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Un día normal y soleado, todos en el palacio del reino Yainam realizaban calmadamente sus responsabilidades, iban y venían a todos lados, aunque no era típico prepararse para una inminente guerra el reino ya se habían mentalizado que pelearían y que además... ganarían.
Todo era tranquilo, hasta que la nación del fuego atacó.
Bueno no la nación, pero si el fuego, de pronto se veían nubes inmensas de humo negro salir a la distancia, los espectadores quedaron hipnotizados por aquella vista, escalofríos recorrían el cuerpo de los vampiros que veían la gran columna de fuego que de pronto surgió entre la nada sobre las nubes de humo.
La guerra empezó.
Todos avanzaron rápido a sus puestos, unos corrían a proteger las murallas del reino, otros siendo mensajeros y otros listos para asistir si así se necesitaba.
Sunghoon que estaba en una junta importante con políticos del reino tuvo que salir de inmediato al recibir las noticias.
Su padre Namjoon que lo miraba con angustia junto con Seokjin su madre lo miraban caminar con preocupación, ambos estaban orgullosos de su pueblo, de su nación, vivieron toda una vida para y por su reino, no querían que algo malo les pasará y mucho menos a su hijo que se preparaba para luchar.
—Sunghoon, no debes exigirte más de lo que puedas hacer, ¿okey? Si la situación se torna oscura vuelve de inmediato. —le decía Seokjin totalmente preocupado.
—Mamá, no lo haré, ¿qué es lo que puede pasar? Son humanos, son débiles.
—No debes caer en la subestimación.—Seokjin lo regañaba, dándole un abrazo.
Sunghoon suspiró.
—Solo ve allá y pelea por tu nación, no hace falta un sacrificio, apenas es el inicio necesitaremos aumentar la fuerza más adelante.—le dice Namjoon palmeándole la espalda.
—Eso haré padre, no dejaré que pasen ni un centímetro a nuestro territorio.
—Eso es chico, se fuerte y valiente.
—Si padre.
Sunghoon aún no vestía su armadura, tenía su traje oficial de heredero al trono, cuando se encuentre en el campo de batalla se prepara para la lucha con su armadura.
—Hijo...
—¿Si?—volteó prestándole atención a su padre.
—Cuídate.
Sunghoon abrazo a sus padres cálidamente para salir del palacio con su convoy y soldados a proteger la frontera.
Si bien tenían todo el perímetro preparado y resguardado algo debió de haber ocurrido en la frontera para que todo ese humo y fuego pudiera ser visto desde Yainam.
El planeta de Iliones era basto y muy grande para que las naciones pudieras convivir pacíficamente, pero en realidad era un planeta muy pequeño.
Los trolls era los más alejados de todos por las alturas, sus territorios estaban en las montañas altas y cordilleras del planeta.
Los elfos situados a la derecha de los trolls, con paisajes desérticos y mediterráneos.
El territorio de los vampiros, con climas fríos, bosques helados y con niebla y gran humedad estaba muy alejado a los elfos.
Y las hadas que eran las que tenía el territorio más amplio y lleno de ecosistemas, estaban situadas a las faldas de las montañas de los Trolls, a un lado de la orilla de mar y entre los desiertos de los elfos todo el tiempo era primavera para ellos y por un lado de los vampiros con heladas en ciertas partes del año.
Y por último los humanos al sur del planeta. Con climas tropicales y cálidos.
Sunghoon se movía incómodo en su carruaje, tenía todo el suelo y asientos llenos de documentos, intentando poner en orden la situación.
—¿Cuando llegaron a Yainam?
—Se presume que aproximadamente hace 6 horas.
—¿Y que rayos estaban haciendo los informantes y los guardias en turno? —Sunghoon preguntaba enojado a su secretario.
—Se disfrazaron de civiles su majestad, al parecer ya habían llegado la gran mayoría desde hace semanas en grupos pequeños de personas.
—Malditos, lo tenían planeado, necesitamos averiguar qué es lo que quieren y cómo lo conseguirán.
—Si su majestad.
Llegando a su destino se preparó rápidamente mientras le daban el reporte de los acontecimientos. El fuerte viento que corría ese día despeinaba su plateado cabello.
Salió hasta la gran muralla que permitía o negaba la entrada al territorio de Yainam y los observó, una gran multitud de miles formada lista para la batalla, eran muchos más humanos de los que espera ver, miles podía divisarse a primera vista. Fue un gran impacto observar a esa inmensidad de personas dispuestas a morir, pero no importaba, la calidad es mejor que la cantidad.
—Deja a un tercio de soldados detrás de las paredes protegiendo la entrada, no podemos arriesgarnos a dejar las murallas desprotegidas en la batalla, manda la información que obtuvimos de inmediato a la capital y espías al embarcadero de donde llegaron los humanos, busca a los que irán conmigo y mantente informado con la situación del lado izquierdo de la frontera.
Le hablaba a su secretario este solo asintió en reverencia.
Camino por la muralla, en medio de sus soldados por lo alto hablo con voz fuerte.
—¡No importa que pase el día de hoy, seremos victoriosos!
Los soldados gritaron con pasión.
—No olviden cada uno de ustedes es igual a 20 de ellos, ¡acábenlos!
Eso sirvió para levantar la moral de su ejército.
Estaban nerviosos más no aterrados. Sabían que era más fuertes, pero era la primera vez en toda la historia de Ilionis que surgía una guerra, obviamente existieron discusiones entre razas pero ninguna como para algo tan extremo como esto.
Con su brillante armadura puesta, dio el grito de batalla. Los soldados gritaban y corrían a velocidades extremas detrás de el.
Se abalanzó contra sus enemigos acabando con las primeras filas de enemigos.
Con un solo moviéndose de su brazo podía causar ráfagas de viento letales formando dagas que atravesaban el cuerpo de sus enemigos.
Su brillante armadura ahora estaba bañada de sangre, su cabello se tiñó de rojo pero no le importó, seguía moviéndose como un tsunami por todo el campo de batalla arrastrando a todo enemigo que tuviera enfrente.
Sus garras cortaban cuellos sin parar, sus manos masacraban piernas sin dudar, los humanos tuvieron pavor al ver a tal demonio mirarlos con ojos sanguinarios.
Viajaba por el aire sin descanso, se habría campo entre las miles de personas que se encontraban temblando de miedo, sus colmillos por fuera buscando saciar su sed de sangre.
Los vampiros no eran como las leyendas humanas decían, el sol no los quemaba, amaban el pan con ajo y la plata lucia genial en ellos.
Eran fuertes, inteligentes y guapos, por eso los humanos los aborrecían.
Al estar tan profundo entre las filas enemigas se vio rodeado de humanos, no le asustaba en lo absoluto, sabía que pronto las ratas estarían acabadas. Pero sus soldados estaban un poco lejos, sería mejor limpiar esta área y esperar por ellos ya que casi terminaría la batalla.
Al estar distraído por un soldado que seguía hablando incoherencias en su lecho de muerte tomado de su pierna con fuerza, no se percató que todos los humanos que estaban al rededor empezaron a correr como locos hacia su dirección.
No importaba que estuvieran mutilados corrían aún sin brazos o piernas, parecían zombies.
Algo muy malo pasaría.
—¡Su majestad!
Los cuerpos de los humanos vivos empezaron a explotar como si de misiles se trataran, causando una gran estruendo.
Reaccionó rápido y saltó alto manteniéndose en el aire, pero para cuando quiso alejarse fue muy tarde, más consecuentes explosiones surgieron de nuevo haciendo que el fuerte viento lo arrastrará por el aire.
Los soldados vampiros que se encontraban detrás de él fueron golpeados por las grandes explosiones.
Los demás se protegieron con escudos o se tiraron al piso, estaban a punto de terminar la batalla contra los humanos, pero ahora la batalla si que había finalizado, sin humanos vivos y sin príncipe heredero.
"Malditos, estaba apuntando hacia mí" pensó vagamente siendo sacudido por el viento sin poder controlar su cuerpo.
Querían que la colaboración entre vampiros y hadas no surgiera matando al príncipe heredero que era el único que podía desposar a una hada imperial y además devastar a los vampiros dejándolos sin heredero y próximo rey, ese era el meticuloso plan de los humanos para acabar con los vampiros.
Perdió el conocimiento en un lugar completamente extraño, lleno de lindos árboles y un pasto acolchonado.
Que tristeza, ¿y ahora que será de Ilionis?
Tengan un lindo día y, gracias por apoyar la historia 💕🥺
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