V
El plan estaba en marcha. Con la autorización del Boss para eliminar a Giovanni de manera discreta y efectiva, todo era mucho más sencillo.
John se había preparado meticulosamente. Sabe que no puede permitirse errores. A su lado estaban dos hombres de Kozlov, cuyos nombres importaban poco en ese momento, estaban listos para actuar.
La noche era oscura y tranquila cuando John y su equipo se deslizaron por las sombras hacia el lugar de encuentro. Giovanni había sido tan ingenuo que accedió a una reunión en un lugar apartado, confiado en que estaba a salvo en su posición y que esta reunión era para concederle lo que había pedido. No tenía idea de que en verdad este sería su último día respirando.
John recordó las palabras de Alice antes de partir: “Ten cuidado, John.” “No queremos problemas innecesarios”. Sabía que ella confiaba en él para cumplir su parte del plan.
La reunión se llevó a cabo en una vieja fábrica abandonada. Los hombres de Kozlov permanecieron ocultos en las sombras, preparados para actuar si era necesario.
La conversación entre Giovanni y John fue breve, pero tensa. Le tomó solo un par de segundos inmovilizarlo en la única silla que había en el lugar, pero todo el ambiente cambió radicalmente en el momento en que llegó Alice.
—¿Qué haces tú aquí, ahora eres la perra del Boss?—Preguntó Giovanni, luchando con las ataduras que lo retenían.
—Su perra, o no tengo más ventaja que tú en este juego, Giovanni.
En todo el lugar reinaba el silencio, a excepción del ruido que hacían los tacones de Alice al moverse en el sitio hasta quedar frente al italiano.
—Y en tu posición deberías cuidar tus palabras, no vaya a ser lo último que digas —mencionó la pelinegra al hombre atado a la silla.
Giovanni, con una mezcla de rabia y miedo en sus ojos, escudriñó el rostro imperturbable de Alice. Aunque atado, su tono desafiante no menguó.
—No tienes idea de lo que estás haciendo, Alice. Esto te traerá problemas con Los Diez Anillos. No podrás ocultarte para siempre en las sombras de Kozlov.
Alice, sin pestañear, se inclinó ligeramente hacia él, susurrando con frialdad.
—Quizás me subestimes más de lo que crees, Giovanni. No estoy aquí por capricho, sino por la supervivencia.
Los hombres de Kozlov, aun en las sombras, se mantenían alerta ante cualquier movimiento sospechoso.
Giovanni, forzando una risa nerviosa, intentó desafiarla.
—Eres una ambiciosa, Alice. Pero recuerda, la ambición puede ser traicionera.
Alice, sin apartar la mirada, respondió con una sonrisa enigmática.
—Nadie mejor que tú para hablar de la ambición, ¿cierto? Toda tu vida tomando decisiones absurdas solo para llegar a la cima, pero déjame decirte que la traición es una carta que juegan los débiles. Nosotros, en cambio, elegimos jugar nuestras cartas con astucia.
Giovanni, con una sonrisa desafiante, se burló a pesar de su desesperada situación.
—Alice, pero tu pequeño secreto no va a durar mucho. El Boss se dará cuenta pronto de lo que ocultas. ¿Cómo piensas enfrentar eso?
Alice, manteniendo su compostura, respondió con frialdad mientras la sombra de la duda se dibujaba en su rostro.
—Mis asuntos personales no te conciernen, Giovanni. Y tú, ya no eres parte de este juego.
En un ágil movimiento, Alice sostuvo en su mano el arma que llevaba consigo.
—Da gracia que no te doy la muerte que mereces solo porque ya no tengo tiempo —y sin pensarlo mucho, el disparo resonó en todo el lugar, dejando como resultado a un Giovanni con una bala justo en su frente.
Dejando a John y los hombres de Kozlov encargándose de Giovanni, Alice dejó el lugar mientras en su mente recordaba las advertencias de Kozlov sobre la importancia de los secretos en su mundo, y una pregunta persistente la atormentaba. ¿Cuánto tiempo podría sostener la fachada?
Sabía que el juego apenas comenzaba y que cada paso futuro estaba marcado por la sombra de un secreto aún más profundo. Y el eliminar a un miembro de la mafia seguramente provocaría represalias. El precio había aumentado una vez más.
La mansión de Kozlov se alzaba ante mí. Después de la tarea cumplida, volví a casa, o la más parecida a una en este momento para mí.
Bajando de la camioneta que el Boss había puesto a mi disposición, caminé por el patio, mis pasos resonando junto al sonido de los árboles siendo sacudidos por el aire. La sombra de Giovanni ya no me pesaba, pero el pasado de lo que él sabía aún lo sentía.
Cuando entre por la gran puerta de la mansión, Kozlov estaba en el vestíbulo, imponente y silencioso, con un vaso de licor entre sus dedos adornados de anillos.
El silencio que nos rodeaba fue roto por mi voz—Está hecho, me encargue de pase, lo que pasé no lo vinculen Boss. Gracias por dejarme encargarme de esto, era importante para mí.
Asistió sin necesidad de más palabras. Probablemente, ya sus hombres le han informado de todo lo sucedido.
Kozlov dejo el vaso que sostenía sobre una mesita a su lado y en su lugar tomo el sobredorado que estaba sobre esta tendiéndolo en mi dirección.
—Esta noche inauguro un nuevo club en la ciudad. ¿Te gustaría acompañarme? Talvez quieres cambiar de ambiente un rato.
—Me encantaría, déjame tomar un baño y cambiarme y te veo en un momento—Sin esperar más pase a su lado para subir a mi habitación y buscar el atuendo perfecto para esta noche.
En mi habitación luego de una corta ducha le di un pequeño recorrido a mi armario, no tenía muchas opciones para elegir a decir verdad, no había traído conmigo ni la mitad de lo que era mi armario en casa. Estaba entre un vestido Dior rojo largo asta el piso a uno negro Versase mucho más corto con tirantes de diamantes y una hermosa espalda descubierta, sin pensarlo mucho, elegí ese último y tomé nota mental de que si permanecía aquí mucho más tiempo debía ir de compras urgentemente.
Ya frente al espejo la seda besaba mi piel de manera perfecta, con un par de aretes y tacones a juego pasé a mi maquillaje. Como iríamos a un club no quería cargarme demasiado, así que opte por un maquillaje sutil que dejara resaltar mi piel. Una vez lista volví abajo donde el Boss el cual también se había cambiado ya me esperaba.
Vestía un traje oscuro, hecho a medida, que se ajustaba a la perfección a sus amplios hombros, en realidad no variaba mucho en la elección de sus trajes, solo lo he visto vestir de negro y una que otra ocasión gris y vino.
Dejamos la mansión atrás y luego de un rato en carretera llegamos al club en el centro de Moscú, un lugar grande el cual las luces y decoración en su exterior daban la impresión de un casino en Las Vegas, todo era sin duda hermoso.
Sin alejarme del Boss nos acercamos a la entrada donde había una gran fila de personas esperando ingresar al lugar. Los hombres de seguridad en cuando notaron la presencia de Kozlov se apartaron dándole paso libre al interior del sitio, el cual era igual de llamativo que afuera, había dos pisos, las luces y la música resonaban en todo el sitio.
Caminamos asta la segunda planta, la cual resultó ser el área VIP, ya había una mesa a la espera del Boss en la cual en cuanto nos sentamos un mesero se aproximó a dejar una botella de Vodka en esta con un vaso de cristal.
—¿Qué le puedo ofrecer, señorita?—Preguntó el mesero fijando su mirada en mí.
—Pide lo que quieras, esta noche todo corre por mi cuenta—dijo el Boss.
Agradeciéndole con una ligera sonrisa, le hablé al chico que esperaba mi pedido.
—Un Martini Rosso, por favor—El mesero asintió retirándose de la mesa, dejándome a solas con el Boss.
El ambiente es esta planta del club, era mucho más tranquila, la música no estaba tan fuerte y la mayoría de personas, a diferencia de las de abajo que bailaban con euforia, charlaban entre copas en sus mesas.
—¿Qué te parece el lugar?—preguntó, Kozlov sirviendo un poco de vodka en su vaso.
—Impresionante—respondí, aun observando el club desde nuestra posición—No esperaba menos de ti si te soy sincera.
—Los clubes son de mis negocios favoritos, así que les invierto algo extra de esfuerzo la mayoría de veces.
—Ya lo creó. Cuando recién llegue a Rusia tuve la oportunidad de visitar algunos en la ciudad en búsqueda de algo sobre donde pudiera encontrarte y aunque no tuve éxito me parecieron lugares increíbles. Si algún día vistas Italia tengo un par de clubes que te pueden gustar.
—Tendré en cuenta su oferta, señorita D’Angelo, sería un placer para mí aprovechar de su compañía—Una sonrisa de total coquetería se dibujó en sus labios con sus ojos fijos en mi rostro, provocando un incontrolable sonrojó en mí.
Y es que ¿como evitarlo? El hombre es perfecto y lo sabe, no hace falta mirarlo tanto para que las facciones de su rostro te hipnoticen y te hagan entrar en un trance ante su belleza.
Justo cuando la atmósfera parecía cargarse de una tensión, Namjoon, se acercó discretamente y le susurró algo al oído. Kozlov, con una expresión de disculpa, se volvió hacia mí.
—Discúlpame, Alice. Parece que debo atender algo. Por favor, sigue disfrutando de tu noche y bebe lo que desees. Volveré en un momento.
Después de que se disculpó y se alejó, el mesero llego con mu bebida, y lo que fue solo un trago después de un rato se convirtió en un par más. Me sentía mucho más relajada que la tensión que sentía cuando llegue.
La espera se alargó más de lo que había anticipado, supongo que tendría algo importante que hace.
Sintiéndome incómoda en la soledad de la mesa, decidí aventurarme hacia la primera planta del club, mis pasos se sentían ligueros mientras me dejaba envolver de la música del lugar.
Las luces de colores brillaban sobre la pista de baile, invitándome a sumergirme en ella. Me adentré en la multitud, dejando que el ritmo de Call Out My Name de The Weeknd me envolvieran.
Perdí la noción del tiempo mientras me sumergía en la música, permitiendo que mi cuerpo se moviera con gracia y libertad.
Sin embargo, en algún momento, en medio de la melodía envolvente, noté una figura conocida que se destacaba en la penumbra. Kozlov estaba cerca de la pista de baile donde me encontraba, observándome con una expresión que no supe leer. Nuestros ojos se encontraron por un breve instante, bajo su atenta mirada continué con mis movimientos lentos y sensuales acordes a la melodía que resonaba.
And when times were rouge, when times were rouge
I made sure I held you closed to me
So call out my name
Call out my name when I Kiss you so gently
Justo cuando esa estrofa de la canción terminaba, sentí las manos de alguien envolver mi cintura. Ni siquiera tuve oportunidad de ver quién era cuando él Boss me tomó y me empujo a su lado.
—Creo que ya fue suficiente Alice, ya es hora de irnos—Su tono de voz fue duro como si estuviera enfadado. Y me pregunté si quizás le enfada que no me hubiera quedado en la mesa que me dejo.
Sin perder el tiempo y aun con sus brazos envueltos en mí me llevó hasta la salida del lugar, mis pasos eran torpes comparados a los suyos, quizás porque yo llevaba tacones de diez centímetros o por el par de tragos que tenía encima, no estaba del todo segura.
—Surgió algo importante, no tengo tiempo de llevarte a la mansión—Explico de manera apresurada cuando abordábamos el auto, sin darme tiempo a mencionar nada de lo ocurrido hace un momento—Pero te llevaré a un lugar seguro. ¿Estás bien con eso?
Asentí, un poco desorientada, aceptando la repentina vuelta de las cosas.
La vibrante energía del club quedó atrás mientras el auto avanzaba por las calles iluminadas de la ciudad. El silencio entre Kozlov y yo se volvía denso, y en verdad no entendía qué estaba sucediendo y su cambio de humor tan repentino. El paisaje urbano pasaba frente a nosotros, pero mi atención estaba fija en el hombre a mi lado.
La mirada de Kozlov se mantenía fija en la carretera, una expresión imperturbable. El destello ocasional de las luces de la ciudad delineaba sus rasgos.
De repente, el auto se desvió en un camino distinto, alejándose de las luces parpadeantes de la ciudad. El entorno cambiaba, y el aura que rodeaba a Kozlov se volvía más oscura, como si sintiera incomodidad de estar aquí.
Cuando finalmente nos detuvimos frente a un imponente edificio, la atmósfera a nuestro alrededor se volvió aún más asfixiante.
—Puedes quedarte en el auto o ir conmigo, es tu decisión—sugirió Kozlov, su tono frío y distante. La opción de permanecer en la seguridad del vehículo parecía tentadora, pero algo en mí me decía que sería mejor no quedarme sola.
—No, iré contigo—respondí con determinación, saliendo del auto. El guardia abrió la puerta y, con una mirada silenciosa, lo seguí al interior del edificio.
Subimos en el ascensor hasta, lo que parecía ser el último piso, las puertas dobles se abrieron revelando un salón majestuoso. En el centro había una gran mesa rectangular en la cual estaban alineados siete hombres de aspecto mayor que no inspiraban confianza para nada.
—¡Kozlov, cuánto tiempo!— exclamó uno de ellos, un hombre mayor con ojos sagaces. La falsa cordialidad resonó en sus palabras mientras nos rodeaban.
Kozlov asintió con frialdad, su actitud de desdén apenas disfrazada.
—¿Decidiste sentar cabeza al fin, Kozlov?— preguntó otro con su mirada fija en mí. Su sonrisa astuta indicando que ya había sacado sus propias conclusiones.
—No me interesa el juego del matrimonio, y no finjan como si no supieran quién es ella— respondió Kozlov, su voz, una mezcla de desinterés y rechazo.
—No eres tan joven como cuando empezaste, Kozlov. Necesitas asegurar la sucesión de la Bratva— declaró uno, su tono llevando consigo la amenaza.
—Mis asuntos personales no les conciernen, como tampoco creo que sea el motivo para el que me citaron aquí como una “emergencia”—replicó Kozlov con firmeza.
—Es exactamente de lo que queríamos hablar, ya que parce que siempre están lo suficientemente ocupado para ignorar todas nuestras llamas. Tu padre tenía visión, Kozlov. No puedes permitirte ignorar las responsabilidades familiares—Señaló otro, su tono más agudo. La sala se llenó de un silencio pesado, anticipando la respuesta de Kozlov.
—No tengo intenciones de seguir sus sugerencias. La sucesión no está en discusión y cuantas veces sigan mencionando el tema, los seguiré ignorado, no es de su incumbencia esto—Declaró Kozlov, su mirada fría desafiando a los hombres. Sin embargo, uno de ellos no se dejó intimidar por las palabras del Boss
—Estamos aquí en nombre de tu difunto padre. No te creas tan indispensable, Kozlov. Podríamos necesitar alguien más complaciente en tu posición, hay responsabilidades que no puedes evadir tan fácilmente.
Kozlov no respondió con palabras, solo tomó mi brazo y nos retiramos de la sala, dejando atrás la amenaza colgando en el aire.
El silencio se prolongó en el camino de regreso al auto, parecía que su cuerpo estaba aquí, pero su mente funcionaba en un lugar totalmente distinto.
Un par de minutos después, el auto se detuvo frente a la entrada de la mansión. Kozlov, con una mirada gélida, pronunció la primera palabra en mi dirección después de mucho tiempo.
—Baja—El guardia abrió la puerta, y sin esperar respuesta, él se adelantó para tomar el volante.
Una vez al mando, sin esperar a que el guardia volviera a subir, arrancó el auto a toda velocidad, alejándonos de la mansión.
El enojo que le había causado ir a ese lugar era muy notorio en sus acciones, quizás un tiempo a solas le ayudaría a aclarar sus pensamientos.
Lo que empezó siendo un día sin el Boss en la mansión se convirtió en dos, luego tres hasta ya había transcurrido una semana completa, y por alguna extraña razón eso me tenía más nerviosa de lo normal. A esto debía sumarle que en este tiempo las malas noticias no se hicieron esperar, ya que mi ausencia en Italia empezaba a pasar factura y ahora con la noticia de que Giovanni había desaparecido todo se volvía en mi contra.
El rugido del un motor en la entrada me puso alerta, la mansión no recibía muchas visitar, lo que solo podía significar que había vuelto. Asomándome por la ventana de mi habitación, lo vi tan serio como siempre.
Llevaba un conjunto deportivo y el cabello húmedo como si acaba de tomar una ducha, sea lo que sea que estuviera haciendo se estuvo quedando es otro parte todos estos días. Y yo creía saber donde por las ligeras marcas de golpes nuevas que llevaba desde la noche que me dejo aquí.
Lo vi entrar a la casa y un momento después mi puerta fue tocada antes de abrirse, mostrando al pelinegro que hace menos de nada estaba afuera.
—Alice—pronunció, su voz resonando con una gravedad—Hay algo de lo que debemos hablar, creo que ha llegado el momento de que sepas qué es lo que quiero en nuestro intercambio.
Y luego el tiempo se detuvo con lo que dijo después.
Primer capítulo del año, algo tarde, pero ¡Feliz Año Nuevo! Espero hayan tenido unas felices fiestas y este año sea de mucho éxitos✨️
Si les gustó el capítulo no olviden comentar y votar 💜
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