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「 02 」


No sabía qué pensar.

No sabía qué hacer.

No sabía qué decir.

Pero tampoco entendía porqué le había correspondido al contacto, ni porqué había colocado sus manos sobre los hombros de Yoon Gi.

Quizá era porque, justo ahora, su lobo ha decidido tomar completo control sobre él. Pero, a pesar de eso, no sentía correcto hacerlo; mucho menos lo sintió cuando se percató como miles de flashes de las cámaras de la prensa comenzaban a aturdirlo —aún cuando tenía los ojos cerrados—. Sabía perfectamente que eran el centro de atención en estos momentos, lo cual hacía que se sintiera mucho más asfixiado que antes. Había una luz más potente sobre ellos; estaba seguro que se trataba de un maldito reflector. Quizá no podía ver, pero podía sentir.

Para su suerte —pues parecía que si continuaba iba a desmayarse frente a todos—, Yoon Gi deshace el beso, quitando solo una mano de su cintura. Luego, se vuelve a su lado y ve como una de las empleadas del lugar lo mira boquiabierta mientras le extendía un micrófono. Sin más, lo toma.

—A todos los aquí presentes quiero informarles que... —agarra la cintura de Jung Kook por completo y lo pega a su cuerpo— dentro de algunos meses, me casaré con este maravilloso chico —regresa a verlo con una gran y hermosa sonrisa, derritiendo al menor que estaba a punto de sufrir un ataque de ansiedad, solo para luego agregar—: mi omega, Jeon Jung Kook.

Este último tuvo que sostenerse del cuerpo de Yoon Gi para no caer. No podía creer lo que estaba pasando; ni siquiera sabía lo que ocurría. Más flashes comenzaron a atacarlos. Se sentía demasiado abrumado ahora. Podía desmayarse en cualquier momento, tal cual niño, cuando su problema de ansiedad y pánico escénico eran más graves.

Traga saliva, da un suspiro, y termina por sonreír.

Aún no sabiendo lo que pasaba, algo le decía que tenía que seguirle la mentira a Yoon Gi, y eso hizo.

El vaso con ligero vodka con hielo en su mano temblorosa hacía ruido al chocar los cubitos de hielo con el vidrio. Ya había pasado más de una hora de lo sucedido, pero aún así no podía calmarse. Menos cuando seguía confundido.

No pudo preguntarle nada a Yoon Gi porque una ola de reporteros lo atacaron con preguntas, a lo cual él decidió alejarse de ahí por su propio bien. Desde ese momento, sólo ha visto a su mejor amigo desde lejos, sus miradas conectándose una que otra vez. Unas cuantas personas se acercaban a Jung Kook, en toda esa hora que estuvo solo, para felicitarlo por su compromiso con Yoon Gi, y él —para su desgracia— tenía que seguir con la mentira y agradecerles por sus felicitaciones.

El beso lo había afectado en demasía. Su lobo —por más que intentaba— no podía calmarse; estaba demasiado feliz. Había tratado de hablar con él, tranquilizarlo, decirle que aquello no significaba nada, pero el lobo terco hacía caso omiso. Era demasiado molesto. Jung Kook era lo contrario a su lobo en estos momentos. JK estaba triste porque sabía que el beso verdaderamente no ha significado nada para el alfa; sabía también que había sido su grandiosa forma de escapar de lo que su padre quería; estaba más que enterado que sólo había sido utilizado. Le dolía demasiado, y se había aguantado demasiado las ganas de echarse a llorar como el omega débil que, por desgracia, le tocó ser debido a su debilucho lobo.

Era aún peor el asunto si se ponía a analizar la situación con más calma, dejando de lado sus sentimientos por un momento. Yoon Gi definitivamente había perdido la cabeza. Él sabía a la perfección que las parejas homosexuales no son bien vistas por todo el mundo; sólo puede haber relaciones entre hombre y mujer, sean lo que fuesen, según las creencias de las personas. Un omega varón tenía que estar con una mujer alfa; un hombre alfa tenía que estar con una omega; con los betas es la misma situación. Su pálido amigo no sólo se metería en problemas con su padre, sino con el mundo con mente cerrada en general. Jung Kook no tenía problemas con ello —puesto que él era abiertamente gay para las personas más cercanas a él—, pero sabía sobre la completa heterosexualidad de Yoon Gi. Agregándole otro problema muchísimo más grande...

—Felicidades por tu compromiso con Min Yoon Gi —una mujer de avanzada edad lo sobresalta, sacándolo de sus pensamientos.

—Muchas gracias —le muestra una sonrisa.

—Sé que quizá esto sea algo difícil ya que ambos son hombres, pero sé que serán muy felices —la mujer beta se retira luego de eso.

Poco después, el aroma embriagante de menta y cereza inundó sus fosas nasales como nunca antes, haciendo que su lobo comience a ponerse inquieto porque el alfa que tanto quiere está cerca. Jung Kook igual podría ponerse de esa manera, de no ser por lo que ocurrió con anterioridad.

—Puedo explicártelo todo, Jung Kook —es lo primero que suelta mientras se sienta frente a él.

—¿Qué me vas a explicar, Yoon Gi? —Era de las pocas veces en que no le hablaba con honoríficos o le decía por su lindo apodo que él mismo le había puesto; eso sólo le hacía entender al alfa que el contrario estaba más que molesto con él—, ¿qué me convenciste de venir aquí simplemente para utilizarme y salirte con la tuya, es eso? —suspira con pesadez—. Ahora creo que puedo entender tu cariñoso comportamiento en el restaurante...

—No, Kookie —toma su mano libre, tratando de tranquilizar al menor, pero este hace un rápido y disimulado movimiento para deshacer su toque. Era sorprendente para Yoon Gi todo eso, le rompía el corazón ver a su mejor amigo en ese estado de furia causado por sus idioteces—, no pienses eso. Jamás te haría algo así.

—Pues ya lo haz hecho —le destrozaba aún más escuchar el tono dolido en que le hablaba. No solo dolido, sino también decepcionado.

—Tuve mis motivos y razones. Tú más que nadie lo sabes —el omega ríe sin una sola pizca de gracia.

—¿En serio utilizarás los problemas que tienes con tu padre como excusa? —Yoon Gi niega con la cabeza inmediatamente.

—No. Claro que no. Kookie, tenía un plan antes de venir aquí, lo había estado organizando desde que me enteré de esta estúpida fiesta. No era este, ni siquiera tiene nada que ver con lo que sucedió en realidad —suspira, frustrado porque no veía mejoría en el estado de ánimo de su amigo—. Mi plan principal era hablar por el micrófono y exponer a mi padre, pero él fue quien me quitó la oportunidad de hacerlo, como si supiera que lo haría. Después de exponerlo, me iría contigo a cualquier lugar de Seúl para celebrar que al fin me había librado de las cuerdas de mi padre, pero nada salió como esperé. Lo único que te pido es que entiendas la situación y me ayudes ahora que te necesito más que nunca antes, Kookie —lo mira con ojos llenos de súplica—. Por favor...

¿Qué podía hacer Jung Kook en esos momentos?

Exacto, nada.

No cuando él mismo, sin necesidad de que Yoon Gi le dijera, ya le había comenzado a seguir el juego. Ya había aceptado hacerlo, sin esperar a que el alfa se lo pidiera. Era tan estúpido, incluso para eso. Claramente pudo detener todo esto antes de que se cometiera, pero como siempre jamás reaccionó a tiempo. Odiaba tener que fingir, más aún por la situación en cuestión, sin embargo... ¿qué más le quedaba?

—Necesito tomar algo de aire —dice de la nada—. ¿Hay algún lugar donde lo pueda hacer sin que salga del local? —Yoon Gi asiente.

—Si caminas derecho en esa dirección, te encontrarás con un balcón. Seguro puedes ir ahí.

—Bien... —suelta en un suspiro, levantándose de su asiento, comenzando a caminar después. Antes de que se alejara lo suficiente, el pelinegro lo toma ligeramente del brazo.

—Te espero aquí —no esperaba que le dijera algo así, pero solo asiente porque quiere alejarse un poco de todas las personas que lo único que hacen es asfixiarlo.

Al llegar al dichoso balcón, el aire frío de la noche lo golpea, pero no le molesta en lo absoluto, pues era justamente lo que necesitaba. Se recarga en el barandal y cierra sus ojos, tratando de pensar en una respuesta hacia lo que Yoon Gi quiere. Hubiera aceptado de forma inmediata, pero tampoco se quería ver tan fácil sólo porque se trataba de su mejor amigo y amor desde la infancia. Era tan complicado, lo peor es que quien más le ayudaba en este tipo de situaciones solamente saltaba de felicidad; sí, su lobo. Prácticamente el alma de Jung Kook estaba dividida en lo que él quería a lo que su lobo deseaba.

Estaba tan sumergido en sus pensamientos, que no se percató de la presencia de otra persona, la cual lo tomó sin cuidado alguno de su hombro, haciéndolo girar, solo para propinarle una fuerte y ruidosa cachetada.

—¿Qué demonios estás planeando, Jeon Jung Kook? —A pesar de que no la escuchaba desde hace ya tiempo, podía reconocer esa odiosa voz femenina.

—Yo igual estoy feliz de verte, Park Song In —comenta, sarcástico, acariciando el lugar donde el golpe había sido recibido.

—No digas estupideces y responde —habla entre dientes, furiosa con el omega contrario.

—Yo no estoy planeando nada, noona —suspira—. Al contrario de mí, tú sí que tenías un plan, ¿no es así?

—Por obvias razones a ti no te puedo mentir, Yoon Gi seguramente te lo ha contado todo ya. Pero no me importa, eso no te da derecho a robarlo.

—Y dime, ¿cuándo fue tuyo? —Hay un incómodo silencio luego de eso—. Exacto, nunca. Siempre te odió por tu acoso, nunca te presto la mayor atención, alguien que conozca la historia claramente sabría que sería algo muy raro que de la noche a la mañana se hayan llevado tan bien a tal punto de querer casarse —chasquea los dientes—. Hubieras pensado mejor las cosas antes de hacerlas, noona.

La rubia quería responder algo, pero no encontró nada para contraatacar las palabras tan correctas que había dicho el menor.

—Pero tú igual mientes, claramente no estás con Yoon Gi; igual formas parte de un teatrito.

—¿En verdad lo crees? —suelta una carcajada—. Tú mejor que nadie sabes que Yoon Gi y yo somos muy unidos desde que éramos muy pequeños. Soy el único omega que podría entrar en su lista de verdaderos amigos, además de tomar el puesto principal como su mejor aliado. En verdad, no era de extrañarse que esto pasara tarde o temprano, ¿y qué mejor revelarlo ahora que planean separarnos?

—No puedo creerte.

—No me importa si lo haces, al igual nadie te hubiese creído a ti de todos modos —se encoge de hombros, comenzando a caminar para alejarse del lugar y regresar con Yoon Gi.

—Esto no se va a quedar así, Jeon Jung Kook.

—Sí, sí, como digas —sin más, se retira.

Llega nuevamente al lugar donde antes estaba con Yoon Gi, encontrándolo sorpresivamente ahí todavía. Al verlo, no puede evitar sonreírle.

—Vaya, tardaste menos de lo que pensé —en cuanto ve el rostro de Jung Kook su sonrisa se borra tan rápido como se formó—. ¿Qué demonios te pasó en la mejilla? —El menor quiere reír de solo pensar en la respuesta, pero antes de poder decirla, es interrumpido.

—¿Quién lo diría? —Una tercera voz aparece—, Jeon Jung Kook y Min Yoon Gi se van a casar —bufa, sorprendido—. En realidad, era algo que ya se veía venir, pero aún así tuve que hacerme el sorprendido.

Por suerte, su mejilla no le es visible al chico, así que Jeon se siente aliviado.

—Igual estoy feliz de verte, Nam Joon —comenta el omega menor, fingiendo molestia e indignación.

—Cierto, cierto —se acerca al azabache y le da un ligero abrazo junto a un beso en la mejilla que le es correspondido—. Tenía ya tiempo sin verte, Kookie. Haz cambiado, ya no tienes esa cara de niño de antes —el contrario ríe por su comentario.

—Y tú ya no te ves como el mismo omega bruto de antes —Nam Joon emite un sonido, como contradiciendo al menor.

—Sigo siendo algo bruto, en realidad.

Los dos omegas se habían conocido en el instituto. Era de los pocos verdaderos amigos que Jung Kook pudo hacer, pues ambos siempre se fueron por las mismas clases ya que querían especializarse en medicina; lo cual, con orgullo, lograron; sólo que Nam Joon se especializó en cardiología y Jung Kook en pediatría. Desde que se habían graduado, muy pocas veces se habían visto después por cuestiones de su trabajo —ya que sus agendas nunca coincidían—, pero seguían en contacto, aunque no de forma muy constante por lo mismo del trabajo.

—Parece que yo estoy pintado —no puede evitar comentar el mayor de ambos omegas, captando su atención.

—Ah, hola Yoon Gi —saluda el moreno de forma cortante, sólo para molestar al alfa, pues le encantaba verlo enojado por cualquier maldad suya por alguna extraña razón. Simplemente recibe una mirada no muy agradable del pelinegro, el cual ya estaba más que acostumbrado a lo castrante que podía llegar a ser ese omega.

—Por cierto, ¿qué haces aquí? —Pregunta Jung Kook.

—Bueno, mis padres y los de Yoon Gi siempre se han llevado bastante bien, así que nos invitaron porque al parecer habría una muy importante revelación que teníamos que escuchar antes que cualquier otra persona. De haber sabido que la revelación iba a ser esta, no me habría negado como cien veces en venir e inmediatamente hubiese aceptado la invitación. Estoy muy feliz de haber venido —les sonríe de forma pícara y hace ligeros movimientos con las cejas—. Así que están juntos, incluso se van a casar —suelta un suspiro—, ¿por qué nunca me lo dijeron? Yo era de esos pocos que en el instituto decía que ustedes dos acabarían juntos y me tachaban de loco. Ahora mírenlos, ¿quién era el loco entonces? —Ríe con ligereza—. Hacen una muy linda pareja, ¿desde cuando comenzaron a salir?

Jung Kook comenzó a balbucear al no tener respuesta alguna ante su pregunta. Yoon Gi, como todo un salvador, se acerca al azabache y lo abraza por los hombros, dándole unas ligeras palmadas, como diciéndole que se calmara y que él arreglaría las cosas.

—Desde hace seis meses —responde el alfa—. Sé que quizá sea poco tiempo, pero nos conocemos de casi toda la vida, no necesito más tiempo como para darme cuenta que quiero pasar el resto de mi vida junto a él —pegó su cuerpo al suyo, aprovechando la cercanía para darle un beso en la sien. Jung Kook se limita a sonreír de lado, con sus mejillas sonrojadas, y su corazón latiendo como un loco.

Porque, aún estando molesto con el alfa por lo que está teniendo que pasar por su culpa, seguía muy enamorado de él.

Nam Joon suelta un sonido lleno de ternura, para luego agregar:

—En serio que siempre me han encantado —se limpia unas lágrimas imaginarias de sus mejillas—, estoy muy orgulloso de que al fin estén juntos —cambia su rostro de fingido lloriqueo a una de completa felicidad—. Espero que me inviten a la boda, y que sea padrino de algo, de paso.

Jung Kook ríe un poco, pues le causaba gracia aquello de verdad.

—Te lo prometo, hyung. Ahora, Ginnie, estoy algo cansado, ¿me podrías llevar a casa? —El pelinegro le regala un asentimiento.

—Claro.

—Bien —dirige su mirada hacia el otro omega—. Ojalá nos veamos pronto, Joonie.

—Lo mismo digo, Kookie —igual se despide.

Yoon Gi sólo se despide con un movimiento de cabeza, el cual le es regresado de forma divertida. Se retiran del lugar poco después, sin que el abrazo que había impuesto el mayor se rompiera, ganándose un montón de miradas de los que estaban a su alrededor. Ahí, parece ser que el menor por fin puede respirar como es debido.

—¿Estás bien...? —Jung Kook le muestra la palma de su mano, cortándolo.

—Sólo llévame a casa —se limita a decir, y Yoon Gi asiente, pues no quiere más problemas con su amigo.

El alfa estaciona el auto frente al condominio donde Jung Kook vive. Lo regresa a ver, dándose cuenta del inexplicable rostro que ahora tiene. Era demasiado raro para el mayor mirarlo así —triste, sin ánimos, callado— cuando siempre lo ha conocido como un chico que en ocasiones se vuelve todo un hablador, siempre portando un aura de completa seguridad y felicidad, logrando sacarte una sonrisa hasta en los más difíciles momentos con tan solo hacer acto de presencia. Se sentía completamente culpable de haberle ocasionado todo aquello a un ser tan maravilloso y lleno de vida como su mejor amigo.

Al darse cuenta de que Jung Kook había comenzado a quitarse su cinturón de seguridad, toma su mentón con ligereza y hace que se vean a los ojos, percatandose que su mejilla seguía igual de roja que cuando lo vio al regresar del balcón.

—¿Ahora sí me dirás quien te hizo eso? —El omega se aparta, lo suficiente para deshacer el toque que el mayor había formado.

—Tu querida mejor amiga Park Song In —le responde.

—¿Qué esa loca qué? —Se le puede escuchar gruñir, asustando ligeramente al menor, pues sabía como se lograba poner Yoon Gi cuando estaba furioso—. Voy a tener que hablar con ella, no tiene el derecho de golpearte.

—Tú tampoco tenías derecho de besarme y aún así lo hiciste —Yoon Gi se queda en silencio ante su lógica. El menor niega con la cabeza—. ¿Qué pensará Yong Sun noona cuando se entere de esto?

—Ella lo entenderá...

—¿Y qué si no lo hace? —lo mira, esperando una respuesta—. Nunca me dijiste nada respecto a la opinión de ella ante el escándalo con Song In, así que estoy casi seguro de que no le comentaste nada del tema.

—Tienes razón —suspira con pesadez—. Pero siempre ha sido alguien comprensible así que no deberías de preocuparte por ella.

Jung Kook se cruza de brazos, y sin querer un ligero puchero se forma en sus labios.

—Aun así, no estoy muy contento con todo esto —en esos precisos instantes quería soltarse a llorar de impotencia, pero debía resistir mientras seguía estando con Yoon Gi encerrados en su auto.

Al teléfono del mayor le entra una llamada, por lo cual saca el aparato de su bolsillo y mira la pantalla, contestando inmediatamente al ver de quien se trataba.

—Hola, cariño —saluda. Jung Kook inmediatamente sabe de quién se trata.

—¿Aún sigues en la fiesta? —Le pregunta la persona al otro lado de la línea.

—No —mira al chico a su lado, con semblante molesto—. Estoy frente a la casa de Jung Kook, vine a dejarlo.

Escucha cómo suspira.

—¿Puedes venir después a mi casa, cierto? —Un efímero silencio—. Necesito hablar contigo —en ningún momento se le escucha molesta, ni tampoco celosa, al contrario, se escucha muy pacífica y sin querer hacer un pleito con Yoon Gi.

—Llegó ahí en cinco minutos —le informa, colgando después.

Jung Kook evita el reírse con ironía, pero aun así dice:

—Por lo que veo, ya te vas —hace una mueca.

—Yong Sun quiere que vaya a verla.

—¿Y para qué crees que quiere que vayas? —No puede evitar verlo con obviedad. Bufa—. Te deseo mucha suerte —trata de abrir el auto para salir, pero Yoon Gi fue más rápido y se apresuró a cerrar la puerta desde el control del auto.

—Espera —comienza a buscar algo en su abrigo y, cuando lo siente, lo saca, haciendo que Jung Kook inmediatamente viera de lo que se trataba, pudiendo sentir un nudo en la garganta y las lágrimas poco después queriendo salir.

—No... —solloza, apartando la mirada de la pequeña pero elegante caja que tenía en su mano, sabiendo a la perfección cuál era su contenido.

—Por favor, Kookie —toma su mano y pone la caja en la palma—. Debes utilizarlo a partir de ahora en todos los lugares a los que vayas para que crean que nuestro compromiso va en serio. Perdón por meterte en todo esto, pero eres la única esperanza que me queda en estos momentos. Ayúdame —suplicó, pero Jung Kook no quería caer en esto, no quería ser parte del plan que tenía en mente Yoon Gi, pero no siempre se negaba a algo que el alfa le pida, menos de esa forma tan suplicante.

Cierra los ojos y cuenta hasta diez, terminando por tomar la caja. Yoon Gi se siente aliviado ante aquello.

—Créeme que no quiero hacerlo —susurra—, pero siento la necesidad de ayudarte —miente. Es claro que no era por eso, sino porque tenía una idea de lo que el plan de Yoon Gi podría tratarse, y quería saber que se sentía ser su pareja, aunque fuese todo un teatro.

—Eres el mejor, ¿lo sabías? —Acaricia su muñeca, haciendo que un escalofrío recorriera al menor.

Sólo asiente, abriendo de forma manual la puerta, saliendo del automóvil, sintiéndose un poco —solo un poco— menos asfixiado, ya que un nudo fuerte y doloroso en la garganta se lo impedía.

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