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Capítulo 2.

JungKook con mucho cuidado se levantó del inodoro donde se encontraban sentados, y con su pareja aún en brazos, se dirigió hacia su habitación. TaeHyung estaba aferrado al cuello del alfa como si de un koala se tratase.

— Agárrate bien. — Demandó. — No quiero que te me vayas a caer. — Expresó con dulzura. — Aunque yo jamás te soltaría, y menos ahora.

TaeHyung afianzó el agarre, y de un momento a otro empezó a llorar. Sus lágrimas caían como cascada. JungKook no entendía la causa del llanto. Se detuvo un momento para tratar de ver el rostro del omega, pero este se negaba a sacar su cara de su escondite.

Cuando llegaron a la cómoda cama, el alfa bajó con cuidado al peliazul, y con sus blancas manos acunó el rostro contrario.

— ¿Por qué lloras? — TaeHyung solo negaba con su cabeza, y de su garganta solo salían sollozos. — Osito, dime ¿Por qué lloras? — El mencionado seguía guardando silencio. — Háblame mi panzón hermoso... — Y eso bastó para que el omega se alejara del agarre en su rostro y rodara rápidamente en la cama para cubrirse de pies a cabeza con las mantas.

JungKook al ver la acción de TaeHyung; se dio un golpe mental, aunque no sabía lo que pasaba, o si había dicho algo malo.

— N-no...

— ¿Qué? Osito...

— ¡No me llames panzón! — Expresó desde su escondite entre las mantas. — No me llames panzón... 

Y ahí estaba la razón por la cual su pareja se había convertido en una bolita de mantas y sollozos.

— Pero acabas de decir que estás panzón...

— ¡Sí! Lo dije. — Habló después de sorber su nariz. — Pero tú no me lo digas...

— Osito...

— Pero nada. — Interrumpió. — Tú plátano lechoso me dejó panzón, y ahora me pondré como bolita. — Expresó sollozando. — No debí quedar panzón. Ahora no me vas a querer porque pareceré panda zombie de tanto vomitar y con unas ojeras más horribles que las que tengo ahora. — Manifestó, y allí JungKook entendió porque su hermoso omega estaba llorando. — Eso me pasa por querer probar esos globos y tu leche. — Asomó sus ojos después de descubrir un poco su rostro. — ¡¿Cómo fue que esto me pasó?! — Sus ojos se llenaron de más lágrimas.

— Tae... — Llamó acercándose al cuerpo. — Osito... — Se acostó frente al bulto de sábanas que cubría el cuerpo, y observó esos ojos azules que amaba desde hace tanto tiempo. — Primero que todo, no le llames así a mi virilidad. — Sonrió dejando ver su sonrisa de conejo.

— ¿Cómo? — Inquirió fingiendo que no entendía. — No lo llamo ¿Plátano lechoso? — Y JungKook dejó salir una carcajada que fue acompañada por la risa de su pareja. — Pero es tu plátano lechoso, preñador, que me dejó panzón y lleno de huesitos. — Puchereó después de dejar de reír.

— Tan gracioso mi osito. — Dejó un besito en la frente. — La Diosa luna decidió que tenías que quedar panzón; como tú mismo te dices. No me vayas a regañar. — Tae descubrió por completo su rostro, abultando sus labios para que su alfa lo besara. — Serás mi osito panda dormilón y comelón. — Besó dulcemente los labios. — Tienes razón... No te voy a querer. — Expresó, y el contrario volvió a llorar. — Bebé no llores...

— ¿Bebé? Bebé el que me hiciste... Bueno hicimos.

— Sí amor... Lo hicimos, hicimos un bebé. — Declaró mientras posaba una de sus manos en la cual creía que era la cintura de su pareja. Porque el peliazul seguía enroscado como gusano entre las mantas. — Y no llores osito. — Suplicó. — Te digo que no te voy a querer; porque yo más que quererte... Te amo, te adoro, te atesoro y te admiro.

— ¡Conejo! Me asustaste, y sentí feo en mi corazoncito. — Se descubrió un poco más, dejando que el alfa juntara su cuerpo con el propio.

— Perdón bebé. — Abrazó el cuerpo de su pareja. — Ten claro que te amo. — Afirmó. — Y por último... Yo te diré cómo fue que pasó. — TaeHyung no entendió a lo que se refería. — Osito... Te voy a decir cómo fue que te dejé panzón...

— ¡No! No hagas eso. — Expresó. — Me da vergüenza. — JungKook se echó a reír.

— Pues mi amor... Tu preguntaste que... ¿Cómo había pasado? — Expresó. — Y ahora mismo te lo recordaré. Además, esa noche fue el inicio de nuestra unión; así que no te dé vergüenza.

— Éramos unos totales vírgenes que se pusieron a jugar con esos dizque globos, y mira lo que pasó.

— Mi amor, vamos a recordar cómo fue que jugamos con los globos y terminamos en...

— No lo hagas...

— Si lo haré. — Afirmó. — Aquí vamos...

JungKook le dio un besito esquimal al peliazul, y bajó su mano para acariciar el vientre aun plano de su futuro panzón.

— Papá te contará cómo fue que te creamos. — Expresó con una sonrisa pícara, y TaeHyung se ruborizó. — Tranquilo, osito, no creo que nuestro cachorro me entienda.

— ¡Estás loco! Conejo preñador.

— Estoy loco por ti. — Manifestó. — Y solo te preñaré a ti. — Le aclaró. — Ahora vamos a recordar cómo fue que hicimos al cachorro que está en tu hermoso vientre.

Unos meses atrás...

Una pareja de amigos se debatía en si deberían asistir a la fiesta que habían sido invitados. Para ser sinceros ninguno de los dos se sentían muy bien para salir. Pero esa fiesta era realizada por los jefes de la empresa donde laboraban, y sentían que si no asistían, sería tomado como una falta de respeto hacia sus superiores. Así que sin muchos ánimos y con sus cuerpos sintiéndose extraños; se alistaron para salir a aquella fiesta.

JungKook vestía un traje totalmente negro un poco formal, con zapatos a juego, la camisa con sus primeros botones sin apuntar; dejando ver un poco sus clavículas, y su saco tenía pequeños brillitos que contrastaban perfectamente con su tono de piel.

TaeHyung por su parte iba vestido en un tono rosa, su pantalón un poco más claro que su camisa y saco, zapatos a juego. Al igual que JungKook; los primeros botones de su camisa iban sin apuntar. En uno de sus dedos llevaba como adorno, un lindo anillo en forma de rosa en color rosado claro.

Cuando cada quien salió de su respectiva habitación; se quedaron mudos, sus ojos hablaban por ellos, y nuevamente sintieron ese tirón que los incitaba a estar juntos.

E-estás hermoso. — Alagó JungKook.

T-tú estás muy guapo.

También hueles exquisito. — Expresaron al unísono.

Ambos chicos se ruborizaron hasta las orejas. Siempre que sentían ese tirón; sus mentes dejaban de procesar correctamente, y prácticamente se les olvidaba como respirar. Y como ya tenían de costumbre... Respiraron profundo e ignoraron aquello que los guiaba a verse de otra manera.

Vamos a ver qué tan novedosa es esa fiesta. — Dijo TaeHyung tomando camino hacia la salida de su apartamento.

Pues según me dijeron unas omegas de mi piso de trabajo... — Un gruñido interrumpió al castaño. Gruñido proveniente de TaeHyung.

Lo que pasó es que apenas escuchó la palabra "omegas", algo dentro del peliazul se encendió, y sin poder controlarse; el gruñido salió. Siempre le pasaba cuando el castaño mencionaba a sus compañeras omegas del trabajo, y TaeHyung lo distraía con cualquier cosa para que su amigo no se diera cuenta de aquella acción. Cuando eso le pasaba, casi siempre era en la hora de la cena, cuando hablaban de su día de trabajo. El peliazul le decía que era porque la comida estaba deliciosa, y por eso gruñía en satisfacción. Pero ahora ¿Qué diría?

¿Y ese gruñido?

TaeHyung pensó rápido, y acarició el objeto que adornaba su dedo. — Es que el anillo me aprieta, y me siento un poco incómodo.

Okay... — Pronunció no muy convencido.

Eso no se lo cree ni mi mamá. — Se dijo para sí mismo. — Mala excusa para el gruñido. — Se recalcó mentalmente. — Continua JK, dime lo que te dijeron tus compañeras. — Sintió algo amargo en su garganta al mencionar aquellas omegas.

Si te molesta el anillo... Deberías quitártelo. — Sugirió, y TaeHyung simplemente asintió con su cabeza. Aun así no se lo retiró. — Como te decía, mis compañeras de piso en el trabajo, me dijeron que es una fiesta de San Valentín, y que nuestros superiores habían decidido que todo sería neón, absolutamente todo en esa fiesta será fosforescente y luminoso.

Tenían que salir con algo así. — Mencionó. — La verdad no quiero ir, pero ya sabes...

Yo tampoco quiero... — Se acercó hasta el peliazul para caminar a la par, y llegar al parqueadero.

Cuando llegaron al estacionamiento, JungKook abrió la puerta del copiloto y ayudó a subir a su amigo. Dio la vuelta e ingresó al lado del conductor. Antes de arrancar su Mercedes-Benz, se inclinó hacia el asiento donde se encontraba TaeHyung, y le ajustó el cinturón de seguridad.

Hoy hueles exquisito. — Se dijeron nuevamente al unísono cuando estuvieron cerca por la acción de abrochar el cinturón de seguridad.

TaeHyung apartó su mirada y observó por la ventana del auto. JungKook se separó del cuerpo de su amigo para proceder a abrocharse su cinturón de seguridad, y dar marcha al auto.

El camino hacia la fiesta fue silencioso, ambos chicos se sentían más extraños de lo normal. Sus cuerpos parecían llamarse como imanes, pero ellos luchaban por mantener a raya ese llamado. Estando en ese espacio cerrado, podían llenar sus fosas nasales con el aroma del contrario, y ese día en especial sus aromas estaban un poco más fuertes y atrayentes para ellos.

¿Podríamos quedarnos solo un corto tiempo y luego irnos con alguna excusa? — Preguntó el peliazul llamando la atención del castaño que acaba de estacionar el auto frente al gran hotel al cual habían sido citados para la fiesta.

Claro. — Expresó. — Enserio no deseo estar tanto tiempo aquí. — Observó el gran edificio. — Saludaremos a los anfitriones, y después de un tiempo nos vamos. — TaeHyung asintió con su cabeza, y procedió a bajar del auto en el momento en que el Valet ParKing abrió la puerta y extendió su mano para ayudarlo a bajar. Pero un gruñido proveniente de la garganta de JungKook detuvo todo su movimiento.

¿Por qué gruñes? — Inquirió al girarse para ver el rostro de su amigo. — Disculpa yo me bajaré sin ayuda. — Le informó al chico.

Otro gruñido se escuchó cuando el Valet Parking le sonrió al peliazul ,y JungKook divisó que el chico escaneaba con la mirada a su amigo. Después de eso, TaeHyung cerró nuevamente la puerta del auto; ignorando por completo al otro individuo.

¿Por qué gruñes? — Preguntó de nuevo. — No gruñas...

Perdón. — Articuló el castaño bajando su mirada. Se sentía avergonzado por su actuar. — Es que yo soy el que te abre la puerta y te ayuda a bajar. — Expresó. — Además ese chico te estaba mirando con ojos de "comible". — Habló de nuevo haciendo unas comillas con sus dedos para enfatizar la última palabra dicha. — Lo siento... No quería gruñir.

Eres mi alfa caballeroso. — Dijo sonriendo embobado por lo dicho por su amigo. — Digo... Eres mi amigo alfa, caballeroso y protector. — Se corrigió al caer en cuenta que había llamado a JungKook como su alfa, y no lo era...

Perdón por gruñir. — Se disculpó de nuevo. — Ahora vamos a esa fiesta. — Dijo saliendo del auto e ignorando la presión en su pecho; la cual sintió cuando su amigo aclaro que eran eso, amigos...

Ambos chicos bajaron del auto, y como era de esperar; JungKook fue el que tomó la mano del peliazul e ingresaron al vestíbulo del hotel. Allí les informaron en cuál de los salones estaba realizándose la fiesta.

Llegaron al gran salón, ambos cerraron y abrieron sus ojos en un intento de adaptarse a todo el color que los golpeó de frente. El lugar estaba totalmente iluminado con luces de destellos fluorescentes. Un gran cartel con el mensaje "Feliz San Valentín" los recibía en la entrada del lugar. Los globos y prácticamente todo allí era neón, a excepción de algunas personas que no se habían pintado sus rostros o cuerpos con la pintura que hacía que brillaran en la oscuridad.

Los chicos soltaron el agarre de sus manos cuando vieron a sus jefes dirigirse a ellos.

¡Sean bienvenidos! — Les dijeron sus superiores. — Diviértanse mucho, Kim y Jeon. — Les extendieron una copa con champaña. — Trajimos unos globos especiales que pueden utilizar cuando quieran estar solos. — Les informó uno de sus mayores con una sonrisa que demostraba el doble sentido en sus palabras, y les guiñó un ojo cuando dijo "globos". — Hoy se pueden alocar. Celebren San Valentín de una manera de la cual quizás ustedes nunca lo han celebrado...

Muchas gracias, señor. — Interrumpió JungKook al no soportar por más  tiempo; la manera en que les hablaba su superior. El cual ya estaba bien borracho.

Bueno chicos los dejo. — Les informó mientras les daba la espalda e iba a buscar más alcohol. — ¡No se olviden de los globos! — Les gritó antes de desaparecer de la vista de los chicos.

¿Qué globos serán esos? — Inquirió Tae acercándose al recipiente que estaba en una de las esquinas del salón. Allí vio unos sobrecitos cuadrados de color plateado. — Oww, que globos para raros. — Expresó al tratar de tomar uno, pero JungKook lo detuvo.

Tae... — Le llamó. — Estoy seguro que no son globos de fiesta. — Expresó. — Eso tiene cara de...

Y JungKook fue interrumpido cuando una de sus compañeras se lo llevó para hablar con él. La chica ignoró por completo al peliazul, y ni se dignó a saludarlo.

TaeHyung bufó molesto. No le agradó que se llevara a JungKook.

No me gusta esta fiesta. — Observó cómo su amigo era rodeado por más de sus compañeras omegas, las cuales no perdían la oportunidad para acariciarle los brazos. — Voy a guardar unos de estos globos y después miraré qué tienen de novedoso. — Dijo tomando varios sobres y guardándolos en el bolsillo de su pantalón. — Y no tomaré alcohol, necesito agua. Mi cuerpo se siente muy caliente. — Vertió el contenido de su copa en una de las plantas que adornaban el salón. — Enserio estos globos son raros, tienen cara de...

Hola, Tae. — Saludaron a espaldas del mencionado. El peliazul se giró sobre sus talones y observó al chico.

Hola, BoGum. — TaeHyung volvió a mirar hacia donde se encontraba JungKook, y ahora veía como las chicas le bailaban y trataban de restregar sus cuerpos contra el contrario. — Enserio no me gusta esta fiesta... — Murmuró entre dientes. — BoGum, ¿Me acompañas por agua?

Claro, eso ni se pregunta. — Se acercó al peliazul, y lo tomó por la cintura.

TaeHyung tratando de no ser grosero, se liberó del agarre de BoGum, y se distanció un poco.

Se dirigieron a la barra de bebidas, y allí TaeHyung pidió una botella de agua. BoGum prefirió un Whisky en las rocas.

¿No tomarás alcohol? — Inquirió BoGum intentando tocar el muslo del peliazul.

No. — Declaró serio. — Voy a manejar de regreso a casa, y no es recomendable. — Le mintió. Y se distanció un poco para evitar que lo tocara.

Desde la distancia, JungKook trataba de liberarse del grupo de chicas que lo tenían aprisionado justo en el centro. Con su mirada buscaba a su amigo de melena azul, y cuando logró encontrarlo; un fuerte gruñido salió de su pecho.

Las chicas al escucharlo pararon sus torpes movimientos. 

Ellas tenían la idea de seducir a JungKook esa noche, planes que serían aplastados a partir de ese momento. El castaño no quería ser grosero con ellas, y la verdad se sentía muy incómodo con la tocadera en su cuerpo por parte de las chicas. Él solo quería estar con TaeHyung.

La Paciencia del alfa se fue por el caño cuando vio como Park BoGum intentaba hacer levantar a TaeHyung de su silla; en la cual el chico estaba relativamente cómodo tomando agua. TaeHyung seguía evitando el contacto físico con Park, pero al parecer el contrario se negaba a ver la incomodidad del peliazul.

TaeHyung se cansó de la situación cuando BoGum lo sujetó de las manos, e intentaba obligarlo a levantarse a bailar. Allí fue cuando decidió llamar a JungKook. No lo llamó a gritos, ni en voz alta para que los demás lo escucharan. Simplemente en su mente pensó en JungKook, y suplicó por su presencia. El llamado al parecer fue escuchado cuando el alfa castaño sintió un tirón en su cuerpo, y su piel se erizó al momento de encontrar con la mirada a su amigo.

Cuando sus ojos dieron con la persona que lo llamaba en pensamiento, y sintió la necesidad de correr hacia él; allí fue cuando el gruñido escapó de su fuerte pecho. Las chicas se asustaron porque el aroma de JungKook cambió a uno amenazante.

Estaba furioso... O al menos la ira empezaba a crecer en él. Al ver como querían obligar a su amigo a levantarse de su lugar. Intentando no ser brusco con las omegas que lo rodeaba; se abrió paso para dirigirse donde se encontraba TaeHyung...

No quiero bailar BoGum. — Repitió por enésima vez, aferrándose a la silla.

Vamos, solo será una canción.

Que no quiero. — Expresó soltándose del agarre de una de sus manos. — No voy a bailar.

Vas a bailar conmigo. — Jaló fuerte la mano del peliazul que aún tenía apresada con la suya. Logrando que el chico se levantara de su asiento. — Es solo una canción, no te hagas de rogar. — Le dijo apresando el cuerpo contra el suyo. — Vas a bailar...

Te dijo que no quiere bailar. — Habló JungKook dejando salir sus feromonas en muestra de que estaba enojado. — Será mejor que lo sueltes. — Demandó. — Cuando un omega o una dama dicen que no, es un no, y eso se respeta.

TaeHyung dirigió su mirada hacia el alfa castaño, y empujó el cuerpo de BoGum para liberarse de su agarre.

Él quiere bailar...

Pues según vi... Eso no es cierto. — Le dijo estirando su diestra para que TaeHyung la tomara. — Tae, ¿Quieres bailar? — El peliazul negó frenéticamente. — Viste Park... Él no quiere.

No quiere bailar contigo. Pero conmigo sí.

No es cierto. — Habló TaeHyung. — No quiero bailar contigo Park. — Le informó tomando la mano del alfa castaño. — En cualquier caso... Si quisiese bailar... Bailaría con JungKook. — Le aclaró. — No quiero estar cerca de un pulpo que solo quiere poner sus tentáculos sobre mí.

Lo escuchaste... Tentáculos Park. — Expresó. — Y por tu bien, no quiero saber que te le acercas en la empresa. — Sus feromonas se hicieron presentes aún más fuertes.

Park BoGum se retiró de la vista del par de amigos. Definitivamente le quedaba claro que esos dos no eran solo amigos. Por su forma de defenderse, e incluso la manera de mirarse, en ese momento le había confirmado que su afecto iba más allá de la amistad. Además que el aroma de TaeHyung cambió en el momento de ver a JungKook. Era como si sus aromas se mezclaran perfectamente, y solo existieran ellos.

Todos los cercanos a ellos lo veían, todos se daban cuenta que eran almas que se amaban intensamente. Los únicos que se negaban a aceptarlo por completo, eran el alfa castaño y el omega peliazul...

Me llamaste. — Le dijo JungKook. — Sentí como me llamabas, y estabas incómodo.

Sí, si te llame. — Confirmó. — Pero no sé cómo lo hice, y mucho menos pensé que me escucharías.

Te escuché claro. — Afirmó. — Quizás te escuché porque somos...

Amigos.

Si claro, amigos. — Dijo ignorando el pequeño dolor en su pecho. — Entonces... — TaeHyung lo miró expectante. — ¿Quieres bailar? Amigo...

TaeHyung sonrió y asintió en respuesta. Ambos chicos se dirigieron al centro del salón.

JungKook pidió permiso para sujetar la cintura del peliazul, y así iniciaron a bailar lento y pausado. Hablaban mientras sus cuerpos danzaban en sincronía. Se sonreían lindo y dulce, ignoraban el resto de personas en el lugar. Estaban enfrascados en su burbuja, hasta que TaeHyung observó como una compañera de JungKook se dirigía hacia ellos; detuvo el baile cuando la chica agarró el brazo de su pareja de baile.

Deberíamos bailar. — Dijo la omega.

Lo siento pero...

Ya nos vamos. — Dijo TaeHyung interrumpiendo al castaño. — Nos vamos a una habitación. Estoy muy cansado.

Puedes ir a la habitación solo, y dejar aquí a JungKook. — Sugirió la chica. — Igual no te pasara nada si te vas solo...

¡Dije que nos vamos! — Le gruñó claro, y entrelazó la mano de JungKook con la suya. — Mi JungKook no se quedara aquí para que lo manoseen como fruta de mercado. — Inició a caminar con el alfa siendo jalado de su mano.

El castaño sonreía por el accionar del omega, además ¿Había escuchado bien? Le dijo ¿Mi JungKook? No se haría ilusiones, a veces su amigo actuaba así, y quizás esa noche solo habló por hablar, aunque en el fondo esperaba que el peliazul lo reclamara como suyo, y ya dejaran de negarse a lo que sentían...

Vieja resbalosa, se quería quedar con mi JungKook. — Renegaba mientras caminaba hacia la recepción. — Nadie me lo va andar tocando. Bastante tuve que soportar con las otras. — Dijo llegando a recepción.

JungKook solo escuchaba todo lo que decía, y sonreía divertido.

¿Qué vas a hacer? — Preguntó curioso al ver que Tae abría sus labios para hablar con la recepcionista del Hotel.

Allí dentro dije que estaba cansado. — Le recordó. — Voy a pedir una habitación, y descansaré allí.

Podemos ir a casa...

Te dije que vamos a la habitación. — Expresó. — Y por favor no te muevas o hables mucho que estas moscas se alborotan con tu aroma y cuerpo.

¿Qué?

Por favor JungKookie. — Le suplicó. — Quédate quietito y callado.

TaeHyung dejó de hablar con JungKook, y dirigió sus palabras a la recepcionista. Pero por andar hablando con el castaño no se fijó que habían cambiado de personal, y ahora era un chico el que lo atendería.

Necesito una habitación. — Manifestó. — No importa cuánto cueste, pero dame la habitación. — El chico asintió y se quedó mirándolo por varios segundos. Mirada que no le gustó  a JungKook.

Pasaron unos minutos hasta que el registro estuvo completado, y cuando TaeHyung iba a recibir la llave de la habitación; JungKook se interpuso en el camino y la recibió en su lugar.

No lo mires tanto. — Le dijo al recepcionista mientras guardaba la llave en el bolsillo de su pantalón. — Es mío, y no debes mirar lo que es mío. — Le gruñó. — Vamos Mi TaeHyung. — Expresó haciendo énfasis en lo último. TaeHyung simplemente siguió los pasos del castaño.

JungKook y TaeHyung subieron al elevador, dirigiéndose al piso donde se encontraba la habitación que les asignaron. En ese espacio sus aromas estaban aún más concentrados, y sus cuerpos se llamaban para estar más cerca.

¿Qué les estaba pasando? ¿Por qué andaban diciéndoles a los demás que uno era del otro? Ellos aún no se daban cuenta, pero todo es cuestión de tiempo.

Cuando la puerta del elevador se abrió, salieron de la caja metálica, y rápidamente llegaron a la puerta con el número de su habitación; ingresaron al mismo tiempo y cerraron. Encendieron las luces del lugar, y pudieron observar una gran cama color caoba oscuro con sus mantas blancas como la nieve, una mesa de noche con una pequeña lámpara, pequeños candelabros que colgaban del techo con luces tenues.

TaeHyung apagó la luz principal, dejó encendida las luces de los pequeños candelabros que se ubicaban sobre la cama, y la lámpara de la mesa de noche; se sentó en la cama y suspiró profundo.

JungKook observó como el peliazul iniciaba a sudar, y se retiraba su saco con movimientos torpes.

¿Qué te pasa? ¿Por qué dijiste que soy tuyo?

¿No te has dado cuenta? — El castaño negó, y TaeHyung observó como JungKook iniciaba a sudar igual que él. — Enserio somos tan ciegos...

No te entiendo...

JungKook. — Lo interrumpió. — Estamos entrando en celo, y ya es muy tarde para volver a casa o quedarnos en un lugar separados. — El mencionado tragó grueso.

Pero nuestros celos deberían de tardar. — El peliazul asintió. — Y jamás se sincronizaron a menos que...

A menos que seamos destinados. — Completó lo que trataba de decir el alfa.

So-somos destinados.

Sí, JungKook. — Afirmó quitándose sus zapatos. — Sabes que lo sabemos desde hace tiempo, y nosotros nos negábamos a aceptarlo.

Siempre lo supimos y por tercos no lo aceptábamos.

Sabes que quiero ir a arrancarle la cabeza a esas omegas que te andaban tocando como fruta de mercado. — Gruñó.

Y tú sabes que quiero ir a quitarle las manos a Park por haberse atrevido a poner sus tentáculos en tu cuerpo.

¿Qué vamos a hacer con nuestros celos? — Dijeron al unísono.

Desde la mañana ellos se sentían extraños. El omega quería permanecer cerca de JungKook, lo llamaba con el pensamiento, ansiaba olerlo, pero creía que era porque ese día se sentía un poco desanimado y el alfa siempre lo animaba.

En cambio JungKook tenía un genio de los mil demonios, pero creía que era porque sus compañeras se la pasaron toda la jornada laboral tratando de convencerlo de que asistiera con ellas a la dichosa fiesta; cosa por la cual les decía que el iría con su amigo omega, y allí le cambiaba el genio en el momento de pensar en aquel chico de cabellos azules.

Sus aromas estaban más atrayentes, y por eso cuando se acercaban se decían que olían exquisito; era su naturaleza, sus instintos primitivos hablando por ellos.

Jamás sospecharon porque siempre se alagaban por sus aromas...

Lo que hizo que despertara sus ciclos de calor, fue que cada quien vio como otras personas tocaban al contrario, que incluso los olfatearon, y eso despertó sus animales internos, y allí empezaron a reclamarse como suyos.

Ahora era tarde para controlar lo que era inevitable. No podían irse a sus lugares donde pasaban sus celos, no, eso ya no era posible. ¿Por qué? Pues tanto TaeHyung como JungKook ya habían aceptado su destino, se estaban reclamando, y no querían que nadie más los olfateara o mirara en ese momento.

Tae... — Lo llamó. — No quiero aprovecharme de tu celo.

JK... — Extendió su mano para que el contrario la tomará. — No te vas a aprovechar porque ambos queremos, y esto lo deseamos incluso sin estar en nuestro celo.

No quiero lastimarte.

¿Por qué me lastimarías? — Lo miró con curiosidad. — ¿Es que la tienes muy grande?

No. — Dijo. — Bueno sí. — Se corrigió. — Es porque somos...

Vírgenes. — Completó el peliazul.

Sí. Somos muy vírgenes, y no sé cómo tratarte o qué hacer.

Si es por eso aprenderemos juntos. — Expresó. — Tengo una idea. — Sonrió pícaramente al recordar los globos que tenía en el bolsillo de su pantalón. — Vamos a jugar con los globos neón...

Pero si no tomamos ninguno...

Yo sí tomé varios. — Sacó los sobres de su bolsillo.

No son globos, Tae...

Yo sé. — Rio enormemente. — Pero suena más bonito decirle globos neón, y así jugamos a guerra de sables.

¿Guerra de sables? — Inquirió curioso.

Sí, guerra de sables de luz. — Expresó. — ¡Vamos JK! Juguemos. Mira que así se nos quita los nervios, y quiero ver que tanto alumbran los globitos.

No jugaremos a eso.

No seas malo. — Puchereó. — Quiero ver si tu plátano se ve grandote y luminoso como en los Manhwas que leo.

Por todos los lobos. — Exclamó. — TaeHyung... El calor del celo te está haciendo desvariar.

No estoy desvariando. — Aclaró. — Mira yo también me pondré un globito y veremos si brilla en la oscuridad. — Dijo sacando uno de los "globos" del empaque; para después bajar su bragueta junto con su ropa interior, y deslizar el látex sobre su virilidad que ya se encontraba erecta.

La verdad es que imaginar la virilidad de JungKook brillando en la oscuridad; por alguna razón al peliazul lo excitó, sin contar que estaba pasando por una oleada de calor intenso.

¡Quédate quieto! — Expresó JungKook. — No jugaremos con esos globos.

Pero mira... — Dijo mostrándole su pene cubierto por el látex y apagando la luces por completo. — ¡Si brilla! Es un sable de luz. — Reía a carcajadas.

JungKook al ver el pene del omega; se le hizo agua la boca. Ansiaba probarlo. Había imaginado tantas veces ese miembro cuando se masturbaba en sus celos, que ahora verlo frente a él, lo incitaba a disfrutarlo por completo.

El alfa castaño encendió las luces, y se ubicó frente al omega que seguía viendo su miembro con el globo neón.

Tú ganas, Kim TaeHyung. — Dijo logrando que el peliazul lo mirara. — Voy a ponerme uno de esos globos y jugaremos a los sables de luz.

Te convencí con mi sable de luz verde. — Expresó muy feliz y excitado. Ya quería ver el pene de su alfa.

Es que se ve muy lindo todo brillante. — Dijo acariciando la mejilla del contrario. — Aunque me gusta más verlo al natural.

No me digas eso que me sonrojo. — Cubrió su rostro con sus largas manos. — Pero quiero que el tuyo sea un sable de luz amarillo. Así como un plátano. — Se sentó en el borde de la cama e inició a destapar los sobres. Rogaba a la luna que hubiese uno con el color que quería. — ¡Bingo! Si hay uno amarillo. — Celebró dando pequeños saltos sobre su trasero. — ¡Quiero ver tu plátano luminoso, y después me das leche!

¡TaeHyung!

¡¿Qué?!

No te conocía de esa manera.

Es que estoy en celo y tengo nervios. — Dijo abultando sus labios. — Además a partir de ahora me conocerás de todas las formas posibles.

Me cambiaron a mi omega...

No des más rodeos y ven que te voy a poner el globito.

Me va a volver loco este omega. — Pensó.

Hasta aquí el segundo capítulo. Y les diré que en el capítulo tres se viene lo bueno y se vienen ellos. 😅🤣

Para las que han leído mis otras dos historias cortitas "SeokJin!!! Rompí tu Consolador" y "¡Arrésteme!". Les diré que me volvió a pasar 😅, en las otras dos historias la suculencia, lo caliente y humectante me quedó en el capítulo tres y miren que ahora pasará lo mismo aquí... 🤣🤣🤣 Creo que mi mente tiene algo con ese número en mis historias cortas. 🤔🤣 Bueno solo quería contarles eso. Jajajaja es como un hechizo o simplemente coincidencia.

Nos leemos en el siguiente capítulo. Se despide la kuku de su autora Tsunade_Dark 🖤💜🤟 que las y los ama mucho.

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