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[ten] thanksgiving.

chapter ten.
" thanksgiving "

El grito de Katherine para que nos fuéramos me sacó abruptamente del sueño en el que me había sumido sobre la mesa del comedor. — ¿Estás bien? — preguntó Nathan con preocupación mientras me ayudaba a levantarme, notando que apenas había tocado mi comida

— Sí, claro. — respondí con una sonrisa, tratando de sonar lo menos falsa posible

En realidad, no había dormido en toda la noche. Caminamos en silencio hacia el coche, el cansancio pesaba en mis párpados y mi mente no era capaz de funcionar.

Me senté donde siempre y cerré los ojos por un momento, dejando que el murmullo del motor y el suave balanceo del vehículo me envolvieran

— Oye, ¿estás segura de que estás b... — comenzó Isaac, su voz cargada de preocupación.

Lo corté antes de que pudiera terminar. — Sí. Perfectamente. — respondí con un tono firme, aunque sabía que no lo estaba convenciendo del todo

Isaac se quedó en silencio por un momento, pero su preocupación era palpable. No obstante, no insistió más.

Llegamos al instituto y me apresuré hacia mi clase, sintiendo los pasos de los hermanos García detrás de mí.

Entré en el aula y tomé asiento, tratando de no pensar en la noche anterior y en los confusos sentimientos que empezaban a surgir. No podía gustarme Isaac, no podía.

Era un pesado, un creído. Se había portado fatal con mi hermana. Pero a pesar de todo, algo en su manera de estar siempre presente, de preocuparse, me hacía cuestionar mis propias opiniones sobre él.

Me obligué a concentrarme en la clase, alejando esos pensamientos de mi mente.

Miré fijamente el libro abierto frente a mí, tratando de enfocarme en las palabras que parecían bailar en la página.

A mi lado, Isaac se acomodó en su asiento, su presencia siendo una constante distracción. — ¿Hoy quieres quedar en la cafetería? Para ayudarte con el español, claro. — preguntó con una sonrisa que intentaba ser casual, pero noté una chispa de interés en sus ojos

Me debatí por un momento, recordando mis intentos de mantenerlo a distancia.

Sin embargo, sabía que necesitaba ayuda con español, y su compañía, aunque a veces irritante, era reconfortante de alguna manera.

— Claro, eso estaría bien. — respondí, intentando mantener un tono indiferente

Isaac asintió, satisfecho, y volvimos a concentrarnos en la clase. O al menos, lo intentamos, la idea de pasar tiempo juntos después de la escuela se quedó en mi mente.



(...)


( narra isaac. )

— Vale, tenemos que ir rápido. Katherine nos quiere temprano para Acción de Gracias.

— Claro.

— ¿Has hecho lo que la profesora dijo que tenías que hacer para hoy? — pregunté sentándome delante de ella en la mesa más apartada de la cafetería

Riley asintió y sacó su cuaderno, mostrándome las páginas llenas de notas y ejercicios. — Está todo hecho. — dijo, empujando el cuaderno hacia mí

Tomé el cuaderno y lo examiné con atención. — Voy a mirármelo para corregirlo. — dije, intentando mantenerme profesional, aunque mi mente seguía divagando en lo guapa que estaba hoy

Riley me observaba con su típica expresión reservada, sus ojos atentos a cada movimiento mío. Traté de mantener mi concentración en las páginas, aunque era difícil ignorar lo bien que se veía hoy.

— Está bastante bien, Riley. — le dije, señalando algunos pequeños errores — Solo unas cosillas que podrías mejorar.

Ella asintió, sin mostrar demasiada emoción. — Gracias. — respondió de manera casi automática

Le devolví el cuaderno y, por un momento, nuestras manos se rozaron. Un pequeño escalofrío recorrió mi espalda, pero rápidamente aparté la mano, intentando concentrarme en lo que estábamos haciendo.

— ¿Qué tal te va con los verbos irregulares? — le pregunté, tratando de mantener la conversación en lo académico

— Mejorando. — dijo ella, sin mucha variación en su tono de voz — Gracias por ayudarme.

— De nada. — respondí, intentando no parecer demasiado entusiasta — Para eso estoy.

Seguimos trabajando juntos, y aunque intentaba concentrarme en la tarea, no podía evitar pensar en cómo algo tan simple como una sesión de estudio podía sentirse tan importante cuando era con ella.

Riley era difícil de leer, pero había algo en su presencia que me mantenía enganchado, queriendo descubrir más sobre ella, incluso si no lo mostraba abiertamente.

— Oye... — se colocó un mechón de pelo rebelde detrás de la oreja — ¿al final te apuntarás a boxeo?

La pregunta me tomó por sorpresa. — Sí, creo que sí. — respondí, intentando sonar casual

Noté un leve rubor en sus mejillas, una señal de que quizás había algo más detrás de mi respuesta . Pero antes de que pudiera decir algo más, Riley cambió de tema rápidamente.

— Bueno, sigamos con esto. — dijo, señalando la siguiente sección de su cuaderno


(...)


( narra riley. )

— ¡Tío Richard! — chillé al entrar por la puerta y verlo hablando con Katherine en la cocina. — ¿Qué haces aquí?

Salté encima de él y enrollé mis piernas en su cintura. — Oh, oh. ¿Cómo es que estás tan cariñosa? — dijo él con una sonrisa, manteniendo el equilibrio mientras me sostenía

— Te extrañaba. — respondí, apoyando mi cabeza en su hombro

— Yo también te extrañé. — dijo Richard, dándome un beso en la frente antes de bajarme con cuidado

Katherine sonreía, observando la escena con una expresión cálida. — Richard vino a nuestra cena de Acción de Gracias. Pensé que te gustaría la sorpresa.

— ¡Me encanta! — dije, mirando a mi tío — Bueno, ¿cómo ha sido el viaje? — pregunté, queriendo saber todo lo que había pasado desde la última vez que nos vimos

Richard comenzó a contarme historias divertidas de su viaje, y por un momento, me permití olvidar todo lo demás. — Oye, he visto que tus notas han subido. Eso está muy bien. ¡Y has aprobado tu último examen de español! — dijo Richard con una sonrisa orgullosa

Me encogí de hombros, tratando de no mostrar demasiado orgullo. — Sí, bueno, he tenido ayuda. Isaac ha estado ayudándome.

Richard levantó una ceja con interés. — ¿Isaac, eh? ¿Ese es el chico que ha entrado contigo por la puerta?

Asentí, sintiendo mis mejillas sonrojarse un poco. — Sí, él. Es bueno en español y ha sido muy paciente conmigo.

— Anda, qué bien. ¿Algo más que deba saber sobre este Isaac?

— ¡Tío Richard! — exclamé, riendo — Solo somos amigos.

Él se echó a reír y me dio un golpecito en la espalda. — Está bien, está bien.

— ¿Y... qué haces aquí?

— Cuando llegue Jackie lo hablamos, ¿vale?


(...)


Me senté al lado de Isaac en la mesa, distraída por la charla que había tenido con mi tío. ¿Quería irme? No, claro que no. Eso lo tenía muy claro. Pero, por otra parte, si Jackie se quería ir, no iba a dejarla sola.

— ¡Escuchen todos! ¡Tomen asiento! Se me ocurrió que antes de comer, ¿por qué no nos turnamos en la mesa y... compartimos algo que agradezcamos? — dijo George y me encogí en la silla

— Cole, empiezas tú.

— Uh, supongo que estoy agradecido porque no hayan aniquilado a los Broncos este año.

Danny fue el siguiente. — Yo estoy agradecido por el fin de semana largo en el que veré un montón de pelis.

— Yo... estoy agradecido por no haber tenido que cocinar hoy y vosotros también deberíais estarlo. — dijo Alex, y todos nos reímos

Nathan continuó. — Estoy agradecido por haber aprendido algo más sobre el Día Nacional de Luto. — miré extrañada a Isaac, quien se encogió de hombros en respuesta

Llegó el turno de Lee. — No me apetece.

Miré preocupada al chico, notando que ya llevaba un rato de brazos cruzados y con la mirada perdida.

— Estoy agradecido... — siguió Isaac — porque las chicas me amen por mi encanto y mi atractivo.

Las risas estallaron alrededor de la mesa, rompiendo la tensión. Aunque sabía que Isaac lo había dicho para levantar el ánimo, no pude evitar sonreír. — Creído. — canté, dándole un leve codazo

— Y ambos estamos agradecidos por formar parte de esta familia. ¿Verdad, Lee?

— Nos encanta teneros.

La atmósfera se volvió más ligera y animada. — Y ahora tú, Riley. — dijo George, dirigiendo su atención hacia mí

Respiré hondo, sintiendo todas las miradas sobre mí. — Bueno, yo estoy agradecida porque nos hayas acogido a mi hermana y a mí, y por no rechazarnos, a pesar de que a veces pueda tener una actitud un poco fuerte. Sé que a veces puedo ser un poco difícil.

Noté una mano debajo de la mesa buscando la mía. Un leve escalofrío me recorrió, pero mantuve la compostura y sonreí ligeramente. Delicadamente, cogí la mano de Isaac y entrelacé nuestros dedos.

— Oye, — me susurró Isaac en la oreja — ¿qué haces luego?

— Nada. ¿Tengo cara de tener una agenda ocupada?

— No lo sé, tal vez tengas una vida secreta como espía internacional que no me has contado. — Isaac sonrió con picardía

— Si te lo contara, tendría que matarte. — respondí con un guiño

Isaac pasó su brazo por mi espalda, dejándolo reposar sobre la silla. — Espérame en el rellano a las ocho.

— Ahí estaré.


(...)


Sonreía mientras mi tío conversaba con los chicos sobre Manhattanhenge. — Solo pasa dos veces al año, cuando el sol se alinea con la silueta de la calle Manhattan. El resplandor de la luz atraviesa esos dos rascacielos y los rayos se expanden en todas las direcciones. Su madre vivía para esos dos días al año. — y ahí mi sonrisa se desvaneció

Asentí con tristeza, sintiendo cómo el recuerdo de mamá inundaba mis pensamientos. — Ya lo creo.

— Las ciudades están sobrevaloradas. Jackie y Riley se están dando cuenta. — dijo Cole

— Quizá podríamos verlo juntos el año que viene. — nos propuso Richard — Bueno, si decidís venir de visita.

— Lástima que no se muden. — comentó Lee, y todos le miraron mal, mientras yo bajaba la cabeza, recordando la charla que habíamos tenido con nuestro tío

Cole replicó rápidamente. — Basta, Lee, no seas idiota.

— Lee, no es con ellas con quien estás enfadado, ¿vale? No se iran de aquí así que...

Jackie lo cortó. — En realidad... podríamos hacerlo. — intervino Jackie de repente, haciendo que todos posaran sus miradas en ella, y luego todas se dirigieran hacia mí.

— ¿En serio? — preguntó Richard con sorpresa

¿Te vas a mudar? — me preguntó Isaac en español, con una expresión seria en su rostro

No... no lo sé. — le respondí en su idioma, sintiendo cómo la incertidumbre me invadía — Yo... — titubeé, sintiendo cómo su mano dejaba la mía. Pasé nerviosamente la mano por mi cabello, sintiendo la presión de su mirada sobre mí — no lo sé.

En ese momento, Katherine interrumpió, sin comprender lo que estaba sucediendo.

— ¿Qué pasa? — preguntó, buscando aclaraciones en la mesa.

— Estoy pensando en pedir la custodia — respondió Richard



• ¡Hola! ¡Capitulo diez! Espero que os guste un montón <33 Hoy es mi primer lunes de verano y tengo tantas ideas y tantas ganas de continuar con todas mis historias.

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