🥀Capítulo 1-Desaparición🥀
Estaba desesperado, las hojas crujían bajo sus pies mientras corría y el aire fresco de la noche llenaba sus pulmones mientras que las gotas de sudor caían por su frente a medida que trataba desesperadamente de escapar de ese par de pies que ni siquiera se inmutaban por intentar atraparlo. El vampiro caminaba con una quietud atrás de él.
—Corre, corre, corre... Te voy a atrapar —canturreaba.
De manera desesperada cruzó la calle yéndose tontamente al bosque en lugar de seguir recto por la carretera para encontrar a algún transeúnte. La luz de la luna era su única fuente de luz, él era un ratón y lo sabía.
Pronto, una silueta se paró frente a él provocando que se cayera de frente golpeándose en el suelo. Pero nunca lloró, tampoco se quejó. Era el vampiro, sus ojos brillaban con una intensidad sobrenatural. Su piel pálida contrastaba con la oscuridad del bosque, y sus colmillos eran como dagas afiladas.
—Colorín colorado, este cuento se ha acabado... —canturreó el vampiro mostrando sus colmillos al humano.
El grito desgarrador retumbó por todo el bosque, pero nadie lo escuchó.
El sonido de las sirenas perforó la tranquilidad de la noche, arrancando a Park Jimin de su sueño. Con los pies descalzos, se apresuró hacia la ventana de su habitación, buscando respuestas en las luces intermitentes que parpadeaban afuera. La vecina, una mujer mayor con el cabello canoso, estaba en la calle, sus ojos llenos de angustia mientras gritaba hacia los uniformados.
—¿Qué está pasando? —preguntó Jimin, su voz aún somnolienta.
La respuesta llegó a sus pensamientos e hizo que su corazón se acelerara: "Es el quinto desaparecido". El terror se apoderó de él. ¿Por qué su pequeño pueblo de "Night Sun" estaba siendo asolado por esta ola de tragedias?
Justo cuando Jimin estaba a punto de formular más preguntas, la voz de su hermano, Park Taehyung, resonó detrás de él. Taehyung, con su mirada intensa y su aire de seriedad, siempre parecía estar un paso adelante en la comprensión de los misterios que rodeaban su hogar.
—Parece que ya encontraron al hijo de la vecina —dijo, su tono tranquilo. Jimin se giró hacia él, mirando sus ojos color aceituna.
—Sí. —Suspiró.
—Este pueblo ya no es igual de seguro que antes, tal vez debemos regresar a Seúl.
Jimin hizo puchero.
—Pero vinimos aquí por tu trabajo, Taehyung. No podemos irnos.
—Ya se, pero puedo dar clases en otra preparatoria, tal vez tomarme un año sabático y después...
—No nos va a pasar nada. —Sonrió cerrando las persianas de la ventana para regresar a la cama—. Esos chicos seguramente andan en malos pasos.
—Pues esperemos que paren las desapariciones porque moriría si te sucede algo, no podría con la culpa —susurró el mayor.
—Tae, ni siquiera salgo de la casa. No me va a pasar nada. —Sonrió, sus ojos verdes centelleando.
—Bien, iré a la cama... —Taehyung miró el reloj que estaba en la mesita de noche de Jimin—. Son las cuatro de la mañana y tengo clase a las ocho.
—Okay, descansa ¡Y cuidado con los roba chicos! —Se carcajeó.
—Muy gracioso. —Taehyung rodó los ojos, iba a salir de la habitación, pero se detuvo antes de cruzar la puerta—. Jimin...
—¿Eh?
—Yo nunca desaparecería así de la nada, si un día no regreso a casa quiero que sepas que algo muy malo me sucedió.
—¡No digas esas cosas que me pones de nervios!
—Solo se me ocurrió decírtelo...
—Pues si eso sucede te buscaría por cielo, mar y tierra hasta encontrarte. ¿Comprendes?
—Comprendo, ahora sí a dormir.
Park Taehyung de veintiocho años, con su cabello oscuro, ojos color aceituna penetrantes, alto, guapo y pulcro, llevaba consigo la carga de la responsabilidad pues desde los cinco años prometió en la tumba de sus padres cuidarlo. A pesar de que fueron criados por una tía él siempre sintió esa carga por eso estudió y se convirtió en profesor de matemáticas, sin embargo en Seúl no había vacantes para trabajar por eso terminó trabajando en la pequeña escuela de "Night Sun", se esforzaba por inculcar en sus alumnos no solo los conceptos abstractos de números y ecuaciones, sino también la pasión por el aprendizaje. Aunque su expresión siempre parecía seria y concentrada, en su corazón latía un amor inquebrantable por su hermano menor, Jimin.
Jimin, por otro lado, era un alma libre de tan solo veintitrés años de edad. Su cabello castaño caía en mechones desordenados sobre su frente, le encantaba el cigarrillo y llevaba tatuajes en los brazos y pecho, era rebelde y muy difícil de espantar. Sin embargo le preocupaban las desapariciones porque solamente tenía a su hermano. Él antes exploraba los senderos boscosos que rodeaban el pueblo. A pesar de haberse graduado en biología, había decidido no seguir una carrera convencional. En cambio, prefería acompañar a su hermano mayor en su vida tranquila en "Night Sun". La naturaleza, con sus secretos y misterios, lo atraía más que cualquier laboratorio de investigación. Desde hace dos meses cuando comenzaron las desapariciones dejó de merodear los bosques quedándose durante todo el día en casa.
El pequeño pueblo, con sus casas de madera y calles empedradas, parecía detenido en el tiempo. Las noches estrelladas eran mágicas, y Jimin y Taehyung a menudo se sentaban en el porche de su casa, compartiendo historias y risas. Jimin solía burlarse de la seriedad de su hermano mayor, llamándolo "el matemático más romántico del mundo". Taehyung sonreía, sabiendo que, en realidad, su corazón estaba lleno de sueños y anhelos.
La hermandad de ambos era tan blanca como la nieve, tan pura como el corazón de un recién nacido. Sin embargo, sus días ordinarios estaban por cambiar y su amor de hermanos sería azotado por una ola devastadora que traía consigo secretos oscuros, sangre y seres antiguos que creían extintos.
A la mañana siguiente desayunaron juntos, y Taehyung se marchó a la preparatoria. Jimin se quedó limpiando la casa el resto del día y jugando videojuegos, una vida monótona y aburrida, eran casi las siete de la noche cuando una oficial de policía llamó a su puerta, este salió amable.
—Buen día, ¿qué la trae por aquí?
—Hay toque de queda, todo el que sea visto en las calles al caer la noche será arrestado.
—¿Eso por qué?
—Por seguridad. —Sonrió.
—Oiga oficial. ¿Es algún asesino serial?
La mujer negó con la cabeza.
—No sabemos, lo mejor por ahora es que se mantenga en casa, aquí tiene un volante.
Jimin asintió regresando al interior de la casa, después tomó su teléfono marcándole a su hermano mayor pues ya casi oscurecía y quizás no sabía acerca del toque de queda. Taehyung contestó al tercer timbre.
—¿Mmm?
—¿Ya viste que hay toque de queda?
—¿Qué? —Taehyung dejó de revisar la pila de exámenes que tenía en el escritorio poniendo más atención a la llamada.
—Vino un oficial de policía a decirme, todo el que sea visto en la noche afuera de su casa será detenido por seguridad. —Suspiró—. Esto es grave, Tae. Seguramente ya saben que se trata de algún asesino serial o algo por el estilo.
—Pues ya se está escondiendo el sol —dijo Taehyung mirando por la ventana—. Será mejor que me quede aquí porque no alcanzaré a llegar a la casa. Además tengo muchos exámenes por calificar.
—¿Quieres que vaya a hacerte compañía?
—Nop. Te alcanzará la noche en el camino, mejor cierra la casa con llave y nos vemos en la mañana.
—Bueno, nos vemos temprano.
—Sí.
Terrible decisión.
Taehyung siguió evaluando los exámenes e incluso se sirvió café de la máquina expendedora que se encontraba en el aula de maestros. Eran cerca de las doce de media noche cuando escuchó voces indistintas provenientes del pasillo, creyó que se trataba de algunos docentes que pudieron haberse quedado atrapados gracias al toque de queda. Sin embargo se encontró con dos hombres apuestos que estaban discutiendo.
—¡Tienes que detenerte! —gritó el más alto, tan apuesto como inhumano.
—¡¿Por qué lo haría?! Tengo hambre, mucha hambre Namjoon y... —El vampiro giró el rostro al sentir el aroma de Taehyung—. Un bocadillo. —Sus ojos rojos destellaron al hacer contacto con el humano.
Namjoon, el líder del clan de vampiros lo tomó del pecho con fuerza golpeándolo en contra del piso mientras que este se cuarteaba.
—¡Si aprecias tu vida; corre! —le dijo a Taehyung. Este corrió rápidamente al aula encerrándose con llave.
Su respiración agitada y el corazón a punto de salirse del pecho. ¿Por eso desaparecían las personas? ¿Qué eran esos tipos? La puerta del aula salió volando y el mismo sujeto de antes corrió para intentar morder a Taehyung pero Namjoon volvió a agarrarlo apartándolo del humano.
—¡Basta Seokjin, ya has comido bastante!
—¡Déjame tranquilo, te dije que tengo hambre!
Una risa alegre proveniente del pasillo llamó la atención de Taehyung, este salió corriendo mientras Namjoon sostenía a Seokjin tratando de escapar, sin embargo cayó de rodillas al ver que el par de hombres que reían en el pasillo tenían los ojos igual de horripilantes que los otros dos. Se quedó pálido.
—¡No se lo coman! —gritó Seokjin empujando a Namjoon y yéndose al pasillo para alcanzar a Taehyung.
Namjoon cansado de la situación y de tratar de controlar al clan se tomó la cien negando con la cabeza.
—Oye, pero que apuesto —ronroneó Hoseok relamiéndose los labios—. ¿Cómo te llamas, amigo?
—Ta-Ta-Taehyung.
—No estés nervioso —dijo Yoongi—. No es que vayamos a comerte... Por ahora.
—¡Es mío, yo lo vi primero! —gritó Seokjin.
—Bórrale la memoria y vámonos —dijo Namjoon saliendo del aula. Seokjin rodó los ojos.
—¿Sabes cuánto tiempo estuve dormido? ¡Diez años! Tengo hambre y me lo quiero comer. —Cruzó los brazos.
—Precisamente por eso seguías dormido, pero Yoongi tuvo la maravillosa idea de despertarte —se quejó.
—Es que para despertar a Jungkook tenemos que estar los cuatro despiertos para poder controlarlo en sus arranques de ira.
—Sí, pero mira a este tragón, nos meterá en problemas. Ahora los humanos tienen buena tecnología que podría destruirnos —explicó Namjoon.
—¿Me despertaron para despertar a Jungkook? ¿Por qué? —Seokjin se sintió ofendido.
—Lo extraño, es bueno jugando al ajedrez —confesó.
—¿Y qué haremos con este humano? —preguntó Hoseok.
—Ya les dije, le borraremos la memoria. No más muertes —contestó Namjoon
—Le quitas lo divertido a la vida, Namjoon —murmuró Seokjin. Después de eso tomó al humano con fuerza saltando del edificio y llevándoselo, perdiéndose en la oscuridad.
—Es tu culpa —Namjoon señaló a Yoongi—. ¡Es tu maldita culpa!
—Namjoon, somos inmortales. ¿Por qué le tienes tanto miedo a los humanos?
—Los humanos tienen nuevas armas que podrían herirnos, tal vez no nos matarían pero nos usarían como conejillos de india en sus laboratorios.
—Oye Min, ya dime la verdad —habló Hoseok—. ¿Por qué quieres despertar a Jungkook?
—¿Quieres la verdad? —preguntó sonriendo de lado.
—Ajá...
—Pues quédate con la duda. —Al decir eso saltó del edificio tratando de buscar a Seokjin oliendo el rastro del humano.
—Hoba, tienes que ayudarme a controlarlos. Tú tienes más raciocinio que ellos.
—Ay Nam, es que a veces eres un poco estricto y aburrido. ¿Por qué no disfrutas como antes? —Colocó la mano en el hombro de Namjoon.
—Podemos cazar animales juntos, disfrutar de placeres sexuales con hombres y mujeres, pero asesinar... Creo que eso ya no podemos hacerlo.
—No me gusta ser vegetariano, prefiero seguir comprando sangre humana de contrabando. —Sonrió saltando del edificio y dejando a Namjoon solo.
—Parecen infantes —se quejó.
Namjoon descendió con gracia desde el alto edificio, sus pies tocando el suelo con una ligereza que desafiaba la gravedad. Después se dirigió a La mansión donde vivía, por fuera parecía ruinas, se alzaba como un testigo silencioso de tiempos pasados. Los lugareños la llamaban "La Propiedad del Pueblo", un lugar misterioso y prohibido que nadie se atrevía a explorar. Pero Namjoon conocía su secreto.
Al cruzar la reja de hierro forjado, el mundo pareció transformarse. El paisaje desolado se desvaneció, reemplazado por un jardín exuberante. El césped, ahora de un verde intenso, se extendía hasta donde alcanzaba la vista. En el centro, una fuente de mármol brotaba agua cristalina, sus burbujas danzando al ritmo de una melodía antigua.
Namjoon avanzó por el sendero empedrado, sus pasos resonando en armonía con el susurro del viento. Las paredes de la mansión, en lugar de estar cubiertas de telarañas y polvo, estaban tapizadas con sedas y terciopelos. Los suelos, antes quebradizos y desgastados, ahora eran de madera noble, pulidos hasta reflejar la luz de las lámparas de araña que colgaban del techo alto.
En la sala principal, frente a la imponente chimenea, Hoseok estaba sentado en un sillón de terciopelo carmesí. Sostenía una taza de sangre humana entre sus manos, el vapor ascendiendo en espirales. Mientras tanto Yoongi bajaba de las escaleras en forma de espiral sonriendo de oreja a oreja.
—¿Por qué tan contento? —preguntó Namjoon.
—Es Jin.
—¿Ya se comió al humano? ¿Dónde dejó el cuerpo? Su familia querrá sepultarlo.
—Creo que debería preocuparte algo más que el cuerpo de ese humano. —Chasqueó la lengua.
—¿Por qué?
—¡Buenos días alegría, buenos días señor sol. Ha regresado de su sueño eterno el príncipe de su corazón! —dijo el pelinegro extendiendo los brazos en el barandal de la escalera de la mansión.
—No inventes... —Namjoon cerró los ojos lamentándose al escuchar esa voz tan fastidiosa que lo sacaba de quicio.
Lamentándose porque sus hermanos habían despertado al chiflado de Jeon Jungkook.
Si estás aquí es porque mis amenazas con cuchillito sin filo funcionaron👺🔪
¡Gracias por leer, tacita de sangre humeante para todos como premio! Toma una que solo hay cinco☕️☕️☕️☕️☕️
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