
𝟎𝟎𝟔: 𝚁𝚎𝚎𝚗𝚌𝚞𝚎𝚗𝚝𝚛𝚘 ✓✓
Edgar caminaba por unos callejones. Ya estaba oscureciendo; el cielo se pintaba de colores rojizos y naranjas. El callejón estaba sucio y descuidado; las ratas lo habían tomado como su dominio, gruñéndole a Edgar cuando pasaba muy cerca de alguna. Él se dirigía al encuentro de su padre. Luego de hablar seriamente con Fang, había decidido deshacerse de su orgullo e ir a verlo.
No tenía ningún interés en ver a su progenitor. Después de haberse separado, juró nunca más verlo por voluntad propia. Pero aquí estaba, a punto de entrar en la guarida y ver a su viejo.
Golpeó tres veces el piso, lo que hizo que una plataforma descendiera bajo sus pies, llevándolo al escondite. Descendió unos cuantos pisos de altura hasta que llegó a un laboratorio de tecnología de punta, iluminado y con un blanco inmaculado.
-Pero miren quién decidió aparecer- dijo una voz conocida detrás del asabache.
-Padre- saludó sin ganas.
-Pero mírate, ya todo un hombre. Se ve que aún no dejaste esa etapa rebelde- se acercó para abrazar a su hijo, pero fue rechazado. Suspirando al ver que ya no tenían la misma conexión entre ellos, dijo -Dime, ¿qué precisas?-
-Me gusta que vayas al grano. No vine aquí a hablar sobre ti ni de mí. Un conocido hace tres semanas se vio involucrado en tu pelea contra Fang y Surge. Saliste en una nube de humo. ¿Esta misma tenía algún componente dañino-
Byron lo miró confundido -¿Quién es ese alguien que te hizo venir hasta aquí y enfrentarme después de tantos años?-
-Mi vida privada ya no es de tu incumbencia y, si tanto te intriga, lo único que debes saber es que es alguien que estaba al borde de la muerte-contestó, serio y directo, sin una pizca de recelo.
Encogió sus hombros -No tiene nada, es una mezcla de componentes básicos que no dañarían ni a una mosca- dijo, algo enojado por la respuesta cortante de su hijo. -Si era esa tu duda, ya puedes retirarte - padre e hijo igual de orgullosos. Byron se dio la vuelta y dedicó su concentración a su último experimento.
El asabache tarareaba enojado; no era deseado en ese momento -Una última pregunta y te dejaré en paz de por vida - Byron dio un respingo, por suerte no fue notado por su hijo. -¿Qué tan fuertes son tus pociones? ¿Cuánto de ese líquido tienes que tocar para que tenga efecto? - Continuó con su pregunta.
-Veo que tienes muchas preguntas sobre mi trabajo, como cuando eras pequeño y me seguías a todas partes preguntándome por cada cosa que hacía- Byron rió sarcástico. Esto le valió una mirada de enojo por parte de su hijo.
-No vine aquí a escuchar a un viejo melancólico que extraña lo que él mismo destruyó - soltó cada palabra como si fuera veneno. -Así que responde mi pregunta -
-¡No, Edgar, no! Las pócimas no están hechas para dañar a humanos, sino para destruir, corroer y oxidar al idiota de Surge - gritó Byron, cada palabra de su hijo se clavaba en su el pecho.
-Tú ya no eres quien para gritarme, desde que me echaste la culpa de la muerte de Colette. He dejado de ser tu hijo, tú mismo lo dijiste ese día- Edgar hablaba sin elevar la voz, en un tono monótono pero lleno de ira reprimida durante años.
El día en que Colette murió, fue caótico para su familia. Ambos, padre e hijo, estaban rotos por dentro. Colette siempre había sido la que unía a su familia, la que controlaba las afiladas lenguas de su padre y hermano. Ahora que ya no estaba, ambos hombres estallaron; cada palabra que se dedicaron ese día era peor que la anterior.
Byron, sin darse aún la vuelta, se agarraba fuertemente del borde de la mesa, sus nudillos blancos por la fuerza ejercida, sin ninguna palabra que refutara su comportamiento en aquel tiempo.
-Como siempre, eres tan cobarde que no puedes enfrentarte a la realidad- Edgar sabía muy bien el peso de sus palabras.
Byron no contestó. Él era cobarde, no podía sobrellevar la pérdida de su hija y, siendo el cobarde que era, no queriendo afrontar la pérdida, culpó a su hijo e hizo que este cargara con el peso de la culpa.
-Veo que no has cambiado en nada, eh perdido mi tiempo viniendo aquí - Dio media vuelta y se dirigió a la plataforma. Pero antes de que llegara a ella, un grito lo detuvo.
-¡Alto, no te vayas! - Dijo alarmado su padre, su voz se tornó quebradiza. Sin despegar las manos de la mesa, le dijo -- Edgar, por favor, no te vayas. Ya he perdido un hijo y no quiero perderte a otro - gruesas lágrimas caían por su rostro. - Sé que pidiéndote perdón no solucionará todo el mal que te causé, pero es lo único que puedo hacer. Así que, con mis más sinceros sentimientos, te pido perdón -
Edgar caminó hacia su padre y se paró a su lado. Él lo miró con los ojos rojos y marcados por las lágrimas. Edgar le regaló una sonrisa pequeña pero cargada de sentimiento. -Tú nunca me has perdido-
Byron quedó shockeado, con la boca abierta y sin poder decir palabra alguna. Edgar se retiró del escondite, dejando a ambos con un peso menos que cargar en sus corazones.
-♡-
Después de unas largas horas de aburrimiento para Fang, llegó Edgar a su guarida. Fang se sentó rápido en su camilla, emocionado e intrigado por saber si había obtenido respuestas. El asabache lo miró con cara de no haber logrado nada. Esto hizo entristecer al héroe.
-¿No obtuviste nada? - preguntó algo esperanzado el asiático
-Mmm, en realidad no obtuve nada para ti - esto hizo resoplar al héroe. - Aunque hay algo que estuvo rondando en mi cabeza, una idea, pero para eso debes decirme ¿cómo obtuviste tus poderes?
Fang, confundido por la pregunta, contestó - Es una historia bastante larga, no creo que sea el problema - toqueteó sus dedos; era obvio que estaba evadiendo la pregunta. Edgar suspiró - esto es parte importante para la investigación, si deseas quedarte así, por mí no hay problema -.
El héroe se empezó a mover nervioso, comenzó a tocarse las manos y a tensar sus dedos; un tic nervioso. Edgar lo miró, esperaba respuestas y no las obtenía.
-Bueno... Mis padres eran unos científicos bastante reconocidos, ellos trabajaban junto a una mujer llamada Rosa. Ellos eran muy cercanos, tanto que Rosa era como una tía para mí. Pero un día, por algún tipo de investigación fuera de lo moral, mis padres dejaron de ayudar a Rosa y no le dieron más ingresos a su investigación. -suspiró nervioso, odiaba esa historia- Ella, enojada, quiso vengarse. Y yo era el punto débil de mis padres, ellos no me habían advertido sobre que Rosa ya no era de confiar, así que un día ella fue a recogerme de la escuela, era algo normal, fui con ella pero no me llevó a mi casa ni al laboratorio de mis padres, nunca supe dónde era que estaba. Ella experimentó conmigo, fui el primer conejillo de indias. Aún recuerdo vívidamente el miedo y dolor que sufrí - se estremeció y se envolvió en sus brazos- luego de un tiempo Rosa me liberó en un parque, unos ancianos me encontraron desmayado y muy pálido, volví a mi hogar pero ya no era el mismo- terminó el relato con un leve temblor en sus manos. - ¿Muy estúpido, no crees? Fui engañado y caí en su trampa, patético.
Edgar no podía creer por lo que había pasado Fang, el chico tan alegre y entusiasta tenía un pasado trágico digno de un villano, pero había decidido seguir el camino del heroísmo. Fang era más fuerte de lo que él creía.
-No creo que sea estúpido ni patético - Fang lo miró estupefacto-. Eras un niño que confió en alguien que quería y ese mismo lo traicionó de la peor manera, para mí eres muy valiente.
Fang lo miró con la boca abierta, Edgar sonrió detrás de su bufanda; era la segunda vez del día que veía esa expresión. Aunque la expresión de Fang cambió de repente, giró su cabeza hacia un lado y se sonrojó. Si fuera el Edgar de un tiempo atrás, se habría burlado de Fang y tal vez coqueteado con él; esa era su forma de ser. Pero ahora solo pensó una cosa: "lindo". Él no sabe cuándo Fang tomó ese significado para él, pero no negaría sus sentimientos; ya no era un niño como para negar que le atraía alguien. Así que abrazando ese nuevo y pequeño sentimiento, tomó la mano de Fang que temblaba. El héroe miró rápidamente hacia donde el contacto había comenzado, se sonrojó aún más; era como estar junto a una colegiala tímida. Edgar no udo evitar reír.
-¿De qué te ríes? - hizo puchero Fang, pero la risa continuó por parte de Edgar. Al fin y al cabo, ambos estaban rotos por dentro.
Holaaa.
Este es el primer capítulo que corregí y edite. Tuvo cambios muy drásticos de lo que era así que espero lo haya disfrutado.
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