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「 04 」

Yoon Gi introduce la llave en la cerradura de la puerta, abriendo esta para hacerlos pasar. Aquello no le sorprendía, pues Yong Sun y él ya llevaban demasiado tiempo juntos como para tenerse tanta confianza al grado de tener una copia de la llave de sus hogares; Jung Kook igual le había dado una del suyo a Yoon Gi, así como este último a él, para cualquier tipo de emergencia u otra cosa que se presente.

Mientras más caminaban dentro del departamento, el menor cada vez más se sentía ansioso. No tenía idea alguna de qué es exactamente de lo que Yong Sun quiere hablar con él; pero la conoce, sabe que cuando está molesta explota horriblemente. Yoon Gi quizá le dijo que no está enojada o parecido, pero quizá fue solo para calmarlo.

Encuentran a la chica en el sofá, leyendo un libro, sin prestarles mucha atención hasta que escucha la suela de los zapatos del alfa chocar contra el suelo. Levanta la vista, y muestra una ladina sonrisa.

—Hola, chicos —saluda, mientas que Yoon Gi se acerca hasta donde está ella y se agacha hasta lograr que sus labios se toquen en un casto beso; pero que causó demasiadas cosas tan familiares para el omega a ese punto, que ya ni le interesaba.

—Hola, amor —saluda el alfa, sonriéndole.

—Hola, cariño —luego de eso, su vista es dirigida hacia el omega, que parece sufrir con la imagen frente a él; sin darlo a notar, obviamente—. Jung Kookie, sí viniste después de todo.

—Hola, noona. Es un gusto verla de nuevo —le sonríe lo mejor que puede.

—Ven, siéntate. Quiero hablar contigo —le señala el sofá individual que está frente a ella, a lo que Jung Kook obedece y toma asiento en este.

En todo momento, tratando de ignorar que Yoon Gi estaba abrazando muy cariñosamente a Yong Sun; con todo el amor que ambos sienten.

—¿Sobre qué, exactamente? —Siente sus manos comenzar a sudar por el miedo que le ha entrado de repente.

—Tranquilo, no es nada malo —le sonríe—. Sólo quería decirte, porque Yoon Gi me lo comentó, que no me molesta todo este circo que están formando; eres tú, después de todo, si fuera alguien más seguramente hubiese enloquecido en cuanto lo vi en las noticias —suspira—. Desde que te conozco has sido un hermano pequeño para mí, y te tengo mucho aprecio; sé que haces esto para ayudar a Yoon Gi —toma la mano de este último, entrelazando sus dedos—, para ayudarnos; y te lo agradezco mucho. Sé que, gracias a todo esto, vamos a lograr salir adelante. Además —se restriega un poco contra el alfa—, yo sé que quien en verdad se va a casar con Yoon Gi soy yo; con eso me basta.

Jung Kook no puede evitar fruncir un ceño ante la sorpresa.

—¿Có-cómo? ¿Se van a casar? —Yong Sun asiente en respuesta.

—Sí, mira —le muestra un hermoso anillo de compromiso que tiene en el dedo anular, justo como él; sólo que el que Jung Kook traía era de un falso matrimonio y más feo que ese—. Planeabamos decírselos a todos, pero con esto que ocurrió, cancelamos el anuncio.

—¿Y desde cuándo están comprometidos que no lo sabía?

—Desde hace un mes —habla ahora Yoon Gi, abrazando más fuerte a su amada—. Perdón por no decirte nada, Kookie; queríamos hacer una pequeña reunión de amigos y familiares para darles el anuncio; pero, como dice Yong Sun, ocurrió todo esto de mi papá y ahora lo de nosotros, que decidimos posponerlo para después —mira a la chica, y sus ojos casi que inmediatamente se tornan de un hermoso color rojo, brillando como el más precioso rubí.

El omega asiente, sintiendo una gran opresión en su pecho. Ni siquiera sabe porqué se siente así, si no es la primera vez que este tipo de cosas ocurre; además de que esto ya se veía venir, pues llevaban de relación casi cinco años; ya era, incluso, raro que no hayan dado el paso al matrimonio a ese punto.

—Pues los felicito mucho —sonríe lo mejor que puede; no podía permitir que sus sentimientos se hicieran cargo de su semblante, él podía fingir cómo siempre; en lo único que no fingía, era en lo siguiente—: Estoy muy feliz por los dos —en realidad estaba muy feliz por ellos, porque si dos de sus grandes amigos eran felices, él igual lo era.

—Gracias, Koo —dice la beta—. Y también te quería decir que, si se tiene que dar, no me importa que ambos se besen; sé que es para que el mundo se lo crea, y mientras esto avance más, pronto terminará. También no me molesta que tengan otro tipo de actos cariñosos en público, pues sé que normalmente ustedes son así porque se conocen desde pequeños. Olvídense que yo existo por esos momentos, y háganlo bien para que esto termine tan rápido como empezó.

Jung Kook no notaba alguna clase de engaño o molestia en Yong Sun, lo cual, le decía que ella en verdad no tenía problema alguno con todo esto que está ocurriendo entre su pareja y el omega. ¿Qué tan comprensiva tenía que llegar a ser como para llegar a ese grado?

—Aún así, me disculpo si en algún momento llegue a incomodarte, noona—dice Jung Kook.

—Descuida. Ya te dije que sólo te olvides de mi existencia para hacer esto más realista, ¿bien? —El omega asiente—. Preparé algo para cenar, ¿te quieres quedar, Kookie?

—Claro, noona —responde, con una sonrisa ladina.

—Bien, entonces será noche de tres —después de eso, se levanta y desaparece al entrar en la cocina.

—Gracias por la felicitación, Kook —le dice el alfa—. Creo que eres del único que más me lo esperaba. Y ten por seguro que te haré mi padrino.

—Sería un honor para mí —responde, pero ¿a quién engaña? El día de la boda de Yong Sun y Yoon Gi probablemente sea el día más tortuoso de toda su vida.

Al final de su 'noche de tres', decidieron ver una película; pero ambos mayores se quedaron dormidos, abrazados, en la improvisada cama que hicieron en el suelo para ver el filme. Jung Kook se dio cuenta de ello a la mitad de la película, pues sabía que Yoon Gi cuando estaba dormido, de repente gruñia; fue justo lo que hizo, y por eso el omega supo que estaba solo viendo aquella comedia estadounidense.

Decide tomar el control remoto y apagar la televisión, soltando un suspiro, viendo su reloj de muñeca para saber qué hora era; casi media noche, y lo peor es que su casa está demasiado lejos. Lo más seguro, es que no pasara algún taxi por ahí a esas horas, además de que tenía miedo de subirse a uno. El autobús mucho menos. Esas eran de las razones por las que no le gustaba andar sin su auto cerca, pero desde que Yoon Gi le dijo que pasaría por él a diario y ya no tendría que traer su automóvil, estaba más que claro que no lo usaría en un tiempo.

Bufa, sin saber qué hacer.

Se levanta y va por sus cosas que dejó regadas por algunas partes del lugar. Guarda todo y, cuando ya estaba a nada de abrir la puerta, una voz ronca y adormilada lo detiene:

—¿A dónde vas? —Claramente, se trata de Yoon Gi, así que no se toma la molestia de voltearse a verlo.

—A casa. Ya es algo tarde, y mañana tengo que ir a trabajar —le responde.

El alfa se quita con total cuidado, para no despertarla, a Yong Sun, dejándola acostada en el suelo. Se levanta y va directo a donde Jung Kook, siendo esa la primera vez que el omega regresa a verlo.

—Quédate a dormir; es algo peligroso que andes solo a estas horas de la noche —lo abraza por los hombros, lo que alborota todos los sentidos del menor al ser envuelto en su delicioso aroma.

Se dirigen a la habitación de huéspedes que tiene Yong Sun en su departamento, entrando ambos después.

—Puedes darte un baño si gustas, te traeré algo de la ropa que tengo aquí para que puedas dormir cómodo —lo suelta, dejando que el omega entre por sí mismo en la habitación—. Mientras, iré a recoger las cosas.

—Bien —luego de eso, el alfa abandona la habitación.

Suelta un suspiro, sintiéndose pequeño de la nada.

Decir que no se sentía mal sentimentalmente, era mentirle a todo el mundo. Su lobo estaba bastante decepcionado y dolido por el claro rechazo del alfa que tanto ama, además de que igual se sentía algo confundido porque antes lo había besado y tratado como si de su omega se tratase; Jung Kook ya lo entendía bien, pero el terco de su lobo no.

Ya se había quitado su ropa, estando frente al espejo del baño en esos momentos. Su mirada delataba lo terriblemente mal que se sentía, pues era triste y no la alegre de siempre; pero sólo él podía darse cuenta de ella. Con todo el cuidado del mundo, quita sus lentes de contacto, parpadeando un poco, y después los deja en su respectivo estuche que siempre traía con él porque había veces en que se los quitaba al no soportarlos por tanto tiempo. Se vuelve a mirar en el espejo, notando que ahora se veía peor que antes.

—Ya te he dejado la ropa en la cama —se escucha la voz de Yoon Gi afuera, y sus ojos automáticamente se vuelven de un brillante azul que tanto odiaba para ese momento.

—Gracias, hyung —le dice, escuchando después la puerta de la habitación cerrarse.

Hace una cara de molestia al ver que el color azul de sus ojos sigue ahí; lo odiaba demasiado. Por su culpa tenía que utilizar molestos lentes de contacto cada que sabía que vería a Yoon Gi —prácticamente, casi todos los días—.

El color que los ojos que los alfas y omegas emitían de vez en cuando, era a causa de ver o escuchar algo o a la misma persona de la cual están perdidamente enamorados. Cuando encontraban a su destinado y ambos sentían amor mutuo, el color que sus ojos emitían era el mismo en ambos, dependiendo el resultado de la mezcla del color de ojos de los lobos del alfa y del omega.

Por eso a Yoon Gi se iluminaron de color rojo —que es el color de ojos que le ha tocado a su lobo— al ver a Yong Sun, y seguramente ni cuenta se dio de eso; pero era más que obvio que a la chica no le podía suceder lo mismo al ser una beta. Eso también significaba que Yong Sun no era su destinada, porque siempre el color que sale a relucir en los ojos del alfa es rojo.

A Jung Kook le solía pasar casi siempre después de que ocurrió su presentación como omega, y sus papás le decían que era porque su lobo apenas estaba amigándose con él; pero, después de una investigación, se dio cuenta que sólo ocurría cuando estaba con Yoon Gi o escuchaba su simple mención, ¿por qué? Porque su lobo creía que él era su destinado. Aunque ya poco después él mismo se dio cuenta de que también sentía un sentimiento de amor hacia su hyung, el cual no era recíproco.

Se podía controlar cuando se presentaba, pues eso también podía confundir a otros alfas cerca de ellos pensando que el omega está entrando en celo; pero la mayoría de veces uno ni siquiera se da cuenta de que sus ojos han cambiado de color. A él, por ser de un color azul celeste, brillaba y se notaba demasiado; fue ese el motivo por el que decidió comprar unos lentes de contacto de su tono natural de ojos para tratar de disimularlo, funcionando hasta la fecha. No podía dormir con los lentes de contacto, así que tenía que quitárselos, pero era peligroso que lo haga justo cuando estaba cerca de Yoon Gi.

Se quita su collar antimarcas, dejándolo sobre el lavabo, para después comenzar a bañarse. Luego de ducharse y de haberse secado perfectamente, sale del baño para poder cambiarse. Sólo que, antes de poder ponerse la camisa, su lobo comienza a agitarse cuando percibe el olor de Yoon Gi, comenzando a delirar. Se pega la camisa a la nariz, aspirando el aroma tan característico del alfa a menta y cereza, inundando sus fosas nasales, sintiéndose en las nubes con sólo eso. Gracias al espejo que estaba frente a él, pudo darse cuenta de que sus ojos estaban de nueva cuenta azules, y odiaba tener que ver aquello; más bien, odiaba ser tan sensible ante Yoon Gi.

Al terminar de vestirse, siente su boca seca, signo de que tiene algo de sed; lo cuál, es bastante normal en él, ya que en las noches le suele dar mucha sed, lo que era problema ya que se paraba en la madrugada para orinar. Ignorando lo mejor que puede el olor que sus prendas tienen de Yoon Gi, y viendo si sus ojos ya no estaban iluminados al tener que controlarlo, sale de la habitación; se arrepiente poco después de cerrar la puerta, soltando un respingo ante el susto de encontrarse tan repentinamente al alfa que le volvía loco con su novia dormida en brazos.

—Por la Luna, me asustaste —dice el omega, poniendo una mano en su pecho, sintiendo su corazón acelerado.

—Perdón, yo tampoco pensé verte tan de pronto —comenta el alfa, riendo, mientras acomoda a Yong Sun en sus brazos—. Supongo que es porque tú estás acostumbrado a estar solo en casa y yo estoy acostumbrado a sólo ver a Yong Sun.

—Puede ser... —dice, incómodo ahora, pues siente que está invadiendo el espacio de la pareja ante tan dulce imagen que regalan.

El alfa regresa a verlo, esta vez con el ceño fruncido.

—Por cierto, ¿por qué tus ojos se pusieron azules? —Ahí, justo ahí, Jung Kook quería que la tierra se lo tragase

—¿En serio? —Pregunta, mientras piensa alguna excusa tonta para responderle—. Supongo que fue por el susto y mi lobo se puso alerta —se encoge de hombros, sintiendo las palmas de sus manos sudorosas.

—No sabía que también le pasaba a los omegas —responde, algo confundido; y el menor no lo culpa, pues aquello que le había dicho como excusa supuestamente sólo ocurría a los alfas cuando estos estaban alertas por cualquier cosa que los afecte o moleste; como por ejemplo, que alguien esté merodeando cerca de su pareja—. ¿No será acaso que estás cerca de tu celo?

Puff... para nada, hyung —hace un pequeño cálculo rápido en su mente—. Faltan casi dos meses para eso, no se preocupe.

—Pero se te puede adelantar, y lo sabes. Por si las dudas, yo diría que te tomes un supresor —vuelve a mirar a la beta dormida entre sus brazos, sonriendo ladinamente—. Mientras, iré a recostar a Yong Sun. Tú deberías dormir también, Kookie.

El omega hace una mueca, sintiéndose otra vez de más en el lugar.

—Estaba a punto de hacerlo, pero necesito tomar algo de agua —Yoon Gi lo ve y asiente.

—Los vasos están en la alacena; puedes tomar agua del grifo —le dice, comenzando a caminar a su dirección principal.

—Bien. Y gracias por dejar que me quede, aunque el departamento no sea tuyo —no puede evitar comentar entre risas.

—Esta es tu casa también —es lo último que le dice, siguiendo su camino.

Jung Kook borra su sonrisa al ya no tenerlo a la vista, sintiendo un leve dolor en su pecho, caminando a la cocina.

Sabía perfectamente que estaba mal sentir esa clase de celos al ver que el alfa que le gusta está con otra persona; más aún cuando era también una muy buena amiga.

Al llegar a la cocina, saca un vaso de la alacena y se sirve agua del grifo, tomando desesperadamente después; aunque, extrañamente, en ese momento en realidad quería algo de alcohol fuerte. Quería olvidar ese enamoramiento hacia el alfa, quería tambien olvidar que fue su culpa que su amor no sea correspondido.

Sin darse cuenta, las lágrimas de frustración e impotencia comenzaban a inundar sus ojos.

"—... sin ti, nosotros no estuviéramos juntos".

Y es que Yong Sun tenía toda la maldita razón. Fue Jung Kook quien los presentó en uno de sus cumpleaños, porque Yong Sun era su mejor amiga mujer, y al parecer le agradaba la idea de que se juntara también con su mejor amigo hombre; pero ¿por qué nadie le advirtió antes que ellos dos se interesarían de más? A tal punto de que ellos comenzaron a hablar sin Jung Kook; a salir sin Jung Kook; a quererse, olvidándose de Jung Kook.

"—Mira, hyung. Ella es Kim Yong Sun, la amiga que te dije que hice en secundaria. Noona, él es Min Yoon Gi, mi mejor amigo desde que yo estaba en preescolar".

¡¿Por qué nadie le dijo que aquel había sido su más grande error y que ahora mismo se estaría arrepintiendo por ello!?

Sin si quiera darse cuenta, por la furia que lo cegó en ese momento, lanzó el vaso contra la pared, y hasta que escucho el vidrio rompiéndose en añicos, supo la estupidez que acababa de hacer.

—Mierda —sisea, rogándole a la Luna que nadie haya escuchado aquello.

Se acerca a los vidrios rotos y con el mayor cuidado que puede tener en ese momento, comienza a levantarlos para luego echarlos al bote de la basura.

—¿Pero qué pasó? —Se sobresalta al escuchar la voz asustada y sorprendida de Yoon Gi.

—Se-se me cayó el vaso por accidente, me estaba quedando dormido —miente, siguiendo con su trabajo de recoger los vidrios rotos.

—¿Estás bien? —Pregunta, poniéndose de cuclillas a su lado.

—Lo estoy —responde, pero poco después exclama—: ¡Auch! —Por accidente, se había cortado el dedo con el filo de un vidrio; no era la herida más grande del mundo, pero sí le había dolido un poquito.

Ve el dedo lastimado, notando apenas una gotita de sangre queriendo salir de este.

—Jung Kook...

—Estoy bien. Recuerda que soy doctor, esto sinceramente no es nada —hace un gesto desdeñoso con la mano, restándole importancia.

—Ve a dormir, Kook; si hiciste esto por estarte quedando dormido, sería mejor que vayas a hacerlo —ahí, el omega levanta la mirada para verlo directamente a los ojos. Yoon Gi frunce el ceño—. ¿Estuviste llorando?

«Mierda...»

—Y-yo... —no había excusa para eso, ni siquiera diciéndole que fue por el dolor de la cortadita, ya que él mismo dijo que no era nada. Tampoco podía decirle la verdad; de ser así, estaba seguro que el alfa lo odiaría por pensar todo aquello.

Y con sólo recordarlo, comenzó a llorar esta vez de verdad; se sentía la peor persona por pensar que su mayor error fue el comienzo de la felicidad de dos seres maravillosos.

—¿Qué te...? —Pero antes de formular la pregunta, ya tenía a Jung Kook abrazándolo fuertemente, llorando contra su hombro.

Nunca le había gustado ver a su pequeño llorar; de sólo verlo se le partía el alma.

—Perdón —solloza Jung Kook, apretando la camisa del alfa mientras seguía llorando—, en serio perdóname.

—El vaso no es para tanto, ¿por qué lloras? —No le podía decir la verdad; pero tampoco le quería mentir a su mejor amigo.

—Soy un idiota —murmura, hipando, mientras siente las suaves caricias que Yoon Gi le proporcionaba a su cabello para tratar de tranquilizarlo.

—No eres un idiota —le dice el alfa, comenzando a sacar feromonas tranquilizantes para que el menor se calmara un poco; no era la primera vez que hacía eso, y sabe que con hacerlo siempre lograba su cometido.

El omega parece tranquilizarse un poco gracias a las feromonas, sólo que no era suficiente como para dejar de llorar. Seguía sintiéndose la peor persona.

—¿Ya estás mejor? —Susurra el mayor, ganándose un asentimiento de cabeza por parte del contrario.

Estaba mintiendo.

—Mejor ve a dormir, y no te preocupes por esto, yo lo limpio —hace que se vean a los ojos, regalándole una dulce mirada junto a una bella sonrisa; sólo eso fue suficiente para que el lobo del omega se alborotara.

—Bien —murmura, levantándose—. Buenas noches.

—Qué descanses —luego de eso, Jung Kook sale de la cocina, haciendo que el mayor ahora reemplazara su sonrisa por una mueca.

No, claro que no pudo ignorar el color azul brillante en los ojos de Jung Kook en cuanto le sonrió; eso sólo le preocupaba, pues verdaderamente no significaba nada bueno.

[•••]

¡Feliz cumple, Jor! Ojalá la hayas pasado bien. Te quiero a montones. ♡♡♡

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