Min Yoongi sonrió al ver entrar a su rubio a la cafetería, solo dos de sus amigos estaban con él, obviamente no haría pagar a Jimin las estupideces que pidieran sus amigos, él solo pediría un juego al igual que sus dos amigos.

El rubio se acerco tímidamente a ellos, Yoongi lo observo de pies a cabeza, en su cabeza pasaba lo lindo y tierno que se veía a sus ojos, lo tomó de la muñeca y lo llevo a dónde despachaban los pedidos.

Yoongi tomó una bandeja y empezó a meter comida que siempre había visto comer a Jimin, sus amigos solo pidieron el jugo que les había indicado, el rubio pago por todo y se fueron a sentar a la mesa que usualmente ocupaba el pelinegro, con temor Jimin tomo asiento y Yoongi dejó la bandeja de comida frente a él.

-Anda, come.

Señaló la bandeja y Jimin se sonrojó.

-P~pero Hyung, e~eso es, es tu~tuyo.-Tartamudeo un poco.

-No me gustan las cosas dulces, en cambio a ti si.-Jimin abrió completamente los ojos y se sonrojó.

Él no pensó que el mayor supiera lo que él siempre comía en el almuerzo, los mayores empezaron a hablar de temas desconocidos para Jimin, pero en ningún momento Yoongi dejó de mirarlo de reojo, observando como comía tímidamente, Jimin era curioso, pues escuchaba su plática, su plan era que el menor se relajara con su presencia y las de sus amigos.

-Hyung, te quería preguntar algo.

Jimin junto sus manos en son de nerviosismo, con las mejillas rojas y los ojos en el suelo, Yoongi lo miraba extrañado, pero atento.

-Dime.

-¿Tendrás la carta que era para Min-Jae?.

-Puede ser, ¿Por qué?.

-E~es, es que ella me habló en la mañana y me pidió la carta que era para ella y quería saber si me la p~po, p~podrías d~dar...

-¿Y ella para que la necesita?.

-N~no, no lo sé, Hyung.-Mintió.-¿Si puedes darmela?.-Lo miró suplicante.

-¿Que me das a cambio?.

-¿Q~que, que quieres?.

-Quiero una igual, pero que sea para mí persona.

Jimin abrió los ojos completamente, pero asintió, pues era su única alternativa para que el pálido le diera la carta de Min-Jae y la castaña le pueda perdonar.

Ambos caminaron hacía el locker de Yoongi y sacó el sobre de la carta que aún conservaba, personalmente no se la quería dar, pues aquella carta que cayó por error en sus manos, fue su pase para poder acercarse de otra manera al rubio, se la entrego y el menor le agradeció con inclinaciones que lo hicieron reír por la emoción que mostró, se despidió de Jimin y cada uno fue a su respectiva aula.

Yoongi suspiraba en el asiento, miraba a la ventana importandole un comino la clase del profesor Lee, Jimin, su rubio Jimin, tan adorable con sus lentes y mejillas regordetas, sus pomposos labios que él se imagina serían tan suaves como su portador, así eran sus días de escuela, pensando en Park Jimin, el chico tímido por la cuál estaba enamorado desde hace tres años y por quién había reprobado dos para estar un tiempo más con él.

Las clases terminaron y Jimin iba más nervioso que nunca, literalmente iba temblando, estaría por fin cerca de su crush de años y le entregaría la carta que de un principio sería para ella. La castaña estaba sola esperando aburrida, Jimin se acerco tímidamente a ella quien lo recibió sin inmutarse.

El rubio le extendió la carta y ella la tomó con su perfecta manicura, sacó la hoja del escrito y empezó a leer, Jimin estaba hiperventilando a causa de los nervios y miedo por la reacción de la castaña. Ella terminó de leer y volvió a doblar la carta y la metió en el sobre nuevamente, suspiró y Jimin la miró atento.

𝐶𝑜𝑛𝑡𝑖𝑛𝑢𝑎𝑟𝑎...