¡Conocela y comprendela!

ㅡ¿Terminaste? ㅡpreguntó (Nombre) después de ver a Haganezuka diez días después de haber ido a la aldea de herreros por una nueva espada. El herrero aguardaba la ira que le provocaba la insolencia de la cazadora sin embargo debía aguantarse, no sabía por qué le hacía caso al viejo pero acataba las instrucciones de quien le crióㅡ. Bien. Estoy lista para mi futura muerte, quien diría que moriría por un herrero.

ㅡSolo tómala y largate ㅡañadio Haganezuka todo irritado, (Nombre) sonrió y tomo la espada para desenfundarla y verla cambiar de color, al de siempre.

ㅡFue un no gusto, aún así gracias por hacer otra espada para mí.

La velocidad en la que se movió asombro al hombre, y más aún cuando su máscara cayó de nueva cuenta rota por la mitad además de que escucho la risa de la cazadora y de un momento para otro tenerla de frente mirándolo relativamente cerca.

ㅡ¿Qué mierda haces? ㅡpreguntó incómodo, retrocediendo un paso haciendo sentir como un tonto adolescente. La vio tomar su hombro y volvió a sonreír.

ㅡMe alegra conocer al verdadero Haganezuka ㅡañadio ellaㅡ. Diría que espero verte pronto pero si eso pasara, ambos nos moleremos a golpes. Adiós.

Y desapareció.

Tres años después.

ㅡMe alegra mucho verte otra vez, (Nombre) ㅡdijo el abuelo líder de la aldea de herreros.

ㅡEstaba relativamente cerca de mí última misión ㅡrespondio (Nombre) toda sucia y hecha un desastre. Ahora que ya era rango Kinoto sus misiones eran aún más peligrosas y cada vez la línea de la vida y la muerte era muy cerca, debido a que pronto podría ser llamada para ser un pilar o incluso encontrarse con una de las doce lunas demoníacas o peor aún. Encontrarse con el mismísimo Kibutsuji Muzan, el líder demonio.
Sin duda su mente siempre estaba en algún lado cuando tenía descanso aunque también se le hacía raro recibir cartas de Tecchikawahara sama hablándole bien sobre Haganezuka, por eso había decidido aceptar el descanso en la aldea aunque le haya quedado una finca más cerca; quería preguntar las intenciones que tenía el abuelo pues no la había dejado en paz en esos tres años que habían pasadoㅡ. Tecchin sama

ㅡHaganezuka fue un niño problemático desde bebé, le crié por qué le había causado muchas molestias a sus padres ㅡhablo primeroㅡ. Fui yo el que le dio el nombre. Te haz dado cuenta de su temperamento ya siendo adulto, se comporta como un niño berrinchudo y es un poco mal hecho por las espadas pero tiene una gran pasión por ellas, sin embargo la gente suele tenerle miedo en especial las mujeres, por ello es que no se ha casado aún.

(Nombre) asentia de forma lenta intentando hacerle ver a Tecchin que fuera al grano.

ㅡHaz sido la primera mujer que le enfrenta, que no le tiene miedo ㅡ(Nombre) le detuvo con un movimiento de mano.

ㅡ¿Quiere que me case con Haganezuka? ㅡpregunto toda incómodaㅡ. ¿Está loco? ¡Estoy en el punto más alto de mi vida como cazadora de demonios! ¡No puedo casarme ahora! ¡No quiero!

ㅡYa tiene treinta y cinco años y... ㅡañadio el abuelo.

ㅡ¡Y yo soy como doce años más joven que él! ㅡgrito (Nombre) levantándose y moviendo las manos de forma erráticaㅡ. ¡Jamás me casaré, mucho menos con el viejo ese!

Y sin más salió.

Se detuvo en uno de los techos, el dolor en su costilla le estaba matando pero le era más importante irse.

Aunque una ducha en esas aguas termales se le hacía irresistible.

ㅡSolo por hoy.

Adoraba la amabilidad de la gente por ser cazadora. Después de un relajante baño en las aguas termales, fue a la finca donde le dieron una deliciosa comida y durmió un par de horas después.

Esta vez no se sentía tan herida así que solo tendría ese día para descansar y a la mañana siguiente debia volver a su misión como cazadora.

Despertó por el sonido insesante de su cuervo Kusaragi quien como no le hacía mucho caso comenzó a picotearle la cabeza.

ㅡ¡Ya desperté! ㅡgrito intentando aullentarlo pero este la siguió golpeando por un buen rato.

ㅡ¡Debes ir a las afueras del distrito rojo! ㅡaviso el cuervoㅡ. ¡Hay asesinatos de hombres y mujeres que tenían hijos! ¡Ve a las afueras del distrito rojo!

Se quedó pensando un rato después de que el cuervo se marchará.
Su mente estuvo absorta en su siguiente misión, ni siquiera desayuno solo se cambió y salió dispuesta para irse sin embargo se topo con Tecchin en la calle principal.

ㅡ¿Ya te vas, (Nombre)? ㅡpregunto el abuelo herrero y (Nombre) asintió sin masㅡ. Por favor reconsidera lo que hablamos.

ㅡSere una deshonra para Haganezuka ㅡsusurroㅡ. Me tengo que ir, me han dado una nueva misión. Adiós

Se inclino y marchó de allí, pero antes se detuvo a ver una tienda de Kimono y Yukatas así que entró y compró cualquier Kimono que le quedara grande para poder esconder su nichirin, al parecer sabía bien de aquel distrito y se estaba preparando.
Cuando salió se encontró con Haganezuka comiendo dangos frente del local, tenía la máscara de lado para comer. Ambos se miraron pero (Nombre) al recordar la platica con Tecchin desvío la mirada y continuó su camino.

ㅡNo puedo casarme... Aunque quisiera.

ㅡHaganezuka ㅡel hombre giro con rapidez asustado, intentó calmar su respiración cuando noto quien era y guardo su cuchilloㅡ. ¿Qué haces? Aún no sale el sol, es peligroso.

ㅡTengo que regresar a la aldea pronto, aún tengo trabajo que hacer ㅡrespondio, los dos se quedaron en silencio, uno incómodo. Ella por la propuesta del abuelo y él por qué aún no olvidaba el melocoton de (Nombre) y que también la vio con ese atrevido kimono que había comprado en su aldea antes de marcharse. Atravez de su máscara la miró con detalle: tenía el kimono roto y sucio con barro y tal vez sangre, no traía zapatos y podría decir que estaba herida en su rostro además de que una de sus piernas estaba descubierta dejando ver su nichirinㅡ. Estas herida.

Ella se miró a si misma.

ㅡTuve una misión cerca del distrito Rojo, el demonio dio batalla y me hizo perseguirlo hasta aquí ㅡrespondioㅡ. Desapareció apenas te vi, tal vez por que estaba a nada de amanecer. Mejor vuelve con cuidado.

ㅡ¿No iras a sanar tus heridas? ㅡpregunto preocupado.

ㅡNo, seguiré al demonio hasta matarlo ㅡrespondio dándole la espalda lista para irse pero algo la detuvo.
El viento era el único sonido que había, miro hacia el cielo aún notando el amanecer, como si estuviera detenido, ya llevaba varios minutos así y eso la confundió.

Haganezuka solo la miraba confundido pero de un momento a otro la tuvo frente a él protegiendolo de un corte que ella recibió en el pecho. El demonio que ella perseguía apareció intentando matarlo pero gracias a ella eso no pasó.

ㅡ¡(Nombre)! ㅡla sostuvo en sus brazos para que no cayera al suelo sin embargo ella ya se había levantado y ya estaba en postura para atacar al demonio.

ㅡRespiración de Rosas. Décima postura. Jardín de rosas rojas ㅡel olor a flor inundó las fosas nasales de Haganezuka y miró embelesado el hermoso paisaje pero más aún la belleza que la cazadora de demonios daba: una postura tranquila y aquel brillo rojizo en su nichirin.
En un movimiento rápido ella ya estaba detrás del demonio al cual se le cayó la cabeza junto con algunos pétalos rojos haciendo que se desintegrara y sobre todo, el cielo avanzó el amanecer de forma rápida haciendo que los primeros rayos del sol cayeran sobre (Nombre) quien guardo su espada y sonrió hacia arriba, Haganezuka noto las lágrimas y aquella frase salir de los labios de ella.

ㅡHan sido vengados...

Corrió rápidamente y llegar a sostenerla antes de que tocará el suelo. Se había desmayado por la herida del pecho.
Haganezuka se quito el haori y se lo coloco a ella, la mañana era fría y utilizó algunas partes de su ropa para cubrir sus heridas, se acomodo su equipaje en su pecho y cargo a una inconsciente (Nombre) en su espalda. Sintiéndose raro por sentir de nueva cuenta su piel contra la de ella.

Olía a flores.

Se despertó con sed, busco con la mirada agua pero se encontró con el rostro sin máscara de Haganezuka.

ㅡHaganezuka ㅡhablo haciendo contacto visual con él haciéndola sonreirㅡ. Es un buen despertar, encontrar un hombre guapo. Aunque este loco.

Hotaru rio.

Luego la ayudó a sentarse y darle un poco de agua.

ㅡEse demonio, asesino a tu familia ¿Verdad? ㅡse atrevió a preguntar. Desde el camino hasta la aldea más cercana se preguntó ello y a pesar de no tener mucha comunicación con ella, quería preguntar.

La vio quedarse callada mirando el futon en donde dormía.

ㅡSi ㅡrespondioㅡ. Vivi en esa misma villa, ese mismo demonio mató a mis padres y fue el causante de mi tragedia en mi infancia.

Haganezuka guardo silencio creyendo que era suficiente preguntar.

ㅡTenia cinco años. Mi familia era artesana de Furin, éramos felices pero una noche fue diferente, mis padres me protegieron con su propia vida ㅡañadioㅡ. Al ser la única que sobrevivio, me quedé sola pero no tardó mucho para que alguien más fuerte que yo me hechara de mi propia casa. Dure cuatro años en la calle en el distrito rojo ㅡla vio tocarse los brazos, estaba temblando y entendió el infierno que vivío en ese lugarㅡ. Hasta que un hombre intentó venderme a otro, ahí fue cuando conocí a mi maestra. Ella me cuido y enseñó todo lo que se. Por eso, ahora...

Se miraron a los ojos, los orbes (C/d/O) estaban cristalizados y algo se estrujo dentro de él.

ㅡNo puedo casarme contigo ㅡañadio sorpenediendoloㅡ. Ya no soy digna de poder casarme con alguien, no puedo aunque quisiera.

Haganezuka se quedó mudo mientras la estaba mirando llorar. Era la primera vez que eso pasaba, siempre la veía fuerte y altanera pero ahora parecía vulnerable, indefensa además de que entendió las órdenes del viejo Tecchin; creyó que era perfecta para él por cómo sobrellevaban su relación Cazador-Herrero pero se preguntó si al menos conocía algo de ella.

ㅡYo me casaría contigo de todas formas ㅡsolto sin más, acariciando su espalda para darle un poco de animo, ella lo miró sorprendida pero las lágrimas aún caían por sus rosadas mejillasㅡ. Me casaré contigo.

ㅡNo digas eso ㅡdijo (Nombre)ㅡ. No sería honorable tener a alguien como yo de esposa...

ㅡNo me interesa ㅡagrego tomando sus manos, intentando que aun mantengan el contacto visualㅡ. Cásate conmigo (Nombre) aunque realmente yo seria la deshonra, soy demasiado viejo para ti.

ㅡHaganezuka...

ㅡLlamame Hotaru

Y el interior de ambos se sintió cálido.