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Después de pasar una linda tarde entre risas y calmadas conversaciones las familias reales tuvieron que partir caminos aunque para ambos príncipes era lo que menos querían.

—Jak- Principe Jaeyun, ¿cuando te volveré a ver? —Sunghoon sostenía su mano evitando que saliera del comedor.

Jaeyun le sonrió cálidamente aferrándose más su mano —Amor, no estaremos mucho tiempo separados, pronto nos casaremos.—Sunghoon tenía la cara completamente roja. —¿A mi comprometido le dan vergüenza los apodos de parejas? —Jaeyun tenía una sonrisa pícara, provocándolo.

—¡Claro que no! Yo te iré a buscar pronto... cariño.

Todos los presentes reían cálidamente ante tal escena, Sunghoon tenía hasta el cuello y orejas rojas de la vergüenza.

Jaeyun decidió dejarlo en paz por el momento, así que se despidió cortésmente de la familia real saliendo del comedor no sin antes dirigirse a paso seguro con Sunghoon, tomar su cara con ambas manos y plantar un beso enfrente todos.
Taehyung casi se desmaya.

—No podré esperar hasta que vayas a buscarme.—le susurró aún en sus labios.

Sunghoon sonrió—Tampoco yo.

Salió rápido del palacio y Sunghoon casi sale corriendo detrás de él, más fue detenido por Heeseung que le daba la mano en forma de despedida.

"Auch, que fuerte agarre"

Namjoon y Seokjin saludaban desde lejos a las hadas que subían a sus carruajes mientras tanto Sunghoon masajeaba su mano.

La boda se celebraría dentro de unos meses más, tomando en cuenta que tendría que ser en un periodo de calma, la seguridad sería primordial y tendrían que preparase adecuadamente, porque claro estaba que no querían ser atacados en medio de la celebración.

Al principio la idea era algo pequeño y rápido pero mientras Taehyung más lo pensaba más descartaba la idea, su lindo hijo se casaría obviamente que sería la mejor boda que le pudiera dar, planeaba hacer decoraciones de perlas preciosas, Heeseung proponía hacer carruajes de oro y la alfombra sería de lindas flores pero Jimin les detuvo, en medio de una guerra no podían permitirse tantos lujos, así que sería una boda linda y cálida, no lujosa.

Para Jaeyun estuvo perfecto, él solo quería casarse con Sunghoon en cuanto antes y terminar con la maldita guerra.

Las naciones de ambos reinos deseaban la boda rápidamente al igual que la familia de los novios y los mismos novios.

El matrimonio ya estaba bendecido por sus pueblos ya no quedaba nada más, Jaeyun y Sunghoon estaban felices y ansiosos por estar casados, claro si podrían sobrevivir en la guerra.

Las semanas pasaban y solo se podían ver destrozos por las tierras, las hadas contribuían enormemente con la recuperación de Ilionis, pero había situaciones en donde era mejor dejar el daño y luego volver a restaurarlo, aún era peligroso moverse por terrenos de Ilionis.

Se habían situado batallas en Fairya, Yainam y Hangut la capital de la nación humana, todas causando grandes perdidas materiales y humanas.

Los humanos había atacado a los trolls y a los elfos cuando la explosión en Yainam sucedió, ambas naciones habían quedado destrozadas, no podían pelear ni protegerse. Solo esperaban el resultado de la guerra, deseando lo mejor para ellos mismos.

Los humanos enfurecieron al saber que sus planes no iban tal y como los habían predicho.
Necesitaban a los vampiros vulnerables pero al contrario de sus deseos, los Vampiros estaban más listos y preparados que nunca, en cualquier momento los acabarían. Y las hadas no les daban batallas fáciles, ya se habían dado cuenta que no las aplastarían tan fácilmente, las subestimaron.

Tuvieron que acudir a más ayuda de la alquimia, sus conocimientos los ayudaban a salir y pelear grandes batallas pero no a ganarlas. La alquimia necesitaba mucho tiempo y dedicación para poder tener completo control sobre ella y ningún humano tenía ni dedicación y mucho menos tiempo.

Además de que ambas naciones enemigas ya tenían conocimientos del uso de la alquimia en sus estrategias, los humanos ya no tenían el factor sorpresa haciéndoles perder varias batallas.

La guerra liderada desde el punto de vista de Sunghoon y Heeseung aún era peligrosa pero ya no era imposible.

Ambos salían al campo de batalla a pelear, aunque Heeseung estando en medio de coronaciones para tomar el reino, no se presentaba tan seguido al campo de batalla aunque el quisiera hacerlo, en cambio su hermano Jaeyun ya era toda una leyenda, apodado la mariposa venenosa, bastante divertido para Jaeyun pero no para quién lo miraba pelear.

Belleza y sigilo era la combinación que  asesinaba a quien se interpusiera en su camino sin titubear, era temido por muchos soldados humanos.
Aunque Niki siempre terminaba regañándolo por sobrepasarse, ambos se quejaban pues las alas de Jaeyun fueron sanadas en Feirya, la capital de la nación de las hadas obviamente tenía tecnología para curar y restaurar alas así que no fue nada imposible curarse tan pronto.
Niki seguía cuidándolo pero Jaeyun quería salir y pelear.

Sunghoon en cambio se mantenía como un heredero al trono firme y orgulloso de su linaje imperial, dando comandos y tomando decisiones importantes para el curso de la guerra.

Peleando por la paz y su pueblo, era otro gran temor en medio del campo de batalla, se convertía en un demonio sediento de sangre, haciendo temblar incluso a otros soldado vampiros.

Aunque Sunoo reía de él al final del día, cuando por las noches suspiraba pensando en su amado, estaba feliz de que Jaeyun estuviera luchando en batallas también, sabía que Jake era un gran guerrero pero de verdad le preocupaba su gran deseo de verlo, lo extrañaba demasiado.

A veces cuando estaban en territorios no tan alejados del otro corría hacia Jaeyun para estar junto a él en pequeños lapsos de tiempo de descansos.

Aunque siempre terminaba regañado y siendo tratado de sus heridas o haciéndolo en lugares secretos en momentos donde ambos se ponían calientes.

Si, ambos habían avanzado a pasos de gigantes en su relación, la tensión sexual que se notaba desde kilómetros hizo de las suyas en cuanto Sunghoon supo que su prometido era su amado además, Jaeyun lo incitaba demasiado.

—Cariño, llegué.

—Tonto, te dije que tocarás.

Jaeyun salía del baño con una bata para dormir al rededor de su cuerpo. Sunghoon entraba por la ventana del pequeño castillo donde se encontraba Jaeyun. Era un castillo en medio de la zona de batalla acomodado para los dirigentes de alto rango para descansar.

—¿Necesito pedir permiso para entrar al cuarto de mi futuro esposo?

—Hey, tocar es simple cortesía. No puedo creer que el príncipe heredero no tenga modales y etiqueta. —Jaeyun negaba con la cabeza dando suspiros de negación.

—Pronto dormiremos juntos en un solo cuarto, solo estoy practicando. —Sunghoon levantaba los hombros restándole importancia.

—¿Y esa sangre? ¿Te heriste? Sunghoon, tienes que tratarte.

Jaeyun dejó de jugar en cuanto se dio cuenta de la sangre que caía del brazo izquierdo de Sunghoon.

—No te preocupes, es sangre de humano. Además mi lindo prometido me curará siempre que me lastime.

—Te va a curar el culo si te sigues lastimando.—Jaeyun bufaba molesto.

—Ya amor, ¿y mis besitos?

Sunghoon camina a Jaeyun con labios abultados tratado de calmarlo pero este solo lo aleja.

—Ew, estás lleno de sangre humana, si su majestad quiere besitos primero necesita bañarse.

Sunghoon entró al baño con un puchero y una toalla en manos extendida por Jaeyun.

Una vez fuera, Jaeyun secaba su cabello, Sunghoon estaba sentado en el suelo recargando su espalda en las piernas de Jaeyun que estaban sentado en un sillón.

—Mañana será la última batalla en el borde de Haungut, si logramos pasar entraremos a la capital y podremos tomar el castillo.

—¿Estás nervioso?

—...Si

Jaeyun dejó la toalla de lado, levanto a Sunghoon del suelo, parándose ambos lo abrazó.

—Lo conseguirás Sunghoon y al fin pondremos fin a esta guerra sin sentido, no te preocupes, además tu lindo esposito puede curarte incluso de la muerte. —le guilla el ojo.

Sunghoon ríe mirando a Jaeyun a los ojos aún en el abrazo, besa su frente y lo apega más a él.

—¿Tú estas bien en Yainam? —pregunta preocupado.

—Claro que si tonto, no dejare que nadie pase hacia la capital, Heeseung protegerá Feirya así que solo preocúpate por ir a ese castillo y despedazar en trozos pequeños como filetes para dárselos de comer a los demonios en el abismo a los estupidos, egoístas y malvados de los humanos que se atrevieron en poner en peligro a todo el planeta. Se merecen estar en el maldito infierno siendo comidos vivos mientras sus sesos son esparcidos por-

—Wow, eso está fuerte.—Sunghoon lo interrumpió asustado.

—Gracias.—Jaeyun le sonreía cálidamente pero Sunghoon lo miraba pálido.

—Bueno basta de guerra, ahora si quiero mis besos—Sunghoon le decía coquetamente, caminaba a pasos ligeros con Jaeyun en sus brazos hacia la cama.

Jaeyun reía mientras se dejaba arrastrar por Sunghoon que le daba cálidos besos en toda la cara.
Sunghoon se había vuelto mucho más atrevido con el paso de los días, claro porque aprendía todo de Jake y no ayudaba que esté era todo un diablillo.

Se recordaba a si mismo que Heeseung mataría a Sunghoon cuando se enterará de lo que hacían por las noches cuando su hermano intentaba llamarle por medio de esferas encantadas y Jake no contestaba. Así que todos en el castillo tenían que hacerse de oídos sordos y vista ciega.

Cayeron a la cama, Sunghoon apoyaba su cuerpo en Jaeyun no dejándolo escapar

Jaeyun río—Como deseé su majestad, pero si me vuelves a morder una ala te mato, ¡tus colmillos duelen!

Sunghoon reía divertido mientras desvestía a Jaeyun —Mmm, no puedo prometerte nada.

Las tres naciones esperaban con ansias las noticias, ¿que había pasado en Haungut?
Todos tenían cosas que hacer, algo que proteger o tareas que realizar, pero siempre estaba con ellos la desesperación de tener noticias y saber que por fin la tonta guerra acabaría.

Heeseung lideró la batalla en Feirya, dejando una victoria total para las hadas.

Niki lideró en Yainam con Jaeyun apoyándole de cerca, la batalla había sido fácil y rápida, los humanos ya estaban cansados, no tenía fuerza, ni una moral alta, estaban resignados a perder.

Pero mientras Sunghoon no entrará al castillo y cortará las cabezas de aquellas personas que fueron las causantes de tantos desastre y muertes de incluso inocentes de su propia raza por razón idiotas, ambiciones y egoísmo la guerra seguiría siendo una catástrofe para Ilionis.

Un pájaro venía volando desde lo lejos, cuando lo vieron dirigirse hacia el castillo supieron que eran las noticias de la batalla en Haungut.

Se preguntaba si Sunghoon estaba bien, si había sido difícil, tenía tantas preocupaciones en su cabeza que recordó el día que ambos se separaron, estaban alejados del otro pero siempre juntos en sus corazones igual que ahora.

El día que tomo la decisión de salvar a Sunghoon sigue dentro de su memoria, fue lo correcto, el escenario que eligió ese día era el indicado, eso lo hizo sonreír.

Después de unos minutos de silencio gritos de victoria inundaron el territorio de Yainam. Jaeyun suspiró aliviando con una enorme sonrisa, miró al cielo, Sunghoon lo logró.

La guerra terminó.

Fin.

Muchísimas gracias por apoyar la historia, hemos llegado al fin, nos vemos mañana para el extra. 🌸💕

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