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seven • let's revive this bitch

STILL ALIVE
CAPÍTULO SIETE

REVIVAMOS A ESTA PERRA.

EL PLAN ESTABA en marcha.

Kate había atado a un maniquí de entrenamiento de primeros auxilios, mientras Deena cortaba la mano de Sam, dejando que la sangre cayera en un balde con agua.

Bonnie practicaba su puntería con la pistola en el gimnasio, apuntando a unas latas, y Simon reforzaba su bate con clavos, listo para usarlo como arma.

—El plan es sencillo —dijo Josh—. Colocamos la carnada, los asesinos irán tras ella, y luego...

—¡Sonríe, desgraciado! —gritó Simon, mientras vertían alcohol en el baño de chicas.

Sam se escondería en uno de los cubículos, junto al muñeco, y escaparía por el conducto de ventilación que conectaba directamente con el pasillo.

Finalmente, esparcieron la sangre en las entradas clave de la escuela hasta el baño.

[ • • • ]

Bonnie, Kate, Deena y Josh esperaban afuera del baño. La castaña estaba apoyada contra la pared a la derecha; la pelinegra al lado izquierdo de la puerta; su amiga morena ocupaba el otro lado de la entrada, y su hermano menor permanecía junto a la pared izquierda.

De repente, Simon apareció corriendo, agitado.

—¡Chicos! ¡Está aquí! ¡La vi! Sexy, pero igual de demente. ¡Está siguiendo los rastros de sangre!

—Funciona —dijo Kate, mirando hacia su derecha—. Máscara de Calavera a las tres.

—Ruby —murmuró Simon, observando a la asesina avanzar por el pasillo izquierdo.

—Esto es una locura —susurró Bonnie, con una mezcla de nervios y preocupación.

—Si no funciona, ¡te juro que te mato! —amenazó Kate a su amiga morena.

Nightwing apareció caminando a paso rápido por los pasillos centrales, con su hacha en mano.

—Están todos aquí —murmuró Deena, tensa.

Máscara de Calavera y Ruby entraron en el baño. Nightwing, aunque titubeó al ver a Bonnie, finalmente también se dirigió hacia la puerta, echando una última mirada antes de entrar.

—¿Podrías explicar ya por qué crees que me mira tanto? —le susurró Bonnie al menor.

—Voy a ser directo. Creo que hay una mínima posibilidad de que él sea tu padre y te haya reconocido, aunque sea un poco, por el collar —respondió Josh rápidamente.

Bonnie lo miró, impactada, al igual que los demás, mientras procesaban la revelación.

Cuando los tres asesinos estuvieron dentro del baño, Simon cerró la puerta de golpe. La rejilla del conducto de ventilación se desplomó, y Sam saltó ágilmente desde allí.

—¡Ahora!

Kate enrolló una cuerda alrededor de las manillas de la puerta, mientras todos agarraban extintores y se escondían detrás de una pared cercana.

Antes de ocultarse, Bonnie encendió un mechero y lo colocó sobre el charco de alcohol. La chispa prendió al instante.

El plan era simple: quemarlos vivos.

Esperaron en silencio mientras los gritos de los asesinos se desvanecían. De repente, el estruendo de una explosión sacudió el ambiente.

Corrieron hacia el baño y, efectivamente, los asesinos ya no estaban. Rápidamente comenzaron a apagar las llamas con los extintores.

—¡Regresen aquí, malnacidos! —gritó Simon, con una sonrisa de satisfacción.

El grupo sonrió, convencido de que finalmente habían acabado con ellos.

Pero entonces, Bonnie percibió algo moverse. Una extraña figura comenzaba a tomar forma en el suelo.

—¿Chicos...? —murmuró, el miedo asomando en su voz—. ¡Mierda!

Una mano, que pronto reconocieron como la de Nightwing, emergió del suelo e intentó sujetar a Bonnie. Kate la tomó del brazo justo a tiempo, tirando de su chaqueta, y todos huyeron a toda prisa.

Se refugiaron en la sala más alejada del baño y, con manos temblorosas, cerraron la puerta con llave.

—¡Ayúdame! —gritó Deena, y Sam la ayudó a empujar el escritorio a la puerta—. ¡Ya vienen!

—¡Y seguirán viniendo! —respondió Kate, también a gritos.

—¡Estamos fritos! —exclamó Simon.

—¡No! ¡Nosotros no estamos fritos! Es ella. Vienen por Sam —dijo, señalando a la rubia—. Si la dejamos en el corredor, esto se acaba.

—Eres un monstruo —le recriminó Deena, con incredulidad y rabia.

—¡Es lógica! —intervino Bonnie—. No podemos seguir huyendo. Ni las balas los detienen. Son demasiado fuertes. ¡Ya intentamos hacerlos explotar y tampoco funcionó!

—Entonces... ¿están sugiriendo matarla?

—No es exactamente lo que dicen —corrigió Josh.

—¿Estás de su lado? —preguntó Deena, incrédula, mirando a su hermano.

—Nos matarán a todos por protegerla —dijo Kate, sacando de la mochila de Josh las hojas que detallaban a los asesinos—. Mira esto. ¡Todos los que trataron de huir, muertos! Así funciona. Es la única salida.

—Sam debe morir —sentenció Bonnie, con la voz apagada.

Sam apartó la mirada, con los ojos brillando de resignación.

—¿Hablan en serio? —preguntó Deena, dolida, sin poder creer lo que decían sus amigos.

El silencio de los demás lo confirmó. Pero, en el fondo, sabía que estaba siendo hipócrita.

—Kate y Bonnie tienen razón —murmuró Sam, tras unos segundos—. No quiero que mueran por mí. Lo acabaré yo.

—No, no lo harás —negó la morena, acercándose apresurada, con lágrimas en los ojos—. ¿Estás loca? —ella le dio un beso en la frente, con ternura—. No. No, ¡Sam! —Sam se dirigió a la puerta y salió. Simon sujetó a Deena con fuerza—. ¡Sam! ¡Sam! ¡Déjame ir! ¡Sam!

La puerta se cerró, y con un chasquido de llave, Kate la aseguró desde dentro.

—¡Déjame ir! —gritaba Deena, desesperada, entre sollozos—. ¡Por favor, ayúdenme! ¡La estamos dejando morir! ¡La estamos matando! ¡Por favor!

Bonnie se acercó a Josh, quien estaba arrodillado en el suelo, examinando las hojas con los nombres de los asesinos. Su mano temblaba levemente mientras recogía una hoja en particular.

—No es tu culpa —susurró Bonnie, su voz suave, intentando ofrecer consuelo.

Josh levantó la hoja, leyendo en silencio las palabras: C. BERMAN VIO A LA BRUJA.

El sonido de una puerta siendo azotada resonó en el aire. Deena había jalado a Sam de vuelta al salón, cerrando la puerta con llave tras ellas.

Un segundo después, un hachazo brutal sacudió la puerta, astillando la madera.

—¿Qué...? ¿Qué está pasando? —balbuceó Sam, su rostro pálido y confuso, todavía aturdida por lo sucedido.

Kate, con una calma inesperada, se acercó y le puso una mano en el hombro.

—No harás esto sola —dijo, su tono suave pero decidido.

Josh dio un paso adelante, mirando a los demás con determinación.

—Hay otra forma —afirmó—. C. Berman. Ella es la clave.

Nightwing no dejaba de golpear la puerta con el hacha.

—Campamento Nightwing. Verano del 78. Grupo de campistas. Masacre brutal —leyó Sam, pasando los dedos por las palabras impresas en la hoja.

—C. Berman sobrevivió —dijo Bonnie a su lado.

—"La niña traumatizada asegura que vio a la bruja durante la matanza".

—Como tú —dijo Josh—. Así que, si ella sobrevivió, estoy seguro de que...

—Es posible que yo sobreviva.

—¡Lo encontré! —gritó Kate desde el rincón, señalando una de las hojas y con un teléfono en la mano—. ¡C. Berman! Brennan Way 9006. ¡Tiene que ser ella! ¡155-4747!

Bonnie marcó el número con rapidez, sintiendo el corazón en la garganta. El teléfono sonaba una y otra vez, pero no había respuesta.

—¡No atienden! —exclamó frustrada.

Un tono robótico llenó el auricular.

—Residencia Berman. No estoy en casa. Deje un mensaje.

—¡Necesito ayuda aquí! —gritó Simon desde la puerta, luchando por mantenerla cerrada mientras los hachazos seguían golpeando implacables. Deena, Sam y Josh corrieron hacia él, empujando con todas sus fuerzas para resistir.

La chica, desesperada, respiraba entrecortada.

—¡No hay nadie! —se quejó, sintiendo que el pánico la envolvía. Tomó aire y tartamudeó—. Soy Bonnie... Berman —dijo, con incertidumbre—. Creo que usted vio a la bruja.

—¡Esto no resistirá mucho más! —les advirtió Deena mientras el filo del hacha finalmente atravesaba la madera, creando un pequeño agujero en la puerta.

—¿Cómo sobrevivió?

Kate le arrancó el teléfono de las manos y gritó desesperada:

—¡Nos atacan! ¡Hay asesinos aquí!

El mensaje automático siguió, ajeno al caos que los rodeaba.

—Para grabar un mensaje, presione uno.

—¡Maldición! ¡No!

Nightwing rompió la puerta de un hachazo final. Antes de que pudieran reaccionar, su mano atravesó el agujero y agarró a Simon por el cabello, tirándolo con fuerza hacia él.

—¡Mierda! —exclamó la rubia, mientras todos buscaban desesperadamente algo para ayudarlo.

Josh, sin pensarlo dos veces, agarró unas tijeras de una mesa cercana, y se las clavó en la mano de Nightwing. El asesino soltó al rubio.

Mientras tanto, Kate recogía una de las hojas del suelo, su ceño frunciéndose al leer lo que decía.

—Murió —murmuró, su voz apenas audible. Levantó la vista para encontrarse con los ojos de su novia—. Murió.

Bonnie, desconcertada, se acercó a ella rápidamente.

—¿Qué? —preguntó, frunciendo el ceño—. Está viva, Kate. Ese es el punto. Ella sobrevivió.

—Sobrevivió, pero antes murió —insistió, señalando la hoja en su mano.

Bonnie la tomó, sus ojos escaneando las palabras con rapidez. El texto detallaba la tragedia de C. Berman, la única sobreviviente.

—"La hallaron en el bosque. Su corazón se detuvo, y un lugareño le hizo RCP".

Kate se quedó en silencio un segundo antes de mirar a Bonnie con los ojos muy abiertos.

—¿Y si es la clave? —preguntó—. ¿Y si así sobrevivió? Su corazón se detuvo. Sobrevivió porque murió.

Las palabras resonaron en la mente de Bonnie mientras intentaba recordar algo, algo importante. De repente, todo encajó. Su rostro se iluminó.

—¿Cómo era la maldita rima? —murmuró para sí misma, apretando los labios con desesperación. Y entonces lo recordó. Lo supo—. ¡Ya sé! "Tu sangre quiere quitarte, y no parará..."

—"Hasta matarte" —completaron ambas al mismo tiempo.

—Es como dijimos. ¿De acuerdo? —dijo la castaña—. La bruja quiere muerta a Sam. Entonces... la mataremos —dijo—. Y luego, como hizo C. Berman, la vamos a resucitar.

—¿Qué dices? —le preguntó Deena.

Nightwing cada vez rompía más la puerta.

—Al diablo —dijo Sam, que al parecer había estado atenta a su conversación—. Moriré de una forma u otra. Así que, intenten resucitarme.

Bonnie corrió hacia la ventana para abrirla.

—¡Vámonos!

Sin dudarlo, todos se precipitaron hacia la ventana. Deena fue la primera en saltar, seguida por Sam, Josh, Kate y Simon. Bonnie se quedó atrás un segundo, asegurándose de que todos habían salido, antes de lanzarse ella misma.

En el apuro, no se dio cuenta de que su collar, con las iniciales "C, T & B", se soltó de su cuello y cayó al suelo del salón. Lo dejó atrás, mientras aterrizaba fuera y corría para unirse al grupo.

Todos corrieron desesperadamente hacia la ambulancia estacionada cerca. Simon cerró las puertas con un golpe, antes de voltear a ver a los demás.

—¡Revivamos a esta perra!

Dentro del salón, Nightwing finalmente derribó la puerta con un último hachazo. Se adentró en la habitación, su respiración pesada. Pero cuando miró alrededor, vio que estaba vacío. No había nadie.

Su mirada fue hacia la ventana abierta, y justo vio la ambulancia alejándose rápidamente en la distancia.

Con pasos lentos, se acercó a la ventana, sus ojos siguiendo el vehículo. Pero algo en el suelo captó su atención.

Nightwing bajó la mirada y vio el collar. Se agachó lentamente, levantándolo con cuidado.

Sosteniéndolo en su mano, Nightwing levantó su propio collar, donde se leían las mismas tres iniciales.

C, T & B.

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