Después de una larga caminata, Yoongi dejó al tímido Jimin cerca de su casa, con la promesa de que el día de mañana él invitaría el almuerzo y lo que el pálido quisiera, Yoongi al verlo caminar sonrió por la ternura que le causaba el pequeño rubio, camino rumbo a su casa. El sol ya se había puesto, dándole la bienvenida al atardecer, a él no le importaba llegar tarde a su casa, así que iba caminando con pereza y recordando el día con su crush secreto.

Por otro lado Jimin iba pensando en su desastroso día y en la explicación que le daría a sus padres por llegar tan tarde, a diferencia de Yoongi, al pobre Jimin lo sobre protegían mucho dado a sus alergias y problemas de falta de comunicación, ya que el chico no era tan sociable, en su mente también se preguntaba el porque Yoongi el "matón" de la escuela, fue tan bueno con él y cuando comieron los helados, se portó tan atento y muy hablador siendo él muy tímido.

Sin darse cuenta ya estaba en la entrada de su humilde casa, sacó sus llaves de su pantalón y las ingreso en la cerradura, abrió la puerta y se sorprendió al no ver señales de sus padres, agradeció por un momento un poco de suerte, sin más subió las escaleras para ir directo a su habitación.

Puso pulcramente su mochila en su escritorio y empezó a sacar sus libros, ingreso a su cuarto de baño para darse una ducha, ya que se sentía pegajoso por la lechita de fresa que Min-jae le tiró en la cara y el sudor en su piel por correr con Yoongi.

Un rato después salió con un shorts azul y una playera sin mangas, con la toalla envuelta en su cuello, inevitable se miró en el espejo, el chico tenía complejos como todo adolescente con su físico, miró sus delgados brazos, su abdomen plano, sus cortas y delgadas piernas, su cara añiñada, que a pesar de tener 17años no tenía rastro de un rostro un poco más maduro, al parecer su pubertad estaba tardía y se preguntaba diariamente si alguna vez irá a cambiar su aspecto, con resignación, fue a su escritorio y empezó a estudiar como de costumbre.

Por el otro lado, Yoongi llegó a su mansión, tiró la mochila por dónde fuera al igual que sus zapatos y caminó en calcetines hacía la sala de estar, tomó el control remoto y encendió la gran pantalla, se dispuso a cambiar canales hasta encontrar algo que ver, su teléfono vibró en un mensaje.

𝐉𝐚𝐞.
¿Que es lo que tramas, Min?

𝐘𝐨𝐨𝐧𝐠𝐢.
¿De que hablas?

𝐉𝐚𝐞.
Me dijeron que te fuiste con él nerd rubio, pero no iba dañado de ningún lado.

𝐘𝐨𝐨𝐧𝐠𝐢.
¿Y desde cuándo a ti te interesa lo que le pase al nerd?, tú misma lo rechazaste delante de toda la escuela y tu humillación no fue muy piadosa, no conocía ese lado tuyo, primor.

𝐉𝐚𝐞.
Se lo merecía, ojalá hubieras leído el zar de estupideces que me escribió en esa carta, lo peor es que me sorprende, él siempre me miraba a hurtadillas y recibir ese tipo de recados por su parte, lastimó una parte de mi.

𝐘𝐨𝐨𝐧𝐠𝐢.
¿Me creerás que esa carta no era para ti?

𝐉𝐚𝐞.
No.

𝐘𝐨𝐨𝐧𝐠𝐢.
Lamento decirtelo, pero es cierto, yo tengo tu carta, la que llegó a tus manos, era para mí.

𝐉𝐚𝐞.
¡¿En serio?!, ¿Y que decía?.

𝐘𝐨𝐨𝐧𝐠𝐢.
Buenas noches Min-jae, descansa.

Yoongi sonrió por su respuesta e ignoró las respuestas de la castaña, no iba a permitir que de ninguna manera, nadie arruinara sus planes con el rubio tímido que su nombre lo tenía bien memorizado, al igual que su lindo rostro, Park Jimin.

𝐶𝑜𝑛𝑡𝑖𝑛𝑢𝑎𝑟𝑎...