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❝ barcelona and the captain of cobra kai. ❞

Volver a ver a Tory en Cobra Kai fue un desconcierto para todos en Miyagi-Do. Robby parecía ser el más afectado. Rory, a su lado, tuvo que darle un leve codazo para que desviara su atención hacia las palabras de Gunther, aunque ella misma no dejaba de darle vueltas a la imagen de Tory junto a Kreese y las nuevas cobras.

—Bienvenidos, competidores, senséis, patrocinadores y estimados invitados, a Barcelona, sede este año del mayor torneo de karate del mundo, el Sekai Taikai —Rory no pudo evitar aplaudir con entusiasmo, mirando a su alrededor con una sonrisa—. El Sekai Taikai cuenta con una rica y orgullosa historia. Si están aquí es porque encarnan todo lo que representa: liderazgo, respeto y deportividad. Capitanes, den un paso al frente y pónganse sus cintas.

Ella y Robby avanzaron al unísono, colocándose las cintas de capitanes en la frente. Robby notó cómo algunos integrantes de otros equipos miraban a Rory, algunos riéndose en voz baja, seguramente pensando que no valía la pena enfrentarse a ella.

No hizo nada al respecto. Solo sonrió y volvió a concentrarse. Sabía que Rory se encargaría de demostrar su valía una vez que estuviera sobre la colchoneta, lista para pelear.

—Capitanes, tendrán el honor y el privilegio de competir en nuestro torneo televisado de campeones. Pero eso solo será posible si su dojo se destaca en las competencias por equipos para llegar a los cuatro finalistas. Al terminar el torneo, sumaremos todos los puntos obtenidos por sus dojos. El dojo con más puntos será el ganador del Sekai Taikai. Los eventos por equipos comenzarán mañana. Cada evento cuenta. Todo será una sorpresa. Pero hoy se trata de disfrutar de nuestra ciudad anfitriona y de hacer nuevos amigos... o enemigos.

Por inercia, ambos amigos dirigieron su mirada hacia Cobra Kai, el dojo con el que habían tenido tantos problemas hasta hacía unos meses.

La mirada de Rory se cruzó accidentalmente con la del capitán de Cobra Kai, cuya expresión reflejaba pura burla y superioridad. Le sostuvo la mirada con firmeza, enderezándose y adoptando un semblante serio para no mostrar debilidad.

Gunther continuó:

—Organizamos una excursión para nuestros competidores. Y para nuestros senséis, un cóctel con nuestros distinguidos patrocinadores, algunas de las mejores marcas de artes marciales del mundo. Es un hermoso día para causar una primera impresión. Les sugiero que lo disfruten, porque mañana sus vidas cambiarán para siempre. Buena suerte, ¡y bienvenidos al Sekai Taikai!

﹙• • •﹚

Rory no dejó de observar con asombro y emoción durante el trayecto hacia el hotel. Incluso mientras caminaban por la recepción, seguía fascinada.

Barcelona era la primera ciudad que visitaba fuera de su país, y aunque solo estarían unos días, no podía evitar entusiasmarse con todo lo que podría hacer en su tiempo libre.

Tal vez explorar algunos de los lugares más famosos de la ciudad o conocer a los competidores contra los que lucharía.

Había oído que María Álvarez, la capitana de Furia de Pantera, era bastante agradable. Era del dojo de España. Se seguían mutuamente en Instagram, y Rory había comprobado que los buenos comentarios sobre ella eran ciertos.

Sus pensamientos se interrumpieron cuando Robby habló:

—Oigan, ¿qué habitación quieren?

—La que sea, pero evita dejar a Miguel y Sam en una habitación solos, ya sabes, por precaución. Yo comparto con Devon —dijo Hawk, pasando su brazo alrededor de los hombros de la menor.

Devon se apartó rápidamente.

—No, gracias. Demetri ya me contó sobre tus gases apestosos —dijo, provocando risas entre las hermanas.

Hawk se puso rojo.

—¡Eso es mentira! —replicó—. ¡Demetri es el que se los tira!

—Pues, el que primero lo huele, debajo lo tiene —respondió Devon, avanzando un paso.

—El que rima lo tiene encima —contestó Hawk, acercándose más.

—Acabas de rimar.

—¡Tú rimaste primero!

Antes de que empezaran a atraer miradas incómodas, Miguel intervino. Finalmente, decidieron que él compartiría habitación con Hawk, Robby con Devon, y Rory con Sam, para evitar problemas.

La menor notó la expresión incómoda en la mayor y decidió preguntar.

—¿Estás bien?

—¿Por qué Tory regresó a Cobra Kai? —dijo Sam con un deje de pesar en la voz—. Creí que todo había cambiado.

Antes de que pudiera responder, una exclamación las hizo voltear.

—¡Wow! Ustedes son el famoso Miyagi-Do —la voz cargada de burla pertenecía al capitán de Cobra Kai, que se acercaba junto al resto de su grupo. Su tono sarcástico pretendía ser de asombro, pero la intención de provocación era obvia.

Rory frunció el ceño, avanzando hacia Robby mientras echaba un vistazo al chico. Era coreano, y lo que más llamaba la atención era su cabello casi en punta, que le daba un aire rudo y… atractivo.

Un detalle que intentó ignorar.

—Oímos hablar de ustedes, pero no sé por qué. Yo no les veo nada especial.

—¿No? —Hawk avanzó, la mandíbula apretada—. Lo verás cuando pises la colchoneta mañana.

—Vamos, Hawk. No vale la pena —dijo Rory, colocándose entre ambos y tocando suavemente el brazo de su amigo, intentando calmarlo antes de que la situación empeorara.

Sin embargo, su intervención solo atrajo la atención del capitán de Cobra Kai, que arqueó una ceja con una expresión de diversión.

—Vaya, parece que Miyagi-Do no solo entrena karate, sino también relaciones de pareja. ¿Siempre tienes que sujetarlo para evitar que ataque a otros? Porque eso me suena a un perro rabioso.

Había algo en su mirada que hacía que su corazón latiera más rápido, pero no se dejó intimidar por él.

—¿Y tú... siempre necesitas molestar a otros para... sentirte importante? —su capacidad de defenderse se limitaba a los golpes en el tatami, pero Hawk era un idiota y no sabía mantener la boca cerrada, por lo que siempre alguien tenía que detenerlo.

Ahora lamentaba haber sido ella.

El chico la miró fijamente durante unos segundos, luego sonrió y le guiñó un ojo de manera descarada. La chica sintió el calor subirle al rostro, pero no apartó la mirada, con tal de no dejarse intimidar.

—Ya basta, Rory —intervino Miguel, colocándole suavemente una mano en el hombro—. Solo es otro dojo más. No vale la pena.

Antes de que el capitán pudiera responder, Miguel la alejó con cuidado. Kwon la siguió con los ojos antes de volver su atención al resto del grupo.

Por su parte, Tory pasó junto a ellos, manteniendo la cabeza baja, sin dirigirles ni una sola palabra. Robby, con el ceño fruncido, no lo pensó dos veces y decidió seguirla.

Los de Cobra Kai continuaron avanzando, lanzando risas. Kwon se detuvo brevemente un instante para dedicarle una última mirada a la chica, antes de subir al elevador con sus compañeros.

—¿Qué fue eso? —preguntó Sam, viendo el sonrojo en las mejillas de su hermana.

—Nada —respondió Rory rápidamente, desviando la mirada.

No había sido nada, ¿cierto?

﹙• • •﹚

El acuario era enorme y hermoso. La mediana de los LaRusso caminaba absorta en la belleza de los peces nadando, pero se desanimó un poco cuando su mejor amigo la llamó para que se uniera a la foto grupal de los capitanes. Sin más opción, siguió al resto.

Ella parecía ser la única que disfrutaba de las fotos. Robby trató de dar su mejor sonrisa para salir bien junto a su amiga.

—Bien, todos sonrían y digan: "Barcelona". Uno, dos, tres.

—Barcelona.

—Más fuerte. ¡Barcelona!

—¡Barcelona!

Del otro lado, Kwon no dejaba de dirigir pequeñas miradas hacia la chica LaRusso, ignorando por completo al fotógrafo. Le parecía linda, aunque, a simple vista, demasiado animada para su gusto. Aun así, no podía negar lo atractivo de su sonrisa, especialmente cuando los hoyuelos aparecían en sus mejillas.

Claro, no era su tipo. O al menos eso intentaba convencerse.

—Oye, ¿conoces a esa chica? —preguntó a Tory, inclinándose un poco hacia ella—. Estaban juntas en Miyagi-Do, ¿no?

Tory inclinó la cabeza para ver, pero al notar a quién se refería, sin pensarlo dos veces, le pellizcó el brazo.

—Ni se te ocurra acercarte a ella, Kwon. Lo haces, y yo misma te mato. ¿Entendido?

Kwon se limitó a fruncir el ceño.

—Solo estoy observando...

Aun así, su mirada regresó inconscientemente hacia Rory, quien estaba concentrada en la cámara.

—Hay muchas chicas lindas aquí, ¿no te parece? —dijo un chico detrás de Kwon, tocándole el hombro ligeramente. Su acento era ruso.

Pensó que se refería a Tory, pero cuando lo volteó a ver, notó que en realidad su mirada estaba fija hacia la derecha, directamente en Rory.

Pero para su sorpresa, esta vez ella también lo estaba mirando. A él. Una pequeña sonrisa, casi imperceptible, apareció en su rostro, como si le estuviera coqueteando. Rory apartó la mirada rápidamente, carraspeando mientras mordía su labio con nerviosismo, pero volvió a mirarlo de reojo.

El otro chico notó ese intercambio de miradas.

—Ah, tal vez ya te la pediste.

—No estoy aquí para eso.

—Claro, claro... Pero si lo estuvieras, parece que ya tienes ventaja.

Kwon no respondió, simplemente le lanzó una última mirada a Rory antes de volver a su postura seria. No estaba allí para distracciones.

﹙• • •﹚

Después de que Tory diera por terminada la tediosa sesión de fotos, el grupo de Miyagi-Do se dirigió hacia la multitud que generaba gran alboroto.

Las voces coreaban el nombre de un chico: Vlad.

El tal Vlad, con energía y confianza, se preparaba para intentar un salto, buscando superar una marca en un cartel decorado con un delfín.

Se impulsó con fuerza, pero su pie quedó por debajo de la línea. Hubo murmullos de decepción mezclados con risas entre el público.

Entonces, el capitán de Cobra Kai avanzó entre la multitud, aplaudiendo lentamente con una expresión de burla.

—Ni siquiera cerca —dijo con un tono burlón—. Nadie supera a la mía. Equipo Estados Unidos.

Luego, giró su mirada hacia el grupo de Miyagi-Do, con la voz cargada de sarcasmo.

—Todos sabemos que ustedes son los mejores en todo, ¿cierto?

Su comentario desató carcajadas entre los presentes, mientras los amigos de Miyagi-Do permanecían en silencio, intentando mantenerse serenos.

—Veamos, veamos —continuó, mientras esbozaba una sonrisa provocadora.

La multitud comenzó a corear con fuerza:

—¡Estados Unidos! ¡Estados Unidos!

Rory compartió una mirada con Miguel, los dos conscientes de que esto era una mala idea. Pero Hawk no iba a permitir que su orgullo saliera herido y, en un impulso, aceptó.

Se preparaba, frotando tiza en el borde de su zapatilla. Miguel lo observaba con una expresión seria.

—No es una buena idea.

Hawk levantó la vista.

—Vamos, el más rudo de la prisión. Tú fuiste quien dijo eso.

Miguel negó rápidamente, agitando las manos.

—No. Yo no dije eso. Y no estoy de acuerdo con esto.

—Yo lo dije —dijo Devon, cruzándose de brazos, ofendida. Luego suspiró, rodando los ojos—. Es una tontería —sin más, se dio la vuelta y se alejó del grupo.

Rory, aún con los brazos cruzados, lanzó una mirada severa a Hawk, como si estuviera a punto de reprenderlo. Sin embargo, antes de que pudiera hablar, un miembro de Cobra Kai se acercó.

—Oye —dijo, dirigiéndose directamente al de mohawk—. ¿De verdad eres lo mejor que tiene tu dojo?

—Sé que puedo patearte el trasero.

Kwon, detrás de ellos con el resto de sus amigos, soltó una risa burlona.

—Por favor, ni siquiera eres el capitán.

Sin embargo, su atención cambió al notar cómo Rory daba un paso al frente, su mirada firme.

—Yo soy la capitana —declaró, clavando los ojos en el chico de Cobra Kai.

Kwon, al oírla, esbozó una sonrisa ladina. Sin perder tiempo, se acercó a ella lentamente, examinándola de arriba abajo como si estuviera evaluando cada detalle. Cuando quedó frente a frente, sus ojos brillaban con diversión.

Hizo una pausa, dirigiendo una rápida mirada a Vlad, sabiendo ahora que había sido él quien había mostrado interés en la chica.

—Interesante... —murmuró, manteniendo sus ojos fijos en ella—. ¿Qué te parece si hacemos una apuesta, preciosa? Tú contra mí. Si gano, me debes una cita.

Rory apretó los labios, sin pensar mucho en lo que conllevaría la apuesta si perdía, pero antes de que pudiera abrir la boca, Robby apareció.

—Cualquier reto que tengas para Miyagi-Do, lo acepto yo. Soy el capitán.

El chico solo se limitó a soltar una risa ligera, retrocediendo un paso sin dejar de mirar a Rory.

—Interesante elección, capitán —dijo con sorna antes de volverse hacia él—. Tú pateas, luego yo pateo. Tú ganas, tomas mi habitación. Yo gano, tomo la tuya. Y tengo una cita con tu amiga.

Robby guardó silencio unos segundos, observando atentamente al chico y luego a su amiga.

Miguel y Hawk intercambiaban miradas, negando con la cabeza, claramente incómodos con la idea de que Rory estuviera involucrada en esa apuesta.

Finalmente, Robby rompió el silencio.

—Acepto.

La chica abrió los ojos como platos, incrédula. Ella podía decidir por sí misma si perdía, pero ser incluida en una apuesta sin su consentimiento era demasiado.

—¡Robby! —exclamó Hawk, frustrado, viendo cómo ambos chicos cerraban la apuesta con un apretón de manos.

Miguel se llevó las manos al cabello, exasperado, como si estuviera al borde de una crisis.

—¡No voy a dejar que prostituyas a Rory!

El castaño negó con la cabeza, acercándose al grupo. Su mirada se cruzó con la de su amiga, ofreciendo una disculpa silenciosa.

—Eso no va a pasar. Solo gané una habitación y el orgullo herido de alguien.

La castaña frunció el ceño y le dio un golpe en el hombro.

—Si nuestros padres estuvieran aquí, te patearían el trasero.

El de rasgos latinos, aún furioso, levantó una mano.

—Yo lo hago sin problema.

El de mohawk reaccionó rápido, agarrándolo por el brazo antes de que hiciera algo.

—Tranquilo, Miguel. Guarda la energía para la pelea —dijo, mientras lo alejaba del chico.

Rory suspiró profundamente, lanzando una última mirada molesta a su amigo antes de cruzarse de brazos, volteando a ver al capitán de Cobra Kai una vez más. Este la miraba con una sonrisa, ignorando lo que decían sus amigos.

﹙• • •﹚

—Solo... toma un buen impulso. El ruso de antes saltó muy pronto —comentaba Hawk a Robby, intentando darle unos consejos antes de que empezaran con el desafío.

Robby asintió con la cabeza, pero antes de avanzar, sus ojos buscaron a Rory. Necesitaba su aprobación.

Ella lo miró por un momento, luego se encogió de hombros.

—Ve a por ello, tigre.

Sin más, Robby se dio la vuelta, corrió hacia el cartel con determinación y dio un gran salto. La multitud se quedó en silencio por un segundo cuando vieron que había superado la marca de Kwon, aunque por poco.

—Buena patada.

Rory, sin embargo, no compartía la misma satisfacción. Aunque sus amigos parecían contentos con el resultado, ella se quedó pensativa.

Fue cuando Kwon se quitó la chaqueta que todos sus pensamientos se nublaron.

La camiseta negra que llevaba puesta se ajustaba a su torso, revelando un abdomen perfectamente trabajado. Rory tragó saliva, sintiendo cómo el calor subía a su rostro.

—Estás roja —comentó Hawk con diversión.

El bochorno creció cuando él la miró directamente, sonriendo al darse cuenta de lo que había provocado en ella, y le lanzó su chaqueta. Rory la atrapó en el aire con reflejos rápidos, evitando mirar a sus amigos que la observaban incrédulos.

Kwon, sin perder el ritmo, dio un grito de preparación. En un par de pasos y con un impulso perfecto, superó la marca de Robby, incluso la suya propia. No tambaleó ni un poco al aterrizar.

—Imposible —murmuró Hawk, asombrado e incrédulo.

Rory, con las mejillas ardiendo, extendió la chaqueta hacia Kwon cuando él se acercó, aprovechando la oportunidad de guiñarle un ojo nuevamente, provocando que su corazón latiera más rápido.

Al acercarse a Robby, Kwon sonrió de lado.

—Bueno, parece que la apuesta está clara —dijo, esta vez con una sonrisa un poco menos burlona, pero sin perder su actitud confiada mientras miraba a Rory—. Nos veremos para esa cita, ¿verdad?

Ella no dijo nada. Robby, con una expresión de desdén, le entregó la llave de la habitación.

—Tranquilo, dejaré tus cosas afuera.

Kwon, satisfecho, tomó la llave y, acompañado por su grupo, comenzó a caminar mientras la multitud aplaudía.

—¡Cobra Kai! —gritaron todos los miembros de su equipo, coreando el nombre de su dojo mientras pasaban frente a los demás.

﹙• • •﹚

Con un suspiro, el grupo de amigos se reunió en la habitación de las hermanas después de que Robby dejara sus cosas en la habitación de Miguel y Hawk, y Devon se instalara en la de ellas.

—Esto apesta —dijo Miguel, echado en la cama de su novia, con la cabeza apoyada en los pies de Hawk, que jugaba distraídamente con un cojín.

—No fue una buena apuesta —comentó Sam, mirando a su amigo con desaprobación por haber involucrado a su hermana menor, mientras acariciaba el cabello de esta, acostadas en la suya.

—No quería involucrarme, ¿recuerdan? —respondió Robby, alzando los brazos—. Les dije: "Nada de Cobra Kai". Es muy simple.

Hawk soltó una risa irónica.

—Pues, por esa simpleza, ahora nuestra Rory va a salir con uno de esos idiotas. Así que, dime, ¿por qué no seguiste tu propio consejo?

—¿De qué hablas?

—Te vimos hablando con Tory.

—Chicos, ella es su novia —intervino Devon, con tono calmado.

—Sí, lucha con su decisión, igual que nosotros —comentó Miguel, suspirando.

Rory frunció los labios al notar cómo la expresión en el rostro de Sam cambiaba.

—¿Sam? —preguntó, viendo a su hermana.

—Yo no diría eso así —dijo, antes de mirar a Robby con una mirada más seria—. Sabías que Kreese buscó a Tory.

—¿Qué? —Rory se enderezó de inmediato, sorprendida—. ¿Lo sabías?

—Sí, bueno, sabía que Kreese había ido a hablar con Tory, pero fue antes de que su madre muriera. Habló mal de Miyagi-Do y dijo que no tendría ninguna oportunidad. Ella lo rechazó. Vamos, no sabía que iba a hacer esto.

—¿De verdad? —Sam dijo, incrédula—. Esto es lo que hace Kreese. Jugó con ella. Y jugó contigo. Y tú nos mentiste.

—No... creo que esa sea la forma de decirlo —dijo Rory, mirando a sus amigos. Notó la ligera decepción en sus ojos, pero también vio la tristeza en el rostro del castaño. Se sentó en la cama—. No nos mintió. Solo omitió la verdad porque... era algo íntimo de Tory, ¿no?

El chico asintió con la cabeza, agradecido por el apoyo de su amiga, pero el silencio en la habitación se volvió pesado.

Nadie dijo nada más.

Ese día no había terminado como esperaban. Para nadie.

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