Ahí estaba.
Detrás de aquel escritorio, ojeaba aquel libro, mientras escuchaba como las gotas resbalan por la ventana.
Era Diciembre. ¿Cómo era posible que lloviera? Me preguntaba, pero suponía que el clima definitivamente es algo sorpresivo e incontrolable.
Estaba nervioso, estresado, faltaban sólo unos pocos días para lo que tanto había anhelado, sumándole los incontables enigmas que me producía mi mente al preguntar acerca de lo que había pasado aquella noche de navidad.
¿Era correspondido? Si no...entonces ¿Por qué me había besado? Claramente tenía una razón detrás de ello, y claro que quería saberla, la curiosidad estaba matandome.
Cerré con fuerza el libro frente a mi, me levanté con cierto fastidio, pensé que quizá dormir definitivamente ayudaría. Estaba por ir a mi habitación cuando un golpe en mi ventana se hizo presente, creí que estaba alucinando, pero el segundo golpe definitivamente comprobó que en realidad si estaba pasando.
Algo confundido me acerque a ella y la abrí, topándome con un chico rubio completamente mojado y sonriendo.
Sonriéndome.

—¡¿Qué estás haciendo?!—solté algo exaltado—¡Puedes tomar un resfriado! ¡Espera, bajaré a abrirte la puerta!

—¡Alto!—gritó antes de poder alejarme—¡No me quedare mucho tiempo!—mencionó cerrando los ojos a causa de la lluvia—¡Veme en el parqué donde nos conocimos a las 4:00! ¿De acuerdo?

—¡Pudiste decirlo por teléfono Jimin!—le regañe, pero a quien engañaba, amaba que estuviese ahí

—Es que yo...—mencionó bajando un poco la voz—¡Necesitaba verte Jeon!—gritó de la nada, tomándome desprevenido

Y juro que en ese momento pude ver como todo se detenía. Las gotas de lluvia no cayeron, el viento dejó de soplar, las estrellas fueron opacadas por la persona a quien estaba mirando.
Mi corazón hacia mucho ruido y lo podía sentir en la garganta, me había olvidado de cómo respirar.

Entonces, encontramos a alguien con quien nos desprendemos, con quien soltamos, y si, eso nos asusta.
Entonces, encontramos a alguien a quien queremos de mil maneras, acariciando su pasado como si fuese un presente y sabemos que nos visitará la incertidumbre, cantamos sin parar una misma canción, vivimos el hoy, sin miedo al mañana, sabiendo que vendrán muchas tormentas, pero aprendemos que el amor es así.
Y sabes que tenía que suceder, que debía ocurrir.
Y no sabía si era destino o una jodida casualidad. Pero no concebía una vida en la que el no existiese.
Ya no.

—¡Mañana en el parque!—gritó interrumpiendo mi pensar—¡No lo olvides! ¡Descansa!—dijo por último antes de correr y subir a su auto para ponerlo en marcha dejándome completamente estático aún en la ventana.