Mi mente estaba en blanco.
Yo estaba perdida.
¿Eso no podría ser verdad? ¿Cómo pudo haberle hecho algo así a mi padre? Después de toda esa confianza.
Y espera. ¿Qué le diría a Hee? ¿Cómo podría actuar frente a ella? ¿Cómo si no me hubiese enterado de nada?
No podría. ¿Podría?

—Disculpe, ¿Va a subir?—interrumpió sacándome de mis pensamientos.

—¿Perdón?—pregunté obligándome a aterrizar nuevamente en tierra.

—Lleva parada afuera del ascensor exactamente doce minutos—explicó mirando su reloj en la muñeca izquierda—¿Va a entrar?

—Ah, si si—agite levemente la cabeza y subí al elevador.

—¿A que piso va?—preguntó amablemente.

—A la planta baja—asintió y presionó el botón—¿Mañana complicada?

—Si, un poco—respondí mientras sonreía ligeramente—¿Usted trabaja aquí?

—No no, solo vine a encontrarme con un viejo amigo.

—Entiendo—asentí sin saber que más decir .

—Creo que la he visto en otro lugar—mencionó acercándose un poco para inspeccionar de cerca mi rostro.

—¿A si?—conteste incomoda por la situación retrocediendo un poco.

—¿Tú padre era Son Hyunjin?—soltó tomándome por sorpresa.

—¿Conoció a mi padre?

—Trabaje para el, éramos muy buenos amigos, es una lástima lo qué pasó, y es una lástima lo que le está pasado a su empresa que con tanto esfuerzo inicio.

—Espere, ¿Qué pasa con la empresa?

—Tu padre era un gran empresario y emprendedor, mantenía todo en orden, y a pesar de gastar una fortuna en inversiones, cuando la colección se daba a conocer, recuperaba y ganaba más.

—¿Quiere decir que al señor Park lo estafaron?—cuestione incrédula.

—Eso pasa cuando quieres pagar una cantidad nula de dinero, no puedes esperar nada bueno—mencionó dando un sorbo a su café—Debiste ver su cara—soltó una carcajada—Las telas que llegaron eran espantosas, inservibles para la nueva colección, yo no pude evitar reír.

—No puedo creerlo—suspiré— Señor Kang, no puedo dejarlo a cargo, pero yo tampoco sé cómo se maneja una empresa, mi padre murió cuando tenia solo ocho años—dije desesperada.

—Tranquila niña, puedes buscar a alguien que se haga cargo mientras estudias y aprendes—sonrió—Podrías ir a supervisar y evaluar a trabajadores para tener candidatos.

—¿Iría conmigo?—solté sonriente

—¿Yo?

¿Qué le diría ahora? ¿Cómo actuó frente a él? ¿Qué somos ahora? ¿Alguna especie de amigos con beneficios?

Rayos.
¿Cómo es que el profesor lleno la pizarra tan rápido?
¿Debería apresurarme a copiarlo?

Ay Dios. Volteo a mirarme.
¿Debería sonreírle? ¿Ignorarlo? ¿Quizá morder mi labio?
No. Solo. Actúa normal Neul.

—¿Estás escuchando?—interrumpió en lo más profundo de mis pensamientos

—¿Eh?—voltee a mirarle

—Dije que vayamos a comer, la campana sonó—habló sonriendo

—Ah, yo, tenía que...—piensa en algo Neul—Ir a la biblioteca, si, estudiaré acerca de la administración y emprendimiento para un curso—dije guardando mis libros en la mochila

—¿Administración?—frunció su ceño

—Si, yo, te veré luego—sin decir nada más salí casi corriendo del salón

Sook Hee no tenía la culpa de lo que su padre había hecho. Pero mi mente no podía evitar pensar en que ella era hija de aquel que asesino al mío.
Por ahora no podía verla de la misma manera.
Gracias a mis excusas, ahora tenía que ir a la biblioteca en lugar de comer, y enserio tenía hambre.

—Veamos, administración de empresas—mencione abriendo el libro frente a mi—Vamos Son Ha Neul, eres inteligente, podrás con esto

Pero después de unos minutos...

—No puedo con esto—me quejé revolviendo mi cabello

—¿Todo bien?—interrumpió

—No, solo he visto el índice y ya tengo dolor de cabeza—levanté la mirada llevándome una sorpresa

Es el. ¿Ahora que? ¿Qué hago?
Bien, creo que primero debería peinarme.

—Sook Hee dijo que te encontraría aquí, y que no has comido nada—mencionó tomando asiento

—Necesitaba estudiar—respondí acomodando mi cabello

—Toma, bébelo— dijo dándome un poco de café

—Gracias, enserio lo necesitaba—respondí dando un sorbo

—Ha Neul, yo, quería saber si...—mencionó mirando los dedos de su mano nervioso—Tengamos una cita

Eso había sido tan inesperado que casi me ahogo con el líquido, comencé a toser sin parar.

—Wow wow ¿Estás bien?—espetó preocupado

—¿Hablas de una cita real?—mencioné regulando mi respiración

—Si, una real.

Una cita real.
Sólo él y yo.