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「 06 」


—¿En serio estás bien? —Le pregunta Ho Seok como por enésima vez en lo que van de su salida, a lo que por enésima vez también, Jung Kook responde:

—Sí, estoy bien —no del todo, pero sí lo estaba.

Quizá le estaba afectando un poco el no hablar con Yoon Gi, pues desde su discusión, no se habían visto ni mandado mensajes como usualmente hacían todos los días. Era raro no saber nada de él, pero a la vez estaba agradecido de no verlo; estaba demasiado molesto con él cómo para mirarlo y hablarle sin ser cortante.

—Jung Kook oppa, ¿tiene hambre? Porque a mí me encantaría comer un par de hamburguesas —comenta So Yeon, a lo que el omega le responde:

—No veo el por qué no.

Al final, aceptó salir con Ho Seok y So Yeon, más que nada porque quería despejar un poco su mente y dejar de pensar en lo molesto que estaba con cierto alfa. Se estaba divirtiendo, de verdad, pero por alguna extraña razón Ho Seok piensa que algo le sucede porque lo nota raro; ni siquiera él sabía que lucía raro.

—¿Te molesta si nos tomamos una foto? —Le pregunta Ho Seok.

—No, está bien —en cuanto dice eso, el mayor pasa su brazo por sobre los hombros de Jung Kook, poniendo su teléfono frente a ellos con la cámara frontal ya activa.

No hacen la gran cosa, sólo sonríen y hacen diferentes poses, terminando con cinco fotografías.

—¿Para qué las quieres? —Pregunta el más joven.

—Son cómo un recuerdo, nada más —se encoge de hombros.

Al término de su salida, Ho Seok deja al omega en su condominio, despidiéndose, prometiéndose que se volverá a repetir alguna vez en el futuro; a lo aue Jung Kook, sonriente, aseguró aquello.

Ya dentro de su hogar, se dispone en arreglar sus cosas para tomar una ducha después, ya que cada vez que el agua caía sobre su cuerpo, se sentía aliviado; en verdad sentía una especie de malestar que nunca antes había experimentado.

Después de su baño, estaba dispuesto en entrar a la cocina para comer aunque sea algo de cereal, pero el timbre que informaba la llegada de visitantes suena por toda la casa. Con toda la confusión del mundo, se acerca a la puerta y mira por el picaporte para saber de quien se trataba; al verlo, la molestia y pesadez vuelven a su sistema rápidamente.

El timbre vuelve a resonar en la casa un par de veces más, delatando la desesperación de la persona al otro lado de la puerta, por lo que —luego de rodar los ojos, fastidiado— la abre, haciendo una cara de pocos amigos, dando a entender que no estaba nada contento con su presencia —aún sabiendo que no tenía puestos sus lentes de contacto—.

—Hola, Jung Kookie —este se cruza de brazos, demostrando aún mas molestia—. Traje un par de tus bocadillos favoritos —levanta una bolsa ecológica de plástico donde claramente se ven muchos snacks y demás cosas dentro; levanta una ceja, sin poder creerlo—. Y también un paquete de leche de plátano —levanta otra bolsa igual a la anterior, sólo que esta tenía una caja dentro llena de cajitas con su bebida favorita.

Sí que sabía cómo chantajearlo.

—A veces odio que me conozcas tan bien —se hace a un lado, indicándole con un ligero movimiento de cabeza que entre al departamento.

Yoon Gi entra con una apenas y sonrisa en sus labios, pues la culpa lo invadía todavía. Pone las cosas que trajo en la mesita de enmedio en la sala, para luego decir divertido:

—Qué bueno que abriste, estaba apunto de entrar con la llave que me diste —comienza a sacar las cosas de las bolsas, mientras siente al más joven acercarse.

—Esa llave te la dí sólo para emergencias, no para que entres como si nada.

—Pude haber pensado que te estaba ocurriendo algo, eso es una emergencia —se vuelve hacia él cuando termina—. Jung Kookie, quería pedirte perdón por lo de aquella vez en el restaurante; te juro que no sé qué fue lo que me pasó, pero tú mejor que nadie sabes que yo no soy así.

—¿Y pensaste que trayendo todo eso voy a darte mi perdón? —Quería hacerse el difícil, pues desde un inicio pudo haberle perdonado fácilmente.

—No... un poco, quizá; pero no creas que necesariamente lo traje para que me perdones, sino para estar un rato contigo.

—A ti no te gustan esas cosas.

—Los traje para ti, no para mí —camina hasta estar frente a él, mirándolo a los ojos—. ¿Podrías perdonar a éste alfa idiota?

—Ese apodo no te sienta mal; 'alfa idiota', desde hoy comenzaré a llamarte así...

—Estoy hablando en serio, Jung Kookie...

—Y yo también, Yoon Ginnie —se burla, pero al final dice—: Tú sabes que tarde o temprano te iba a perdonar; eres muy importante para mí como para perderte por eso.

El mayor le sonríe, para luego abrazarlo fuertemente. Jung Kook, algo inseguro, se lo devuelve, oliendo el tan relajante olor de menta y cerezas del alfa.

—Hay que ver alguna película —Dice Yoon Gi luego de soltarlo—. Tú escógela.

—¡Una de superhéroes! —Propone rápidamente.

—Si es la que yo creo que es, no; siempre lloras con el final.

—No entiendo para qué me das a escoger si nunca te gusta lo que elijo —se cruza de brazos, haciendo un puchero sin querer, sentándose en el sofá.

El alfa no puede evitar reír ante la escena que está presenciando, pues siempre que Jung Kook quería verse molesto se veía demasiado adorable.

—Bien. Veamos una de superhéroes —el omega chilla de la emoción, tomando el control remoto para poner alguna en una de las plataformas que tiene en la televisión.

Ya a la mitad de la película, los snacks estaban a nada de acabarse, y el omega ya se había tomado cuatro cajitas de leche de plátano. Ni siquiera él mismo podía creer que pudo comer todo eso, y peor aún, llorar tanto mientras comía con una escena que pasa casi por la mitad de la película, a pesar de ya haberla visto demasiadas veces antes.

—Por eso no quería que viéramos esta película; te la pasas llorando con todo —ahí, Jung Kook se limpia sus lágrimas para mirarlo mejor.

—No es mi culpa que yo sí tenga sentimientos.

—¿Ahora me dices amargado?

—Lo eres en ocasiones —toma otro poco de leche.

—Pero las películas no tienen porqué hacerte llorar, menos estas; son ficción y ya —Jung Kook lo ve con una mirada de pocos amigos—. Quizá a los frikis cómo tú sí los hace llorar, a los que no entienden un bledo probablemente no.

—¿Cómo no vas a entender? Vimos todas les películas desde hace años, igual fuimos los dos a ver algunas al cine, ¿y no entiendes?

—En el cine me quedaba dormido la mayoría de veces.

—Ahora me queda claro que ya no tengo que salir contigo si no vas a disfrutar así como yo, entonces —se cruza de brazos—. Desde ahora, veré mis películas de friki con Ho Seok hyung, porque él sí parece entenderlas.

Eso no le agradó nada al mayor, y Jung Kook se da cuenta gracias a las feromonas de molestias que comienza a desprender.

—Ya que lo sacaste en la conversación, vi que terminaste saliendo con él —no quería sonar molesto, pero lo hizo.

—Sí, y la verdad me divertí mucho con él —quería provocarlo; algo le decía que a Yoon Gi no le gustaba del todo que estuviera con Ho Seok—. Por cierto, ¿cómo lo supiste?

—Subió una foto y te etiquetó, así que me salió en mi inicio —se encoge de hombros, tomando la bebida que se hizo con soju y otras cosas más que por suerte Jung Kook tenía para sus visitas que consumían ese tipo de cosas.

—¿Estás molesto? —Pregunta, queriendo reír, logrando contenerse.

—Claro que no —responde, bebiendo nuevamente, aún más rápido.

—Tus feromonas dicen lo contrario —Yoon Gi maldice, controlando de inmediato su aroma que delata su estado de animo actual.

—Quizá sí estoy algo molesto, pero eso es porque piensas cambiarme. Se supone que nosotros somos mejores amigos desde que éramos niños, y ahora viene este tipo que apenas conoces, sólo porque lleva a su hija a consulta contigo, que se convertirá en mi reemplazo. Sí, es algo molesto —se prepara más bebida, pues necesitaba beber algo medio fuerte para tratar de calmarse; tampoco debía emborracharse, debía regresar a casa en su auto.

—Entonces... —espera a propósito hasta que comienza a tomar de su recién preparada bebida, para decir—: ¿estás celoso? —Ahí, quiere arrepentirse de haber hecho aquella pregunta, pues Yoon Gi comienza a toser a causa de su ligero ahogamiento al no haber bebido correctamente de la impresión.

—¿Qué? —Suena bastante indignado—. Perdón, pero creo que yo soy la persona menos celosa que podrías conocer en tu vida.

—Eres un alfa, está en tus instintos ser territorial, no me sorprendería que tuvieras un ataque de celos.

—Debo ser territorial con mi pareja, no con mi mejor amigo —sorprendentemente, aquello no le dolió tanto al omega cómo hubiese esperado.

—No eres celoso con Yong Sun, ni si quiera te molestas con ella en casi nada; pero conmigo sí lo haces porque "voy a reemplazarte" —bufa, tomando una botella de soju—. Es demasiado extraño —abre la botella y luego de eso comienza a beber su contenido.

—No creo que sea buena idea que tomes alcohol, Jung Kook...

—Mañana no voy a trabajar —excusa.

—Ese no es el problema, no sabes tomar y te emborracharas fácilmente con simple soju...

—Estoy en mi casa, no causaré desastre en lugares ajenos.

—Esa tampoco es excusa —suspira, viendo cómo Jung Kook sigue bebiendo, ignorando lo que acaba de decirle.

—Tú me provocas, sólo bebo cuando estoy molesto o con estrés; tú me molestas y me estresas con tus malditos celos...

—No estoy siendo celoso.

—Sí, sí. Cómo digas —toma hasta dejar la botella a la mitad, aguantando el ardor que le ocasionó.

Esa no fue la última bebida, siguieron más y más, junto a algunas preparaciones de Yoon Gi, mientras que las golosinas desaparecían y terminaban en el estómago del menor. La leche de plátano había quedado en el olvido, lo más probable era que después —sobrio— se las bebiera. La película igual quedó en el olvido, o más bien ya no era necesariamente el centro de atención ahora.

—Ya es suficiente, Jung Kook —le dice Yoon Gi, queriendo evitar que agarre otra botella de soju y se la beba como agua.

—No —aparta su mano—, yo quiero más —su voz se escuchaba lenta y arrastrada, claro signo de que ya no estaba en sus cabales y el alcohol se había apoderado de su cuerpo.

—Ni si quiera te gusta, deja de obligarte...

—Deja de ser tan amargado —menciona antes de beberse el soju de la siguiente botella.

Yoon Gi parecía querer rendirse ya a ese punto. No toleraba ver a Jung Kook en ese estado, pero tampoco podía detenerlo; el omega era demasiado terco en ocasiones.

—Sabes, me siento un juguete —comenta de la nada Jung Kook—. Algo que usarás y botarás cuando te hartes de lo mismo.

—¿A qué te refieres...?

—A que tú, alfa idiota, me estás utilizado como intermedio para que tu padre no se salga con las suyas —suelta un hipido y ríe—. Cuando logres hacer... lo que sea que quieras hacer, me vas a dejar de lado y te concentrarás en tu verdadera boda —vuelve a reír.

—¿Por qué...?

—Pero yo fui el culpable —golpea un poco su pecho, interrumpiendo al otro—. Yo fui el que la cagó todo; yo mismo cree mi propio infierno.

—Tú no tienes nada que ver en esto, Kookie —no entendía que era exactamente a lo que el menor se refería, pero lo que sabía es que él era el más inocente de todo ese asunto.

—Claro que sí, lo tuve que ver desde mi fiesta de cumpleaños número diecinueve —ante eso, la mente del alfa parece explotar—. "Mira, hyung. Ella es Kim Yong Sun, la amiga que te dije que hice en secundaria. Noona, él es Min Yoon Gi, mi mejor amigo desde el preescolar" —nuevamente ríe, pero Yoon Gi parecía congelarse al escuchar las exactas palabras que Jung Kook utilizó para presentarlos a él y su novia por primera vez—. Hey, Jung Kook de diecinueve años, no tuviste porqué hacer semejante estupidez —esta vez, sólo se escucha una risa triste—. No tenías porqué ser tan pendejo —las lágrimas ya comenzaban a asomarse, por lo que el mayor se altera un poco.

—Trata de tranquilizarte —le pide, pero nuevamente Jung Kook parece ignorarlo.

—A la persona que me gusta le presenté a la persona equivocada —dice entre sollozos—, ¿por qué ahora me siento cómo un estúpido? —A pesar de estar consiente de las lágrimas que caían por sus mejillas, no se tomó la molestia de secarlas—. Debería estar feliz, porque la persona que me gusta ahora es feliz con otra persona igual de maravillosa —sorbe su nariz—, a pesar de que eso sólo signifique que probablemente este solo para siempre.

Yoon Gi estaba claramente anonadado, sin saber qué decir o qué hacer. Sabía que Jung Kook estaba borracho, pero hasta ese momento se da cuenta de la magnitud del asunto.

Percibe, también, el doloroso aroma de tristeza que emana de Jung Kook e, inevitablemente, él igual comienza a tener ese sentimiento.

—Si debo estar feliz... ¿por qué me siento tan malditamente mal y triste? —Rompe en llanto, ocasionando rápidamente que Yoon Gi lo tomara entre sus brazos para comenzar a consolarlo.

—Tranquilo, pequeño —le susurra, seguido de muchas otras palabras consoladoras más, acariciando su cabello mientras que él escondía su rostro entre su cuello y la clavícula del alfa.

Siempre odió ver a Jung Kook así; nadie se ve lindo llorando a menos que sea por felicidad o cosas parecidas.

Comienza a soltar feromonas tranquilizadoras junto a su dulce olor a cerezas, que sí lograron hacer un pequeño cambio en el omega, puesto que su llanto disminuía con el paso de los segundos. Lo último que se escuchaban, eran pequeños sollozos.

—Te quiero, hyung —dice, abrazándolo fuertemente después, aspirando aún más su aroma y envolviendose por completo con este porque en serio le encantaba el aroma que que al alfa de Yoon Gi le tocó.

—Yo igual te quiero, Jung Kookie —contesta, abrazándolo más fuerte y poniendo sus labios en su cabeza en un dulce beso—, y mucho.

Con esas palabras, el corazón de Jung Kook dió un vuelco y se aceleró, al igual que la calidez lo envolvió en un suave manto. Ya no se sentía triste, ni tampoco mal; ahora se sentía con algo de paz y tranquilidad, a pesar de que su parte aún cuerda sabía que no iba a ser por mucho tiempo.

Al menos quince minutos más de caricias y feromonas tranquilizantes, Yoon Gi se percató que Jung Kook estaba en la bruma del sueño. Apaga la televisión, pues la película ya estaba terminando y él, vaya... la había visto un montón de veces con el omega que no le importaba perdérselo al ya saber como acaba.

Toma a Jung Kook por las piernas, cargandolo entre sus brazos después, intentando no despertarlo. Se levanta y, apunto de caminar, el menor se acomoda entre sus brazos, acurrucándose al sentir tanta calidez. Su lobo comienza a alterarse con tan sólo ese movimiento, confundiendo a Yoon Gi por el repentino tirón.

"¿Ahora qué mierda te sucede?" Le dice a su lobo, el cuál sólo suelta un chillido y sigue alterado por tener al omega tan cerca. "Es Jung Kook, ¿por qué te pones así?" Jura que, si pudiese ver a su lobo de frente, este tendría una mirada fulminante.

Su instinto le decía que su lobo sabía algo que él no, por más conectados que ambos estén.

Decide ignorarlo, caminando hasta la habitación de Jung Kook y colocarlo en la cama, siendo cuidadoso. Queriendo alejarse, el omega —aún dormido— enreda sus brazos en su cuello y lo apresa contra su cuerpo para evitar que Yoon Gi se vaya. Este último no puede evitar reír suavemente, tratando de quitarse los brazos que lo retenían con fuerza. Cuando lo logra, acomoda un poco más al menor, acariciando su cabello, apreciando el bello y tierno rostro del menor cuando está dormido —recordándole al pequeño Jung Kook—, para al final darle un pequeño beso en la sien, levantándose.

Su lobo vuelve a chillar, Yoon Gi estando algo harto con su estúpida actitud.

"¿Qué demonios...?" Pero ni siquiera tuvo que terminar su pregunta al ver su reflejo en el espejo que tenía Jung Kook en su habitación, evitando soltar algún sonido que delatara su sorpresa.

Se acerca al espejo para verse más de cerca, pensando que era quizá alguna alucinación por la falta de sueño —ya que hace días que no duerme bien por temas del trabajo—, pero no, la imagen es real y lo sabe porque incluso está brillando demasiado.

No sabía cómo era posible, pero sus ojos estaban iluminados en un precioso rojo, siendo este brillo demasiado potente, más que nunca antes en su vida.

Jung Kook no se podía levantar, ya que una fuerte punzada se siente en su sien, quejándose de inmediato. No podía creer que por unas cuantas botellas de soju, su cabeza estuviera doliendo, signos de la resaca. Tuvo que haberle hecho caso a Yoon Gi, él en serio no sabía tomar; ni siquiera podía abrir los ojos porque sentía que los rayos de sol de se colaban por las cortinas de su ventana le quemaban las pupilas.

No pudo ignorar que está en su habitación; ni siquiera recordaba haber llegado a esta. Lo más seguro, es que Yoon Gi lo haya llevado hasta ésta... aunque tampoco recordaba con exactitud qué pasó anoche.

—¿Todo bien? —Al escuchar eso, sus ojos se abren por completo para mirar en dirección a la puerta, donde un alfa muy familiar se encontraba parado con un tazón en la mano.

—No —responde, a lo que Yoon Gi suspira y camina hacía él—. ¿Podrías cerrar la cortina? Siento que me va a explotar la cabeza —Luego de hacerlo, toma asiento a un lado de Jung Kook en la cama, extendiendole el tazón humeante que traía en manos—. ¿Qué es eso?

—Para la resaca que seguramente tienes; te ayudará a aligerarla —el omega toma asiento, haciendo muecas.

—¿Es efectivo?

—A mí me ha ayudado en muchas ocasiones —se encoge de hombros.

—¿Dormiste aquí? —No puede evitar preguntar.

—Sí, en el sofá. No quería irme porque sabía el estado en el que te levantarías. ¿No te molesta, cierto?

—Claro que no. Sabes que esta igual es tu casa.

Jung Kook agarra el tazón y comienza a comer el contenido, deleitándose con el delicioso sabor. Nunca le gustó admitirlo, pero Yoon Gi siempre ha sido muy bueno cocinando, muchísimo mejor que él en todos los sentidos.

—Quería preguntarte algo —comienza a decir el mayor, sintiéndose algo nervioso de repente—, es sobre lo que me dijiste anoche —Jung Kook muestra una cara de asombro.

—¿Qué dije? —Yoon Gi enarca una ceja.

—¿No lo recuerdas? —el omega niega—. Bueno... resumiendo todo lo que dijiste, fue algo sobre que, a la persona que te gusta, le presentaste a la persona equivocada —el pulso del contrario comienza a acelerarse—. Y, por lo que tú mismo dijiste, se trata de Yong Sun y yo.

«Mierda, mierda, mierda. ¡Maldito hablador de mierda!» Piensa Jung Kook, queriendo que la tierra se lo tragase.

—Lo que te quería preguntar es sobre eso.

«No, por favor, no...» Ya sentía que iba a morir en ese mismo instante.

—¿Estás enamorado de Yong Sun? —el mundo de Jung Kook se detiene.

De todas las opciones que se formularon en su cabeza en sólo cuestión de segundos, ninguna coincide con lo que preguntó. Pensó en todo, menos en eso.

—¿Por qué...?

—Tendría sentido, ¿sabes? —Interrumpe—. Aquella vez que te quedaste a dormir en su departamento, cuando la lleve cargando a su cuarto y te encontré en el pasillo, tus ojos se habían iluminado; claramente, me mentiste cuando dijiste que sí era por un cercano celo —Jung Kook solamente escuchaba, sorprendido—. Y también cuando empezó todo esto del engaño de nuestro compromiso, parecías más preocupado por ella que por nadie más; ni siquiera por tus padres te preocupaste.

«Alfa idiota, estúpido, tonto, baboso, pendejo...»

—Yo...

—No me voy a enojar si es así —interrumpe nuevamente Yoon Gi—. Te comprendería incluso. La conoces desde hace más tiempo que yo y tendrías tus razones para enamorarte de ella. En ese caso, sería yo entonces quien debería pedirte una disculpa por no darme cuenta de tu enamoramiento y haber seguido con mi acercamiento a Yong Sun.

«Aún no te has dado cuenta, alfa idiota»

—No estoy enamorado de Yong Sun —dice, sin ser interrumpido al fin—. Ella es linda y un muy bello ser humano, pero no me gusta. Es sólo una simple amiga para mí y así lo seguirá siendo...

—No entiendo, ¿entonces por qué dijiste todo eso?

—Estaba borracho, hyung; dije cosas muy estúpidas que no tienen sentido. Nada de lo que dije es cierto, y perdón por confundirte —sabía que ese pudo haber sido el momento perfecto para confesarse, pero no le parecía lo más prudente.

—¿Seguro?

—Muy seguro —le muestra una pequeña sonrisa—. Está muy delicioso esto, por cierto —halaga, levantando un poco el tazón.

—Hay más en la cocina, si quieres —aun no estaba muy convencido respecto a lo de Jung Kook, pero prefería dejarlo así a molestar más al omega.

—Gracias —murmura.

Luego de un rato en silencio, el alfa habla:

—Debo irme, quizá tú no trabajes hoy, pero yo sí —se levanta de la cama.

—Gracias de nuevo —dice, antes de que Yoon Gi se alejara por completo.

—Cuándo quieras —se acerca otro poco nuevamente, agachandose hasta besar la cabeza de Jung Kook—. Te veo mañana, o quizá hoy en la tarde —comienza a decir mientras se encamina a la salida—. Cuídate; te quiero.

—¡Igual yo! —Le grita, puesto que Yoon Gi ya estaba caminando por el pasillo, fuera de la habitación.

Muchos —seguramente— dirán que ese tipo de comportamientos no son "normales" en amigos, pero a ellos les nace ser así —en ocasiones— desde que se hicieron muy cercanos; algunos de sus amigos parecían algo sorprendidos al ver ese tipo de gestos entre ellos, pero les daba igual el cómo llevaran su amistad ya que no era de su incumbencia.

Luego de terminar su sopa para la resaca, se levanta de la cama y va directo a la cocina por un vaso de agua, cuando el timbre de la casa suena por todo el departamento. Después de tomar el agua, va hacia la puerta principal, aún con algo de dolor punzante en su cabeza. Ni siquiera se toma la molestia de mirar por el picaporte para abrir.

Mala idea.

—Así que ahora te ves así, Jung Kook —dice la mujer frente a él de forma despectiva.

—Disculpe, ¿usted es...? —No conocía a la mujer, y no sabía si es por las tremendas gafas de sol que trae puestas junto a aquel enorme sombrero sobre su cabeza.

Su forma de vestir se le hacía bastante familiar, de hecho.

—Park Mi Kyung —ahí, se quita los lentes, pero ni necesidad había de que lo hiciera porque, de sólo escuchar su nombre, ya sabía de qué bruja se trataba—, y necesito hablar contigo.

Es la madrastra de Yoon Gi.

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