hace un año por un accidente automovilístico , más bien un atentado.
Aún no podían descubrir al responsable, la policía había dejado de trabajar en el caso.
-Quiero verlos felices en lo que estoy aquí, duele me duelen mucho los tratamientos. Prefiero dormir por la eternidad a volverme a meter en otro tratamiento más- Confesó- A pesar de que quiera vivir no puedo, señora Tamayo, papá les agradezco por cuidarme- Les dedicó una dulce sonrisa, las lágrimas se deslizaban por sus mejillas- Tengo miedo, mucho miedo.
Ella se escondió entre sus piernas, la noticia de que tu vida va acabar en poco tiempo, el saber que tus horas de vida están contadas. Es una noticia que no sabes digerir, un nudo en tu garganta se forma y tiemblas, te aferras más que nunca a la vida.
Pensar en que tus seres queridos llorarán después de tu partida te destroza, ella tenía miedo mucho miedo.
La muerte de la señora Mónica le había afectado mucho, quizá esa era la razón de que su enfermedad había vuelto nuevamente.
No podía hacer nada más que llorar el momento.
Una semana de vida, en una semana la dormirían para siempre.
Sus cabellos negros se caían, decidió raparse el cabello.
Habían pasado 4 días desde aquella decisión de la joven, esos 4 días habían sido los mejores de su vida.
5.. 6...
El último día de su vida había llegado, le tenía que decir adiós a Tomioka su querido hermano pequeño, lo dejó para el final.
-Giyuu, no sé como decirte esto... Yo dormiré por mucho tiempo, para siempre y quiero despedirme de ti- Tsutako había llorado por horas y despedirse de Tomioka lo dañó- Sé que sabes que yo voy a morir, ya no eres aquel niño inocente. El reloj de arena se completo en mi vida, están cayendo los últimos granos de arena- Ella con todo su esfuerzo alzó su mano y la puso en su mejilla, era delgada, muy delgada- Tu reloj de arena seguirá cayendo de manera lenta, perdóname por no estar ahí cuando cumplas todos tus sueños...
-Tsutako, por favor no te vayas- El chico de ya 12 años lloraba desconsoladamente- Por favor intenta someterte a la cirugía- Suplicó.
-No vale la pena para vivir unos pocos meses, no sabrías si esa vez sería la última en vernos. Quería ver como te convertías en un gran pianista, el mejor pianista- Le sonrió- Quizá no soy la mejor en las despedidas pero, vive tu vida, vívela de la mejor manera. Cuando llegue tu tiempo yo y la señora Mónica te estaremos esperando en el otro lado. Mi pequeña luciérnaga no dejes que tu luz se apague- Se abrazaron, el agarre de Tsutako era más débil, su cuerpo era pequeño y muy delgado- Me marcharé pero siempre voy a estar a tu lado, queriéndote y amándote todo el tiempo. Espero que encuentres a una linda y hermosa chica, ojalá pudiera conocerla...
-Tsutako...
-¿Sí?
-No sé que decir, no sé que decir... Todo estaba feliz para los dos y te vas...
-Lo lamento Giyuu
-Recuerda que te quiero, no sé que decir... te vas de la nada y tan joven. Yo también quería ver como tu sueños se hacían realidad.
-Mi última petición es algo egoísta...
-Dímela.
-Sé el mejor pianista, quiero que tu talento natural cautive a más personas, quiero que sonrías, quiero que vivas, quiero que me presentes a tu esposa, quiero conocer a mis sobrinos. Quiero que vivan felices después de mi partida. La inyección está haciendo efecto, siento que mi cuerpo se duerme poco a poco- Tomioka no la soltó- Llama a papá y a Tamayo- Dijo con sus últimos alientos.
Tomioka sacó su teléfono y les llamó. Ambos estaban afuera de la habitación por petición de la joven Tomioka.
Los dos adultos no dudaron ni un segundo en entrar y correr a la camilla.
-Los amo mucho a los 3...- Fueron sus últimas palabras, su cuerpo se adormeció. Sus ojos se cerraron y cayó dormida en los brazos de Tomioka, la abrazó y lloró.
Le dolía, les dolía. Ella era una gran persona, ella se fue y se fue tan feliz y tranquila.
Llantos podían escucharse por toda la habitación, los doctores entraron pero Tomioka no quería soltar a su hermana.
Lo obligaron a hacerlo, no había nada más que hacer. La morgue la esperaba.
Habían pasado unos meses desde su fallecimiento, desde ese día Giyuu no pudo volver a tocar el piano.
El sonido del piano se había ido con ella.
La terapia no lo ayudaba porque no tomaba sus antidepresivos y tampoco iba a sus terapias.
La depresión lo consumía por dentro, no sabía que hacer.
Makomo y Sabito intentaron ayudarlo a salir un poco, algunas veces aceptaba en salir.
Nada era lo mismo desde que su hermana se había ido.
Dos años desde su fallecimiento, la había superado casi por completo. Empezó a ir a las terapias que Tamayo le pagaba, lo había ayudado demasiado que no sabía como agradecerle. Ella lo acompañaba a dejarle flores a su hermana y a la señora Mónica cada Domingo.
Entró en la preparatoria, su vida había cambiado por completo al igual que Tomioka desde que su hermana falleció. Él era muy distante, sin expresiones y con pocas ganas de demostrar lo que sentía.
"- Soy Kochou Shinobu."
Ella lo enamoró y cambio su forma de ver las cosas y el mundo.
Un sentimiento que nadie le había hecho sentir, él ya no miraba el mundo de color gris. Esa joven lo había enamorado, pero le dolía que no le correspondiera.
Un poco egoísta de su parte pero quería que ella estuviera a su lado.
Y quizá, ¿por qué no? robarle un beso.
"Mañana es el concurso de Towa Hall, toquemos juntos."
"-Claro, espérame frente al parque"
"-Después podremos ir a comer algo."
"-Claro."
Lo que ambos no sabían era que no podían cumplir lo que acordaron...
Pues no me gustó el resultado de este capítulo así que decidí darle un poco más de fondo al pasado de Tomioka.
Nota:
*Giyuu ya no va a terapias, las dejó un mes antes de conocer a Shinobu.
*El padre de Tomioka volvió al extranjero cuando él cumplió 14 y Tamayo cuida de él.
*Tomioka vive en casa de su padre ya que se siente cómodo en un lugar sencillo.
*La responsable del atentado contra la señora Mónica fue...
*La madre de Giyuu fue sentenciada a 3 años de prisión.
Dejen sus conclusiones, los veo en el próximo capítulo <3.
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