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Stiles hizo a un lado la sábana que cubría el cuerpo de la persona que habían ido a revisar a la veterinaria, con Scott a su lado, y su hermana y Theo frente a ellos.

—¿Lo conocen? —preguntó este último, con el ceño fruncido ante sus expresiones.

—Se llamaba Josh —respondió Hope, con una ligera mueca—. Era de segundo año. Hablamos un par de veces.

Stiles volvió a cubrir el cuerpo, suspirando.

—¿Quién lo hizo? —preguntó Scott—. ¿El del bastón?

—Sí.

—¿Qué haremos con él? —dijo Stiles, refiriéndose al cuerpo—. No podemos dar la alarma. Así desapareció Tracy. Alguien debe quedarse con él.

Theo suspiró.

—Yo lo haré. No tenía planeada una gran noche de sábado.

—Juntarte con nosotros te afecta la vida social —comentó Hope con un deje de burla.

Scott sacó su teléfono, su expresión cambiando al leer un mensaje.

—¿Qué es? —preguntó Stiles.

—Otra —dijo el chico, serio—. Otra quimera.

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Scott tocó la puerta del baño de su habitación. Hope, Stiles y Liam estaban detrás de él.

—¿Hayden? —llamó—. Soy Scott. Sé que estás asustada, pero solo queremos ayudar.

Silencio.

—Oigo latir su corazón —murmuró Hope hacia el beta—. ¿Qué pasó?

—Estaba bien cuando llegamos. Le escribí a Scott y se encerró —contestó Liam, preocupado.

—¿Por qué? —Stiles frunció el ceño.

—No lo sé.

—¿Definitivamente es una quimera? —preguntó Scott.

—Oyó una voz que decía: "Tu condición mejora" —se encogió de hombros Liam, sin saber qué más decir.

—Bien, esto es una locura —cansado, el de lunares se acercó a la puerta—. Hayden, soy Stiles. Tu hermana trabaja con mi papá en la estación. Solo abre la puerta, ¿de acuerdo? Confía en nosotros.

—Tenemos que decirte la verdad —añadió la pelirroja—. Y eso siempre es mejor hacerlo frente a frente...

Pero tanto ella como su hermano no pudieron evitar pensar en lo que pasó con Donovan.

—Mira, o abres la puerta o tendré que derribarla —dijo Scott, decidido—. Está bien si no quieres hablar o si no vas a creernos. Pero necesito... necesito saber que estás bien.

Se alejaron un poco de la puerta. Justo cuando Scott se preparaba para derribarla, esta se abrió lentamente, y luego un poco más.

Hayden estaba ahí, con los ojos color ámbar y unos colmillos asomándose.

—Les creo.

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A la mañana siguiente, los tres mejores amigos estaban en la biblioteca de la escuela. El pelinegro dejó un mapa sobre la mesa.

—Regresamos a las corrientes telúricas... —dijo Stiles con sarcasmo.

—Si los Doctores del Miedo no vienen a Eichen por ellas, podríamos usarlas para proteger a Hayden —propuso Scott.

—Además de Eichen, ¿cuál es la convergencia más fuerte? —preguntó Hope, mirando el mapa.

—Estamos en ella —respondió su amigo, señalando el nombre de la preparatoria Beacon Hills.

—¿La ocultarás en la escuela? —preguntó Stiles, incrédulo—. ¿Por cuánto tiempo?

—Toda la noche si es necesario —dijo Scott—. Liam convenció a Hayden de no decirle nada a su hermana. Ella está trabajando y piensa que Hayden está con amigos.

—Pero es solo una escuela —comentó Hope, un poco extrañada—. No es como si fuera una fortaleza.

—Lydia tiene una idea —explicó Scott, mirando a Stiles—. ¿Recuerdas que Valack mencionó a Tesla?

—Frecuencia y vibración —dijo él, recordando.

—No lo dijo porque sí. Lydia cree que era una pista.

—¿Para hacer qué?

—Interrumpir su frecuencia —respondió el alfa—. Parrish tomó tres bloqueadores de señal de celular. Cree que puede ampliar su rango de frecuencia. Es complicado, pero es lo mejor que tenemos ahora.

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Por otro lado, Theo estaba en la veterinaria vigilando el cuerpo de Josh. Escuchó unos ruidos y caminó hacia la entrada.

—¿Me estás vigilando? —preguntó al notar la presencia de uno de los Doctores—. No digas que no quieres saber quién se lleva los cuerpos.

—Es intrascendente.

—¿Por qué? ¿No te importa que se lleven tus experimentos fallidos? ¿O ya sabes quién lo hace? ¿Olvidaste que debes informarme de todo?

—Es intrascendente.

—No para mí.

Theo escuchó un auto acercándose y, al voltear, el Doctor ya no estaba. Rodó los ojos y regresó a la parte de atrás.

—¿Qué está pasando? —preguntó al ver a los mellizos.

—Quien se robe los cuerpos no lo hará mientras vigilamos —dijo Hope.

—¿Tienen una idea mejor? —preguntó Theo, arqueando una ceja.

Stiles sacó su teléfono y lo colocó en una posición que enfocara a Josh. Los tres se dirigieron al Jeep, y Hope instaló una cámara en el espejo retrovisor.

—¿Qué haremos? —curioseó Theo, mirándolos.

—Esperar —dijo Stiles, en tono cortante.

—¿Quieren turnarse para vigilar?

—No, no. Quiero pasar tiempo de calidad con mi hermana y contigo —respondió con sarcasmo.

—Me parece bien —dijo Theo, lanzándole una sonrisa a la chica.

—No lo disfrutes. Más tarde tengo que ir a la escuela —replicó Hope, notando la sonrisa.

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Se hizo de noche mientras esperaban, pero nada sucedía hasta el momento.

—Al menos hubiéramos traído comida —se quejó Hope—. Siempre llevo algo en mi mochila, pero hoy no. Se me acabó todo.

—Ojalá no te pongas malhumorada —ironizó Theo.

Stiles bufó, sacando algo de dinero de su bolsillo y extendiéndoselo.

—Anda, cómprate algo.

—Te lo pago mañana.

—¡Pero hazlo ya!

Hope pasó por encima de Theo para salir, ya que estaba sentada en medio de ambos. Fue a la tienda más cercana y se compró unas galletas de chocolate. Le encantaba el chocolate.

Al salir, recibió una llamada. Sacó su teléfono y contestó al ver quién era.

—¿Qué pasó?

—Las luces empezaron a parpadear. Creo que están aquí —dijo Scott—. Estamos todos en los vestidores con Hayden. ¿Puedes venir?

—Sí, solo déjame avisarle a Stiles y voy.

—Bien.

Al colgar, Hope abrió mensajes, recordando que Stiles tenía su teléfono en la veterinaria. Dudó, pero terminó escribiéndole a Theo.

El cbico sacó el teléfono al escucharlo vibrar.

—Es Hope —dijo, un poco sorprendido.

—¿Qué dice? —preguntó Stiles.

—Dice: "No te sorprendas, idiota. No te hablo a ti. Solo dile a mi hermano que iré a la escuela".

—Espero que vaya con cuidado.

—¿Aún te preguntas por qué no le dije nada a Scott?

—Tal vez.

—Crees que tengo algún motivo adicional.

—Es más que probable.

—¿Me creerías si te dijera que lo único que quiero es que confíen en mí? —preguntó Theo.

—No —respondió Stiles, tajante.

—¿Estás aquí porque nunca vas a confiar en mí?

—Sí. Me alegra haber aclarado eso.

—¿Sabes a quién me recuerdas?

—Theo, no me importa.

—A mi hermana —dijo Theo, ignorando el comentario—. Ella también era más inteligente que todos. Y una molestia como tú. Siempre me cuidó... igual que tú cuidas a Hope, y ella a ti. Yo fui quien encontró su cuerpo. Se cayó en un arroyo y se rompió la pierna. Dijeron que habría estado bien si no hubiera hecho frío. Si no fuera por la hipotermia. Cuando la encontré, lo único que pensé fue... que debí haberla cuidado.

—¿Por qué me cuentas esto? —preguntó Stiles, desconcertado.

—Porque aunque no confíes en mí, aunque no te caiga bien... voy a cuidarte. Y también a Hope.

—Oye, ¿qué te traes con mi hermana? —preguntó Stiles, mirándolo fijamente—. ¿Por qué siempre intentas coquetearle o insinuarte?

—Aunque no me creas, sigo sintiendo algo por ella —confesó Theo—. Y lamento si hice algo mal en estos días, pero... no lamento sentir lo que siento por ella. En verdad la quiero.

Stiles se quedó callado y decidió no responder.

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Scott estaba sentado en una banca, mirando de reojo a Liam y a Hayden, cuando escuchó unos pasos.

—Ya llegué —Hope era la que había entrado, caminando hasta la banca donde estaba él—. ¿Pasó algo por ahora o...?

—No, no ha pasado nada por ahora. Está... bien —Scott murmuró, pero en su mente seguía resonando el sonido de una espada arrastrándose por el suelo.

—¿Qué pasa?

—Estoy bien. Solo... quédate aquí.

Hope frunció el ceño al verlo caminar, con la mirada fija en el suelo.

—¿Scott? —la voz de Lydia a su lado la hizo sobresaltarse. No la había visto—. Pensé que, como no podemos usar los teléfonos, no sabemos nada de Stiles ni de Theo.

—No pensé en eso.

—Yo tampoco —dijo ella—. Entonces, como Hope estaba con ellos antes de venir... —la miró.

—Estábamos vigilando para evitar que robaran el cuerpo de Josh, para descubrir quién lo hacía —explicó Hope.

—Bien —asintió su amiga—. Estamos esperando algunos tipos de máscaras y tubos. Pero, ¿a quién o qué esperan ellos?

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Hayden había comenzado a quedarse dormida, con su cabeza apoyada en el hombro de Liam.

El chico se levantó con cuidado, para no despertarla, y se acercó a abrir el bolso que el alfa había llevado. Dentro, había cadenas.

—¿Qué vas a hacer con esto? —preguntó Liam, mirando hacia su alfa.

Scott balbuceó.

—Lo traje por si acaso.

—¿Acaso qué?

—Por si podemos atrapar a uno de ellos —dijo Hope, sin apartar la vista de su teléfono.

—Si la escuela no es una fortaleza, bien podría ser una trampa —comentó Scott, comenzando a sentirse nervioso ante la mirada molesta de su beta.

—Vienen por ella —dijo Liam, refiriéndose a Hayden—. ¿Ella es la carnada?

Ninguno respondió al ver que la chica los estaba mirando, escuchando todo.

—Liam, la trajimos aquí para protegerla —intentó calmarlo Lydia, al notar su enojo.

—Y ahora es la carnada.

—¿Lo soy? —preguntó Hayden, cruzada de brazos, visiblemente asustada y con desconfianza hacia ellos.

—Nadie es carnada. Pero no podemos protegerte cada noche —se apresuró a decir Scott.

—¿Por qué no hablamos con el papá de Hope y Stiles? —preguntó el rubio—. ¿Por qué no hacemos algo más que escondernos en la escuela?

—Aún no sabemos nada de ellos ni de lo que quieren —respondió la pelirroja—. Ellos van ganando y no sabemos cuál es el juego.

—¿Y si ellos entran aquí y esas cosas no funcionan? ¿Y si a Scott le da un ataque de asma? ¿O a ti uno de pánico o de ansiedad? ¿Qué vamos a hacer?

—No sé.

—Este plan apesta —dijo Liam, frustrado.

—¿Tienes uno mejor? —respondió Hope, mirándolo.

—¡Están muriendo chicos y ella es la siguiente! —exclamó Scott—. Alguien tiene que hacer algo. ¡Hay que salvar a todos! ¡Alguien debe ser la carnada!

Lydia apartó la mirada. Hope lo miró negando con la cabeza, mientras Liam se mantenía serio. Hayden estaba asustada.

¿Cómo no estarlo? Podría morir en cualquier momento.

—Scott —el rubio se acercó, mirando al chico fijamente—. Promete que harás todo lo posible para salvarla. Scott, promételo.

—Haré todo lo que pueda —suspiró el pelinegro—. Lo prometo.

—Haremos lo que sea —dijo la mujer lobo.

—¿Chicos? —llamó la atención Hayden, su voz angustiada—. Creo que necesito un poco de ayuda ahora. Olvidé mis píldoras. Tengo un frasco en mi casillero. Puedo...

—Yo iré por ellas —interrumpió Scott—. ¿Cuál es tu combinación?

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El alfa fue a buscar las pastillas, mientras la banshee se quedaba vigilando la puerta.

Pero ninguno de los dos volvió a entrar. Y poco después, escucharon ruidos.

—Chicos, ¿oyeron eso? —preguntó Hope, adelantándose un poco.

—Están aquí, ¿verdad? Están en la escuela —dijo con angustia Hayden.

La mayor los miró rápidamente y luego caminó con cuidado hacia la puerta.

—¿Scott? ¿Lydia? —los llamó.

De repente, la puerta se abrió, dejando ver a los Doctores del Miedo. Liam puso a Hayden detrás suyo.

—¿Hope? ¿Qué haces? —preguntó el chico, al darse cuenta de que ella se quedó frente a los Doctores.

Hope los miró, decidida.

—Ser la carnada.

Tras decir eso, corrió hacia los Doctores. Soltó un pequeño rugido mientras comenzaba a atacarlos. Con algo de suerte, logró derribar a dos de ellos al suelo.

Sin embargo, al volverse hacia el último, este se acercó rápidamente y la agarró por el cuello.

—¡Hope! —exclamó la otra chica, con una mezcla de preocupación y temor.

—Estamos en una frecuencia que no pueden ni imaginar.

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Scott entró corriendo a los vestidores junto a Mason.

—Se fueron —escuchó decir a Lydia.

—Hope, Hayden y Liam se fueron —comentó Malia.

El recién llegado soltó un suspiro.

—Stiles va a matarme —murmuró.

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Tanto Hope como Liam estaban tirados en el suelo, con algo inyectado en sus brazos.

A unos metros de ellos, Hayden estaba sobre una camilla.

—Hayden —susurró Liam, sin fuerzas.

La mayor se sentó como pudo en el suelo, al ver que los Doctores se acercaban con algo en las manos.

—No, no, no. No la... —intentó hablar Hope, callándose por el dolor en su abdomen—. No la...

—¡No la lastimen! —gritó Liam—. ¡Hayden! ¡Hayden!