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5:54 am, el tiempo pasaba rápido aproximándose cada vez a a las 6 am y Tae se preguntaba si el peliblanco llegaría a tiempo.
Se encontraba sentado en el bus de viaje y listo con su mochila y sus cosas, viendo cómo personas comenzaban a entrar al bus, había pocas, ya que era el último bus de los 4 por lo que los demás buses ya se habían llenado.
La oscuridad casi llenaba el lugar si no fuera por las luces amarillas del bus, pero por fuera apenas se distinguían los objetos.
Revisó su cel de nuevo, 5:56 am, 4 minutos más y comenzaba el viaje, se sentía ansioso, lo último que quería era ir al campamento sin él. Había estado pensando en llamarle pero no lo creyó realmente necesario, aunque cada minuto que pasaba hacía que le pareciera buena idea.
5:58 am, ya era demasiado, no pudo más, desbloqueó su celular y se dignó a marcar.
Esperó a que contestara con el teléfono en la oreja.
Solo pasaron unos segundos cuando el peliblanco entró al autobús e inmediatamente Tae saltó entusiasmado alzando la mano con el que sostenía su cel para que Yoongi lo ubicara.
El peliblanco sonrió y se encaminó al castaño pero como por coincidencia, o destino, seguido de él venía otro chico, era el chico guapo que vio en el otro bus ese día. Ese chico de ojos negros cómo la noche y brillantes cómo la luna. Tae sintió una especie de nervios al verlo, el chico llevaba geans negros y una sudadera blanca, de pronto se dio cuenta de que sus miradas conectaron y Tae se paralizó hasta que Yooingi se sentó junto a Tae haciendo que pudiera ignorar los nervios y concentrarse mejor en recibir al peliblanco.
Se percató de su expresión de asombro así que la cambió inmediatamente a una sonrisa cuadrada.
- Buenos días - saluda Tae ayudando a su mejor amigo con sus cosas.
- Buenos días - respondió sonriente.
Dieron las 6:00 a.m. A lo lejos se podía observar cómo los buses se iban yendo uno por uno hasta llegar a este. El conductor movió unas cosas y luego el bus avanzó siguiendo a los de enfrente.
Tae se acomodó para ver por la ventana, algunos postes en la calle les brindaban la luz suficiente para poder ver bien, sin embargo, la oscuridad aún estaba presente en el cielo, estaba ansioso por ver la vista de los paisajes.
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Risotadas resonaron por el Bus, llamando la atención de Tae, unos asientos más atrás del suyo, un grupo de chicos se encontraba riendo. Uno de ellos era el chico guapo, en medio de todos, teniendo la atención.
Tae no podo evitar asomar su cabeza por el espacio entre los asientos.
El chico estaba diciendo algo y luego sus acompañantes rieron al unísono.
Tae no podía ponerse en contexto con lo que decía, pues no entendía muy bien, sin embargo, eso ya no le importaba mucho, en lo único en lo que pensaba era en su manera de llamar la atención.
Su cabello negro se acomodaba perfectamente cuando éste pasaba la mano hacia atrás, mientras reía mostrando sus dientes brillantes, arrugando la nariz ligeramente.
Tae no podía dejar de examinarlo y memorizar cada detalle de lo que hacía.
De un momento a otro, sus miradas chocaron, Tae sintió los nervios inundarlo, mientras ambos se veían, quería desviar la mirada, pero no sabía si hacerlo o no, cada vez se ponía más nervioso, de pronto el chico guapo sonrió apartando la mirada.
Tae se volteó hacia al frente esperando bajar sus nervios, trató de concentrarse en otra cosa y despejarse, miró a la ventana, un cielo despejado y una pradera con flores amarillas lograron relajarlo.
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Pasaron alrededor de 5 horas de viaje; viendo por la ventana empezó a divisar la entrada del campamento, dos postes paralelos de madera y un letrero que arriba anunciaba: "Bienvenido al campamento Soku", la luz del sol yacía presente y potente.
Entusiasmado sacudió al peliblanco para despertarlo.
- Yoongi - susurró - Yoongi.
- Mm - gruñó aún con los ojos cerrados.
- Ya llegamos, despierta.
El peliblanco se acomodó malhumorado.
- Despierta - insistió el castaño.
Después de unos suspiros el peliblanco comenzó a abrir los ojos, pestañeó varias veces y sacó una sonrisa tras ver por la ventana la entrada al campamento.
- Tae, ¡ya llegamos! - dijo el peliblanco entusiasmado.
- Lo sé, ¡es lo que dije!
Su bus ya se encontraba estacionándose, Tae estaba nervioso, pero de cierta forma estaba emocionado también. Cuando era pequeño, Yoongi y él asistieron al mismo campamento, no habían venido en mucho tiempo, pero Tae lo recordaba de diferente manera que como lo veía ahora.
Luego de bajar sus cosas se dirigieron con sus maletas y mochilas a la recepción del lugar, se formaron en la fila donde debían darles el número de cabaña en la que se quedarían, estaba ansioso, tenía miedo de no quedar con su mejor, conocía a pocas personas y no quería estar lejos de él.
Llegaron al principio de la fila, la señora encargada le pidió su nombre y luego de revisarlo en la lista, dijo "grupo 2".
Le tocó al peliblanco, la señora repasó los nombres en voz alta hasta llegar al nombre de su mejor amigo, "grupo 3".
Tae se entristeció de inmediato, no quedó con su mejor amigo. El peliblanco lo calmó con unas palmaditas en la espalda.
- Será para la siguiente Taetae.
Se dirigieron a la salida, una voz lo distrajo, una voz madura, sus nervios se activaron."Jeon Jungkook", oyó.
Tae volteó al lugar proveniente, la directora buscaba el nombre del chico en la lista, Tae ya sabía de quién se trataba, aunque lo viera de espaldas, sabía que era él.
- Grupo 2 - Un sentimiento de alivio inundó al castaño, el chico guapo estaría con él, en el mismo grupo, en la misma cabaña.
El peliblanco salió del lugar y Tae inmediatamente lo alcanzó en cuanto de dio cuenta.
- ¿Vamos a empacar a nuestras cabañas y luego salimos? - sugiere el peliblanco.
- ¡Claro! - dice Tae entusiasmado.
Ambos se despidieron con un cálido abrazo para luego dirigirse a sus respectivas cabañas.
Tae llegó a su lugar de estadía, el cual, era como una casa hecha completamente de madera y muy bien diseñada.
Tocó tres veces la puerta de madera, revisando de nuevo el número a un lado de esta, "2", "si, esta es la cabaña", pensó.
La puerta fue abierta, detrás, un hombre con barba recibió al castaño, este era el líder del grupo.
Tae entró, una pequeña salita se encontraba en medio de la cabaña, había un televisor y varios muebles, los cuales parecían que estaban un tanto desgastados.
El líder le indicó el camino hacia las habitaciones, Tae asintió, lo sabía desde pequeño, las habitaciones eran compartidas, pero obviamente elegiría la última habitación para no tener que compartirla con alguien, ya que nadie elegiría esa, es la más fría.
Tae se dirigió al lugar arrastrando su maleta de rueditas por la madera un tanto desgastada. Giró la manija de la puerta y entró. La luz del sol entró potente cegando a Tae, recibió una corriente fresca de aire con las cortinas volando y bailando dentro de la habitación.
No estaba tan mal, la vista llevaba al bosque; dejó su equipaje en la cama y comenzó a desempacar.
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Estaba sacando la última camisa para guardarla en los estantes cuando un ruido pequeño como de piedra sonó y Tae paró en seco extrañado, esperó unos segundos y sin oírlo volvió a lo que estaba haciendo.
El ruido volvió a sonar y Tae volvió a prestar atención más extrañado aún, de nuevo el ruido sonó y esta vez supo que venía de la ventana, cuando comenzó a darse cuenta que que alguien estaba golpeando su ventana cerrada con pequeñas piedras, Tae se puso nervioso al pensar que el chico guapo fuera quien estuviera abajo hechando piedritas.
No quería asomarse y encontrarse con aquel chico quedándose mudo y sin saber qué decir. No quería que fuera él, pero aun así caminó lento hacia el marco acumulando nervios pero apenas alcanzó a ver, sus nervios se bajaron encontrándose con su mejor amigo quien lo saludaba sonriente desde abajo.
Tae salió de la cabaña rápidamente.
- ¿Con quién te tocó? - pregunta el peliblanco caminando con Tae por un sendero tapado por la sombra de los árboles.
- Nadie, elegí la última habitación ya sabes la fría de hasta el fondo.
- ¿No crees que te vas a aburrir?
- Prefiero estar tranquilo solo.
- Tae sabes que debes de intentar socializa más.
- Lo se solo que ahora no tengo ganas de convivir con nadie.
- Yo creo que es mejor tener compañía.
- Para mi no - negó con la cabeza.
Yoongi alzó los hombros con indiferencia y Tae se dignó a observar el camino, lo recordaba de cuando era pequeño solo que las flores moradas que lo adornaban no estaban antes pero hacían que se viera aún más bonito.
Los chicos pasearon un poco más por el campamento, estuvieron un rato en el bosque y visitaron las tiendas.
Cuando volvieron al camino del comienzo comenzaba a hacerse un poco tarde, el solo comenzaba a bajar y las sombras de los árboles eran aún más oscuras.
- Iré por un suéter - dice Tae abrazándose a si mismo con frío.
- Si yo igual nos vemos en el comedor ¿si?
Tae asintió y se fue a su cabaña, llegó a su habitación, pero antes de girar la manija oyó un ruido dentro, sus nervios se activaron. El ruido parecía estar en el suelo, golpes en la madera, algo había sido azotado, quedó un silencio y fue su oportunidad, giró la manija abriendo la puerta lentamente.
Un chico de cabello negro estaba de espaldas sentado en la cama del lado izquierdo de la habitación, la luz de cuarto estaba apagada pero él había prendido una lámpara de luz amarilla.
El chico no volteó ni un segundo, quizá no se había dado cuenta de la llegada de Tae pero parecía muy concentrado sacando ropa de su maleta.
- Em.. - Dice Tae bajo pero lo suficiente como para llamar la atención pero el chico no pareció inmutarse en lo absoluto, tardó unos segundos hasta que al fin habló.
- ¿No vas a pasar?
De nuevo su voz apuñaló el pecho de Tae poniéndolo más nervioso pues ahora estaba seguro de que el chico guapo estaba sentado en la cama de su misma habitación en donde él iba a quedarse, pero prácticamente lo estaba invadiendo, pues ni siquiera le había preguntado si podía quedarse allí.
Tardó unos segundos en moverse, pero al fin dio unos pasos y se dirigió al closet intentando controlarse comenzando a buscar su sudadera.
- Espero que no te moleste que me quede aquí lo que pasa es que no había lugar en otras habitaciones.
Por poco creía que el chico no iba a decir nada más, y de hecho ya estaba pensando buscar otra habitación, pero como dijo, ya no había más.
- N.. no hay problema - contestó sin quitar la mirada de la ropa.
Siguió buscando, algo apresurado cuando el chico recargó su mano en el clóset justo a lado de Tae, se quedó sin saber qué decir, ni qué hacer, no volteó a verlo, miraba al frente, sin embargo, ya no estaba buscando nada.
Un movimiento de su contrario llamó su atención, solo estaba bajando una sudadera negra de su hombro para luego ofrecerla.
Dudó unos segundos, se sentiría aprovechador si la tomaba, sin embargo, tampoco quería rechazarla así que la tomó.
- G.. gracias - agradeció en voz baja.
El chico tomó la barbilla de Tae, dirigiendo su mirada a la suya, sus ojos parecían intensos, Tae se quedó inmóvil sin pensar en nada.
Los labios de su contrario comenzaron a acercarse y entre el pánico y los nervios la reacción de Tae fue separarse inmediatamente. Sintió que no tenía tiempo de arrepentirse o si quiera pensar entonces lo esquivó y corrió hacia la salida de la habitación.
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