thirteen • the witch
STILL ALIVE
CAPÍTULO TRECE
➜ LA BRUJA.
DESPUÉS DE AQUELLA PELEA, Cindy estaba en el comedor limpiando junto a Tommy.
—Juro por Dios que todos quieren arruinarme la vida —decía, con molestia en su voz—. Alice... sigue con lo mismo. Es como si tuviéramos 12 años y su meta en la vida fuera... castigarme por algo que no fue mi culpa.
—No puedo creer que sigan siendo amigas después de eso —dijo Tommy, con un tono un tanto cansado, ya que la había tenido que escuchar desde que empezaron a limpiar.
—Y Ziggy... —Cindy soltó un suspiro—. En cualquier momento, termina presa o algo peor. Intento dar el ejemplo y progresar, para poder cuidar de nuestra hija juntos. Pero, no, soy la presumida que odia la diversión. Y no es verdad. ¡Me gusta divertirme! Solo quería salir de Shadyside los tres. ¿Es una locura? —la esponja con la que se encontraba limpiando, se rompió por la fuerza que usaba a medida que hablaba—. ¡Mierda! ¡Mierda!
—¿Cindy Berman dijo palabrotas? —Tommy rió, levantándose con una expresión divertida.
—¡Ahora no, Tommy! ¡No estoy de humor!
Cindy se levantó y se dirigió a la bodega del comedor.
—Tranquila —se repitió—. No pasa nada. Solo... respira.
Comenzó a buscar una esponja. Al encontrar una, la agarró, pero sintió algo pasar cerca.
—Tommy, ¿eres tú? ¿Tommy?
Se dirigió a la cocina, preocupándose al ver el cajón de cuchillos abierto. Sacudió la cabeza, intentando despejar sus pensamientos, y volvió al comedor.
—Tommy, ¿qué haces? Estás... —dijo, pero no vio a nadie—. Asustándome.
—¿Qué pasa, linda? —preguntó de pronto su novio detrás de ella, haciéndola voltear rápidamente.
Tommy se volvió hacia la cocina. Cindy, confundida, hizo lo mismo. Ambos vieron a la enfermera Lane.
—¿Enfermera? —frunció el ceño el chico.
—Lo siento —dijo la mujer, y se dieron cuenta de que tenía un cuchillo en la mano—. Pero no puedo salvarte. Vi tu nombre. Lo vi en la pared. De una forma u otra, esta noche morirás.
—¿De qué habla?
De pronto, la enfermera Lane se abalanzó sobre Tommy con el cuchillo. Él luchó para evitar que se lo clavara.
Logró hacer que ella soltara el arma, pero la mujer comenzó a intentar ahogarlo, y ambos cayeron al suelo.
Cindy observaba la escena, paralizada.
Tommy empujó a la enfermera Lane, haciendo que chocara contra una banca. Se asustó, creyendo que la había matado. Sintió un dolor punzante en la cabeza y se dio cuenta de que tenía un poco de sangre.
[ • • • ]
Más tarde, la enfermera Lane era llevada en una camilla, aún inconsciente. Cindy y Tommy estaban sentados junto a un oficial, relatando lo ocurrido.
—¿Tienen alguna idea de por qué hizo esto? —preguntó el oficial, mirando a Tommy.
—Ningún rencor. Apenas hablamos —dijo él, todavía conmocionado—. Solo le pedí repelente. Además, cuidaba a nuestra hija; le tenemos confianza. Eso es todo —negó—. No tiene sentido.
—¿Por qué...? ¿Por qué haría algo así? —preguntó Cindy, con un tono de temor.
—Estaba loca, como su hija —dijo el oficial con indiferencia, mientras tomaba algunas notas.
—Nunca pareció estar loca.
—Eso dijo de la hija, pero la gente cuerda no descuartiza a sus amigos —respondió el hombre—. Cuéntame de nuevo qué pasó.
—Entró a la cocina...
Cindy vio a lo lejos cómo Sheila y sus dos amigas se acercaban a su hermana, y recordó las palabras de la enfermera.
—Bonnie —murmuró, mirando a su novio—. Voy a buscar a Bonnie.
El chico asintió levemente, distraído.
La pelirroja se levantó y se dirigió a la enfermería, mientras las palabras de la mujer resonaban en su mente.
"Lo siento. Pero no puedo salvarte. De una forma u otra, esta noche morirás".
[ • • • ]
El comedor estaba lleno nuevamente. Los murmullos sobre el ataque de la enfermera Lane inundaban el ambiente.
—La hija mató a siete personas.
—Se llamaba Ruby Lane.
—Estaba poseída... igual que la loca de su hija —dijo Sheila, sentándose junto a sus amigos.
—Sarah Fier ataca otra vez —comentó Will.
—¿Cómo los elige?
—Es una locura —dijo Bethany—. ¿Harán la guerra del color?
—Es hoy.
—¡Los psicópatas de Shadyside siempre arruinan todo!
Todos hablaban sobre lo que había sucedido anteriormente.
—Dijo que, de todas formas, esta noche moriría —Tommy les decía a sus amigos.
—¡Qué miedo! —exclamó Gary, divertido, dejando de hacerle caras a la bebé junto a ellos.
—Los chicos tienen razón —dijo Joan—. Es comportamiento de bruja —sonrió.
—Debe haber una explicación —les dijo Cindy, mientras intentaba hacer dormir a Bonnie, pero por el ruido no podía—. La bruja no existe.
—¿Cuál? —preguntó Tommy.
—Pues quizás... —Cindy vio cómo Joan le echaba unos polvos a su comida, por lo que alejó a su hija de su amiga ya que estaba sentada a su lado—. Quizás estaba drogada.
—Las drogas son pacíficas, no violentan —replicó Joan, antes de mirarla—. ¿Puedo cargarla?
—Si dejas de comer... eso, sí.
Joan rápidamente dejó de lado la comida y extendió sus brazos, con una sonrisa. Cindy suspiró y dejó a su hija en sus brazos. La chica rió mientras la cargaba entre sus brazos, y le sonrió felizmente a la pequeña.
—Dale esto, por cierto —le entregó su biberón con leche—. No ha comido en todo el día —y volvió al tema de antes—. Y no hablaba de la marihuana.
—¡Reconoce que estás celosa de que la bruja quisiera a tu amorcito para ella! —bromeó Gary, intentando abrazar a su amigo, pero este le dio un codazo.
—Habla en serio —dijo Tommy, manteniéndose serio—. ¿Por qué la enfermera querría hacer algo así después de que le confiáramos a Bonnie? ¿Por qué me querría muerto?
—Ella no —contestó Gary, poniendo el rostro en una mueca pensativa.
—Pero ¡quizás la bruja sí! —replicó con Joan al unísono, y ambos rieron, mientras la chica le daba leche a la pequeña, lo que la distraía y le daba sueño.
—No griten. La asustan —los regañó la pelirroja, mirándolos mal. Luego volvió su mirada a su novio—. Oye, ellos solo están bromeando. No fue nada. Lo prometo —agarró su mano sobre la mesa, tratando de reconfortarlo.
—¿Le viste los ojos? —preguntó el castaño, preocupado—. Tenía algo. Algo no estaba bien.
Los aplausos de Kurt llamando la atención de todos, los interrumpieron.
—¡De acuerdo! —gritó subiéndose a una mesa—. Chicas y chicos, ¡ahora escuchen! Vivimos algo alarmante, pero no dejaremos que afecte la noche más importante de nuestro verano. Hoy Sunnyvale se enfrenta a Shadyside. Rojo contra azul. El bien contra el mal. Esta noche, ¡"comenciamos" la guerra del color!
Todos aplaudieron. Joan, para no hacer enojar más a Cindy, cubrió los oídos de la pequeña, dejando el biberón en la mesa.
—Es "comenzamos". Dios mío —Gary rodó los ojos.
—Quizá sea tonto, pero es sexy —dijo ella, sonriendo mientras miraba a Kurt.
—¡Eso! —gritaron algunos, animados.
—Es desagradable. Tú eres desagradable —respondió su amigo con una mueca.
—¡Sunnyvale! ¡Sunnyvale! ¡Sunnyvale!
—Salgamos como nuestros ancestros —continuó Kurt, con euforia—, ¡y asesinemos a esas brujas de Shadyside! ¡Sí!
Cindy volvió a cargar a su hija cuando vio como Joan se levantaba. Su amiga se puso al otro lado de Kurt.
—¡Hola! —saludó una sonriente Joan—. Gracias, Kurt, por el gran discurso. Ahora, gente de Shadyside, salgamos y demos lo mejor, porque aunque perdamos, seguimos siendo ganadores en nuestros corazones.
Todos los de Sunnyvale abuchearon, mientras que los de Shadyside aplaudían.
—Ten —Tommy cargó a su hija cuando Cindy se le acercó con ella.
La pelirroja se fue del comedor.
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