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- Hijo - Escuchó la voz de su madre susurrando al mismo tiempo que movía su brazo para despertarlo. - Hijo - escuchó de nuevo aún más claro.

- Mm - gruñó Tae desanimado aún con sueño, se volteó de lado acomodando las cobijas blancas hasta tapar su cara por el sol que entraba por la ventana frente a la cama.

Las cobijas fueron jaladas repentinamente por la madre, destapando al castaño y dejando ver su pijama con forma de traje azul con cuadros.

- Mamá - gruñó haciendo un puchero.

- Ya es tarde, levántate - repuso la madre. - ¿No ibas al café con ese chico... tu amigo.. ¿Cómo se llamaba?.

- ¡Es cierto! - dijo Tae sentándose en la cama rápidamente, se paró y dirigió a su cajonera, de donde sacó un pantalón de mezclilla claro, una camisa blanca y una chaqueta del material del pantalón.

- Tae, lleva este reloj para que puedas revisar la hora - Dijo entregándole un reloj negro de muñeca.

- Gracias mamá pero tengo mi celular.

- Tae, este reloj es muy bonito, póntelo - insistió.

Tae siempre quizo a su madre tanto, que se acostumbró a no negarle las cosas, no había algo que Tae no hiciera por su madre, aunque no le gustara.

Agarró el reloj y se dirigió a su baño del otro lado del cuarto para luego meterse a bañar.

Después de arreglarse, Tae estaba listo en la entrada de su casa, solo estaba esperando a que un bus pasara para llevarlo a la cafetería destinada.

- No lo olvides, solo toma café descafeinado - dijo la madre llegando y acomodando el cuello de la chaqueta.

- Lo sé mamá, tranquila.

Lo miró con una sonrisa y luego escucharon el autobús llegar.

- Es hora de irme - dijo volteando.

- Suerte - añadió la madre.

Tae le respondió con una sonrisa cuadrada y finalmente se encaminó al autobús.

Revisó la hora, percatándose que iba 5 minutos tarde, se apresuró a pagar 10 monedas avisando su destino para luego buscar un lugar en dónde sentarse con la mirada, todos los asientos estaban ocupados excepto un lugar al final a la izquierda, se encaminó al lugar observando al chico con el que se sentaría, era un chico de cabello negro, ojos negros brillantes, boca rosadita y una nariz tierna, Tae sintió nervios y un dolor en las manos como si fuera a hacer algo arriesgado.

Antes de sentarse, hizo una pequeña reverencia que daba entender un saludo respetuoso, lo cual hizo que se preguntara el por qué lo hizo, no era necesario, se maldijo a sí mismo por su acción tan innecesaria y tonta.

El chico le devolvió una sonrisa inclinando la cabeza para luego arrimarse más a la ventana para que Tae se sentara.

Tomó asiento dejando la mochila en sus piernas abrazándola.

El chico debía tener muchos admiradores, era demasiado guapo a su parecer, y su sonrisa, parecía inocente. Tae pudo observar de reojo, que las manos de su contrario estaban inquietas, mientras miraba por la ventana.

Tae volteó a verlo discretamente por unos segundos, observó de nuevo su rostro, fijándose más en sus ojos y nariz, hacía que la seguridad que reflejaba el chico se viera tierna a sus ojos.

En casi todo el camino, Tae repitió en su cabeza la pequeña reverencia que hizo, deseando haberla no hecho, sintió demasiada pena.

El bus paró frente a la cafetería a la que Tae se dirigía, Tae se paró percatándose que había estado tenso todo el camino y dejando de lado todo salió del autobús.

Los rayos del sol empezaban a salir entrando por la terraza de la cafetería, un lugar adornado por fuera con hermosos árboles de cerezo, cuyas hojas caían reposando alrededor y en algunas mesas.

El autobús arrancó y Tae se encaminó a subir por las escaleras hacia la terraza del lugar el cual estaba rodeado por un barandal de madera y 4 mesas. La cafetería ya tenía luz amarilla por dentro pero parecía innecesaria por el sol que entraba que hacía aún más mieloso el lugar. Había ya unas 4 mesas ocupadas y una afuera en la terraza en donde se encontraba sentado un chico de cabello blanco, sus ojos, su camisa, chamarra y pantalones eran negros.

El chico se encontraba revolviendo un café con leche; Tae subió los últimos dos escalones y se dirigió a la mesa con el peliblanco.

- Llegué - Dijo Tae con su sonrisa cuadrada tomando asiento en la mesa de su mejor amigo, Min Yoongi.

- Por fín - dijo el peliblanco con una sonrisa.- ¿Por qué tardaste tanto?

- ¿Enserio es tan tarde?- preguntó Tae asombrado revisando la hora en el reloj de muñeca.

Yoongi rió - Tranquilo, también iba a llegar tarde - trató de calmar al castaño - Pedí un café con chocolate y bombones, está delicioso, puedes pedir uno si quieres- sugirió con una sonrisa en el rostro.

- ¿Es con cafeína?

- Oh, ¿Tu mamá no te deja tomar cafeína cierto?

El castaño miró para abajo decepcionado lo cual Yoongi supo que era un "no".

- Bueno no te preocupes tete puedes pedirlo sin cafeína - añadió amablemente.

✧ Narra Tae:

Desde los 4 años Yoongi a estado para mí, siempre a tratado de apoyarme en lo que sea y eso es algo agradezco mucho pero sé que nunca ha estado de acuerdo con que yo haga todo lo que dice mi madre, como si fuera ella la que controla mi vida, y nunca reprocharle nada, ni negar algo, aunque haga cosas que no quiera, pero ¿es lo correcto no?

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Tiempo después de pedirlo, una chica trajo el café especial sin cafeína para Tae.

Después de agradecer, lo probó y descubrió lo rico que sabía - Mmm- expresó.

- Sí está muy bueno -rió el peliblanco - Ah, te iba preguntar... ¿estás listo para el campamento?

Estaban en vacaciones, sin escuela, por lo que la directora del colegio decidió mandar a los alumnos a un campamento de verano que comenzaba en dos días.

- Tengo todo preparado - afirmó entusiasmado.

- Genial, será un largo mes lejos de casa - reprimió el peliblanco un poco deprimido.

- Lo sé, pero será divertido, estoy seguro - mostró su típica sonrisa cuadrada.

- Seguro que sí.

Ambos rieron felices.

- ¿Y.. cómo te ha ido con tu vida amorosa? - preguntó el peliblanco sarcástico y curioso a la vez interrumpiendo las risas.

Tae solo había tenido una novia en toda su vida y lo peor es que al poco tiempo de relación se rindió, le dolió verla sufrir por la ruptura pero la verdad era que no le gustaba realmente, solo fue su novio por que le daba pena rechazarla, después de eso, aprendió a rechazar a las chicas ya que Yoongi lo ayudó. Pero el problema es que rechazó a cada una de ellas y la razón es que a Tae nunca le ha llamado la atención ninguna.

✧ Narra Ana (yo):

La madre de Tae es homofóbica en exceso, por lo que Tae nunca se dignó a preguntarse su sexualidad, sabía que no había manera de que saliera con que le gusta un chico. Aunque él mismo estaba consciente que ya había sentido atracción a otros hombres, nunca quizo descubrir más ni pasar del solo mirar, Tae de alguna forma se mentía a si mismo, diciéndose que no le gustaban los chicos, tampoco quizo pensar más a fondo en eso. Su madre no lo dejaba juntarse con personas así, creía que le pagarían lo homosexual, por eso Tae guardó el secreto de su mejor amigo desde pequeño, lo quería demasiado y no quería que lo separara de él. Es lo único en lo que le ha mentido.

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- Bueno... ya sabes, no hay nadie aún.

Yoongi lo miró con tristeza, tal vez sin intención de mostrarla.

- Y... ¿A tí? - preguntó Tae tratando de cambiar su atención.

- Bueno... hubo un chico, le pedí su número pero... nunca contestó.

- Oh... bueno... no te preocupes... ya habrá alguien - calmó el castaño.

- Lo sé - reprimió en risas haciendo que el castaño riera con él.

- ¿Has visto algún chico guapo para mi? - bromeó el peliblanco.

Tae recordó al chico que vio en el bus, pero por alguna razón no quiso mencionarlo así que solo rió.

Terminaron sus cafés, luego de una plática larga y risas, se despidieron y regresaron a sus respectivas casas, decidiendo por último encontrarse el mismo día que se irían al campamento osea en dos días antes de las 6 de la mañana en la parada de autobuses.

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