Ser hija del número uno traía mucha presión, eso no se podía negar. Pero como ya estaba acostumbrada no le molestaba, amaba ser el centro de atención, fama a cambio de ser quien era.

Desde que había nacido encabezaba las portadas de las revistas, era el modelo a seguir para millones de chicas, cada cosa que usaba se ponía de moda, y miles de diseñadores le rogaban que usara su ropa en la escuela o donde fuera, aunque sea cinco minutos al día.

Número uno en su clase, tenía todos los premios deportivos y de belleza de la UA. Se egresó con el mejor promedio, con todas las agencias de superhéroes llamándola.

«—Acabas de egresar de la escuela de héroes, según sabemos no hay agencia que no te desee con ellos. ¿Ya elegiste a cuál ir, Supernova?

—Todas me parecieron espléndidas. Pero no pude elegir, así que decidí ser compañera de mi padre, me pareció lo más prudente.»

Kai miró molesta a Yagi mientras él conducía hacia su hogar con su madre al lado. Soltó un suspiro y contempló la ciudad a través de la ventana del auto. Era tanta la ira que tenía, no podía contenerse, sentía odio, bronca. Un estallido proveniente de delante la sobresaltó, su madre dio un grito por el sobresalto y Yagi casi pierde el control del auto, por suerte logró estacionar.

—¡Kaiyo!—exclamó su madre furiosa y alterada. Kai la miró asustada, sus poderes se habían activado sin que se diera cuenta otra vez, y, con las luces del tablero, hizo que todos los vidrios del auto estallaran.

—¡Lo siento!—dijo alterada, pero claramente no serviría de nada—¡No quise, fue un accidente!

—¿Accidente?—su madre se volteó sobre el asiento, con los ojos dorados resplandeciendo—¡Pudiste habernos matado!

Kai miró a su padre esperando que la salvara, él todavía miraba por la ventana del auto, no quería meterse, estaba decepcionado y eso la entristecía aún más, provocando que comenzara a llorar.

—Yui... fue un accidente—intervino Yagi, tratando de alivianar la situación, cosa que no sirvió.—Solamente está frustrada.

Kaiyo se dejó caer un poco más en el asiento y apartó la mirada de los ojos penetrantes de Yui, su madre era muy severa, y nunca le permitía salirse con nada sin consecuencias.

—Quizás si me dejaras elegir una puta agencia...

—Kai, eres mi compañera porque hay fasetas de tú quirk que no controlas—dijo All Might y la miró—, si las cosas se salen de control estaré para solucionarlo, tu poder es peligroso.

—¡Soy una superheroína profesional! ¡No pue...!

Un estruendo ensordecedor acabó con la discusión familiar, la última que tendrían los tres juntos.

[ En el presente ]

Kai estaba tirada en el sofá viendo el nombramiento de héroes una y otra vez mientras comía helado de cereza.

En el vídeo salía ella junto a All Might, Endeavor, Hawks y otros seis héroes más que no le interesaban.

«Les prometo honrar este tercer puesto y ser una de las mejores en protegerlos, es el único propósito que tengo, propósito por el cual nací».

—Propósito por el cual nací—se hizo burla a sí misma.

Se sentía patética, jamás llegaría a ser la mejor, ese primer puesto sería arrebatado en unos cuantos años por Izuku Midoriya, el favorito de su padre. Siempre sería la segunda mejor.

Tanta falsedad para nada, ese niño tonto no sabía lo que era cuidar cada cosa que hacía para ser la heroína ideal ante todos, cualquier estupidez que Deku hacía era aplaudida. Le molestaba cómo lo miraban todos, con esperanza y asombro «antes a mí era a quien miraban así».

[...]

Dabi miraba la asunción de héroes en la televisión del escondite de la Liga de Villanos. Cada año hacían esa estupidez, los mismos primeros puestos, solamente que este vez era la primera aparición de Supernova en ella. Luego de tres años siendo compañera de su padre, abrió una agencia con Hawks como copropietarios, volviéndose en dos años los puestos tres y cuatro en el top 10 de héroes.

Las palabras que salían de sus rosados labios encantaban a la gente, sus ojos celestes y expresivos como los de su madre también. Todos extrañaban a Starlight, y Supernova era idéntica a su madre.

—¿Acaso te gusta...?—dijo Toga junto a su oído con diversión al ver a su compañero tan concentrado.

—Cállate, quiero escuchar—contestó Dabi molesto.

Toga, por supuesto, no iba a dejar de molestarlo con esa simple petición. Acostó la mitad del cuerpo sobre la barra y miró con atención el televisor, escuchando cada palabra que decía Kai.

—Es tan bonita—dijo embobada— y es igual a su padre cuando habla—compartió su observación la rubia—, ¡ya quiero conocerla!

Dabi hizo un chasquido con la lengua, luego bebió su trago y contestó.

—Claro que no, está fingiendo—Toga lo miró asombrada ante su comentario, sin poder creelo, ¿acaso no vieron los dos el mismo discurso?—, ella está allí solo por atención, no es heroína de corazón.

Toga sonrió de manera desquiciada a Dabi.

—Eso hará más divertido conocerla.

Dabi asintió y depositó nuevamente su mirada en la televisión, encontrándose con un primer plano del rostro dulce de Kaiyo, de su sonrisa, la misma sonrisa falsa que él ponía cuando lo entrevistaban de niño.