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CAPÍTULO DIEZ.

Laia.

Nunca pensé que vería este día. He tenido muchos sueños del día que Junseol conocería a Jungkook, pero nunca de esta manera. Me resigné a pensar que mi hijo buscaría a su padre cuando cumpliera dieciocho años. Ellos podrían pelear o
desarrollar lazos o hacer lo que sea que los padres y los hijos hacen cuando se conocen el uno al otro. La única cosa que no quería era que Junseol odiara a Jungkook por no estar presente. Yo podría haber intentado más para decirle, pero
no lo hice. Era egoísta y quería escuchar su voz. Quería que él escuchara mi voz y regresara a casa. Estaba enojada y me llevó un largo tiempo superar ese enojo.

Ahora viéndolos afuera, enfrascados en una conversación, quiero
envolverlos en una burbuja apretada para que nunca puedan estar lejos el uno del otro. Sé que no es justo para Jungkook, él tiene una vida lejos de aquí que es infinitamente diferente. Él es diferente, y aún así, es el mismo chico del que me enamoré hace todos esos años. El chico que nunca dejé de amar.

Mirando a Junseol y a Jungkook lado a lado, no se puede negar que son padre e hijo.

Jungkook mantiene contacto visual con él cada vez que hablan. Sé que
Jimin está enojado de que Jungkook esté aquí y honestamente yo también, pero, ¿qué puedo hacer? Mi hijo sabe quién es Jungkook por vivir en este pueblo, pero él simplemente no sabe quién verdaderamente es y creo que quiero dejarlo de esa manera, al menos por ahora. Jungkook se irá pronto y todos vamos a volver a la normalidad.

—¿Qué estás pensando? — Lía descansa su cabeza en el hueco de
mi codo. Su forma pequeña, de un metro con sesenta que no acaba de llegar a mi hombro me permite envolver mi brazo alrededor de ella, atrayéndola más cerca.

—No estoy segura —le digo—. Hay demasiadas emociones fluyendo a través de mí.

—Se parece mucho a él —dice manteniendo la voz baja y lejos de los
invitados indiscretos—. ¿Qué vas a hacer?

Niego con mi cabeza, porque no lo sé.

No tengo ni idea de lo que
debería hacer. Mi cerebro está diciendo ignóralo, él se irá de nuevo, pero mi corazón me está diciendo que salga allí y le exija que sea parte de la vida de mi hijo. Es lo menos que puede hacer, ya que ha estado ausente durante los últimos siete años.

—Él se irá pronto. Tal vez solo lo dejaré tener la última palabra.

—No tan pronto, cariño. Él va a ver fútbol con Suni el domingo.
Muchas cosas pueden pasar en tres días. —Lía me besa en la mejilla y
me deja para mirar por la ventana a los chicos que poseen mi corazón.

El viaje a casa desde la casa de Lía fue tranquilo. Jimim sostuvo mi
mano y Junseol se quedó dormido antes de que nos alejáramos de la casa. Él pasó el resto del día hablando con Jeon sobre estadísticas y la posición de campo perfecta, mientras Jimin miraba desde el margen. Sé que hubo algunos comentarios sarcásticos hechos a Jimin, pero él les restó importancia.

—¿En qué estás pensando? —me pregunta mientras se mete en la
cama. Se apoya en su codo, claramente listo para discutir todo lo que ha pasado hoy. Yo solo quiero ir a la cama.

—Sabes, Lía me preguntó lo mismo más temprano. Estaba más
preocupada por mí cuando yo debería haber estado cuidando de ella.

—Ella sabe que la amas. —Pone su mano en mi cintura, amontonando
mi pijama de seda en su puño—. Hoy fue...

—Difícil, triste, inesperado, extraño. Podría seguir y seguir, pero nada
realmente resume lo que fue hoy. ¿Una desastre, tal vez? —Me muevo más cerca de mi novio y él pone su brazo alrededor de mí, acercándome. Sus labios se arrastran por mi cuello hasta llegar a mis labios, besándome suavemente.

—Deberíamos hablar de Jungkook y Junseol. Sé que no soy el padre de ese niño, pero quiero serlo, ya lo sabes. Me equivoqué en la forma en que actué hoy, tan equivocado para arremeter contra ti sobre Jungkook y lo siento.

—Sé que lo estás. —Paso mis dedos por su pelo—. No creo que él
quiera ser parte de la vida de Junseol ahora, pero tal vez más tarde. Tal vez deberíamos dejarlo en paz; él se irá pronto.

Jimin empuja mi cabello detrás de mi oreja. Ahueca mi barbilla y me jala
aun más cerca.

—Te amo, Laia —dice antes de besarme. Sin prisas, como si se
estuviera tomando su tiempo para memorizarme. Casi como si estuviera
desesperado. Lo amo, lo hago, pero me cuesta mucho decirle esas palabras y más viendo a Jungkook con Junseol, no puedo evitar preguntarme sobre lo que depara el futuro.

—¡Oye Laia! —Lía y yo nos damos la vuelta para ver a Jeon Jungkook caminando hacia nosotras. Lía es una traidora y abandona mi lado tan rápido como vio venir a mi amor platónico en mi dirección. Se está riendo mientras se aleja. Mis palmas están sudando y mis piernas de repente se sienten como gelatina.

Si antes ya llamaba mi atención, este año fue aún más. Creció tanto durante el verano que solo he tenido pensamientos impuros y no ayuda absolutamente nada leer esos libros eroticos. Él se fue a un campamento de fútbol durante un mes y volvió
todo un galán, muy guapo, más guapo de lo que ya es. He estado muriendo porque se quite la camisa solo una vez así puedo tener una vista clara de sus abdominales porque mi imaginación simplemente no está siendo suficiente.

—Hola —dice. Está sosteniendo su casco de fútbol en una mano. La
otra está tirando del cuello de su jersey, uno que quiero arrancar.

—Hola —digo estúpidamente.

—¿Cómo estuvo el resto de tu verano?

—Fue bueno. Leí mucho. —¿Leí mucho? Oh por Dios, él va a pensar
que soy una nerd. ¿Qué diablos me pasa? El suelo de repente se ha vuelto
muy interesante mientras miro fijamente mi zapato mientras empujo una roca alrededor.

Mi piel hormiguea cuando él levanta mi barbilla, sus ojos cafés clavados en los míos y en todo lo que puedo pensar es saltar a sus brazos y meter mi lengua en su boca. Solo tengo quince años, pero he visto películas. Muy buenas películas.

Estoy segura de que puedo averiguarlo. Y quiero hacerlo.

—¿Quieres ir al baile de bienvenida conmigo?

—¿El baile de bienvenida? —Mi mente apenas puede comprender lo
que está preguntando. Pero juro por Dios que dijo baile. Como en ponerse un vestido y bailar. Eso significa que él quiere bailar conmigo, sostenerme
contra su cuerpo y balancearnos con canciones de amor cursis. Las mismas canciones de amor que reproduzco por la noche cuando estoy escribiendo Jeon Laia en mi cuaderno.

—Sí. Tengo mi licencia de conducir ahora así que puedo conducir y
pensé...

—¡Sí! —Él se sobresalta ante mi grito y empieza a reír—. Lo siento —digo cubriendo mi rostro con mis manos.

Él las aleja, pero no las suelta. Cuando se inclina hacia delante me siento como que me voy a desmayar. Huele a un perfume muy rico, sin duda será mi nuevo olor favorito.

—Por favor, no cubras tu rostro. Eres demasiado hermosa para esconderte.

Besa lentamente mi mejilla antes de
caminar hacia el campo.

—Te llamaré esta noche. —Se da la vuelta y grita antes de salir
corriendo.

Me despierto con un sudor frío, con lágrimas corriendo por mis mejillas.
Jimin está roncando suavemente a mi lado, su brazo anclándome a la cama.
Maniobro para salir por debajo de él y me dirijo al baño.

Con la luz apagada, me siento en el borde de la bañera y lloro en una
toalla, ahogando mis sollozos. Nunca pensé que vería el chico que robó mi
corazón y falló en devolverlo.

No estoy segura de que lo quiera de vuelta.

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