Capítulo 5.
TaeHyung ya contaba con siete meses de embarazo, su pancita estaba más redonda y abultada. Los malestares ya no eran tan molestos.
El peliazul se encontraba en su habitación escuchando música, y aprovechando que no se encontraba su alfa; se admiraba frente al espejo de cuerpo completo. Nuevamente tenía el babydoll puesto, con esas bragas de encaje que no cubrían por completo sus cachetes traseros. Aquella prenda se había convertido en una manera de sentirse sexy en su estado de embarazo.
Pero se la colocaba cuando su alfa no se encontraba en casa, y no corría peligro. ¿Por qué peligro? Pues verán...
JungKook despertó la mañana siguiente a que su cachorro se movió por primera vez. Y después de enviar un correo pidiendo una licencia de ausencia por ese día; la cual obtuvo fácilmente, ya que Hoseok creía necesario que debían descansar por lo menos ese día entero.
El alfa admiraba a su dulce omega recostado en la cama con aquella prenda que lo llevó a sentir fuertes corrientes de calor y deseo en su cuerpo. TaeHyung abrió sus ojos y conectó sus orbes con los del castaño.
De la nada JungKook le dijo al peliazul que con aquella prenda de color rojo; parecía una linda, jugosa y dulce fresa. TaeHyung se sonrojó y lo besó tiernamente.
El beso subió de tono, en medio de caricias que el alfa le proporcionó en sus acaneladas piernas. Pequeños jadeos escaparon de la boca del omega, eso le indicó a JungKook que podría intentar terminar lo que el anterior día no pudo culminar. Con sus dedos jugueteó con los tirantes, y después de torturar al omega con leves mordiscos y lamidas; terminaron haciendo el amor despacio y dulcemente.
Cuando ambos llegaron al clímax, JungKook habló...
— Con esta prenda sobre tu cuerpo... — Jugueteó con la tela roja y translucida. — Te haría el amor a cada instante. No te dejaría descansar ni un segundo porque pareces una fresita apetitosa dulce y jugosa. — TaeHyung observó cómo los ojos del alfa brillaban en deseo y allí estaba la señal de que hablaba enserio.
— Si haces eso le destruirás la casita al cachorro a punta de terremotos. — Expresó, y JungKook se carcajeó.
— No te preocupes amor. Lo haremos lento, y el cachorro no sentirá. — TaeHyung se mordió los labios. La verdad no le parecía mala idea, pero sentía que eso era un juego en el cual terminaría muy cansado. Aún así sus hormonas lo incitaban a aceptar. — Te quiero tener en esa prenda todo el tiempo y te comeré completo.
TaeHyung jadeó. — ¡Alfa! — Humedeció sus labios. — No digas eso que...
JungKook lo silenció a punta de besos, y terminaron haciendo el amor toda la mañana.
El peliazul estaba más que satisfecho con lo sucedido, pero tenía un pequeño inconveniente... Ahora estaba más agotado y sentía que le temblaba hasta el alma.
— ¿Siguiente ronda? — Inquirió coqueto al ver salir a su omega del baño con el babydoll aún sobre su cuerpo, pero sin las bragas.
— ¡No! — Exclamó cruzando los brazos por sobre su vientre. — Quiero dormir. — Abultó los labios.
— Pero mi dulce fresa. — Se acercó al omega para abrazarlo. — Te ves tan apetecible con esto. — Señaló la tela en el cuerpo del peliazul. — Quiero comerte completo de nuevo.
— Me quitaré esta cosa. — Se alejó del alfa sin llegar a empujarlo bruscamente. Deslizó el babydoll fuera de su cuerpo y quedó completamente desnudo. — Es peligroso para mis horas de sueño, y para el cachorro...
— ¡No seas así! — Expresó JungKook levantando la prenda del piso. — Sólo será por hoy, y los días que te lo pongas. — Se acercó al cuerpo desnudo, y lo cubrió con una de sus camisas.
— Esta cosa sí es peligrosa. — Afirmó señalando al babydoll. — No me lo pondré más. — Declaró. — Al menos no cuando se encuentre mi alfa cerca y yo esté panzón. — Pensó.
— Fresita... — Suplicó acariciándole los muslos. — Una última vez, por hoy.
— ¡No! — Sentenció. — Además le hará daño al cachorro tanta actividad.
— Omega provocador, me dejarás con las ganas. — Fingió un puchero. — Por el cachorro no te preocupes. — TaeHyung lo miró. — Le llamé al ginecólogo y...
— No me hagas pucheros. — Sonrió. — ¡¿Qué hiciste qué?! — Y la sonrisa se le borró.
— Que le llamé al ginecólogo. — Expresó con su sonrisa de conejo. — Y me dijo que incluso podemos tener relaciones sexuales hasta el último día del embarazo. Que eso cuenta como actividad física, y que te ayudara en el parto para que se te abran las caderas. Además que si lo hacemos suavecito no afectara en nada al cachorrito.
— ¡Qué vergüenza! — Gritó corriendo hacia la cama y cubriéndose completamente con las sábanas. — Ahora nos tendrá como un par de calientes. — Se hizo bolita.
— Mi amor...
— No me lo pondré, y punto.
— Si tú dices no, es un no. Y lo respeto amor. — Trató de no reír fuerte. La escena de su omega escondiéndose porque el doctor se había enterado de sus actividades le causó gracia.
— ¡Conejo caliente! Ahora no podré ver al doctor a los ojos por culpa de tus preguntas. — JungKook caminó hacia la cama, descubrió al omega y se adentró bajo las sábanas. — No quiero que me vean como un caliente. Lo soy, pero no quiero que lo sepan.
— Mi fresita dulce y llenita de amor es caliente y sexy. — Besó la punta de la nariz del omega. — Tranquilo. Llamé a otro ginecólogo. No quiero que el doctor que nos ve en los controles, sepa que tú y yo andamos haciendo muchas cosas calientes.
— ¡Conejo loco!
— Fresita sexy. — Lo abrazó por sobre la cintura con uno de sus brazos, y con su mano libre peinó los desordenados cabellos azules. — Ahora ven que te haré mimos.
— Kookie... — Posó su rostro sobre el pecho del alfa.
— Dime...
— Quiero los mimos después de una última ronda. — JungKook sonrió y lo besó con ternura. — Pero sin el babydoll del demonio. — Se carcajearon.
— Como tú quieras, amor mío.
Y así fue como TaeHyung decidió no volver a mostrarse con babydoll frente a su alfa. Porque sabía que terminarían calientes, más de lo habitual, y su conejo llamaría al doctor para hacer preguntas que los delatarían, y no quería que se enterarán de sus calenturas.
— ¡Fresita! Osito lleno de amor... — Llamó desde la entrada de su apartamento. — ¿Dónde estás, mi fresita jugosa y llenita de amor? — Preguntó al no obtener respuesta de su pareja. — Ha de estar durmiendo. — Pensó, y se retiró su saco de traje formal y lo dejó sobre el sofá de la sala. — Voy a prepararles una deliciosa malteada, y se la llevaré a mi panda panzón y cachorro. — Susurró adentrándose en la cocina.
Claramente TaeHyung no escuchó cuando el castaño llegó al apartamento y lo llamó con ese nuevo apodo. Estaba ensimismado observándose frente al espejo, que tampoco escuchó los pasos que se acercaban a la habitación.
JungKook subía para ayudar a bajar a su omega a la cocina y así se tomara su malteada.
— Ya llevo mucho tiempo con esto puesto. — Expresó bajando los delgados tirantes del babydoll. — Vamos a quitarnos esto antes de que llegue...
— Antes de que llegue tú alfa. — Interrumpió adentrándose en la habitación.
— ¡JungKook!
— Si mi fresita...
— ¡Ahhh! No... Espera... — Articuló nervioso, tratando de sacarse de encima la lencería. — Esto no debías verlo. — Se movía rápidamente, pero torpe por los nervios de haber sido atrapado usando esa vestimenta. — ¡Cachorro! ¿Por qué no te moviste cuando llegó tu papá? Debiste avisarme. ¡Claro estás dormidote! — Expresó hacia a su vientre.
Desde que el cachorro se movió hace unos meses; cuando sentía al alfa cerca, él se movía dando el aviso de que su papá hacía presencia. Viendo esa acción, TaeHyung se sentía más seguro de no ser atrapado con esas prendas.
— Quiero fresa jugosa y llenita de amor. — Demandó roncamente, acercándose al omega. — No huyas...
— ¡Kookie! — Gritó al sentir cómo el alfa lo agarró en el aire impidiendo que cayera al suelo.
TaeHyung en su afán de quitarse el babydoll, con un pie pisó parte de la tela que se había deslizado por sus piernas, y cuando intentó correr hacia el baño para escapar del alfa; creó fricción con el piso y la tela, logrando resbalar y casi caer.
— Cuidado, amor lindo. — Susurró en el oído cuando lo atrapó por la espalda posando sus fuertes brazos bajo el vientre del omega, y así no lastimar el bultito que crecía.
— Gr-gracias por atraparme. — Expresó entre tartamudeos. — A-ahora po-podrías soltarme para ir a ponerme ropa.
— Siempre te atraparé, osito. — Pasó su lengua por el lóbulo de la oreja del peliazul. — No te vistas amor. — Lo alzó en brazos para recostarlo en la suave cama. — Quiero hacerte el amor. — Aflojó el nudo de su corbata, y TaeHyung tragó grueso. — Mira que este recibimiento tuyo... Me encendió.
— Ma-maldito babydoll.
— Oh no bebé. — Negó desabotonando su camisa y poniéndose en medio de las piernas del omega cuando se subió a la cama. — Esta vez, no es el babydoll.
— ¿Qué? — TaeHyung intentó no jadear. Estaba excitándose con la imagen de su alfa frente suyo. Desnudándose y lamiendo sus labios.
— Fresita jugosa y deliciosa. — Se retiró por completo la camisa. — Esta vez como todas las veces... El que me enciende eres tú; con tu cuerpo, tu perfume, tu presencia. Todo tú. — Se inclinó para besar al omega.
— Ko-Kookie~. — Gimió cuando el alfa acarició sus piernas y seguido a eso lamió su manzana de adán.
— ¿Puedo hacerte el amor? — Acarició el rostro. — Mi dulce fresita llena de amor... ¿Me dejarías hacerte el amor?
TaeHyung tembló por completo. Su cuerpo deseaba al alfa, su mente y corazón le gritaban que respondiera rápido. Pero su mente estaba nublada y no podía hablar.
— Lo haré suave. — Mencionó. Aunque JungKook siempre era suave con su dulce omega. — Déjame hundirme en ti y ser uno solo...
— Ah~, Kookie~.
— Osito~.
— Ha-hazme el amor, mi conejo caliente. — En medio de un jadeo, el omega habló perdiéndose en las sensaciones de su cuerpo.
— Te trataré como lo que eres. — TaeHyung se estremeció. — Te trataré como mi dulce y delicada fresa que merece ser devorada lenta y cariñosamente.
— Soy tuyo. Alfa~
— Veo que tu líquido del amor está que desborda. — Declaró al llevar uno de sus dígitos a la entrada del desnudo omega.
— ¡Tonto!
— Tú lo dijiste hace tiempo. — TaeHyung sonrió al recordar ese día.
— Viéndolo así. — Lamió su labio inferior. — Tu gran plátano está goteando.
— Es lo que provocas con tu hermoso cuerpo.
— Soy inocente.
— Vamos a comprobar tu inocencia. — Besó los labios del omega, dejando pequeñas mordidas. — Cachorro, sigue dormido. — Le habló al vientre y lo acarició. — Si sientes un pequeño terremoto... Es porque tus papis están bailando.
— ¡Conejo! ¡Alfa! — Le dio un golpe en el desnudo hombro.
— Auchs. No me pegues que me excito.
— ¡¿Más?! — Preguntó sonriendo divertido.
— Sí. Contigo me excito a niveles jamás conocidos.
— Somos un par de calientes.
— Calientes, pero felices. — Dijo JungKook y el peliazul lo besó. — Ya sabes cachorro, estamos bailando. — TaeHyung sonrió por lo dicho.
Entre besos y caricias se entregaron nuevamente, se fundieron en uno solo. Disfrutaron de cada caricia, beso, mordida y ronroneo. Todo su acto fue lento, con calma y lleno de amor.
JungKook llegaba de su jornada laboral, tenía un lío en su cabeza, e incluso se podría decir que estaba de mal humor. Estacionó el auto en su lugar correspondiente dentro del edificio donde estaba ubicado su apartamento. Respiró profundo varias veces, y por última vez apretó fuerte el volante del vehículo. Salió cerrando fuerte la puerta, y subió hacia su hogar.
Cuando ingresó al apartamento sus ojos tuvieron la más hermosa vista. TaeHyung estaba sentado en el sofá de la sala con una camisa del alfa cubriendo la parte superior de su cuerpo; tenía abotonado los primeros tres botones, la parte inferior era cubierta por un Jogger negro que le pertenecía al castaño.
JungKook sonrió al ver su hermoso omega, y TaeHyung volteó a ver hacia la puerta; cuando en su vientre se evidenció unos fuertes movimientos que le anunciaban que su alfa estaba en casa.
— ¡Tu papá está aquí! — Expresó acariciando su vientre con nueve meses de gestación. Estaba a días de dar a luz. — Cachorro, tu guapo padre llegó a casa. — Se levantó con cuidado del sofá y con una mano sobre su vientre caminó hacia su alfa. — Mi conejo, te extrañamos. — Besó los delgados labios.
— Mi fresita dulce. — Lo abrazó con ternura. — Los extrañé tanto. — Enterró su nariz en el cuello del peliazul. — No sé qué voy a hacer sin ustedes por un día completo.
— ¿Qué dijiste? — Se separó un poco del alfa.
— Amor... — Sus ojos se esforzaban por no mostrar las lágrimas que querían salir. Pero su omega lo conocía perfectamente. — Me dijeron que debo viajar mañana, y que me quedaré ese día entero para asistir a mi jefa. — Empujó su lengua contra el interior de su mejilla. Estaba furioso y triste.
— Conejo... — Contuvo las lágrimas para que su alfa no se diera cuenta que esa noticia no le agradaba, y que tenía miedo de quedarse solo por ese día entero. — Es tu trabajo. No te preocupes...
— No quiero dejarte solo con el cachorro. — Lo abrazó de nuevo, y TaeHyung le besó el cuello. — Estás a días de traer a nuestro fruto del amor al mundo, y me da miedo que preciso sea el día que tenga que irme.
— Yo tampoco deseo estar solito. Pero el cachorro me acompaña. — Expresó tratando de calmar a su alfa. — El cachorro se portara bien, y no llegara al mundo hasta que tú estés con nosotros. — Agarró una de las manos del alfa y la colocó sobre su gran vientre. — ¿Verdad cachorro que esperaremos a papá? — JungKook sintió una fuerte patadita en respuesta. — Si ves que el cachorro también lo dice. — Sonrió dejando ver su hermosa sonrisa geométrica. — Es sólo un día.
— De igual manera no me gusta dejarlos solitos. — Puchereó. Ya no estaba tan enojado. El aroma y caricias del peliazul lo estaban ayudando.
— Nos mensajearemos, y cada hora haremos una videollamada. ¿Te parece? — JungKook asintió aun sin despegar su rostro del cuello del omega. — Entonces prepárate para pedir permiso para ir al baño cada hora, y así nos llamamos. — Avisó separándose del alfa y guiándolo hacia su habitación. — Vamos a bañarnos, y después de cenar hacemos tus maletas.
— ¿Hoy, podemos dormir desnudos? — Preguntó el alfa cuando salieron del baño.
— Para mí es perfecto.
— Así dejaré mi aroma bien impregnado en ti.
— Me encanta esa idea.
Bajaron a cenar y después de terminar de alistar la maleta con las pocas cosas que llevaría el alfa a su viaje, se recostaron en la suave cama.
Totalmente desnudos con sus miradas conectadas, se acariciaban suavemente. Amaban sentir el calor de sus cuerpos e impregnarse del aroma contrario.
— Ya no hagas caras, Kookie. — Pidió acurrucándose sobre el pecho del alfa, y su vientre reposando en la cadera y muslo del cuerpo impropio.
— Es que enserio no quiero ir. — Acarició la espalda del omega. — Algo me dice que me necesitarás.
— No te hagas películas. — Subió un poco más su pierna sobre las piernas del contrario. — Todo estará bien. ¡Ah!
— ¿Qué pasó?
— Nada Kookie. — Ocultó su mueca de dolor con una sonrisa. — Creo que me dio un calambre. — Mintió.
La verdad es que el peliazul había sentido pequeñas punzadas en su vientre durante el día. Pero como no eran constantes, y su cachorro se movía como siempre, no le dio gran importancia.
— ¿Seguro que es un calambre?
— Sí. — Afirmó acariciando los labios del alfa. — Ahora vamos a dormir que mañana tendrás un largo día.
La mañana llegó, y JungKook se despidió de su omega a regañadientes. No quería irse. Algo en su interior le enviaba una pequeña señal de que no debía irse, y su marca cosquilleaba. Eso era algo nuevo, es como si la marca le avisara de lo que iba a pasar.
No le prestó más atención a las voces de su cabeza, y le hizo caso al peliazul. Salió del apartamento no sin antes llenar de besos a su omega y al vientre donde se encontraba su cachorro.
— Papá te verá mañana. — Se acuclillo frente a TaeHyung y le habló a su cachorro. — Cuida mucho a tu lindo papi. — El cachorro se movió, y TaeHyung hizo una mueca que el alfa no vio.
No le dolía el movimiento del cachorro. La causa de la mueca; fue la punzada que sintió y esta vez fue un poco más fuerte.
Respiró profundo y le habló al castaño. — Ya es hora de que te vayas. — Acarició la mejilla y JungKook asintió. — Estaremos bien.
— No dudes en llamarme si necesitas de mí. — TaeHyung asintió ocultando otra mueca de dolor.
— Te amamos alfa. — Exclamó antes de cerrar la puerta.
— Yo los amo aún más.
— JungKook, no debemos ir. — Su lobo le habló cuando iban llegando al aeropuerto. — Vamos a casa, nuestro omega...
El taxi se detuvo, y el conductor le avisó que ya estaban en el destino. JungKook le pagó al taxista, y bajó para ingresar al aeropuerto.
— ¿Por qué no llegan? — Se preguntó masajeando la marca en su cuello. Estaba cosquilleando aún más.
JungKook esperaba a su jefa y Rose, para así dirigirse a las puertas donde harían la fila para subir al avión que los llevaría a su destino.
— ¡JungKook! Nuestro omega...
— ¡JungKook! Perdón por la tardanza. — Expresó su jefa. — Es que mi cachorrito no quería dejar de llorar. — Explicó. — Vamos Rose. Ya es hora. — Avisó tomando camino siendo seguida por la fémina y JungKook.
— Cachorro. — Aulló el lobo, y la marca del alfa cosquilleó nuevamente.
— ¿Qué? — Se detuvo para hablar con su lobo.
— JungKook, nuestro omega va a tener a nuestro cachorro. Lo siento, su lobo nos llama.
— Pero no me ha llamado por el celular...
— Nos está llamando por la bella marca que nos hizo. — El lobo aulló. — ¡Vámonos ahora!
— ¿Qué pasa JungKook? — Inquirió su jefa cuando volteó hacia atrás al no tener una respuesta cuando le preguntaba algo al alfa y sólo obtuvo silencio.
— M-mí omega. — Sus ojos demostraban preocupación.
— ¿Qué pasa con TaeHyung? — Preguntaron al unísono las mujeres.
— Mi lobo me dice que está por tener a nuestro cachorro...
— Vete ahora mismo, JungKook. — Ordenó su jefa.
— Pero...
— Nada de peros, JungKook. — Interrumpió. — Yo jamás estuve de acuerdo que te exigieran ir con nosotras a este viaje. — Informó. — Hoseok también estaba en desacuerdo. — Se acercó al alfa. — Ve con tu omega y cachorro. Yo le informaré a Hoseok, y él le dirá a nuestros superiores. — Empujó a JungKook hacia la salida del aeropuerto. — Rose me ayudara en todo. — El castaño apenas atinó a asentir. — ¡Ve por tu omega y tu cachorro! — El alfa se subió a un taxi. — Ese es tu verdadero destino... Tu omega y cachorro.
— Ya vamos mi osito. — Susurró acariciando su marca.
— Nuestro omega es fuerte y aguantará hasta que lleguemos. — Dijo su lobo.
TaeHyung después de despedirse de JungKook, subió lentamente y con cuidado hacia su habitación. Se agarraba el vientre cada vez que sentía una punzada. Pensó que quizás el dolor era porque su cachorro y él estaban tristes porque no verían al alfa en ese día.
Se dirigió al closet, y buscó las camisas del alfa, las juntó con las que había dejado para lavar en la silla frente a la mesita de noche. Bajó a la cocina y buscó un pote de helado para comer cuando terminara de hacer su nido.
La idea de TaeHyung era pasar un rato comiendo helado en el centro del nido que haría con las camisas de su alfa y así quizás el dolor que según él era tristeza; se iría. Subió de nuevo a su habitación y con movimientos muy lentos a causa de su pancita que lo limitaba y el dolor que sentía, hizo un lindo nido en la cama. Las camisas del alfa formaban un perfecto círculo que sería su lugar seguro mientras volvía su conejo.
Destapó el helado y se sentó en posición de flor de loto. Bien ubicado en el centro de su lindo nido y con el aroma de su alfa arropándolo; se durmió después de haber acabado el helado.
Treinta minutos después una fuerte punzada en su parte baja del vientre, lo hizo despertarse asustado.
— ¡Auchs! — Se levantó para ir al baño. — ¡Ah! — Gritó cuando otra fuerte punzada lo hizo caer de rodillas al piso. — Cachorro... No me digas que vas a llegar al mundo hoy. ¡Ah! — Le habló a su vientre, y se levantó para subir de nuevo al nido. — Por favor... — Un movimiento en su vientre lo hizo callar por un segundo. — ¡Quiero a mi alfa! — Gritó cuando vio como los Jogger negros del alfa se humedecieron. — ¡Kookie! ¡Alfa! — Lo llamó en pensamiento.
Acostado en su nido, en posición fetal y con sus Jogger totalmente mojados; se retorcía de dolor cada vez que una punzada lo atacaba. Hundía su nariz en la camisa que usó su alfa el día anterior, el aroma ayudaba a tranquilizar su asustado corazón.
— Resiste un poco más. — Habló el lobo de TaeHyung. — Nuestro alfa ya viene.
— ¡Me duele! ¡Kookie!
JungKook llegó al apartamento y el fuerte olor de su omega inundó sus fosas nasales. El peliazul estaba asustado, le dolía demasiado, y su aroma lo comunicaba.
— Sube a la habitación. — Ordenó su lobo. — ¡Corre! Le duele.
— ¡Osito! — Gritó mientras corría hacia su omega. Abrió la puerta de la habitación y divisó a su fresita en medio de la cama con su ropa alrededor, olfateando desesperadamente las camisas. Estaba todo sudado, llorando y jadeando de dolor.
— ¡JungKook! ¡Ayúdame! — Gritó al percibir el aroma del alfa. Con sus ojos llorosos pudo verlo en el umbral de la puerta. — ¡Alfa! El cachorro ya viene. — Lloró aún más fuerte y extendió sus brazos; abriendo y cerrando sus manos. — Alfa quiero estar en tus brazos. ¡Ah!
El castaño se quitó el abrigo y cubrió el cuerpo de su omega. Lo alzó en brazos de manera nupcial, besó la sudada frente, y caminó fuera de la habitación.
— Eres muy fuerte y valiente, mi amor. — Expresó cuando llegaron al estacionamiento.
— Alfa me duele mucho.
— No debí irme. — Abrió la puerta del auto y subió al omega. — Ahora mismo vamos al hospital. — Ajustó el cinturón de seguridad y besó los carnosos labios. — ¡Vamos a tener a ese cachorro!
— ¡Muévete! — Gritó cuando el alfa subió al lado del piloto y dio marcha al auto. — ¡¿Vamos a tener al cachorro?! ¿Vamos? — Frunció su ceño y arrojó un puño al hombro de JungKook.
— Auchs, no me pegues. Duele. — Se quejó mientras salían del parqueadero. — Y sí, vamos a tener ese cachorro. — TaeHyung frunció nuevamente el ceño.
— ¡¿Te duele?! ¡¿Jeon, te duele?! — Gritó. — ¡Me duele más a mí! — Le dio otro golpe en el hombro. — ¡Me está partiendo! ¡Ah! — Se agarró el vientre.
— Lo siento amor.
— ¡Yo soy el que va a tener al cachorro! — Gritó.
— Si mi amor.
— ¡Deja de decir eso! ¡Ah!
— Si mi amor. — TaeHyung gruñó. — Digo, no mi amor. — Se corrigió.
— Retiro lo dicho. — JungKook lo miró de reojo. — ¡Si tendremos este cachorro juntos! ¡Ah! — Gritó de nuevo. — Perdón por pegarte y gritarte Kookie. — Lloró por el dolor.
— Si mi amor... Digo, lo que digas osito. — TaeHyung apretó el muslo del alfa ante otra punzada.
— ¡JungKook! ¡Conejo preñador! Acelera ese auto. — Gritó en medio de gruñidos. — ¡Perdón por gritarte! — El alfa sólo manejaba lo más rápido posible. — ¡Te voy a embarazar para que sientas este dolor!
— Si mi amor. — TaeHyung apretó nuevamente el muslo del castaño.
— ¡Te amo JungKook! ¡Pero duele tener un cachorro!
— Lo siento amor.
— ¡Te voy a embarazar, Jeon! Así lo vas a sentir enserio.
— A tus órdenes amor.
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