La calle se oía relativamente silenciosa, madres e hijos pasaban por esa calle, además de mujeres ancianas. En un dia de verano, alrededor del medio dia, arboles grandes y verdosos, que eran la razón de la sombra y poca luz que podía filtrarse en la calle. Junto con el leve frio que había.

Por la avenida, paseaba una joven peli-____, a leguas se veía su juventud, apenas llegados los 20 y ni siquiera llegando al segundo lustro; con cierto atractivo debido a su edad, levemente maquillada y con ropas vivas, primaverales y zapatillas con algo de tacón.

Pero aquí un detalle destacaba.

De la mano, dando pequeños pasitos y con una paleta en la mano, se encontraba un pequeño cachorro de lobo; feliz mientras comía su dulce.

Mas detrás de ellos, habían ciertas miradas femeninas, como las de un juzgado o un acechador que al verlos pasar, no podían evitar hablar a sus espaldas.

—¿Lo sabias? Esa mujer tuvo a aquel pequeño a los 17 -se oía la primera voz.

—¿En serio? -otra voz soltó una risa seca-. Vaya, pero que manera de desperdiciar su vida -acompañado de ese comentario, estaba una mirada ámbar hostigosa.

—Deja eso, es madre soltera, del padre no se sabe nada.

—Pff, vaya mocosa idiota, todo por una noche -eso le hizo fruncir el ceño levemente, debido al insulto que le habían dado.

—No falta mucho para que vengan los de servicios sociales a quitarle al niño por no tener figura paterna.

Murmullos como esos se oían en un tono por debajo del sonido de los zapatos de la joven, intentando ser discretos pero al mismo tiempo, en el fondo, ser escuchados por la mencionada de dichos chismes.

Pero ese ultimo comentario le hizo parar su caminata en seco. Y un ceño de preocupación apareció en su cara, haciendo que después, ella llevara una de sus manos a su boca; pues en su mente había ocurrido un terrible escenario.

El menor al notar que la joven había parado su caminar, volteo a ver curioso y al mismo tiempo preocupado a la fémina.

—¿Mami, pasa algo? -llamo el cachorro a su madre, jalándole levemente de la mano.

La peli-____ salió de su trance y miró al pequeño. Se inclino hacia su altura, lo acercó a ella y le dio un beso esquimal.

—No mi vida –dijo mientras tomaba al niño entre sus brazos para cargarlo–, ven mi amor, vamos a casa.

Un par de minutos después los murmullos volvieron, pero en menor intensidad. Al saber que la oji-____ las había escuchado, querían guardar más discreción; pero ella no quería pelear, ella definitivamente no podría ganarles en una pelea a aquellas beastman.

Aún así solo se resignó a no escuchar del todo, cualquier cosa debía estar alerta.

—¿Cuánto tiempo creen que aguante antes de que el trabajador social se entere que no tiene esposo y venga por el niño? –se reinicio la conversación.

—No mucho, les apuesto a que antes del festival del aniversario 10 de Anima City, el mismísimo Shirou Ogami le hará una visita y se llevará al niño.

Una de ellas soltó un suspiro.

—Ah~, lo que yo daría por una visita de Ogami-san –el tono que se oía era ansioso y dulce.

—Pero para eso deberías portarte mal~ –musitó otra voz en un tono pícaro seguido de unas risitas.

—Bueno lo peor sería que fuera humana, el detective Shirou odia a los humanos a morir –finalizó una de aquellas mujeres y fue lo último que alcanzó a oír.

Ahora tenía una nueva preocupación, gracias a aquellas beastman, sabía de una persona que aunque no había visto nunca, debía temerle.

Shirou Ogami, definitivamente si pensaba en ese nombre le daba miedo, por el hecho de lo que él podría hacerle.

Un detective y agente de servicios sociales que odia a los humanos y puede quitarle a Haru, no era una combinación que le beneficiara.

Y como si el pequeño le leyera la mente y leyera sus preocupaciones, comenzó a restregarse en su cuello y hombros, como una caricia o calmante.

Abrazo al niño más fuerte apreciando su acción y beso su cabeza con cariño.

Caminaron unos minutos más y finalmente llegaron a una casa de colores amarillo pastel, con dos pisos, dos ventanas al lado de la puerta, un balcón en el segundo piso y tejas en el techo.

—¡Llegamos!~ –exclamaba el cachorro entrando con viva energía a la casa.

Y apenas cruzó el umbral de la casa, el menor dejó su forma de beastman para tener la apariencia de un pequeño de ojos azules como el mar, piel blanca y cabellos como la nieve.

—Haru quítate los zapatos –dijo la peli-____ mientras cerraba la puerta detrás de ella.

El de ojos azules obedeció sonriente y después fue corriendo hacia la sala.

—¿El correo no llegó hoy? –preguntó el pequeño de cabellos albinos.

—No mi amor, no hay correspondencia, pero seguro llegará mañana –respondió la fémina con voz dulce.

—¡Yay! La carta del abuelo llega mañana –exclamaba el menor.

La correspondencia normal en Anima. City les llegaba de la manera habitual y común a todas las demás. Pero había un tipo de cartas, ese tipo de cartas, que sólo una persona les podía hacer llegar.

Marie…

—Ahora vamos a comer –dijo la fémina intentado distraer su mente.

—¿En el jardín? –pedía el infante haciendo un tierno puchero.

La oji-____ no podía negarse nunca a una petición de él, siempre tan lindo, tierno, dulce y amable.

Curveo los labios de manera suave y agraciada, mostrando una sonrisa de esas que solo a una madre le salen.

—En el jardín –aceptó y el pequeño se lanzó a sus brazos feliz para un abrazo.

Aunque aquella casa de frente se veía estrecha y algo vieja, era larga en el interior; además, de tener un hermoso y bello jardín con muchos árboles altos y flores, que parecía en vez de un jardín una bella jungla.

Al terminar de comer la joven hizo que el pequeño cachorro recogiera los platos menos pesados y después que jugara un rato en el jardín, mientras ella lavaba los platos que usaron.

Mientras hacía su deber, pensaba en lo que ahora debía hacer, como una lista en su cabeza:

“La comida se está acabando, es momento de ir a comprar más”

“Cortinas nuevas, estas no cubren bien lo que pasa dentro de la casa y no combinan con el color”

“Haru necesita ropa nueva”

“Tengo que enseñarle a limpiar y ordenar los platos. También enseñarle a hacer su cama, estoy segura de que si lo vuelvo un juego, no se negará”

“La carta de Fenrir llega mañana, tal vez tenga noticias sobre las montañas”

“Shirou Ogami”

Ese nombre se coló en sus pensamientos de una manera que ella no quería. No le gustaba salir mucho o mostrarse demasiado, aunque por Haru iba a parques y le dejaba jugar con otros niños.

¿Pero quien podría proporcionarle información sobre Shirou Ogami?

¿Gram Grandma? No, ella dijo que estaría ocupada las semanas antes del aniversario 10 de Anima City, no quería molestarla.

¿El señor Flip? Definitivamente no, cuando se le buscaba sin haber hecho cita antes se enojaba y daba miedo. Aunque con ella y Haru fuera un poco más amable y accesible que con los demás.

¿Nina? No, no quería molestar a la más joven que ella e hija del señor Flip, y de seguro por su edad no conoce nada sobre él o ni le interesa.

¿Fenrir?

Negó con la cabeza

El abuelo de Haru estaba lejos, y aunque su carta seguramente llegaba mañana, quien sabe cuando llegaba él; probablemente llegaba días después, y ella necesitaba la información ahora. Si no su cabeza no la dejaría en paz.

Solo le quedaba una opción dentro de su círculo de conocidos beastman, la misma que le hacía llegar ese tipo de correspondencia, las cartas humanas.

Si suponía ella llegaba mañana junto con la correspondencia de Anima City para no levantar sospechas, podría verla y pedirle información sobre el agente de servicios sociales; no había nada que Marie no supiera.

—¿Mami ya acabaste? –Haru entró a la cocina.

—Si mi amor –respondió ella y se acercó al pequeño.

Era tan lindo, ojitos azules como el mar, brillantes, soñadores y llenos de esperanza, piel blanca y suave al tacto, todo eso le recordaba a Akiko; aunque el cabello no fuera de su difunta mejor amiga.

Acarició el rostro de Haru con suavidad, para después seguir con el cabello blanco y algo rebelde del menor, suponía era del padre.

—¿Mami ya podemos ir a jugar? –preguntó el cachorro sacándola de su trance y haciéndola volver a la tierra.

Ella como última acción antes de levantarse, le beso la frente con amor.

—Si Haru, ven vamos –tomó la mano del pequeño.

No había lugar en el cual no quisiera estar si no era con su pequeño, le amaba con todas sus fuerzas y lo daba todo por él.

Porque Haru aunque no fuera su hijo de sangre, y ella fuera una humana viviendo en Anima City, lo adoraba y era su motor para seguir siempre.

OK, había dicho que me nacían ganas de hacer un fic de BNA y helo aquí.

Deberia estar actualizando ROMMIE, o Enferma Necesidad, o el con solo dos capítulos Chico del cabello negro

Pero no, aquí vengo con un fic nuevo.

Y esque realmente esta idea no la quería soltar. Mil perdones y funenme si quieren

Pero disfruten de su lectura y no olviden comentar, votar no es igual de importante si no tengo sus comentarios u opiniones de este nuevo fic.

Dedicado a AhriaNee