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treinta y siete

スター
Strange; capítulo treinta y siete
«comienzo del plan»

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La oscuridad arrasó por todo el lugar, llenando todo el sitio de bruma oscura y densa, con sonidos lastimeros que solo aumentaba el pesado ambiente y que el río de lágrimas que recorría todo el territorio se inundara aún más; provocando que todo se inundara en cuestión de segundos y que solo sollozos se escuchen antes de que todo quedara lleno de una agua triste. Abrió sus ojos luego de unas horas, viendo las estrellas que iluminaban su rostro en un toque triste y tranquilo, como si ellas estuvieran protegiendo su corazón para que no se rompa aún más. A su lado, Shisui acariciaba las largas hebras azabaches de la fémina, queriendo disculparse por la actitud que tuvo su mejor amigo ante lo que hizo pero solo recibió una sonrisa falsa, aparentando que todo estaba bien, que ella lo estaba.

—No finjas que estás bien, Ayanami —dijo el varón, observándola con esas dos cuencas negras que solo le hacían recordar a su pareja.

Apartó la mirada, sin querer ver más y alzó su mano mostrando el anillo blanquecino que sería el objeto que haría que el lazo de Ayanami con Itachi se fortaleciera aún más y suspiró escondiéndolo en su bolsillo, ya rendida por todos los sentimientos que abrumaron su consciencia y las tersas lágrimas que aún querían ser libres.

—¿Hice algo mal? —preguntó. Su voz antes tranquila ahora estaba ronca y seca, no había suavidad entre el medio y eso solo aumentaba la preocupación de su acompañante.

La miró por breves minutos. Estaba sentada mirando a las estrellas, sin ese brillo que antes caracterizaba su mirar, quedando opacos; sus brazos entrecruzados, como si protegiera su corazón de cualquier ataque que viniera de imprevisto. Estaba mal, el rechazo a esa propuesta la puso mal. Acercó su mano para apoyarla en el hombro de la fémina, acariciándolo por instantes, diciéndole con ese gesto que él estaba ahí como su apoyo. Vio una lágrima caer al suelo y la abrazó por los hombros, susurrándole que todo estaría bien pero solo recibió sollozos que solo aumentó las ganas de golpear a su mejor amigo.

Sabía que él amaba a su amiga, pero aún no entendía el por qué la rechazó cuando le propuso matrimonio.

—Yo creí que él aceptaría —susurró Ayanami agarrando sus piernas y apoyando su mentón en sus rodillas, aún sintiendo los brazos de su amigo rodear sus hombros—. ¿A caso él...?

—No pienses eso, en verdad Itachi te ama pero no sé que le sucede últimamente —le cortó el monólogo a la fémina y suspiró acomodándose más—. Por cierto, sé que llevan más de tres años juntos pero nunca creí que tú darías el siguiente paso.

—Lo hice porque sé lo que sucederá en las próximas semanas, solo quería disfrutar lo que quedaba con él y cumplir con esa fantasía que tenía en mente, verlo de ese traje oscuro y con sus ojos brillosos, diciendo "acepto" pero no se va a poder hacer.

—¿Cómo lo sabes? ¿Qué sucederá, Ayanami?

Dejó de abrazarla para ponerse al frente de ella, mirándola expectantemente. ¿Tanto poder tenía el Clan Hoshi como para saber el futuro? Se preguntaba el mayor al notar los puños apretados de la menor, sin poder creerlo.

—Muerte, sangre, destrucción y lágrimas —murmuró apartando su mirada—. Todo lo vi durante más de dos años, escenas cortas pero que lograron que comenzara a hacer un plan, uno en el que todo tomaría un rumbo diferente.

Hoshi tenía todo calculado, cuando pasaría tal cosa para intervenir y así no tener que ver la obscuridad apoderarse de las almas de esas personas. Sus manos temblaron, cuestionándose si todo saldría bien; se sentía como la ficha importante en toda la historia, esa ficha capaz de cambiar el destino de todos pero también la ficha con más riesgo de perder más de lo que debería. El destino se podía cambiar, sí, pero nunca decían que no te podían quitar algo por tus acciones.

Y ella se sentía así, si cambiaba el futuro, podía hacer que otra línea temporal se uniera a la suya y creara desastres si cambiaba esos sucesos.

Chistó su lengua parándose y caminando hacia la tienda de campaña, escuchando los pasos de su amigo detrás de ella mientras pronunciaba su nombre.

—¿Qué harás, Ayanami? 

Lo miró de reojo, guardando muchas cosas en una mochila grande para ponerla en su espalda y cuando ya tuvo todo listo le sonrió ligeramente al varón, sorprendiéndolo. 

—Comenzar con el plan, y debo comenzar a preparar un sitio antes de que ocurra algo —dijo agarrando con firmeza los tirantes de la mochila—. Pero primero debo hablar de algo con alguien.

Shisui frunció el ceño, mirándola con seriedad, sintiendo que algo malo vendría y solo le quedó suspirar y tocar el hombro de la mujer, dándole un apretón amistosamente.

—Cuídate.

—Cuida a Itachi por mi parte, Shisui —le sonrió y lo abrazó, logrando hacer que se tambalee un poco—. ¿Si?

—Claro que sí —respondió confundido, correspondiendo el abrazo pero sintió como se desvanecía en pequeñas partículas blancas y pronto él hizo lo mismo, yendo hacia la noche estrellada observando desde arriba los caminos diferentes que tomaron la pareja.

Ayanami caminó por la cueva con tranquilidad, observando de reojo a un rubio crear más arcilla y a un pelinegro  contar dinero. Regresó su mirada al frente, yendo directamente hacia la oficina de Pain. Tocó la puerta y cuando escuchó el permiso para entrar, lo hizo; observó la cara seria del "líder" y le sonrió de lado, cerrando la puerta detrás de sí.

—Pain.

—Ayanami, ¿qué haces aquí? —la miró con el ceño fruncido, levantándose de su silla y poniendo sus manos en el borde de su escritorio, apretándolo con enojo.

—Elemento Estrella, Jutsu Silenciador de Átomos Estelares —luego de que hizo los sellos, pronunció el jutsu y puso su mano en la pared, creando una fina capa blanca rodear todas las paredes y pisos, silenciando la habitación.

—¿Qué haces?

—Necesitamos hablar de ciertas cosas, Pain.

La sala se mantuvo silenciosa, en donde las dos miradas de diferentes colores se observaban entre sí, buscando si podían confiar en el otro. Pain asintió, aceptando en silencio la propuesta de la mujer y ésta caminó lentamente hasta sentarse en la silla que estaba en frente del escritorio, pidiéndole con un ademán de manos que él haga lo mismo con su respectiva silla.

—Hablemos de Tobi, líder.

—¿Tobi? —frunció el ceño mirándola con intriga, ¿cómo podía saber ella de Tobi si aún no se informaba sobre el nuevo integrante?

—Tobi matará a Konan, señor.

Se irguió, poniéndose serio de un momento a otro, cuando se trataba de su amiga era un asunto serio.

—¿Cómo lo sabes?

—Las estrellas lo saben todo, Pain —respondió ladeando su rostro y suspiró cruzándose de brazos—. Tobi va en busca del Rinnegan de Nagato y la matará porque ella es la única que sabe de su ubicación.

—¿Cuándo sucederá eso?

—Unas horas o días después de que usted realice su plan.

Ambos comenzaron a hablar sobre el tema, ideando un plan para que Konan no muera pero Ayanami tuvo que decir que la presencia de ella no aparecería en el plan, porque no estaría disponible en ese momento, por lo cual Pain tuvo que idear otro, uno en donde solo ella podría salvarse. La Hoshi sabía bien que Pain moriría al igual que Nagato, ambos "cumpliendo" con su plan y eso no lo cambiaría, porque la estrella de ambos se estaban por completar.

¿Cómo lo sabía? La estrella de ambos estaban conectadas.

Salió de la oficina luego de una hora, deshaciendo el jutsu por si alguna planta querría escuchar la conversación. Miró por última vez a su líder, encontrándolo con la mirada perdida y siguió su camino hacia afuera de la cueva, notando como Itachi iba en la dirección contraria a la de ella; ambos se miraron por instantes y Ayanami le sonrió con sus ojos cerrados, diciéndole que todo estaba bien y ella siguió con su camino, sintiendo como los ojos oscuros del Uchiha se clavaban en la mochila que tenía colgando en su espalda y desapareció usando la Teletransportación del Rayo Estelar.

Su plan ya había comenzado.



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