SONG ELEVEN
•*¨*•.¸¸☆*・゚•*¨*•.¸¸☆*・゚
TW: acoso, intimidación, agresión, violencia, asesinato
La sala de ejecutivos se vio terrorífica en cuanto puso un pie sola en ella. Todas las miradas se desviaron hacia su figura, y Nana supo en ese momento que había corrido la voz sobre la revelación del secreto más turbio de la Playa. Sonrió incómoda, yendo lo más rápido posible a su silla correspondiente.
— Buenos días — fue educada, aún si se sentía como un muñequito de feria, observada por decenas de ojos.
— Querida Natsuki — comenzó el Sombrerero—. Siento tanto, tanto, lo ocurrido... Sé que no es fácil de aceptar la situación en la que te encuentras, y por eso no nos gusta sacar los trapos sucios a la luz — apretó sus manos entre sí, escondidas bajo la mesa. No sabía a dónde mirar, o a quien mirar. Todos en ese momento se veían terroríficos a sus ojos—. Te hemos citado aquí para poder explicarte correctamente todo, y así disminuir esa carita de desconfianza que esconde tu preciosa sonrisa.
Que se hubieran reunido para explicar correctamente las cosas ya decía bastante de ellos, o eso creía. Cuando había escándalos en la agencia, nadie se reunía a explicar nada y debía recibir la información (generalmente malas noticias) a través de su manager. Natsuki apreciaba la valentía para decir la verdad más que nadie. Recuerda que el último escándalo fue el de su CEO, quien resultó ser un proxeneta. Fue bastante terrorífico para ella, y sus amigos estuvieron a punto de sacarla de ahí con abogados pagados con un dinero que no tenían.
— Está bien — se acomodó en la silla para no parecer tan a la defensiva—. Quiero saber todo, por favor. Sin mentiras.
— No más mentiras — aseguró Mira, a su lado.
Natsuki recorrió a todos con la mirada, analizando individualmente. No era bPrepara yuena captando mentiras o apreciando engaños, para eso estaba Karube. En cuanto viniera, le pediría que averiguase si de verdad habían seguid mintiendola. Todas las sillas estaban ocupadas (el hombre de tatuajes se mantenía en pie, aunque pegado a su silla), lo que significaba que el rubio Chishiya no había llegado tarde. Su presencia era tan sutil que apenas le notó.
— Como bien sabes, Nana, todo sistema debe poseer unas normas para que funcione — comenzó el Sombrerero—. En un lugar como este, ¿qué crees que ocurriría si no hubiera leyes? — se quitó las gafas de sol—. Caos, asesinatos, violaciones. Como número uno, no prohíbo la diversión, pero sí esos actos tan sucios y crueles — Natsuki asintió lentamente—. Los Paramilitares son una unidad creada esencialmente para la regulación de las normas. Lealtad a la Playa, seguridad, paz. No disponemos de leyes formales que se puedan cumplir, así que optamos por la intimidación y control. No siempre matamos, Nana, no nos malinterpretes. Es como una pena de muerte ante graves acciones, muy graves.
— Graves como... ¿Un asesinato?
— ¡Exacto! — señaló—. Los traidores que optan por salir de la Playa no solo son culpados por desertores, sino por robo. Muchos de ellos no sólo quieren irse de aquí, sino que buscan otros grupos para robarnos todo lo que hemos construido. ¿Entiendes ahora por qué actuamos así?
No supo por qué, pero miró a Chishiya cuando dijo eso. El rubio ya estaba con la mirada puesta en ella, y alzó levemente las cejas cuando le buscó con la mirada. Por unos segundos nadie dijo nada, y tan solo el leve asentimiento de Chishiya fue lo que la hizo relajar la posición de sus manos. A su lado, Mira captó eso y lanzó una mirada significativa al líder.
— Entendemos a la perfección como te sientes, Nana — desvió su mirada cuando Mira habló—. Es cruel, lo sé, pero buscamos proteger a la mayor cantidad de personas posibles — Nana hizo una leve mueca—. Gracias a tu llegada la cantidad de crímenes de este tipo han disminuido, porque les das esperanza y ánimos — tomó sus manos con suavidad. Su piel era fría, pero lisa.
— ¿Qué pasa con aquellos que cometen crímenes menos graves? — preguntó—. Con robos o peleas.
— Solo reciben una advertencia — aseguró Aguni, alzando la voz por primera vez en la reunión.
Natsuki se mordió el interior de la mejilla, pensativa. Visto así, era lógico que tuviera que haber cierto sistema de seguridad para proteger a la gente. Había muchas personas que realmente creían que estaban en un mundo sin ataduras morales, y actuaban como animales sin razocinio. A Miku un chico trató de drogarla, y Kougami fue amenazado varias veces de muerte por no permitir que robasen sin más en su área de ropa. A ella no la había pasado nada, pero... ¿Y si ocurría? No tenía a sus amigos para ayudarla, y no tenía nada de fuerza o habilidades de combate. Lo único que sabía hacer era bailar y correr en tacones.
— Entiendo el motivo — musitó con voz baja—. Pero... Matar personas...
— Es duro, lo sé — Mira acarició con cuidado sus manos—. Por eso estamos en busca de otro tipo de solución. Una más humana, más sana. ¿Te gustaría ayudarnos a buscar algo mejor? Tienes una mente tan bonita y abierta...
Encontrar otra solución, eso era genial. Si podía ayudar a impedir más muertes con sus ideas, la Playa sería al fin esa bonita utopía que el Sombrerero buscaba para sus jugadores. No tendría que haber tantos Paramilitares con las manos manchadas, y todos podrían simplemente disfrutar de la vida.
— Me gusta la Playa — aseguró—. Me gusta ver a la gente disfrutar, hacer amistades y olvidarse por un momento de lo que ocurre cada noche. Quiero quedarme aquí con mis amigas y traer a mis amigos para que puedan disfrutar también.
— Los encontraremos, Nana — aseguró Danma, inclinándose impaciente sobre la madera de la larga mesa.
— Me encantaría ayudar para hacer de este lugar algo mejor, crecer todos juntos — concluyó—. Solo no quiero que nadie más muera.
Sintió a Niragi apoyar una mano sobre el respaldo de su silla, y las sonrisas de todos relajarse. El rubio teñido mantenía una faceta de relajación e indiferencia, y no volvió a interactuar con ella en lo más mínimo. Él había asentido cuando dudaba acerca de lo que estaban contandola, ¿y si quería ayudarla?
— Ahora, pasaremos al siguiente tema de relevancia — cambió de tema el Sombrerero—. Esta noche varios de los aquí presentes deben volver a jugar para renovar sus visados. Nos dividiremos en grupos que aseguren la supervivencia del mayor número de jugadores.
— Podríamos cambiar la estretegia anterior — propuso Kuzuryu, silencioso y serio—. Mezclar jugadores de diferentes especialidades.
— Me gusta ese planteamiento — asintió Ann—. La última vez, perdimos varios especialistas de picas al tratarse de un juego de diamantes.
El Sombrerero se mantuvo pensativo, recorriendo a todos los de la sala con la mirada.
— En esta sala poseemos una mayoría de diamantes, pero ninguno de tréboles — se apoyó sobre sus codos—. Querida Natsuki, ¿cuál es tu especialidad?
— ¿Mi especialidad? — la pilló desprevenida. No tenía ni idea—. La verdad es que no lo sé... No soy lista para jugar a los diamantes, y no tengo fuerza para las picas... Oh, y los corazones no me gustan. Entonces tréboles, ¿era trabajo en equipo? Me gustan los juegos de equipo, en mis juegos anteriores las personas han confiado en mí.
— No solo confiaron en ti —la voz arrastrada de Chishiya sorprendió a más de uno—. Organizaste toda una expedición para desbloquear la respuesta con tan solo sonreír un poco. Las personas te siguen sin dudarlo.
— ¡Eso es magnífico! — exclamó el Sombrerero, feliz—. Tenemos al fin una hábil ejecutiva de tréboles. Sería bastante razonable unirte en equipo con un jugador de corazones o diamantes.
Natsuki cruzó los dedos por debajo de la mesa. Que fuera Ann, que fuera Ann...
Esperar a que cayera la noche no era algo complicado para ella. Disfrutaba de simplemente tumbarse en una tumbona con un refresco, aún si todas sus amistades estaban ocupadas en sus propios asuntos. En la Playa no todo era fiesta, sino que además había personas con ocupaciones. Algunos cocinaban, otros ponían copas, y había gente como Kougami que repartían ropa. Gracias a los rumores Tomoe ahora tenía muchas clientas para hacerse delineados a cambio de diferentes objetos difíciles de encontrar en ese mundo paralelo, y Sakumi había ligado con un Paramilitar que Hideki le presentó.
— Hey, bonita — bajó sus gafas de sol para ver al chico que se había acercado. Alto, tan alto como Aguni o incluso más. Además, podía percibirse que se ejercitaba. Encajaba en el perfil de un militar, pero vestía un bañador y llevaba una copa—. ¿Te apetece tomar algo?
— Oh, agradezco la invitación — sonrió—. Pero estoy aquí bastante relajada. Tal vez si después sigues por aquí podamos tomarnos algo.
Fue amable, sonrió para que no pareciera un no definitivo e incluso abrió la puerta para una futura charla. Aún así, el chico no se alejó.
— Venga, no seas aburrida — insistió. Al estar recostada, se sentó en la tumbona vacía a su lado con plena confianza—. Solo serán unos tragos.
Insistente, invadía su espacio... Nana comenzó a levantarse para salir de ahí cuanto antes. Apenas había gente en esa zona de tumbonas, todos prefiriendo la piscina o el bar. La persona más cercana eran en realidad una pareja besándose intensamente al fondo.
— Uhm... No quiero sonar grosera, pero me estás incomodando — trató de mantener una sonrisa, pero él estaba cada vez más serio—. Ahora no tengo ganas, he dicho que tal vez luego pueda pasarme a charlar.
Se puso en pie con cuidado de colocarse correctamente las sandalias, aunque de inmediato el chico siguió sus pasos colocándose delante de ella de manera invasiva. Tragó saliva tratando de aparentar que no estaba asustada.
— Solo serán unas copas, vamos — sujetó su brazo repentinamente, haciéndola sobresaltarse—. No actúes como una perra, he visto como te acercas a Niragi. Soy más atractivo que él, ¿en serio me vas a rechazar? Ya me dijeron que serías algo difícil de convencer y no tomara en serio tus negativas.
— N-No quiero, sueltame — tiró para soltarse, teniendo el mismo efecto que el suave viendo moviendo la copa de las palmeras—. Quiero irme, por favor.
— ¿Por qué ahora me dices que no? — apretó el agarre, comenzando a tirar de ella. En lugar de ir hacia el bar como Natsuki rezaba, les alejó aún más de la gente. Comenzó a negar desesperada, forcejeando y golpeando su brazo—. ¡Me has dicho que después vendrías conmigo, no coquetees así, provocando!
— ¡N-No estaba c-coqueteando! — sollozó, removiendose. Era demasiado grande para hacerle frente, más aún si temblaba como un chihuahua—. ¡M-Me tomaré esa copa, p-pero sueltame!
— Ahora juegas conmigo — rio secamente, deteniéndose a mirarla de pies a cabeza—. He oído que las chicas como tú se suelen tirar a sus jefes para comprarse las operaciones — no le importaba en absoluto que estuviera llorando y suplicando—. Yo solo quiero pasar un rato contigo.
— ¡Y-Yo no, p-por favor! — chilló. Al fin soltó su brazo, aunque cuando trató de salir corriendo sujetó sus mechones chicle. Se tambaleó, gritando del dolor y el miedo—. ¡AYUDA, AYUDA!
— ¡Cállate! — alzó la mano, y en un segundo toda su cara ardía—. Eres tú la que anda provocando sonriendo y enseñando las tetas.
— ¡N-No, n-no! — lanzó manotazos, arañazos, mientras el hombre trataba de quitarla la parte superior del traje de baño—. ¡S-SOCORRO, AYUDA!
Las palabras se la trababan, algunas se mezclaban entre sí y la mayoría eran inaudibles por los sollozos de terror que soltaba. No podía procesar correctamente lo que estaba pesando, y solo suplicaba por ayuda. ¿Nadie se estaba dando cuenta de lo que ocurría, aún con lo fuerte que estaba gritando? ¿Nadie podía ver que había sido llevada a rastras entre lágrimas?
— Llora lo que quieras —sonrió, rompiendo una tira de su bikini—. Eso solo me pone más. Además del pago que reciba, esto es ya todo un premio...
— Cerdo asqueroso.
No supo quién de los dos quedó más paralizado. Él, al escuchar el seguro de un arma a su lado, o ella, quien no se esperaba que alguien de verdad fuera a acudir en su ayuda cuando ya estaba a punto de darse por vencida. Sujetó su bikini a la vez que se abrazaba a sí misma, corriendo sin vergüenza a esconderse tras el hombre armado. Siempre había sentido pánico de las pistolas, pero en ese momento... En ese momento agradeció su presencia.
— Hey... — el valor del hombre se fue a la basura—. Tío, te juro que...
— Cállate — espetó—. ¿Te encuentras bien, preciosa? —negó efusivamente, sujetandose de la tela de su camisa—. Ella no está bien, ¿sabes lo que significa eso?
— ¡Esto no debería ser así! —se apresuró a decir desesperado. Natsuki se alejó unos pasos cuando él se acercó asustado—. ¡El Sombrerero dijo...! —antes de terminar, Niragi lanzó un fuerte golpe en su rostro con el arma.
— Natsuki, es mi trabajo hacerlo después de lo que te ha hecho — mencionó, con voz queda. El hombre comenzó a negar aterrorizado. Asustado como ella, llorando como ella seguía haciendo—. Pero es tu decisión.
— N-No quiero tener que decidir —negó ella. Matar estaba mal, matar estaba muy mal...
— Si le dejo ir, tal vez mañana a quien haga daño sea a tu amiga — lloriqueó abrazándose a sí misma—. O puede que incluso encuentre tu habitación en la noche. Nana... ¿Crees acaso que alguien así debe permanecer en la Playa? ¿Estar por ahí atacando a más mujeres?
Negó inconscientemente, aún con el tacto de sus dedos dañando sus brazos, con su sonrisa babosa viendo su escote y las palabras de sus labios perforando su mente hasta hacerla temblar de horror. Niragi acarició con cuidado sus mechones despeinados, aún con el dedo sobre el gatillo para disparar.
— S-Solo no quiero que pase de nuevo.
— Y no lo hará — se colocó firme, y apuntó a la cabeza del hombre. De nuevo comenzó a suplicar—. Es tu decisión ver o no, Natsuki.
Cerró los ojos con firmeza, y el sonido del disparo resonó en cada esquina del resort. Sabía que, al abrir los ojos, el peso de su decisión estaría manchando el impecable suelo de adoquines. Sabía que no debería sentirse aliviada de escuchar ese sonido y el silencio posterior a él, pero lo hacía. Sabía que matar estaba mal, que arrebatar las vidas de otros era lo peor que alguien podría hacer, pero jamás deseó tanto el sonido de ese disparo.
— A veces las cosas deben ser así, Natsuki — sentía las manos de Niragi limpiar sus lágrimas, pero no se atrevía a abrir los ojos aún —. Para proteger a las personas de la Playa de gente como él. Hay personas que simplemente no merecen vivir. ¿Lo comprendes ahora, linda?
Asintió lentamente, aún con el sonido del cuerpo caer al suelo retumbando en sus oídos. En silencio, el Paramilitar sonrió haciendo un gesto de aprobación hacia Last Boss. Este a su vez asintió, entrando de nuevo al resort para dar la señal de que todo había salido según lo esperado.
Si no podían convencer a Natsuki por las buenas, debía ser por las malas.
✧ » ◇ « ✧ » ✦ « ✧ » ◇ « ✧
SONG TWELVE
⏮ ⏯ ⏭
✧ » ◇ « ✧ » ✦ « ✧ » ◇ « ✧
𝑷𝑯𝑶𝑻𝑶𝑺𝑯𝑶𝑶𝑻
•*¨*•.¸¸☆*・゚•*¨*•.¸¸☆*・゚
Mirad a nuestras protas😭 todos los créditos del dibujo a la artistaza @sweet.adeu en instagram
✧ » ◇ « ✧ » ✦ « ✧ » ◇ « ✧
...
En mi defensa
En Borderland la gente está zumbada de la cabeza y yo solo escribo lo que sé
Pero cambiando de tema
ACASO LA GENTE LEE Y VE LAS COSAS CON EL XULO O COMO ES POSIBLE QUE NADIE SE ENTERE DE NADA AYUDA
6 videos con teorías de mierda sobre la carta del Joker, otros que no sabían aún que cojones pasaba entre el K♠️ y Aguni, y otros que simplemente no se enteran de nada en mis historias 😭😭
Por favor, díganme que sí que se están enterado de lo que pasa en Idol o lloro
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro