
⠀𝟭𝟭. ❛ TAKE THE CHANCE ❜
CAPÍTULO ONCEᅠ✶ᅠaprovecha la oportunidad .
AL CERRAR LA PUERTA DEL COCHE CON GRAN FUERZA, Jaylene sintió el aire pegajoso recorrer su piel bronceada mientras se quitaba las gafas de sol de ojos de gato que llevaba enganchadas a las orejas. Si había algo que despreciaba de vivir en una isla eran las tormentas tropicales que la acompañaban, como ahora, que las nubes eran de un gris oscuro, llenas de agua de lluvia que pedía ser liberada. Pero el pronóstico del tiempo anunciaba que las lluvias se producirían mañana, no ese mismo día.
⠀⠀Hoy, estaba de nuevo en el Cut. La casa familiar que había vuelto a pisar hacía unos días estaba frente a ella cuando se acercó a la puerta principal, llamó al timbre y esperó pacientemente hasta que Florence saludó a la chica con una sonrisa, permitiéndole entrar de nuevo en el cálido hogar.
⠀⠀—Déjame adivinar, tu padre no tiene ni idea de que estás aquí —la mujer de pelo negro habló, cerrando la puerta tras de sí y cruzando los brazos sobre el pecho.
⠀⠀—Así que veo que mi inteligencia me viene del lado materno de la familia, ¿eh? —Jaylene sonrió a su abuela mientras miraba la casa y se fijaba en un hombre que supuso que era su abuelo—. Mi padre me dijo que guardabas algunas pertenencias de mi madre, esperaba que me dejaras echarles un vistazo —su voz salió en un susurro mientras jugueteaba nerviosamente con la pulsera de tenis que llevaba en la muñeca.
⠀⠀En silencio, Mark Harrington analizó cada rasgo del rostro de Jaylene, una cálida sonrisa se dibujó en sus labios ante el hecho de que exactamente el mismo bebé que había acunado en sus brazos era ahora una semimadura de dieciséis años que no había permitido que el dinero se le subiera a la cabeza como él había esperado en un principio. Se dio cuenta de que tenía algunos rasgos de su madre, pero en su mayor parte se parecía más a su padre.
⠀⠀Florence se rió nerviosamente, aspirando aire entre los dientes.
⠀⠀—Sobre eso, no están exactamente aquí.
⠀⠀Jaylene la miró con las cejas levantadas, confundida por lo que quería decir.
⠀⠀—¿Qué se supone que significa eso? ¿Las vendiste o algo así?
⠀⠀—Mark y yo pensamos que sería mucho más seguro guardarlas en un almacén que alquilamos en el continente —explicó, apoyando el cuerpo en el sofá, donde su marido negaba con la cabeza.
⠀⠀—Tu abuela es toda una acaparadora. Tiene cincuenta y tres años y sigue coleccionando los objetos más inútiles. Pero eso no viene al caso, sabemos lo poco fiables que son los almacenes de por aquí, así que pensamos que lo mejor era trasladar nuestras posesiones más preciadas a tierra firme, donde los edificios suelen ser más resistentes —dejó a un lado el periódico que estaba leyendo, se puso en pie y se dirigió hacia el colgador de llaves—. Hay un ferry que sale de aquí dentro de una hora. Llega a tiempo, compra un billete y lárgate de esta isla a Carolina del Norte. Almacén Smiths, unidad B7. Está cerca de la universidad —le entregó la llave que le permitiría acceder al pequeño almacén.
⠀⠀—Bueno, hola a ti también. Soy Jaylene, ¿y tú eres? —Le sorprendió la confianza que tenía en sí misma a pesar de que acababa de reencontrarse con ella después de tantos años.
⠀⠀—Mark Harrington. Un placer reunirme por fin con la creación de mi hija después de todos estos años —el humor en su tono permitió a Jaylene comprender de dónde había sacado su sarcasmo. Corría en la familia Harrington—. Quieres conocer a tu madre, lo entiendo. No vamos a interponernos. Además, entre nosotros tres, odio a tu padre y sé que esto lo hará enfadar. Diablos, eso me haría el hombre más feliz del mundo.
⠀⠀Jaylene respondió con una risita, metiendo la llave en el bolsillo de sus vaqueros.
⠀⠀—Unas cuantas meteduras de pata más y tú y yo estaremos en la misma página.
⠀⠀Florence frunció el ceño ante las palabras que salieron de la boca de Jaylene, sus cejas se fruncieron mientras se erguía.
⠀⠀—¿Qué ha hecho tu viejo esta vez?
⠀⠀La morena suspiró, un resuello tembloroso salió de sus labios mientras se encogía de hombros.
⠀⠀—Es su falta de honestidad lo que me enfurece. ¿Cómo pudo ocultármelo? ¿Qué clase de padre hace eso?
⠀⠀Mark dirigió a Florence una mirada mordaz.
⠀⠀—¿De qué está hablando? —Cuestionó, observando cómo su mujer miraba en otra dirección, evitando por completo el contacto visual con su marido—. Flor, ¿de qué demonios está hablando? —Repitió, esta vez su tono sonaba un poco más exigente que antes.
⠀⠀Florence suspiró, sus labios tropezaron mientras hundía los hombros.
⠀⠀—Le conté lo de la actual mujer de Henderson y su historia con los Rosewood —admitió, dejando claro que ese conocimiento no era para compartirlo con Jaylene—. Tiene dieciséis años, Mark. Iba a tener que enterarse en algún momento.
⠀⠀—Lo siento, ¿se suponía que no debía saber ninguna de esa información? —Jaylene miró a los dos de un lado a otro, muy perdida por qué se suponía que debía mantenerse en secreto.
⠀⠀—Mira, sólo tienes que bajar al muelle, comprar un billete y salir de la isla —Mark le dio instrucciones, dejando de lado por completo su pregunta anterior, que no hizo más que despertar en ella una enorme curiosidad—. En ls caja de las pertenencias de Marleen encontrarás diarios que ella guardaba. Cuando leas lo que hay escrito en ellos, recuerda que estamos aquí con los brazos abiertos.
⠀⠀—¿Qué se supone que significa eso?
⠀⠀—Lo entenderás cuando lo leas —Florence respondió antes de que pudieran hacerse más preguntas—. ¡Vete! Los billetes de ferry suelen agotarse rápido.
EL SONIDO DE LAS GAVIOTAS CHILLANDO A TRAVÉS DEL CIELO NUBLADO INUNDÓ LOS OÍDOS DE JAYLENE CUANDO SALIÓ DEL COCHE, metiendo las pertenencias que necesitaba en el bolso antes de seguir su camino hacia la pequeña caseta donde se vendían los billetes. Sus ojos miraron hacia el transbordador sentado sobre el manto de agua. Suspiró profundamente mientras sonreía al hombre de mediana edad y metía la mano en el bolso para coger su tarjeta de crédito.
⠀⠀—Un billete, por favor —murmuró, introduciendo la ficha en la pequeña máquina que tenía delante para pagar los 50 dólares que costaba un billete sencillo.
⠀⠀—Debe saber que no habrá más transbordadores de vuelta a la isla esta noche si desea regresar hoy —el hombre mayor le informó, entregándole un billete que contenía toda la información requerida—. Debido a la tormenta que se avecina, esto le permite volver mañana por la mañana.
⠀⠀Se suponía que debía pasar la mayor parte del día preparándose para la fiesta estival del día siguiente. Siempre se pasaba la jornada organizando todo lo necesario para la fiesta sin sentido que se celebraba todos los años, pero estaba dispuesta a retrasarse un poco con respecto al programa que había planeado para el día siguiente. Necesitaba saber la verdad.
⠀⠀—Está bien. Gracias —asintió con la cabeza, dedicando al hombre una última sonrisa antes de verle colocar un cartel en la cabina que permitía al público saber que se acababa de vender el último billete para subir a bordo.
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