Martes, 30 de agosto de 2033; 9:50 p.m.

"Te conseguí un regalo", dijo Jimin, dejando su vino en la costosa mesa de madera del restaurante antes de meter la mano en el bolsillo de la chaqueta de su traje que colgaba de la silla. Era una pequeña caja que sacó, notó Jungkook. No más largo que su dedo, no más grueso que su palma y Jungkook se preguntó brevemente qué podría ser. Jimin lo dejó al otro lado de la mesa, pero perfectamente al alcance de Jungkook, por lo que, naturalmente, el más joven asumió que se le permitiría abrirlo, pero al tocarlo, sintió un ligero golpe en la mano y frunció el ceño y miró la hermosa y risueña cara de Jimin.

"No lo abras ahora", ordenó Jimin suavemente, "veremos cómo va el resto de la noche primero".

Todo lo que hicieron fue reír y hablar como solían hacerlo antes de que todo se complicara entre ellos. Se sentían como cuando eran jóvenes y compañeros de cuarto: compartían historias de cosas que se perdieron mientras estaban separados y recordaban cosas que recordaban mientras estaban juntos.

Jungkook acababa de recibir el cheque después de pagar, Jimin bebió lo último de su vino cuando lo recordó. Frunciendo los ojos juguetonamente hacia el más joven mientras recogía la pequeña caja de regalo, se la tendió, observando una mirada engreída en el rostro de Jungkook, risitas complacidas y agudas que dejaban sus labios mientras su pecho se llenaba de triunfo.

"Supongo que la noche fue buena, ¿sí?" Jungkook preguntó, tomando la caja en sus manos.

Jimin se burló de sus ruidos divertidos alegremente, presionando sus antebrazos sobre la mesa en un pliegue mientras observaba y esperaba la reacción de Jungkook, "solo ábrelo, idiota".

"A ver," Jungkook sonrió, finalmente levantando la tapa de la caja para encontrarse con una brillante llave dorada. Su corazón cayó junto con su mandíbula, y su estómago estalló en la manada de mariposas más agradable. Casi lloró en ese mismo momento, se le llenaron los ojos de lágrimas y, a través de su periférico, pudo ver a Jimin brillando frente a él con el labio mordido por la fila superior de dientes.

Cuando finalmente miró a Jimin, el mayor le estaba sonriendo dulcemente, tomando sus grandes manos con las más pequeñas.

"Te amo", aseguró Jimin, "y creo que te ganaste tu estancia en mi casa, por ahora".

Jungkook se rió suavemente, apretando las manos de Jimin entre las suyas.

"Te amo mucho, Jimin. Ni siquiera podía comenzar a describir cuánto. Estoy muy agradecido por esto, cariño, gracias."

Jimin estaba realmente conmovido y le dolían las mejillas por su incapacidad para dejar de reír o sonreír alegremente toda la noche, "de nada", respondió Jimin, frotando suavemente el pulgar entre el pulgar y el índice de la mano de Jungkook," Solo te quiero en casa ".

"Quiero estar en casa", denotó Jungkook, "¿puedo besarte, hermoso?" Preguntó Jungkook, haciendo sonreír a Jimin (de nuevo. Sus mejillas están agotadas) y asintió, inclinándose hacia delante para encontrarse con Jungkook en el medio, sus labios se encontraron en un suave beso. Jungkook podía besar los dulces y carnosos labios de Jimin durante años, y estaba debatiendo seriamente porque nada se sentía así: nada era más gratificante y satisfactorio que adquirir el amor y la confianza de Jimin una vez más, y Jungkook estaba a solo unos segundos de profundizar el beso, pero Jimin se reía entre dientes y una pequeña mano empujaba ligeramente contra su pecho, rompiendo el corto trance en el que se encontraba: olvidó que estaban en medio de un restaurante. Maldición.

"Ugh", gruñó Jungkook, volviendo a llenar su asiento con su cuerpo, "salgamos de aquí".

Jungkook firmó una propina para el camarero y antes de darse cuenta estaban saliendo del elegante restaurante, tomados de la mano.

El camino de regreso a casa, que había estado a solo tres o cuatro cuadras de distancia, había sido agradable. El maravilloso silencio se interrumpió cuando apareció la casa de Jimin: "Tengo un buen presentimiento sobre nosotros, hyung".

Jimin arqueó una ceja mirando a su amante, sus manos aún unidas entre sí.

"Que puedo ser todo lo que necesitas", continuó Jungkook, "esta vez es todo de mí".

La mirada de Jimin se mantuvo fuerte por un minuto más antes de que sus labios carnosos estallaran en una sonrisa, iluminando el corazón de Jungkook por el calor que sentía. Jimin inclinó la barbilla hacia arriba y Jungkook supo qué hacer. Compartieron un dulce beso, nada más o nada menos que refrescante, y Jungkook pasó un brazo alrededor del cuello de Jimin mientras el mayor se acurrucaba en el costado del menor, entrelazados como uno, donde pertenecían.

FIN

ʟɪɴᴋ ʜɪsᴛᴏʀɪᴀ ᴏʀɪɢɪɴᴀʟ : ᴀʀᴄʜɪᴠᴇᴏғᴏᴜʀᴏᴡɴ.ᴏʀɢ/ᴡᴏʀᴋs/𝟼𝟻𝟷𝟶𝟷𝟶𝟼

10.04.2020