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𝖲𝖮𝖭𝖦 𝖳𝖧𝖱𝖤𝖤


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En ocasiones, Arisu desaparecía por días al encerrarse en su habitación para jugar videojuegos hasta el amanecer. No respondía mensajes ni llamadas, y debido a que su padre detestaba a Chota y Karube, la única que podía pasar a la residencia familiar era Nana. El problema era que ella ya tenía un trabajo mucho más ocupado de lo que parecía, y no siempre podía ir a buscarle hasta pasada una semana o más.

Arisu jamás se había dado cuenta de ese gran esfuerzo que hacía por él, hasta que su hermano lo comentó en una cena de manera despectiva. No era secreto que el chico tenía un pequeño crush con la mejor amiga de su hermano, y aquellas quejas sobre la actitud indiferente de Ryohei hacia la encantadora y amable chica le hicieron abrir los ojos.

Por eso, trataba siempre de responder a sus mensajes. No quería hacerla perder tiempo, o que se preocupara sin motivo por él. Sabía que Natsuki era alguien que tendía a darlo todo por los demás, y no quería que se desviviera por él cuando no se lo merecía.

— Si solo quedamos nosotros tres... — murmuró, sentado en el enorme paso de peatones del corazón de Shibuya—. Podría ser peor.

— ¿Qué? — respondió bruscamente Karube de inmediato—. ¿Te has vuelto loco? — Chota rio, señalando lo bueno que sería no tener que ir a trabajar—. Moriréis vírgenes — recordó duramente. Las risas se detuvieron, y Arisu miró a un lado evitando la acusatoria mirada del rubio—. Y tú, ¿no te preguntas donde está Natsuki?

— Prefiero que esté a salvo con la gente — no le miró, demasiado avergonzado—. Tú lo has dicho. Natsuki se merece algo mejor que tres vagos como nosotros.

El mayor sonrió, incapaz de procesar ese gran salto de madurez en el pequeño vago del grupo. A pesar de que Chota y él tuvieran la misma edad, él no dejaba de verse como un crío. Comenzaron a gritar sin sentido, aunque de nuevo quedaron en silencio cuando una luz cegadora iluminó Shibuya.

Bienvenidos, jugadores
El juego está a punto de comenzar

¿Juego?

El cartel cambió, generando una flecha y una indicación.

Camino al terreno de juego

Al fondo, una luz destacaba entre las calles. Podría ser un edificio, aquel terreno de juego del que el cartel misterioso hablaba.

— ¿Habrá alguien allí? — dudó Karube. Decididos, comenzaron a correr entre las vacías calles de Tokyo. Al igual que aquella tarde, no había absolutamente nadie ni nada con vida. No estaban siquiera las molestas palomas.

Entonces, tras correr durante un buen rato, se detuvieron frente al único edificio iluminado. Edificio GM, bastante grande y con luces led iluminandole. Arisu analizó absolutamente todo a su alrededor, sin poder evitar echar un vistazo al coche aparcado en la entrada. El interior estaba también iluminado, aunque había un nuevo cartel sobre juegos, pidiéndoles que avanzaran un poco más para entrar a un terreno de juego.

Una flecha parpadeó al fondo, sobresaltándolos. Había un silencio absoluto, y además el suelo estaba lleno de basura y polvo. Como si nadie hubiera estado ahí en mucho tiempo. Eso, sumado a la suciedad y mal estado de las calles, indicaba que estaba pasando algo extremadamente raro.

No había nadie cuando doblaron la esquina, tan solo unos teléfonos con un cartel que pedía que cogieran solo uno por persona. Al tocarlos, estos se iluminaron automáticamente desbloqueando un reconocimiento facial.

— No hay señal — vio de inmediato Arisu—. Ni podemos llamar.

La pantalla cambió, ahora mostrando una cuenta atrás de dos minutos. Debían esperar a que se cerrara una inscripción, pero no sabían de qué estaba hablando ese bot automático.

En este momento, hay tres participantes activos

— ¿Pero qué es esto? — preguntó en alto Arisu, aún sabiendo que ninguno de ellos conocía la respuesta.

— Un juego.

Al fondo, sin haber hecho ruido al llegar, había una mujer en traje formal. No se la veía confundida, y habló firmemente.

— Una persona — se sorprendió Chota.

— Oye, ¿dónde se han metido todos? — preguntó agobiado Karube. La mujer se acercó a paso lento, aunque se detuvo un segundo para asomarse por la esquina del pasillo.

— ¡Ven, hay tres jugadores más! — miró la pantalla de uno de los teléfonos, específicamente su cuenta atrás—. ¡Deja eso, se va a cerrar la inscripción!

Mientras otros pasos se escuchaban acercarse, la mujer pasó junto a ellos y tomó sin cuidado la tarjeta de identificación de Chota. Fue incómodo para los tres, aunque se asustaron cuando, al lanzarla por el pasillo, esta fue atravesada por un láser.

— Cuando cruzas la línea, no puedes volver — explicó, mirando impaciente la esquina—. ¡Se va a cerrar la inscripción, Nashiro!

Los tres la miraron. Había muchas personas con aquel apellido, pero tan solo escuchar una pista de la posible aparición de su mejor amiga...

— ¡Es que había un murciélago, y me dan miedo! — la persona que Shibuki esperaba apareció al fin, mirando con algo de inquietud tras ella.

Su cabello chillón era inconfundible, además de ese rostro sin una sola marca de acné o cicatriz. Sus ojos brillaban como siempre, aunque no tenía ese ligero maquillaje que la empresa la pedía llevar por el público.

— ¿Natsuki?

La pelirrosa levantó la mirada, y una enorme sonrisa se deslizó por su rostro de inmediato. Sabiendo que ellos no podían ir hacia ella, fue Natsuki la que cruzó la línea de juego y saltó hacia sus chicos. Arisu la atrapó apenas en el aire, aunque Natsuki estaba tan aferrada que era imposible que se cayera. Chota saltó también sobre ambos, mientras Karube daba una suave palmadita en su cabeza.

— ¡Estáis aquí! — besó sonoramente sus mejillas, generando un tono rojo cereza en las mejillas del menor—. Espera... — se separó, frunciendo el ceño—. ¿Por qué estáis aquí? Es muy peligroso.

Podríamos decir lo mismo — dijo Karube, acomodando uno de los moñitos de la chica—. ¿Dónde estabas? Estábamos preocupados por ti, pasamos por tu empresa pero ya no estabas.

La mayor chasqueó los dedos, tirando del brazo de Shibuki para acercarla.

— Ella es mi amiga, Shibuki — presentó. Entendía la actitud algo retraída de la mayor, después de lo que pasó en su anterior juego—. Shibuki, ellos son mis mejores amigos, Karube, Chota y Arisu.

La mirada de su compañera fue directamente al sonrojado Arisu. Había escuchado bastante de los tres en esos dos días, aunque de quien más había sido ese adolescente tímido por tener aún a la idol abrazada a su brazo. Definitivamente eran una pareja adorable, aunque no podía evitar juzgar a Natsuki por fijarse en el que más sucio se veía.

— ¿Sabes algo de lo que está pasando, Natsuki? —preguntó Chota, aún preocupado por el láser.

Arisu trató de avanzar, aunque justo a tiempo Natsuki tiró de su brazo. La barrera láser se iluminó, imponente.

— ¡Uf, qué alivio! — una nueva chica apareció. Cuando avanzó, todos hicieron gestos de pánico, yendo hacia atrás inconscientemente. La nueva había atravesado el láser—. Creí que no habría nadie aquí... Espera, ¡¿eres Nana?!

Shibuki la extendió un teléfono, y de inmediato tomó otro para la estudiante que la miraba con ojos brillantes.

— Lo siento mucho, has entrado en el juego — sonrió levemente. La chica tomó el dispositivo como si fuera oro—. ¡Pero no pasa nada! Si trabajamos juntos podremos superarlo y os explicaremos todo lo que sabemos de esto.

Inscripción cerrada
El juego va a empezar
Juego: vivir o morir
Dificultad: 3♣️
Reglas: Selecciona la puerta correcta en el tiempo estipulado.
Objetivo: salir del edificio dentro del límite de tiempo

Natsuki asintió, como si estuviera en clases escuchando a un profesor. Comenzó a mirar a su alrededor, y sin hacer caso a las miradas que la seguían se acercó a un pequeño plano que había en la esquina. Jugueteó con el móvil, hasta que pudo escucharse el sonido de una fotografía. Las puertas del ascensor se abrieron, y pasó de inmediato mientras observaba la foto que acababa de sacar.

— Mira, Shibuki — se inclinó para verlo—. Si hay que salir del edificio, necesitamos un plano, ¿no? Seguro que estaba ahí puesto a propósito, como las flores en el tren.

El resto pasó también dentro del ascensor, y una vez ya estaban metidos todos, las puertas se cerraron.

— ¿Qué hacías con el móvil? — preguntó Arisu, aún sin poder creerse que tras haber renunciado a su amor de la infancia por su bien, esta se encontrara ahí participando en esa locura.

— En los juegos siempre hace falta un mapa — le enseñó la imagen—. Yo siempre tengo en mi móvil una foto del plano de la agencia porque me pierdo mucho, aunque seguro que tú te orientas mejor que yo.

Como siempre que le sonreía, Arisu se avergonzó. No podía entender como alguien podía ser tan tierna y guapa, además de amable. Además, era muy atenta y siempre estaba dispuesta a ayudar. Debía ser un robot, porque era tan perfecta que parecía irreal.

— Esto... Nana — mencionó tímida la chica. La atención de Nashiro fue completamente hacia ella, entrelazando sus brazos al notar sus nervios—. Yo... Soy una fan tuya y... B-Bueno...

— ¿Quieres que nos saquemos una foto? —adivinó. La estudiante asintió, desbloqueando torpemente la cámara del teléfono. Natsuki no tenía corazón para decirla que esa foto tal vez se perdería, pero podía sacarse todas las que quisiera si eso la hacía feliz. Sonrió hacia la cámara, y tras tomar el selfie la estudiante soltó un pequeño chillido de emoción—. No os preocupéis por el juego — habló para todos cuando las puertas se abrieron—. Si trabajamos en equipo todo saldrá bien.

Una vez se abrió por completo el ascensor, los teléfonos volvieron a sonar.

Tiempo para esta sala: 2 minutos

Entonces la cuenta atrás comenzó. Natsuki dio palmaditas en la espalda de Arisu y Chota para que entraran, mientras ella comenzaba a mirar la habitación con suelo de tablero de ajedrez. El ascensor estaba en una esquina, y había dos puertas. Una de ellas decía morir, mientras la otra vivir.

— ¿De verdad vamos a jugar? —preguntó Chota, abriendo la cámara para comenzar a grabar—. Esto empieza a ponerse emocionante.

Natsuki volvió a la esquina del ascensor, comenzando a ver la imagen del plano con cierta confusión. Si debían salir, entonces había una ruta marcada hacia la salida en aquel plano. El problema era que era mala orientandose, y cuando trató de llamar a sus amigos estos estaban demasiado ocupados haciendo el bobo. En cambio, fue Shibuki quien se acercó para trabajar con ella para salir.

— ¿Qué pasa, Natsuki? — observó el plano junto a ella. Parecía que estaba mirándole al revés.

— Soy muy mala leyendo esto — musitó avergonzada—. Si seguimos las indicaciones no hará falta tener que probar suerte, pero no sé cuál es la primera ruta...

Un minuto

— ¿Qué puerta elegimos? — preguntó Karube.

— Yo no elegiría el esqueleto — bromeó Chota, mientras Natsuki iba cambiando de sitio y girando el móvil para localizarse bien.

— Es vivir — dijo Shibuki. Natsuki sonrió aliviada, sabiendo que al menos ella había logrado descifrar el plano.

— ¿Por qué?

— Ha estado mirando el plano conmigo — explicó Natsuki, yendo hacia la puerta. Shibuki, aún así, la detuvo. No quería que fuera ella quien la abriera al estar mintiendo—. Oh, ¿a qué huele?

Del suelo comenzó a salir humo. Parecía un fuego. Natsuki tosió tratando de cubrirse, comenzando a agobiarse.

Veinte segundos

¡No aguanto más! — entonces la estudiante se abalanzó sobre la puerta que Shibuki la había prohibido abrir, y cayó al suelo tras un láser atravesarla.

Natsuki ahogó un grito, aunque de inmediato su compañera tiró con velocidad de ella para ponerse a salvo en la sala correcta. Tiró a su vez de la camisa de Karube al estar más cerca, y este arrastró a Chota y Arisu. Casi nada más salir, todo se prendió en llamas.

El tiempo de esta sala es de 1:50

— Está muerta — balbuceó en shock Karube, mientras los ojos de Natsuki se llenaban de lágrimas.

— Por tu culpa está muerta — acusó Arisu.

— Ha podido ser un error, yo tampoco sabía leer los planos bien y... — trató de explicar la idol.

— Seguimos vivos gracias a mí — cortó Shibuki—. Ahora Natsuki sabe cuál es la ruta que debemos tomar con el plano.

— ¡¿Qué?! — Natsuki se sobresaltó cuando Karube se acercó a ambas—. Enfadate, pero si seguís en las nubes moriréis.

— No peleemos, por favor — pidió Nana, poniendo de nuevo la fotografía—. Si no trabajamos en equipo, jamás podremos pasar el juego.

— Nat tiene razón, tíos — dijo Chota, aún en el suelo—. Vamos a pensar.

— ¿Escogemos morir otra vez? — propuso Karube, tratando de calmarse para no pelear.

— La primera fue morir, ahora debería ser vivir — pensó Arisu.

— Eso es, no puede ser igual dos veces seguidas — asintió Karube, completamente de acuerdo con su amigo.

— Ya lo entiendo... — dijo Shibuki, completamente ida—. El objetivo del juego es que elijamos un sacrificio en el límite de tiempo.

— ¿Cómo?

— Las puertas no significan nada, lo importante es quien las abra — seguía con su idea loca. Natsuki negó apresuradamente, tratando de sacar esas ideas de sectas.

— ¡No, no, claro que no! — buscó razonar la pelirrosa—. Hay un plano, y dos puertas. Es como jugar al laberinto, ¿no? — ninguno dijo nada, ya que su compañera estaba completamente perdiendo la cabeza—. Los juegos de tréboles eran algo de... Uh... ¿Trabajo en equipo? Eso dijo él... ¡Trabajo en equipo! Tenéis que ayudarme a leer el mapa y así...

Un minuto

— ¡Ábrela tú! — gritó Shibuki, hacia Arisu. Era la única que no estaba escuchándola, ya que Karube estaba a su lado mirando atentamente el plano.

Natsuki comenzó a agobiarse. Quedaban segundos, y Shibuki no estaba escuchándola.

— ¡Shibuki, por favor, tú no eres así! — pidió—. Karube, creo que es este camino, pero no quiero que nadie más muera...

— Lo haré yo, ¿está bien? — dijo Arisu, con seguridad. Se acercó sujetando el pomo, aunque no era capaz de girarle por el miedo.

— ¿Ves? — dijo Shibuki, mientras Natsuki iba hacia él—. También habrías sacrificado a esa chica.

— ¡CIERRA LA PUTA BOCA!

Natsuki se puso frente a la puerta de vivir a pesar de que Arisu quisiera abrir la de morir, sujetando el teléfono. Aún estando a nada de girar el pomo, fue Karube quien se puso frente a la puerta.

— Karube...

— Nos turnaremos, y nada de sacrificar a nadie — dijo—. Tú serás la siguiente.

Entonces giró el pomo, y ningún láser cayó. Natsuki sonrió aliviada, pasando rápidamente y comprobando que todos entraban. Estaba algo decepcionada de la actitud de Shibuki, pero no era momento de discutir.

El tiempo para esta sala es de 1:40

— Cada vez hay menos... — se lamentó el menor.

— No aguanto más — lloró Chota, sujetando la mano de Natsuki.

— Solo nos quedan unas salas más, ahora que ya tenemos dos salas de referencia sabemos por donde estamos yendo — animó. Shibuki asintió, mientras Karube mantenía una actitud completamente furiosa—. Si quieres puedo abrir la puerta yo ahora, Shibuki. Creo que sé cuál es.

— Que la abra ella — gruñó Karube, empujandola sin cuidado frente a la puerta de vivir. Ella negó, aterrorizada—. Arisu, Tsuki, ¿estáis seguros?

— ¿De qué...? — Ryohei estaba completamente perdido.

— Siempre dices que todos los juegos tienen solución — recordó Karube, mientras Natsuki volvía a sacar el plano para comprobarlo al menos dos veces. No quería equivocarse y que muriera alguien más.

— Esto no es un juego... — murmuró.

— Sí que lo es, Ryo — dijo Nashiro—. Es un juego.

— ¡Venga, tío, escucha a Natsuki! — señaló a la mayor—. Ella siempre nos escucha, y dice que tiene una idea. Tú eres el que sabe de estos juegos, ¡ayúdala!

— Que esto no es un juego, Karube... Es pura suerte —seguía en un extraño shock. Natsuki quiso ir con él, pero Chota estaba aferrado a su mano y fue el rubio quien avanzó.

— Nat, t-tengo mucho miedo... — lloriqueó Chota. Le abrazó acariciando sus mechones oscuros, aunque se sobresaltó y le soltó cuando repentinamente Karube golpeó a Arisu.

— ¡Hey, hey, no os pegueis! — separó, ayudando al moreno a levantarse—. ¿Acaso has perdido el juicio, Karube? Si nos rompemos, perderemos.

— Un momento, Natsuki... — Arisu se incorporó, mirándola—. El BMW523 de la puerta... — ella asintió, aunque no tuviera ni idea—. ¿Qué puerta crees que es por el plano?

— Morir — el menor asintió. Ella fue entonces con seguridad hacia la puerta del cartel de calavera, y confiando ciegamente en su mejor amigo la abrió. Hubo un momento de tensión, pero nada pasó—. ¡Lo logramos, Arisu!

Todos pasaron, y de inmediato estrechó al chico en un abrazo rápido. Estaba emocionada, ¡iban a superar el juego! Si sumaban el plano con las ideas de Arisu, nada podría salir mal.

— ¿Ahora qué, chicos? —preguntó de inmediato Karube.

Natsuki le enseñó la imagen, aunque él estaba haciendo cuentas con las dimensiones del coche aparcado fuera y mirando de vez en cuando el plano. Comenzó a medir la habitación, y volví corriendo hacia ella para mirarlo bien.

— ¿Un papel? — para su suerte, Chota y Shibuki tenían del trabajo. Recreó el mapa de manera más sencilla, tomando en cuenta la posición del ascensor y la salida. Visto así sin cosas extra y tachando, Natsuki pudo entender al fin rápidamente el plano—. ¡Es morir! — concluyó.

Esta vez no hubo dudas al atravesar la puerta, y los ánimos habían subido al fin.

— Os dije que estos dos son un buen equipo — rio Karube.

— Es trabajo en equipo — se encogió de hombros sonrojada, tirando de Chota para incorporarle.

La siguiente sala fue inmediata, al igual que la que la siguió. No se estaban preocupando realmente por el tiempo, ya que estaba siendo tan automático que parecía mentira. Karube la sacudió por la emoción, aunque quedaron en silencio cuando la puerta no estaba donde debía según el dibujo de Arisu.

— Debe ser la de la pared exterior — señaló Chota.

— ¡Esperad! — gritó. Natsuki alejó la mano del pomo—. Algo se nos ha pasado... Nat, déjame el plano de nuevo.

Le extendió el móvil sin dudarlo, comenzando a comparar. Faltaba una sala, ya que la puerta que da al exterior era imposible y la otra daba a la sala de la estudiante muerta. Natsuki miró sobre su hombro el mapa, pero no era demasiado fiable por las dimensiones alteradas para el juego.

— Arisu, ¿y si había una sala con forma de rectángulo como esta? — propuso, señalando en el plano una sala que estaba partida—. Así hay dos salas en en el medio y luego hacemos... Así — siguió una ruta que podría dar al exterior.

— Chota grabó un vídeo... ¡Chota, enséñame en vídeo!

A pesar de que todos estaban atentos, ella era incapaz de volver a ver la muerte de la estudiante, así que se apartó y preparó para abrir la puerta que la dijeran. No era tan inteligente como Arisu, y todo lo que sabía era siempre porque alguien se lo había explicado o ayudado antes. No se sentía avergonzada de eso, pero la gustaría ser más útil en esas situaciones y no dejárselo todo al adolescente.

— ¡Natsuki tiene razón! — ella ladeó apenas la cabeza al escuchar su nombre—. ¡La sala no es cuadrada, Nat!

Entonces abrió la puerta de vivir, dejando a sus amigos pasar rápidamente antes de que todo saliera en llamas. No todos fueron rápidos, ya que Chota tropezó levemente y el fuego le llegó. Los gritos de Chota de mezclaron con los de Arisu y Karube, mientras ella ayudaba a apagar el fuego antes de que se quemara más.

— ¡Vamos, Tsuki! — gritó Karube, arrastrando a Chota para salir. Shibuki pasó a su lado, tirando de ella para que no tuviera el mismo destino que su amigo.

El exterior era oscuro y sucio, lleno de todo tipo de basura y polvo. Daba la sensación de que estaban en uno de esos edificios de terror encantados, pero no se dejó llevar por ese miedo al querer salir de ahí lo más rápido posible. Su amigo estaba quemado, una chica había muerto y de alguna manera u otra había sobrevivido a otro juego de mayor dificultad.

Juego completado
Enhorabuena

— Si estamos juntos, podremos superar los juegos — aseguró con esperanza, jadeando y sudando por el calor de las salas. Frente a ellos estaba la mesita redonda de las cartas, y antes de que Shibuki fuera ella la tomó para guardarla en su bolsillo.

Supervivientes del juego, habéis conseguido un visado de tres días

— ¿Visado? — repitió Arisu—. ¿Qué es...?

Unos pasos les interrumpieron. Un hombre herido les contempló, luciendo perdido y desesperado.

— ¡Me dispongo a abandonar el juego! No acaba nunca, no os engañéis —dijo—. Mi visado se acaba hoy... Por fin ha llegado el final.

Entonces, justo a tiempo, Natsuki se dio la vuelta para no mirar. Escuchó el láser, y el cuerpo caer.

— No podemos dejar que nuestros visados acaben — dijo ella, aún dándole la espalda al cuerpo y ganando su atención. Tal vez Shibuki no tenía la misma información, ya que subió la segunda al tren y no tuvo tanto tiempo de preguntar como ella—. Si acaban, moriremos...

Aún con su esperanza de poder salir de ahí, Natsuki estaba tan asustada como el resto. Tal vez incluso más, ya que conocía información que ellos no y que debía explicarles urgentemente.


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𝚂𝙾𝙽𝙶 𝙵𝙾𝚄𝚁
⏮ ⏯ ⏭

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𝑷𝑯𝑶𝑻𝑶𝑺𝑯𝑶𝑶𝑻
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Terceeerrr episodio🤸‍♀️

Quería haber actualizado antes, pero por algún motivo no podía poner imágenes y ni de coña subo cap sin memes

Enfin, yendo al tema
He estado investigando sobre el MBTI de Natsuki, y creo que es ENFJ but I'm not sure
Además de que Minhee es ISTJ y tengo dudas sobre Michiko pero podría ser ESFP🤔

Empezamos con ganas IDOL♣️ SUUU

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