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🥀Capítulo 11- No te amo🥀

Taehyung se encontraba en un dilema interno, atrapado entre su naturaleza vampírica y su amor por Jimin. El abrazo era un campo de batalla silencioso: mientras sus colmillos ansiaban hundirse en la piel de su hermano, sus brazos lo rodeaban con ternura. El líquido carmesí llamaba a su instinto depredador, pero su corazón latía con el afecto sincero que sentía por él.

La dualidad lo atormentaba. ¿Cómo podía reconciliar su sed de sangre con el cariño que le profesaba? Taehyung sabía que debía proteger a Jimin, no dañarlo. Pero en ese abrazo, la línea entre amor y deseo se volvía difusa.

Jimin, ajeno a la lucha interna de Taehyung, apretaba su espalda con cariño. Susurros de confianza se entrelazaban con la tensión en el aire. ¿Qué sería más fuerte: el lazo fraternal o la naturaleza vampírica?

—Sepárense, Taehyung está a punto de devorarte —dijo Jungkook al notar que los colmillos del vampiro más joven estaban por emerger.

Ambos hermanos se separaron, Taehyung se alejó un poco más mientras sonreía con la mirada al ver a su hermano menor sano y salvo.

—No me buscaste —reclamó Jimin—. Creí que estabas muerto.

—No podía controlar mi sed y después me encadenaron en el sótano para que dejara de asesinar personas... Jimin, maté a muchos inocentes —contestó Taehyung.

—¿Y te arrepientes?

Taehyung negó con la cabeza.

—Estaban deliciosos.

—¿Acaso al convertirse en vampiros dejan de tener sentimientos? ¿Cómo te atreves a decir eso?

—Es que la sangre humana es deliciosa, incluso tú te me antojas hermano. —Taehyung tragó saliva—. Llévenme al sótano, amárrenme porque si sigo aquí temo que pueda lastimarlo —le dijo a Yoongi y Hoseok.

—Si tocas a Jimin te mato, así de sencillo —dijo Jungkook.

—Creo que tengo que acostumbrarme a tu aroma, al sonido de tu corazón y de la sangre que fluye a través de tus venas —murmuró Taehyung.

—No será necesario —dijo Jungkook colocando una mano encima del hombro de Jimin—. Porque Jimin olvidará todo acerca de los vampiros y se irá de aquí para siempre.

—¡¿Qué?! —Jimin chilló—. No quiero irme, Jungkook. Al fin encontré a mi hermano.

—Te dije que encontrar a un vampiro dos veces significaba tu muerte, estás teniendo suerte porque estoy contigo, pero incluso yo soy peligroso para ti.

—Corrección —dijo Hoseok—. Jungkook es el más peligroso de todos nosotros, pero como está enamorado se contiene.

—¿Enamorado? —preguntó Taehyung.

—No estoy enamorado. —Jungkook se tocó el puente de la nariz fastidiado.

—¿Entonces ya puedo comérmelo? —preguntó Seokjin al llegar a la mansión junto con Namjoon. Ambos olían a gasolina.

—No. —Jungkook apretó los labios.

—¿Amas a mi hermano? —cuestionó alzando las cejas.

—No, no lo amo. Ya dejen de decir estupideces. —Jimin sintió un pinchazo en el corazón—. Este humano no tiene cabida aquí, la única manera en la que se puede quedar es si se convierte en uno de nosotros, pero dudo que el neófito quiera que se convierta.

—Estás en lo cierto —dijo Taehyung—. No quiero que mi hermano pase por toda esta cosa de la transformación, la sed incontrolable y asesinatos despiadados.

—¿Por qué hablan por mí? Tengo voz y voto.

—Tu voz y voto no cuenta mucho aquí —masculló Yoongi—. Y bueeeno, al parecer mi presencia no es requerida, me voy a mi habitación, adiós.

Dicho eso desapareció de la sala de estar.

—No me quiero separar de mi hermano, apenas lo encontré. Conviérteme en vampiro, Jungkook.

—No quiero hacerlo, es cansado cuidar neófitos.

—Y yo no me quiero separar de mi hermano... —Los ojos de Jimin se invadieron de lágrimas.

—Ni siquiera puedo estar cerca de ti sin tener el deseo de chuparte la sangre. —Taehyung suspiró al decir eso—. Jungkook tiene razón, es mejor que te vayas y olvides todo.

Jimin se encontraba atrapado en una encrucijada entre su humanidad y el mundo sobrenatural que lo rodeaba. A pesar de su vulnerabilidad como humano, sentía que tenía derecho a tomar sus propias decisiones, pero los vampiros y brujas no estaban dispuestos a concedérselo.

El día que se despidió de su hermano mayor lloró muchísimo y le rogó que le permitiera permanecer a su lado, pero Taehyung se fue corriendo a una velocidad sobrenatural hacia el bosque para alejarse de su lado.

Ahora, se encontraba en un avión, volando a New York en compañía de Jungkook. El plan era dejarlo en la ciudad bien acomodado, hacerlo olvidar todo acerca de los vampiros y que hiciera su vida con normalidad. ¿Qué motivaba a jungkook a ser tan cercano y servicial?

Cuando bajaron del avión, un chofer ya los estaba esperando. Al parecer los Jeon tenían bastante dinero pues el departamento que le consiguieron era grande y lujoso. Estaban siendo demasiado amables, Jungkook estaba siendo demasiado amable con él.

—Bienvenido a tu nuevo hogar —dijo Jungkook cuando ingresaron al departamento que ya estaba amueblado.

—¿Seguro que no me quieres convertir? Prometo portarme bien.

Jungkook negó con la cabeza.

—Tienes que ser feliz, en esta ciudad encontrarás muchas oportunidades, comerás, reirás, vivirás y estarás seguro. —Se acercó al humano para tomarlo de la cintura—. Por cierto, dije que iba a darte algo que me habías pedido. ¿Lo olvidaste?

—¿Qué cosa?

—Me habías pedido un beso, hoy voy a dártelo. —Pegó su frente con la del humano.

—Quedémonos juntos para siempre, Jungkook. —El aliento de Jimin invadía las fosas nasales del vampiro alterando sus sentidos—. Yo... Yo tengo sentimientos por ti.

El aire se cargó de electricidad cuando los labios de Jungkook se encontraron con los de Jimin. Fue un beso que trascendió el tiempo y el espacio, un encuentro de almas que se anhelaban desde mucho antes de cruzarse en aquella mansión del pueblo de Seúl.

Jimin sintió cómo su corazón latía desbocado, como si quisiera escapar de su pecho para unirse al de Jungkook. Las manos del vampiro se aferraron a sus mejillas, y el mundo entero se desvaneció en ese instante. Solo existían ellos dos, fundiéndose en un beso apasionado.

Los labios de Jimin sabían a deseo, a vida, a inocencia. Se aferró a la camisa de Jungkook, como si temiera que el vampiro pudiera desvanecerse en cualquier momento. El beso era un torbellino de emociones: pasión, anhelo, peligro, promesa y despedida. Los suspiros se mezclaban con el sabor a sangre y a eternidad.

Cuando finalmente se separaron, Jimin se encontró sin aliento. Sus ojos se encontraron con los de Jungkook. A él no le importaba si era humano y Jungkook un ser inmortal; lo que compartían iba más allá de las limitaciones de la existencia.

El vampiro sonrió, una sonrisa que iluminaba su rostro pálido y perfecto. Jimin no pudo evitar abrazarlo con fuerza, como si quisiera fusionarse con él. Jungkook lo rodeó con sus brazos fríos pero reconfortantes, y Jimin sintió que había encontrado su lugar en el mundo.

—Me enamoré de ti, Jungkook...

—No. —El vampiro pasó un mechón del cabello del humano atrás de su oreja—. Lo que sientes es atracción porque consumiste mi sangre y porque soy hermoso.

—¡Lo que siento es amor!

—No. —Acarició los labios de Jimin con el dedo pulgar—. Esto no es amor, Jimin.

—¿No? ¿Entonces por qué me has protegido todo este tiempo? ¿Por qué estoy aquí en un departamento lujoso en New York pagado con tu dinero y...

—Porque la sangre de tu hermano me despertó, porque lo convertí en vampiro, porque me gusta tu aroma por el simple hecho de que tu sangre corre por mis venas. —Jungkook suspiró con cansancio—. No es amor, fue una confusión. Aunque no niego el hecho de que convivir contigo un par de días fue genial, por eso, porque me caes bien te dejé vivir.

»Y porque me caes bien voy a dejarte vivir como un humano, alejado del drama y de los peligros vampíricos.

—No quiero vivir como humano.

—Noticia de última hora; eres un humano.

Jimin bajó la mirada, Jungkook se volvió a acercar a él tomándolo con suavidad de la barbilla para obligarlo a mirarlo a los ojos, en ese momento sus almas conectaron y en ese momento el vampiro lo hizo olvidar cada recuerdo del mundo de fantasía.

Y le ordenó que una vez cada año le hiciera una llamada para contarle novedades de su vida y que de esa manera Taehyung estuviera al tanto. No estarían juntos, tampoco lo recordaría, pero hablaría con él como si fuera un viejo amigo del que se acordaba cada año.

—Cierra los ojos —susurró Jungkook—. Cuando los abras serás feliz en tu nuevo empleo, adiós Jimin.

Jungkook sonrió con nostalgia al ver al humano con los ojos cerrados y después abandonó el departamento como si fuera una ráfaga de viento, dejándolo solo.

Cuando Jimin abrió los ojos sentía una sensación extraña de vacío, él esperaba ver a alguien frente a él porque sabía que por alguna extraña razón siempre que abría los ojos había alguien esperándolo. Pero, ¿quién?

Comenzó a llorar desbordando gruesas lágrimas que caían al piso de mármol, sintiéndose tan triste que se dejó caer en el sofá retorciéndose como cuando un bebé busca a su madre, sollozando mientras temblaba hasta quedarse dormido.

Definitivamente había sido un adiós.

A continuación el final de esta corta, pero bonita historia...

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